Azaña

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Dec 27, 2017, 4:53:30 PM12/27/17
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Jorge Vilches. 

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05 de septiembre de 2016. 03:20h

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  • Manuel Azaña
  • Azaña y los nacionalistas, del ensueño a la realidad

    El presidente de la República facilitó y celebró el autogobierno de Cataluña, y después se encontró la «insolidaridad y el chantajismo de la Generalitat» cuando comenzó la Guerra Civil.

    Nacionalismo

Xavier Domènech, profesor de Historia de la Universidad Autónoma de Barcelona, y diputado por Barcelona en Comú (confluencia de Podemos), manipuló en la sesión de investidura una frase de Manuel Azaña para defender el inexistente «derecho a decidir» al desencajarla de su pensamiento, no aquilatarla con otras citas, no tener en cuenta la circunstancia en la que se expresó, ni la rápida evolución de la opinión del autor a la vista de los acontecimientos.

Manuel Azaña creyó en el catalanismo como fuente de libertad entre 1930 y 1936, cuando necesitaba las grandes coaliciones para derribar al enemigo. Los años de dictadura hicieron de Azaña un republicano completo, dejó el maltrecho Partido Reformista, y fundó uno propio con sus amigos, llamado Acción Republicana. La estrategia de Azaña era reeditar la conjunción republicano-socialista de 1909 sumando a los catalanistas, agraviados porque el dictador había anulado la Mancomunidad creada en 1914. La forja de esa alianza impulsó a Azaña y otros republicanos a prometer el autogobierno catalán, en medio de ostensibles halagos sobre su civismo y cultura, como una fórmula de libertad acompasada con los tiempos. El fin de la Primera Guerra Mundial, y la influencia del presidente estadounidense Wilson, convirtió el principio de las nacionalidades nacido en la Grecia e Italia del XIX en el derecho de autodeterminación de las naciones sin Estado para desmantelar los Imperios centrales y Turquía. Esa centralidad del nacionalismo como solución política alimentó los fascismos del XX, pero aún era pronto para percibirlo.

En esa política de alianzas contra la Monarquía, Azaña contactó con los intelectuales catalanistas en marzo de 1930. Pronunció entonces un discurso en el que aseguró que concebía una Cataluña gobernada por las «instituciones que quiera darse» mediante una «manifestación libre de su propia voluntad». Es más; tanto quería demostrar su alejamiento de la Dictadura centralista que afirmó que si Cataluña quisiera algún día «remar sola en su navío, sería justo permitirlo». No creía Azaña entonces que la ruptura pudiera llegar porque existían «lazos espirituales, históricos y económicos», y que produciéndose una «unión libre entre iguales», Cataluña estaría en la República española. Esta afirmación facilitó que los catalanistas se unieran al Pacto de San Sebastián en agosto de 1930 contra la Monarquía, acordando que la futura República establecería un sistema de autonomía para Cataluña.

Sin embargo, el primer acto de los catalanistas fue traicionar dicho Pacto. Si bien Companys proclamó el 14 de abril de 1931 la república catalana en la república española, fue Macià, auténtico inspirador del independentismo y líder de ERC, quien le corrigió ese mismo día y anunció el Estat Català. El gobierno provisional, en el que estaba Azaña, acordó un modus vivendi con el nacionalismo que tampoco fue respetado: la Generalitat elaboró un Estatuto que envió a las Cortes, donde estaba depositada la soberanía nacional, sin que éstas hubieran decidido el edificio constitucional. Aun así, Azaña, siguiendo sus compromisos y considerando que la República en Cataluña era la ERC de Macià, fue el máximo defensor del proceso autonómico.

La constitución de 1931 hablaba de la posibilidad de que obtuvieran un Estatuto de Autonomía aquellas regiones que las Cortes determinaran, pero no todas. No se habló de «hechos diferenciales», ni de «nacionalidades», sino de «características comunes» entre provincias. La única nación era la española. El título que cobijaba la aspiración de dar solución al «problema catalán» –y a ninguno más– se denominaba «Organización Nacional». Azaña creyó que el Estatuto satisfaría las aspiraciones catalanistas, a pesar de todas las voces en contra y el malestar que concluyó en «la sanjurjada» de agosto de 1932. En su famoso discurso en las Cortes, el 27 de mayo de aquel año, Azaña no hizo alusión al «derecho de autodeterminación», dijo que el Estatuto daba un autogobierno a Cataluña mayor al que había tenido en su historia, poniendo así, según creyó entonces, fin al problema catalán. Cataluña, dijo, formaba «parte integrante, inseparable e ilustrísima» de España.

Decepción y mentira

El 15 de septiembre se firmó el Estatuto. Unos días después, Azaña visitó Barcelona, y dijo que no se celebraba un «hecho catalán, sino un hecho español», cuya solución autonomista sería ejemplo para el resto del mundo. Sin embargo, el golpe de Estado en 1934, en el que Companys, presidente de la Generalitat, quiso la caída del gobierno para reconducir la República, no conllevó una crítica creíble de Azaña. Todo lo contrario: en su campaña para un Frente Popular en 1935 creyó imprescindible el concurso de los catalanistas.

La guerra cambió la opinión de Azaña sobre el «problema catalán». En su novela «La velada en Benicarló» (1937) confesaba su decepción y fracaso, la mentira y la estulticia de muchos del bando republicano. Entre otras cosas denunció cómo el gobierno de Cataluña había aprovechado la crisis para traspasar sus límites competenciales y funcionar como un Estado independiente, inmerso, además, en otra guerra civil y en la expansión por Aragón y Baleares. Le habían escandalizado, escribió más tarde, «las pruebas de insolidaridad y despego, de hostilidad, de chantajismo» de la Generalitat. Así, en mayo de 1937 ordenó como Presidente de la República que se recuperaran los poderes del Estado en Cataluña; y así lo hizo Negrín, jefe del gobierno.

Eje Barcelona-Bilbao

Carlos Pi y Suñer, quien había sido ministro con Martínez Barrios y consejero con Companys, se entrevistó con Azaña en septiembre de 1937. El catalán se quejó de que el Ejecutivo rebajara la autonomía de la Generalitat cuando tenía que haber ampliado sus funciones porque su región no había sido invadida por los rebeldes. Azaña, harto de tanta mezquindad, y conocedor de las maniobras de Companys para lograr una «paz separada», reprochó al gobierno catalán la apropiación de competencias estatales, su descoordinación con el gobierno de la República. La Generalitat, dijo, había estado en «franca rebelión» contra el Estado, como en 1934. Es más; se había formado un «eje Barcelona-Bilbao» contra la República en guerra. La deslealtad y el doble juego de los políticos catalanes, la traición a la democracia y a la República, y el engaño del Estatut como satisfacción nacionalista eran tan palmarias que Azaña espetó que si al pueblo español se le colocaba otra vez en la situación de «optar entre una federación de repúblicas y un régimen centralista, la inmensa mayoría optaría por lo segundo». El arrepentimiento de Azaña por haber sido el adalid del autonomismo catalán lo plasmó en su «Cuaderno de la Pobleta» y en dos artículos escritos en el exilio. Allí anotó que la cuestión catalana había sido un «manantial de perturbaciones», una «manifestación aguda, muy dolorosa, de una enfermedad crónica del pueblo español»: la búsqueda infructuosa de unas instituciones respetadas.

No cabe la menor duda de que Azaña se arrepintió de haber halagado al nacionalismo catalán para incorporarlo a su política de frentes, a su idea de República, creyéndolo democrático y leal. Los mismos en los que se había apoyado para defender el republicanismo desde 1930, tanto socialistas como catalanistas, dieron la espalda al régimen y a sus aliados cuando los golpistas se levantaron en julio del 36, para buscar la imposición de su propio sistema a costa de la sangre y la libertad de todos.

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Dec 27, 2017, 5:13:56 PM12/27/17
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Hubo un tiempo en el que el racismo trataba de revestirse a toda costa de un barniz de discurso científico. A finales del siglo XIX, en una época en la que el colonialismo europeo había llegado a su cénit y dominaba a sangre y fuego la práctica totalidad de los continentes del globo, este imperialismo trató en no pocas de ocasiones de justificarse acudiendo a supuestas superioridades raciales que beneficiaban siempre al hombre blanco. Eran tiempos en los que no se soñaban aún con conocer la secuencia del ADN y en el que se definían a etnias por el perímetro del cráneo, algo de lo que se podía deducir además, el intelecto o las conductas criminales. Hubo un autor destacado de estas tesis, el médico Bartolomé Robert, que llegó a ser alcalde de Barcelona, y que en una conferencia ofrecida en la ciudad en 1898, quiso definir las características físicas de una «raza catalana» avanzada y emparentada con las grandes culturas europeas de la era clásica frente a otras más primitivas, de cráneos redondeados, descendientes quizá de antiguos pobladores africanos en la península y de los que eran representantes los asturianos. Contra estas ideas y su influencia en la política combatió el premio Nobel español, padre de las investigaciones del sistema nervioso y científico como es debido, Santiago Ramón y Cajal.

De las anotaciones del Nobel en sus diarios contra las tesis racistas de Robert se hizo eco Materia en un artículo que recoge su preocupación acerca del vínculo que, a su juicio, había tenido el predicamento de estas ideas en el desarrollo del separatismo catalán y vasco. Lo hizo en tono burlón al considerar el tamaño de la calavera del propio Robert, al que sin embargo le unían lazos de amistad porque habían sido compañeros en la facultad de Medicina de Barcelona durante cinco años. Y con todo, Ramón y Cajal se sorprendía de que hubiera terminado  «dirigiendo el nacionalismo catalán y proclamando urbi et orbi, un poco a la ligera (no era antropólogo [...]), la tesis de la superioridad del cráneo catalán sobre el castellano».
Bartolomé Robert inició su mandato como alcalde de Barcelona con una conferencia, el 14 de marzo de 1898 en el Ateneo de la ciudad, que recogió al día siguiente La Vanguardia, en la que describía la superioridad de la «raza catalana» a los que hacía descendientes de los etruscos (y ahí se veían también sus lagunas de historiador porque fue este un pueblo que aunque tuvo colonias en Córcega y Cerdeña, su territorio se ceñía a la península itálica), con unas características craneales de tipo dolicéfalo (largo y delgado), y que imperaba en Levante, frente «al notablemente degenerado, siendo probable que los tales primitivos habitantes procediesen del Norte de África antes de convertirse en estrecho el antiguo istmo de Gibraltar» de tipo braquicéfalo (corto y ancho) que, según afirmaba, era más frecuente en el noroeste, en concreto entre los asturianos
«Refiriéndose al estado actual etnológico de España que presentó gráfica y claramente por medio de un mapa coloreado, indicó como la región más dólicocéfála de España las provincias del reino de Valencia, y como braquicéfalas a las de Asturias y parte de Galicia», recoge la crónica de La Vanguardia en 1898. Este tipo de cráneos eran los «notablemente degenerados», para Robert, correspondientes con los tipos más «primitivos» en su fantástica visión sobre la evolución desde «la remota época cuaternaria parece deducirse que fué ya entonces poblada nuestra península por seres humanos del típo braquicéfalo», los predominantes en Asturias, y en su charla detallaba cómo había recoirrido la «s

«Refiriéndose al estado actual etnológico de España que presentó gráfica y claramente por medio de un mapa coloreado, indicó como la región más dólicocéfála de España las provincias del reino de Valencia, y como braquicéfalas a las de Asturias y parte de Galicia», recoge la crónica de La Vanguardia en 1898. Este tipo de cráneos eran los «notablemente degenerados», para Robert, correspondientes con los tipos más «primitivos» en su fantástica visión sobre la evolución desde «la remota época cuaternaria parece deducirse que fué ya entonces poblada nuestra península por seres humanos del típo braquicéfalo», los predominantes en Asturias, y en su charla detallaba cómo había recoirrido la «sólida prueba del índice cefálico de las distintas razas, siguiéndolas en su camino al través de España, modificada su marcha ya por las condiciones climatológicas del país, ya por la resistencia que ofrecían unas a otras razas».

Las teorías sobre los distintos tipos de cráneos, --dolicocéfalos, braquicéfalos y mesocéfalos-- fueron utilizadas en el siglo XIX para el desarrollo de las idea de que existía una raza aria superior y también para justificar la eugenesia, el exterminio de los individuos que, según estas tesis, nacían con taras. Georges Vacher de Lapouge, uno de los pioneros de estas clasificaciones dividía a la humanidad en razas «jerarquizadas» con la aria por encima de todas frente a la «braquicéfala, mediocre e inerte», mejor representada por los «judíos», igual a la que Robert identificaba con los asturianos.  Vacher de Lapouge fue inspirador de muchas teorías nazis en los años 30 del siglo XX

Fue en 1934. Don Santiago Ramón y Cajal escribía el siguiente tumbativo artículo sobre los nacionalismos. Hay que leerlo, y le traerá recuerdos recientes. "Deprime y entristece el ánimo, el considerar la ingratitud de los vascos, cuya gran mayoría desea separarse de la Patria común. Hasta en la noble Navarra existe un partido separatista o nacionalista, robusto y bien organizado, junto con el Tradicionalista que enarbola todavía la vieja bandera de Dios, Patria y Rey.

En la Facultad de Medicina de Barcelona, todos los profesores, menos dos, son catalanes nacionalistas; por donde se explica la emigración de catedráticos y de estudiantes, que no llega hoy, según mis informes, al tercio de los matriculados en años anteriores. Casi todos los maestros dan la enseñanza en catalán con acuerdo y consejo tácitos del consabido Patronato, empeñado en catalanizar a todo trance una institución costeada por el Estado.

A guisa de explicaciones del desvío actual de las regiones periféricas, se han imaginado varias hipótesis, algunas con ínfulas filosóficas. No nos hagamos ilusiones. La causa real carece de idealidad y es puramente económica. El movimiento desintegrador surgió en 1900, y tuvo por causa principal, aunque no exclusiva, con relación a Cataluña, la pérdida irreparable del espléndido mercado colonial. En cuanto a los vascos, proceden por imitación gregaria. Resignémonos los idealistas impenitentes a soslayar raíces raciales o incompatibilidades ideológicas profundas, para contraernos a motivos prosaicos y circunstanciales.

¡Pobre Madrid, la supuesta aborrecida sede del imperialismo castellano! ¡Y pobre Castilla, la eterna abandonada por reyes y gobiernos! Ella, despojada primeramente de sus libertades, bajo el odioso despotismo de Carlos V, ayudado por los vascos, sufre ahora la amargura de ver cómo las provincias más vivas, mimadas y privilegiadas por el Estado, le echan en cara su centralismo avasallador.

No me explico este desafecto a España de Cataluña y Vasconia. Si recordaran la Historia y juzgaran imparcialmente a los castellanos, caerían en la cuenta de que su despego carece de fundamento moral, ni cabe explicarlo por móviles utilitarios. A este respecto, la amnesia de los vizcaitarras es algo incomprensible. Los cacareados Fueros, cuyo fundamento histórico es harto problemático, fueron ratificados por Carlos V en pago de la ayuda que le habían prestado los vizcaínos en Villalar, ¡estrangulando las libertades castellanas! ¡Cuánta ingratitud tendenciosa alberga el alma primitiva y sugestionable de los secuaces del vacuo y jactancioso Sabino Arana y del descomedido hermano que lo representa!

La lista interminable de subvenciones generosamente otorgadas a las provincias vascas constituye algo indignante. Las cifras globales son aterradoras. Y todo para congraciarse con una raza (sic) que corresponde a la magnanimidad castellana (los despreciables «maketos») con la más negra ingratitud.
A pesar de todo lo dicho, esperamos que en las regiones favorecidas por los Estatutos, prevalezca el buen sentido, sin llegar a situaciones de violencia y desmembraciones fatales para todos. Estamos convencidos de la sensatez catalana, aunque no se nos oculte que en los pueblos envenenados sistemáticamente durante más de tres decenios por la pasión o prejuicios seculares, son difíciles las actitudes ecuánimes y serenas.

No soy adversario, en principio, de la concesión de privilegios regionales, pero a condición de que no rocen en lo más mínimo el sagrado principio de la Unidad Nacional. Sean autónomas las regiones, mas sin comprometer la Hacienda del Estado. Sufráguese el costo de los servicios cedidos, sin menoscabo de un excedente razonable para los inexcusables gastos de soberanía.
La sinceridad me obliga a confesar que este movimiento centrífugo es peligroso, más que en sí mismo, en relación con la especial psicología de los pueblos hispanos. Preciso es recordar –así lo proclama toda nuestra Historia– que somos incoherentes, indisciplinados, apasionadamente localistas, amén de tornadizos e imprevisores. El todo o nada es nuestra divisa. Nos falta el culto de la Patria Grande. Si España estuviera poblada de franceses e italianos, alemanes o británicos, mis alarmas por el futuro de España se disiparían. Porque estos pueblos sensatos saben sacrificar sus pequeñas querellas de campanario en aras de la concordia y del provecho común".

 

 Manuel Azaña dijo:
Le leí la carta de Companys y la comenté ampliamente, subrayando lo que puede anunciar. Me dijo Negrín que lo relativo a los militares que asistieron a un mitin comunista se lo ha pasado a Prieto. Y en cuanto a lo del POUM ha contestado a Companys que se halla en manos del juez. Y ahora andan en tiquis-miquis sobre el lugar en que puede celebrarse una entrevista pedida por Companys, que no quiere venir a Valencia. (Ahora no le aguarda aquí ninguna ovación). Negrín asegura que no tendría ningún inconveniente en ir a Barcelona como ha ido otras veces, pero si Companys hace cuestión de etiqueta o de amor propio no venir aquí, tampoco irá él ni aceptará que se partan las distancias, reuniéndose en Benicarló (lamentable). El Presidente está muy irritado por lo incidentes a que ha dado ocasión el paso de Aguirre por Barcelona. “Aguirre –dice- no puede resistir que se hable de España. En Barcelona aceptan no pronunciar siquiera su nombre. Yo no he sido nunca-agrega- lo que llaman españolista ni patriotero. Pero ante estas cosas, me indigno. Y si esas gentes van a descuartizar a España prefiero a Franco. Con Franco ya nos entenderíamos nosotros, o nuestros hijos o quien fuere. Pero esos hombres son inaguantables. Acabarían por dar la razón a Franco. Y mientras, venga pderes, dinero y mas dinero”.
Fragmentos de Manuel Azaña sobre el POUM y Andreu Nin en sus Memorias de guerra (1936-1939) Antología de textos realizada por Luis Alonso. Todas las citas corresponden a la edición de Memorias de guerra (1936-1939) de Editorial Grijalbo Mondadori. Barcelona,1996

Las palabras de Negrín en 1937 a propósito
del separatismo catalán, le dijo al subsecretario de Gobernación:

 

 

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Dec 27, 2017, 5:18:55 PM12/27/17
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Las palabras de Negrín en 1937 a propósito
del separatismo catalán, le dijo al subsecretario de Gobernación:

-Esa, puede ser muy concreta una razón por la que yo me marche del Gobierno. No estoy haciendo la guerra contra Franco para que nos retoñe en Barcelona un separatismo estúpido y pueblerino. De ninguna manera. Estoy haciendo la guerra por España y para España. Por su grandeza y para su grandeza. Se equivocan los que otra cosa supongan. No hay más que una solución ¡España! No se puede consentir esta sorda y persistente campaña separatista, y tiene que ser cortada de raíz si se quiere que yo continúe siendo ministro de Defensa y dirigiendo la política del Gobierno, que es una política Nacional. Nadie se interesa tanto como yo por las peculiaridades de su tierra nativa; amo entrañablemente todas las que se refieren a Canarias y no desprecio, sino que exalto, las que poseen otras regiones, pero por encima de todas esas peculiaridades, España”.

Manuel Azaña y su decepción con Cataluña: cómo cambiaron sus palabras de 1930 a 1937

El papel de Manuel Azaña durante la II República Española fue tan trascendental que su biógrafo Franc Sedwick llegó a decir que Azaña "fue" la República. Durante este régimen, vigente en España desde 1931 hasta 1939 (los últimos años en guerra), también tuvo un papel protagonista lo que Ortega y Gasset llamó "el problema catalán", es decir, el encaje territorial de Cataluña ante el empuje del nacionalismo y su vertiente independentista, tan de actualidad, de nuevo, en nuestros días. ...

http://www.europapress.es/nacional/noticia-manuel-azana-decepcion-cataluna-cambiaron-palabras-1930-1937-20151103123447.html

Negrín y Azaña, contra el separatismo

“A la victoria del primer día [en el cruce del Ebro por el ejército republicano] se mezcla la traición de los separatistas de la Generalitat”, clama un Negrín decidido a aniquilarlos, “no estoy haciendo la guerra contra Franco para que nos retoñe en Barcelona un separatismo estúpido y pueblerino. De ninguna manera. Estoy haciendo la guerra por España y para España. Por su grandeza y para su grandeza. Se equivocan gravemente los que otra cosa supongan. No hay más que una nación: ¡España! No se puede consentir esta sorda y persistente campaña separatista, y tiene que ser cortada de raíz. Nadie se interesa tanto como yo por las peculiaridades de su tierra; amo entrañablemente todas las que se refieren a Canarias y no desprecio sino que exalto las que poseen otras regiones, pero por encima de todas esas peculiaridades, España”.

La declaración de guerra al separatismo catalán por parte de Negrín terminaría con estas frases más contundentes aún si cabe: “El que se oponga a la política de unidad nacional debe ser cesado de su puesto fulminantemente. Antes de consentir campañas nacionalistas que nos lleven a desmembraciones, que de ningún modo admito, cedería el paso a Franco sin otra condición de la que se desprendiese de alemanes e italianos. En punto a la integridad de España soy irreductible y la defenderé de los de afuera y de los de adentro. Mi posición es absoluta y no consiente disminución”.

El responsable de Orden Público, Paulino Gómez, quería encarcelar a la Generalitat al completo. Si el Frente Popular hubiera ganado la guerra, a los separatistas vascos y catalanes a quienes consideraban una banda de traidores y cobardes, después de lo ocurrido en Bilbao, Santoña y Laredo en 1937 y durante la batalla del Ebro en 1938, les habrían pasado a cuchillo.

(c) 2015 Europa Press. Está expresamente prohibida la redistribución y la redifusión de este contenido sin su previo y expreso consentimiento.

 

 

 

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Jaime Martín-Llaneza

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Dec 29, 2017, 2:34:51 PM12/29/17
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Azaña, y perdón por el sacrilegio, tenía mucho de beato iluminado y pasó lo que pasó. En otra época y desde otra experiencia es más o menos, lo que les pasó a Felipe, José Mari y Zapatero sólo que en tiempos más difíciles: Azaña y Negrín fueron traicionados por todos (los primeros en traicionarlos "los suyos") y aprendieron que el nacionalismo es la cinta de Moëbius. En cuanto a Unamuno, se escandalizó en 1934 y opinó lo contrario. También justificó el "alzamiento" y rechazó el "viva la muerte, abajo la inteligencia" de Millán Astray (gallego también y amante de Celia Gámez) en el Paraninfo de la Universidad Salamanca el 12 de octubre de 1937 Día de la Raza (conmemoración anterior a la República-de-los-sueños-de-todos. Por cierto, Don Miguel salió de la universidad cogido del brazo de Doña Carmen que le sirvió de guardaespaldas (gesto que probablemente le salvó la vida) junto con el Cardenal Primado de España, D Enrique Plà y Deniel.

¡Ah!, Don Manuel se quejó de ser ignorado por las autoridades catalanas durante el tiempo que estuvo en Barcelona hasta la evacuación. Leer Memorias de Azaña.

No hay solución     

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Alfonso illas

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Dec 30, 2017, 11:51:29 AM12/30/17
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Me encanta ese despliegue de bibliografía,  para llegar a la misma, erre que erre, conclusión: No hay solución, todos se han equivocado. Es decir, nadie sabe nada. Ye lo mismo que cuelgas la Velada en Benicarló que traigais aqui la lapida sin letras de Juan Negrín. Por otra parte, soy firme seguidor de aquello que dijo Chuchill, “Una buena conversación debe agotar el tema no a sus interlocutores".

Que tengais una buena entrada de año
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Jaime Martín-Llaneza

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Dec 31, 2017, 12:38:40 PM12/31/17
to Geólogos16
"Ignorar la historia es seguir siendo niños"
Cicerón
Lo que no tuvieron en cuenta quienes en 1914 convocaron a sus "pueblos y razas" a acudir a los frentes de batalla entonando, más o menos, los correspondientes himnos patrios (y por tanto sangrientos) dispuestos a terminar, naturalmente, a sangre, fuego y gas sarín, con las guerras en la cuna, es un decir, de la civilización. Tal despropósito traería consigo y por este orden: la fragmentación de la Segunda Internacional, la muerte de millones de personas, la caída de cuatro imperios, la revolución más grande de la Historia y el asentamiento de la dictadura más inhumana que se conoce. De semejante atrocidad habría de surgir naturalmente la síntesis hegeliana que tan bien entendieron los intelectuales del fascismo (no perdamos de vista que Mussolini era un socialista renegado). El resto fue la continuación del experimento muy, pero que muy mejorado; tan mejorado que hay un chiflado viviendo cerca de Kamchatka que tiene varios artefactos dispuestos a ser lanzados contra quien sea.
 Y termino, para no agotar a los interlocutores, con un información que viene a cuento.

Hace 50 años moría en Moterrey (México) Pedro Garfias, poeta importante del 27, autor del poema ASTURIAS, que tan bien adaptó Víctor Manuel y tanto encandila a la alegre muchachada cuando se pone patriótica y reivindicativa. Trabajó en la Universidad de Nuevo León y murió solo; sí, solo. Tan solo, y ya puestos fúnebres, que en su lápida hay una inscripción de unos versos de un poema suyo que dicen: "La soledad que uno busca / no se llama soledad; / soledad es el vacío que a uno le hacen los demás". Un poema sin esperanza escrito bajo el imperio de la enfermedad y la necesidad al que el exilio le alejó de su país y en el exilio encontró la tristeza y la soledad. La bibliografía no es gran cosa: es imprescindible.

A ver cuando nos vemos para hablar de vino, mujeres y música (título de un vals de Strauss, mal pensados). Feliz año 2018 y que los tengan trabajo lo conserven y los que cobran pensión sigan en la buena línea aunque perdamos poder adquisitivo. La alternativa es peor: Skid Row (ver película en la red)  
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