Era inminente la reelección de José Narro
Grupo de Acción Revolucionaria
Reelección inminente de José Narro
LA AUSENCIA DE DEMOCRACIA Y REPRESENTATIVIDAD BRILLA EN LA UNIVERSIDAD NACIONAL
Cuando la Junta de Gobierno anunció el inicio del proceso para la sucesión de rector en la UNAM, el resultado ya estaba en la mesa desde hace varios meses, a principios de año en realidad. Desde la reelección del actual director de la Facultad de Ingeniería, Gonzalo Guerrero, en el primer bimestre de 2011, seguida del apoyo expresado de los que hubieran sido los principales contrincantes a la rectoría, se sabía que José Narro tomaría un segundo periodo.
Hacia fuera de la UNAM, Narro ha pretendido y hasta cierto punto logrado que la opinión pública lo tome como el defensor de la educación en nuestro país; ha procurado estar presente en todas y cada una de las decisiones importantes del país, sobre todo en lo que respecta a la violencia producto de la supuesta guerra de Felipe Calderón contra el narcotráfico. Ya se hablaba incluso de que el actual rector sería candidato de algún partido burgués o incluso un “candidato ciudadano”; otros más hablaban de sus aspiraciones a otros cargos públicos. Pero no, Narro se queda en la UNAM durante un periodo que se caracterizará por la complejidad de los procesos electorales y la inestabilidad política, periodo en el cual la UNAM requerirá de mucha atención y cuidado pues las condiciones imperantes en el país serán explosivas y por supuesto que no permanecerá al margen de las mismas.
Ausencia de democracia
El llamado a la auscultación de propuestas para encabezar la rectoría que hizo la Junta de Gobierno, no era más que una simulación de lo que ya estaba pactado. Por un lado, son quince personajes “distinguidos” los que tomaron la decisión de quién será el nuevo rector. Quince personas que deciden por encima de más de 300 mil universitarios haciendo a un lado a los estudiantes, profesores y trabajadores que día a día hacen de esta Universidad una de las más importantes de América Latina. En la UNAM se sufre de un sistema cuasifeudal de toma de decisiones donde la Junta de Gobierno elige al rector, el rector en turno designa una terna para que esa junta designe a dedazo a los directores de escuelas, facultades, institutos, etc., y estos a su vez conforman el Colegio de Directores que son la absoluta mayoría en el Consejo Universitario (CU), “máximo órgano de gobierno en la UNAM” pero que en toda su historia, nunca ha votado algo en contra del rector en turno, por el contrario, le son funcionales para legitimar sus imposiciones. Para cerrar el círculo, es el CU el que designa a los miembros de la Junta de Gobierno, cada año cambia uno, por lo que todos permanecen hasta 15 años en sus puestos, sin que la comunidad los conozca ni reconozca.
Por otro lado, en la universidad nacional no se ha planteado un proceso real de discusión y evaluación del periodo del actual rector. En muchas escuelas y facultades las problemáticas por la ausencia de insumos para el desarrollo de las actividades académicas, así como la falta de mejoras en la infraestructura son una constante. Después de cuatro años, la UNAM sigue padeciendo las mismas problemáticas en la disminución del presupuesto que asigna el gobierno federal y la negativa de hacer una afrenta seria al Estado; además del rechazo de miles de aspirantes a la educación media superior y superior que imparte esta institución, así como la permanencia de grupos porriles. En realidad Narro entrega a la UNAM casi exactamente con las mismas problemáticas con que la recibió de su antecesor Juan Ramón De la Fuente. Mientras el rector es el candil de la calle, la oscuridad sigue en la máxima casa de estudios, donde la desorganización interna y la descoordinación producto de la burocracia son de los principales problemas a resolver.
Finalmente la reelección era un hecho consumado. Lo demás, insistimos, sólo simulación. Pero ante este esquema ¿qué hacer? La falta de representatividad y la antidemocracia no podrán enfrentarse desorganizadamente. La comunidad académica, estudiantil y los trabajadores tenemos la importante tarea de reflexionar que todas las conquistas que se han alcanzado, como la autonomía universitaria, la relativa masificación de la Universidad, la construcción de nuevas escuelas y la gratuidad, han sido en realidad el resultado de la lucha de la comunidad universitaria y no la dádiva de un rector o sus autoridades. Las mafias de poder en la Universidad no concederán ningún cambio si no somos nosotros quienes lo exigimos, y con nuestra lucha lo arrancamos como una conquista más.
Es por eso
que convocamos a todos los estudiantes, profesores y trabajadores universitarios
a luchar contra la imposición de rector y por formas de gobierno verdaderamente
democráticas en la UNAM, a luchar para decirle nuevamente a Narro que no
permitiremos que siga avanzando en sus proyectos elitistas de educación con
modificaciones a los planes de estudio y proyectos de investigación al servicio
del gran capital, con la descentralización de las escuelas periféricas, con la
creación de grupos porriles, con el arrebato de derechos para los académicos y
trabajadores de la UNAM. No esperemos hasta llegar a la situación que viven los
estudiantes chilenos, debemos seguir peleando por la Universidad que queremos, más
libre y más abierta al pueblo, al servicio de sus problemas y necesidades, y eso
sólo será posible con una comunidad organizada y luchando, por todo ello los llamamos
a construir juntos la organización independiente de los universitarios: una
nueva y gran Asamblea Universitaria.
¡Súmate al Grupo de Acción Revolucionaria – Juventud Revolucionaria y caminemos con pasos firmes hacia esa dirección!
Grupo de Acción Revolucionaria - Juventud Revolucionaria: Comités de Base
Ricardo Flores Magón de la FCPyS, LUDECO de Ciencias y Filosofía y Letras;
GARI de la Facultad de Ingeniería; CB Trabajo Social y Odontología; FUJUREV
de la FES Zaragoza. (UNAM)