Fundación de Neurociencias
unread,Dec 11, 2009, 1:15:17 PM12/11/09Sign in to reply to author
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Se sabe desde hace tiempo que la mayoría de los niños y niñas que
sufren malos tratos, presencian un acto violento, viven una catástrofe
natural, un atentado terrorista o la guerra, sufrirá trastorno por
estrés postraumático (TEPT). Pero ahora, y por primera vez, los
científicos han podido 'observar' mediante técnicas de imagen la
huella que este padecimiento deja en sus cerebros"Existen evidencias
científicas de un menor volumen del hipocampo [zona del cerebro que
almacena y recupera los recuerdos] en los adultos que fueron
maltratados de pequeños y que desarrollaron TEPT. Sin embargo, estos
hallazgos no han sido investigados en estudios pediátricos", comentan
los investigadores en su trabajo, publicado en el último 'Journal of
Pediatric Psychology'.
Bajo esta premisa, Victor Carrion, de la Universidad de Standford
(EEUU), y su equipo han llevado a cabo un ensayo con 16 jóvenes de
entre 10 y 17 años que desarrollaron síntomas del TEPT tras la
vivencia de una experiencia traumática [bien sufrieron abusos
sexuales, bien malos tratos físicos o bien presenciaron un acto
violento] y los han comparado con un grupo de 11 menores sanos que no
habían pasado por ninguno de estos traumas.
Entre los síntomas más frecuentes del trastorno destacan la
reevivencia del trauma, con pensamientos o visiones, malestar psíquico
intenso al exponerse a estímulos que recuerdan el acontecimiento,
sueños recurrentes, evitación de conversaciones, pensamientos o
personas que rememoren el suceso e incapacidad para recordar un
aspecto importante del trauma, aislamiento de la familia o de los
amigos, entre otros.
A todos los participantes se les practicó una resonancia magnética
(RM) mientras realizaban un test sencillo de memoria verbal. Esta
prueba consistió en leer un primer listado de palabras.
Posteriormente, se ofreció una segunda lista y se solicitó a los
jóvenes que indicaran en qué posición se encontraban las palabras del
primer listado en este último.
"Pese a que el hipocampo funcionó igual en los menores con el
trastorno de estrés postraumático que en los sanos cuando se les dio
la primera lista de palabras, en el momento de introducir la segunda,
los menores que habían vivido el trauma cometieron más errores.
Además, las pruebas de imagen constataron una menor actividad en el
hipocampo durante la realización de la tarea en los adolescentes con
TEPT que en los del grupo control", reza la investigación.
Herramienta fiable
Sus autores reconocen que los hallazgos tienen "una trascendencia
importante a la hora de monitorizar el tratamiento del PTDS, que
incluye psicoterapia, relajación y técnicas que ayudan a los menores a
construir una historia coherente sobre el trauma y ayudarles así hacer
frente al recuerdo de lo vivido. Hasta ahora, los profesionales tenían
que evaluar la evolución de sus pacientes observando la mejora de los
síntomas, el problema es que éstos cambian de un día para otro. Con
esta herramienta tenemos una ventaja ya que realmente podemos saber
qué está pasando a nivel neuronal", insiste Víctor Carrion, autor
principal de la investigación.
Las personas con un peor funcionamiento del hipocampo tienen más
posibilidades de experimentar unos síntomas específicos del estrés
postraumático como, "evitación y embotamiento, dificultad para
recordar el hecho traumático, falta de emoción y aislamiento social",
apunta también la investigación.
Por si fuera poco, el estudio reveló que el 80% de los menores con
síntomas de TEPT padecía otra patología asociada, fundamentalmente
trastornos del humor o del comportamiento y ansiedad.
La RM puede ser beneficiosa en un futuro próximo ya que podría servir
para identificar qué menores víctimas de catástrofes tienen más
posibilidades de desarrollar TEPT. "Está claro que este trastorno
interfiere el desarrollo cerebral normal, además de elevar el riesgo
de enfermedades mentales en la población infantil, por lo que la
intervención precoz es fundamental", agrega el científico Carrion.