Egipto: la segunda revolución
Grupo de Acción Revolucionaria
Egipto: la segunda revolución
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La Plaza Tahrir, emblema de la revolución egipcia, volvió a verse desbordada por decenas de miles de personas la semana pasada. Fue luego de conocerse la iniciativa del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas para preservar el control del establishment militar sobre el futuro gobierno y la nueva Constitución, además del mantenimiento íntegro del presupuesto militar -de carácter secreto y que algunos analistas estiman que puede alcanzar hasta el 30 por ciento de la economía del país. La represión ordenada por los militares desató una batalla campal que se prolongó durante varios días, con un saldo de al menos cuarenta muertos y cientos de heridos. La respuesta de las masas al decreto militar produjo una severa crisis política al interior de la cúpula castrense, así como la renuncia del gobierno. Los militares han decidido mantener la fecha de las elecciones legislativas para el 28 de noviembre, mientras dilatan de forma indefinida la de las presidenciales. El mito de una Junta Militar "democrática" se desvanece de la misma forma que el que refiere al supuesto "pacifismo" de la revolución egipcia -cuyas huelgas, ocupaciones universitarias y luchas callejeras se han multiplicado con posterioridad a la caída de Mubarak.
La Hermandad Musulmana
La novedad de la movilización fue la participación cuasi-protagónica de la Hermandad Musulmana (HM), que desde el inicio del levantamiento popular, mantuvo una actitud estrictamente celosa hacia el movimiento revolucionario. La HM representa la principal organización política del país: reuniría a 300 mil miembros y dirige una gran cantidad de organizaciones sociales, sindicales, etc. Esta fuerza ya atravesó una experiencia de control del parlamento bajo Mubarak. Al mismo tiempo, la HM funciona como un bloqueo para el ascenso de las masas egipcias que se encuentran en el tránsito hacia una segunda revolución.
Los militares y el imperialismo
La Junta Militar atraviesa un acelerado agotamiento político. El imperialismo, por su parte, se encuentra en la situación de tener que conciliar con la presión de las masas, por un lado, y la del establishment militar, por el otro. En el primer caso, se ve obligado a presentar a las masas una salida "democrática", la cual lo enfrenta a la cúpula castrense.
Una nueva generación
Los militares no han podido derrotar al movimiento popular; este hecho, por sí solo, es una manifestación irrefutable de la profunda tendencia a la insurrección que recorre a las masas egipcias. En las elecciones del sindicato nacional de médicos, dirigido desde hace treinta años por la HM, la lista Independiente obtuvo un triunfo aplastante en 14 de los 27 departamentos, entre ellos Alejandría -la segunda ciudad del país-, con 14 de los 16 cargos en la Comisión Directiva. En El Cairo, la lista opositora obtuvo el 70 por ciento de los votos. La HM le restó importancia a esta impresionante paliza -que la obligó, sin embargo, a reconocer que se impuso "sangre nueva". Es la misma "sangre nueva" de jóvenes y obreros que viene protagonizando un proceso de expulsión de la burocracia mubarakista de los sindicatos, así como de las autoridades universitarias del régimen en distintas casas de estudio.
D. M