Yo no soy cocinera ni tengo nada que ver con el mundo de la restauración, pero soy mujer y profesional. Que a estas alturas del siglo XXI tengamos que estar todavía definiendo cuál es el papel de la mujer en al sociedad ya sea ante o tras los fogones, o ante o tras los ordenadores, los estrados, los púlpitos o los volantes... me resulta muy desconcertante. El papel está ya más que definido somos la parte más importante y más capacitada de la sociedad, la base del progreso. Ahora solo falta que nos lo reconozcan. Pero no dudemos: las primeras en creerlo tenemos que ser nosotras. Y adelante, sin miedo a competir.