Una nueva investigación realizada en los Países Bajos, cuyos
resultados han sido publicados en la revista Lancet Neurology, muestra
que los progresos realizados durante los últimos treinta años en
relación al tratamiento y diagnóstico han conseguido reducir el riesgo
de muerte debido a hemorragia subaracnoidea aneurismática (la rotura
de un vaso sanguíneo en la superficie del cerebro)El estudio, un meta-
análisis actualizado que evalúa la variaciones con respecto a la
mortalidad y morbilidad y a las diferencias de edad, sexo y región,
muestra que 8 de cada 100.000 personas sufren cada año una hemorragia
subaracnoidea aneurismática (HSA). La HSA es también responsable de
entre un 5% y 10% de los casos de ictus. La investigación indica
además que cerca de un tercio de los pacientes mueren en un plazo de
24 horas y que más de un 25% de los que sobreviven quedan con algún
tipo de discapacidad como secuela.
Gracias a las mejoras en la detección de aneurismas, mediante técnicas
más avanzadas como la tomografía computerizada (TC) y la imagen por
resonancia magnética (RM), la existencia de unidades especializadas en
ictus y tratamientos como la embolización endovascular con espiral
aplicada a aneurismas, los médicos han sido capaces de mejorar el
pronóstico de pacientes susceptibles de tratamiento.
No obstante, no se sabía a ciencia cierta si la mejora de las técnicas
de diagnóstico, las estrategias de gestión y las unidades de ictus han
contribuido a reducir el peligro de muerte o discapacidad relacionada
con HSA en la población.
Para lograr respuestas, el Dr. Dennis Nieuwkamp, del Centro Médico
Universitario de Utrecht (Países Bajos), y sus colegas realizaron un
meta-análisis de 33 estudios efectuados entre 1973 y 2002 que
abarcaban a 8.739 pacientes de 19 países en 5 continentes. Los
resultados mostraron que la probabilidad de morir debido a un HSA se
ha reducido de un 51% a un 35%, a pesar de que la edad media de los
pacientes ha aumentado con el tiempo.
«La mortalidad variaba de un 8,3% a un 66,7% de unos estudios a otros
y se redujo un 0,8% anual. Esta reducción no varió tras ajustar la
variable sexual, pero el porcentaje anual fue del 0,4% tras ajustarlo
a la edad», según se muestra en el estudio. «La mortalidad fue un
11,8% menor en Japón que en Europa, Estados Unidos, Australia y Nueva
Zelanda.» No se apreció ningún otro tipo de diferencias regionales en
la mortalidad.
Según los autores, el factor determinante de las diferencias
regionales podría ser la rapidez con la que los pacientes son
ingresados en el hospital para someterse a una embolización del
aneurisma. «En el futuro, cabe la posibilidad de que decrezca aún más
la mortalidad debido a un HSA gracias a los nuevos métodos de
diagnóstico y tratamiento», se concluye en el estudio. «Esta
disminución probablemente se vea limitada por la proporción sustancial
de pacientes que mueren antes de llegar a un hospital o llegan a él en
malas condiciones neurológicas.»
«La mortalidad por HSA podría reducirse aún más mediante estrategias
de prevención. En futuros estudios, el meta-análisis de datos de
pacientes individuales sería un método interesante para estimar mejor
estos descensos», se concluye en el estudio.
En un editorial al respecto, los Dres. Rustam Al-Shahi Salman y Cathie
Sudlow de la Universidad de Edimburgo (Reino Unido) afirman que, si
bien la disminución de la mortalidad por HSA es motivo de optimismo,
quedan dos retos pendientes de solución. En primer lugar, no existen
suficientes datos sobre la efectividad del tratamiento contra el
aneurisma en la población de mayor edad. En segundo lugar, se
desconoce la validez de los resultados en relación a las economías
bajas y medias, puesto que su representación ha sido mínima en este
meta-análisis.
Para más información, consulte:
The Lancet Neurology:
http://www.thelancet.com/journals/laneur
Centro Médico Universitario de Utrecht:
http://www.umcutrecht.nl