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BIOCOMPARTIENDO
# 08 del 2024 / Perú, domingo 4 de julio
¡Por una vida sana y feliz; libre de transgénicos cancerígenos!
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INDICE
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Desafíos frente a la crisis climática, agraria y alimentaria
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XVIII Encuentro Nacional de Agricultura Ecológica
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Carlos Monteiro, el científico que identificó los alimentos ultraprocesados (y alertó de sus riesgos)
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CALENDARIO AGROECOLÓGICO 2024
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Desafíos frente a la crisis climática, agraria y alimentaria[1]
Exposición presentada por Fernando Eguren,
presidente del Centro Peruano de Estudios Sociales (CEPES)
El título de la presentación es demasiado ambicioso, tanto si cada elemento se toma aisladamente -clima, producción, alimentación- como, aún más, si se pretende vincularlos.
La crisis climática es, en opinión de cada vez más personas, la más importante amenaza para nuestras sociedades, por los impactos, cada vez mayores, en todas las esferas de la vida; por las inercias institucionales, públicas
y privadas (incluyendo la de los consumidores que difícilmente renunciarán a sus patrones de consumo); y por la poca voluntad para tomar las medidas radicales necesarias para evitar la superación del umbral de 1.5 °C, ya sea por razones geopolíticas, por razones
económicas o sociales. Dicho sea de paso, el título de la carátula de la revista
The Economist de la semana pasada es “Di adiós al 1.5°C”.[2] Traducido
al lenguaje coloquial, es “El umbral 1.5° C ya fue”.
En cuanto a lo agrario -el segundo término del título de la exposición- es claro que los impactos del cambio climático sobre la actividad agropecuaria son directos, pues la agricultura es el aprovechamiento y potenciación de la propia naturaleza por la intervención
humana. Estos impactos pueden ser positivos -por la mayor presencia de carbono en la atmósfera, que actúa, dentro de ciertos límites, como una suerte de fertilizante- pero, se sabe, son sobre todo negativos. Depende de la ubicación de los territorios.
Aun cuando los rendimientos de muchos cultivos en muchos países han aumentado en las últimas décadas gracias a insumos y prácticas agrícolas más productivos, estas mejoras hubieran sido más significativas si no estuviese ocurriendo
el calentamiento global. Un estudio econométrico citado por The Economist muestra que “las ganancias en productividad registrados entre 1961 y 2019 fueron entre 10% y 40% menores de lo que hubieran sido si no hubiese cambio climático”.
[3]
Más allá de los rendimientos, el calentamiento global exacerba los eventos climáticos que afectan directamente los cultivos, los suelos y la infraestructura indispensable para la actividad agraria y el comercio. En el contexto
de la actual crisis alimentaria han ocurrido olas de calor, sequías e inundaciones con escalas e intensidades inusuales: sequía en el centro y sur de China (tradicionalmente zonas que tienen agua)[4];
casi la mitad de Europa está seca como no lo estaba desde el Renacimiento.[5] En
partes del África –el Cuerno de África, Etiopía, Somalia y Kenya– la sequía se ha extendido cuatro años y se prevé que se prolongara a un quinto año.[6] La
tercera parte del ganado de esta región han muerto. La ola de calor en partes de la India (45 °C) y de Pakistán (49.5 °C) fue la más intensa desde el año 1901. El desafío de los expertos es determinar si las sequías y otras irregularidades –y sus impactos
en los cultivos- tienen una tendencia previsible.
La intensa sequía en el sur de la Amazonía y la región del
Pantanal fue
la peor de los últimos 50 años. En Chile la sequía se prolonga ya por 13 años, la más larga en 1000 años.[7]
El tercer término del título -lo alimentario- está, por supuesto, íntimamente vinculado a lo agrario, pues éste es la principal fuente de alimentos y lo seguirá siendo por mucho tiempo más, a pesar de la creciente artificialización de la producción alimentaria.
Tal es la vinculación que lo que estamos viviendo en el mundo -y en el Perú- en estos momentos es realmente una crisis agroalimentaria.
¿Cuáles son las relaciones entre estos tres términos, cambio climático, agro y alimentación?
Ya hice referencia al cambio climático y su impacto en la actividad agrícola y, por ende, en la producción de alimentos. La actividad agrícola y pecuaria, a su vez, contribuyen sustancialmente al calentamiento global al emitir gases de efecto invernadero (GEI,
aproximadamente entre 25 y 30% del total).
Los patrones de consumo alimentario son influenciados por varios factores (la vocación agrícola de una región o país, o sus ventajas comparativas en la producción agraria; tradiciones culturales y status social; influencias externas; precios relativos de los
alimentos; disposición de excedentes exportables que motiva donaciones de alimentos). A su vez, estos patrones orientan a las actividades agrarias y contribuyen a definir el nivel de in/dependencia de los países, pero también la densidad de relaciones de intercambio
entre países, intercambio de productos agrícolas, de semillas, de insumos químicos, de conocimientos (software), de maquinarias y herramientas.
Todo este conjunto de relaciones y de actores constituyen sistemas alimentarios.
El Sistema Alimentario
Podemos considerar que el término de sistema alimentario -o sistemas alimentarios- engloba las relaciones entre la producción agraria y la cuestión alimentaria, como lo hace la ONU:
Por “sistema alimentario” se entiende la constelación de actividades relacionadas con la producción, el procesamiento, el transporte y el consumo de alimentos. Los sistemas alimentarios afectan a todos los aspectos de la existencia
humana.[8]
Este concepto lleva a una comprensión, discusión y análisis de la cuestión alimentaria más amplio y complejo que el concepto de “seguridad alimentaria”, utilizado por la FAO en las cumbres alimentarias.
El término de sistema alimentario ha cobrado una mayor significación a raíz de la Cumbre de Sistemas Alimentarios convocado por las Naciones Unidas, que culminó el 23 de setiembre del año pasado, después de un largo período preparatorio en el que participaron
gobiernos y ciudadanos de muchos países, meses antes del inicio de la actual crisis alimentaria. La iniciativa de realizar una cumbre, cuya preparación tomó más de un año, se debió precisamente a que la ONU considera que el sistema alimentario global se encuentra
en una crisis más vasta, profunda y estructural.
Según el secretario general de esta organización, António Guterres, los sistemas alimentarios tienen fallas –en realidad, más apropiado sería decir que son fallidos–. El argumento más inmediato e impactante que sostiene esta calificación es que el mundo produce
lo suficiente para alimentar a toda la población y, sin embargo, hay más de 800 millones de habitantes que pasan hambre. Detrás de este hecho son muchos las “fallas” del sistema alimentario.
Pero lo que afirma Guterres hoy ya lo afirmaba a inicios de los años cincuenta Josué de Castro.
La Cumbre Alimentaria
Josué de Castro, destacado médico brasileño, quien fue elegido en 1952 presidente del Consejo Ejecutivo de la FAO, publicó un año antes, en 1951, un libro pionero,
Geopolítica del hambre, muy influyente en moldear la visión moderna de las causas del hambre. Lo inicia de la siguiente manera:
“La historia de la humanidad ha sido desde el principio la historia de su lucha por la obtención del pan nuestro de cada día. Parece, pues, difícil explicar y aún más difícil comprender, el hecho singular de que el hombre
—ese animal presuntuosamente superior, que venció tantas batallas contra las fuerzas de la naturaleza, que acabó por proclamarse su maestro y señor— no haya aún obtenido una victoria decisiva en la lucha por su subsistencia.”[9]
Para ilustrar la dimensión del horror del hambre escribe: “los estragos humanos producidos por el hambre son mayores que los de las guerras y las epidemias en conjunto.[10] Más
adelante veremos cómo el horror del hambre va de la mano con el horror de la guerra.
Que la producción alcanzaba para alimentar a todo el planeta ya lo afirmaba J. de Castro hace más de 70 años: “[e]l mundo dispone de recursos suficientes para permitir el uso adecuado de alimentación por parte de todas las
colectividades”. Mas eso no ocurre, sostiene, pues “todas las civilizaciones, inclusive la nuestra, se han mantenido y estructurado sobre la base de una extrema desigualdad económica.” Pero con los avances tecnológicos de su tiempo, asevera el autor, “esa
batalla contra el hambre ya no constituye una tarea de idealismo quijotesco” pues “solo ampliando el poder adquisitivo y la capacidad de consumo de esos grupos marginales, podrá nuestra civilización sobrevivir y prosperar dentro de su actual estructura económica
y social.”[11]
Setenta años después
Luego de siete décadas, las esperanzas de J. de Castro no se han materializado. Hoy por hoy, la producción de alimentos a nivel mundial es suficiente para satisfacer las necesidades de los cerca de 8 mil millones de pobladores
de nuestro planeta. Sin embargo, 828 millones de personas padecen hambre; 41 millones están al borde de la inanición; 3 000 millones no acceden a una dieta saludable: entre los que se encuentra la población con sobrepeso u obesidad.[12] Después
de algunos años de mejora, el hambre está nuevamente en aumento, y la pandemia ha agravado aún más la situación. El cumplimiento de los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) para el año 2030, en lo que concierne al Hambre Cero, no solo está en grave riesgo:
podría afirmarse que a estas alturas es inalcanzable.
Actualmente hay más personas subnutridas en todas las regiones que las que había en el 2005, a excepción de Asia, en donde la China tiene un gran peso.[13]
Lamentablemente, la supresión del hambre es todavía “una tarea de idealismo quijotesco”, en palabras de J. de Castro.
Alimentación y medio ambiente
A lo mencionado líneas atrás se suman otros problemas del sistema alimentario. La producción de alimentos es una fuente de gases de efecto invernadero que contribuyen al calentamiento global. Este, a su vez, amenaza las zonas de producción, afecta los rendimientos,
favorece la propagación de plagas y enfermedades en zonas agrícolas en donde no existían.
Los recursos naturales que sustentan la producción de alimentos –la tierra y el agua, principalmente– se están degradando por la creciente presión causada por el aumento de la demanda de alimentos y de pienso para el ganado
y la contaminación de los residuos de los insumos químicos. La Comisión Europea sostiene que “el 60% de los principales ecosistemas del mundo que contribuyen a la producción de alimentos, piensos y fibra están ya degradados o se están explotando de manera
insostenible.[14]
Todo esto ocurre mientras que el desarrollo del conocimiento científico y la producción de nuevas tecnologías para la agricultura avanza a un ritmo sin precedentes, resultando en una oferta esperanzadora de innovaciones para incrementar los rendimientos y la
calidad de la producción, pero también llena de riesgos y de incertidumbres. Podemos mencionar los avances en ingeniería genética, la nanotecnología, el CRISPR, la robótica, la utilización de Big Data y la inteligencia artificial.
Además, está en disputa la orientación que debe guiar la agricultura, a la que contribuyen los avances científico-tecnológicos; simplificando: o seguir el camino de un diálogo creativo y en armonía con la naturaleza, que asegure la sostenibilidad de la actividad
productiva agraria, o el de la industrialización creciente y la artificialización de la producción. Hay caminos intermedios, claro está, y son los más probables. Pero el poder de definir estos caminos reside, por un lado, en corporaciones y conglomerados transnacionales,
que favorecen la industrialización; por otro lado, agricultores medianos y pequeños –agricultores familiares– que sobre todo valoran y practican, en gran número, propuestas orgánicas y agroecológicas; y también los Estados y las políticas públicas.
Las corporaciones transnacionales
A propósito de las corporaciones y conglomerados transnacionales, muchas de las críticas previas a la realización de la Cumbre convocada por la ONU se centraron en la participación de grandes corporaciones alimentarias (Big
Food) como invitadas, sin que antes se hubiese hecho un deslinde de su responsabilidad de ser parte del problema alimentario, al estar involucradas en la producción de alimentos ultraprocesados nocivos a la salud. La experiencia pasada de la participación
de estas empresas en espacios globales y nacionales habría sido no de limitarse a “conversar”, sino de forzar a que los resultados calcen con sus intereses. Renombrados especialistas internacionales en la cuestión alimentaria, entre los que se encontraba nada
menos que el anterior director general de la FAO, Graziano da Silva, difundieron un comunicado crítico a la organización de la Cumbre en el que se alerta sobre el conflicto de interés que significa la presencia de dichas corporaciones en un evento de sistemas
alimentarios convocado precisamente por la ONU.[15] Afirmaba
Graziano da Silva que si la Cumbre las hubiese tomado en cuenta, hubiese identificado a las corporaciones como una de las causas principales de la desnutrición, de la obesidad y del cambio climático. Esta tríada de epidemias: obesidad, desnutrición y cambio
climático «constituyen —escribe da Silva— una “sindemia”, o una sinergia de epidemias, porque concurren en el tiempo y el lugar, interactúan entre sí para producir secuelas complejas y comparten impulsores sociales subyacentes comunes».
En efecto, el sistema agroalimentario global está fuertemente influenciada por un número relativamente reducido de grandes corporaciones transnacionales. El grado de concentración de corporaciones en el sistema alimentario es extraordinario, como lo es, por
tanto, el de concentración del poder de decisión en aspectos que son estratégicos para dicho sistema. Así:
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Las cuatro más grandes corporaciones productoras de semillas concentran el 67 % del mercado mundial de ese producto;
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igual número de megaempresas controla el 70 % de agroquímicos;
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cinco empresas, el 18 % de los fertilizantes;
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cinco, el 41 % de maquinaria y de información agrícola; y cuatro,
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el 90 % de la comercialización de granos.
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Es también muy alta la concentración —en un número reducido de corporaciones— de la industria de procesamiento de comidas y bebidas, y de la venta minorista de alimentos en cadenas de supermercados.
Por otro lado, también hay concentración en la exportación de alimentos, de los cuales dependen decenas de otros países; entre los más grandes exportadores están la Unión Europea, los Estados Unidos, el Brasil y la China, además de Rusia y Ucrania. Pero al
mismo tiempo, entre los más grandes exportadores se encuentran también los más grandes importadores, cuyo comportamiento influye en los precios internacionales.
Estas transnacionales, escribe Jennifer Clapp, reconocida investigadora de la universidad canadiense de Waterloo y autora del libro
Food, “han logrado moldear la economía mundial de alimentos a través de múltiples maneras para responder a sus propios intereses corporativos”[16],
dando forma a los mercados, a las agendas de tecnologías e innovación, así como a los marcos de políticas y de gobernanza. Clapp sostiene, por ejemplo, que el resultado final del acuerdo sobre agricultura en el marco de la Organización Mundial de Comercio
en la década de 1990 finalmente resultó en la institucionalización de las desigualdades entre los países ricos y los países pobres.[17]
Las decisiones de esta constelación de corporaciones y de los más grandes exportadores e importadores tienen una gran influencia sobre la orientación de la agricultura, de la ganadería y de la alimentación mundial, pero también
contribuyen a la fragilidad del sistema alimentario global. George Monbiot, columnista del diario británico
The Guardian, lo explica utilizando la metáfora del sistema alimentario como una gran malla. Si una malla está compuesta de miles de nudos y centenares de miles de relaciones entre ellos —los hilos o cuerdas—, será muy flexible y resiliente a shocks;
pero si los nudos son muy pocos y dominantes (corporaciones de comercio, de semillas y químicos, los grandes exportadores e importadores, los grandes puertos de tránsito), con fuertes relaciones entre sí, y se comportan de manera similar, la malla será más
rígida y poco resiliente: los shocks en uno de los nudos se trasladarán inmediatamente a los demás y la capacidad de resiliencia será pequeña. Monbiot advierte: «... esto es lo que da escalofríos a quienes estudian el sistema alimentario mundial. En los últimos
años, –continúa– al igual que en las finanzas durante la década de 2000, los nudos clave del sistema alimentario se han hinchado, sus vínculos se han fortalecido, las estrategias comerciales han convergido y sincronizado, y las características que podrían
impedir el colapso sistémico (“redundancia”, “modularidad”, “disyuntores” y “sistemas de respaldo”) han sido eliminadas, exponiendo el sistema a impactos “globalmente contagiosos”».[18]
Crisis alimentaria y los conflictos.
En los análisis sobre la cuestión alimentaria no suele incluirse la influencia que sobre ella tienen los conflictos armados. Es obvio que en la actual crisis alimentaria el impacto de la invasión rusa en Ucrania, y la guerra resultante, son un ingrediente principalísimo
en varios sentidos: ambos países son importantes exportadores de alimentos y de insumos para la agricultura y la guerra, obviamente, restringe las exportaciones y contribuye a la elevación de los precios, lo cual afecta sobre todo a países pobres y a los pobres
de países de ingresos medios y altos. Pero la capacidad productiva de los beligerantes, sobre todo de Ucrania, está muy afectada por la guerra, lo cual seguirá influyendo en la elevación de los precios de alimentos en el mercado internacional.
El control de los puertos para la exportación del trigo ucraniano tiene como objetivo convertir los alimentos en un “arma de guerra” y en un tema de negociaciones entre los países beligerantes. Ambos países son los principales proveedores de cereales de los
populosos países de Bangladesh, Sudán y Pakistán. Víctimas de la elevación de los precios resultante de la guerra son las poblaciones pobres en el Medio Oriente, África del Norte y otros países del planeta.
En el mundo actual esta guerra no es la única conflagración causante de hambrunas. Basta revisar el sitio web del Programa Mundial de Alimentos de la ONU para informarnos de las decenas de millones de personas sufriendo –o
al borde de– hambrunas ocasionadas por conflictos armados y las masivas migraciones resultantes, en Burkina Faso, Mali, Níger, República Democrática del Congo, Siria, Sudán del Sur y Yemen. Los organismos internacionales de ayuda alimentaria no se dan abasto,
y los países más poderosos actúan -o dejan de hacerlo- en función de sus objetivos geopolíticos. Actualmente, cerca del 60% de la población con hambre vive en países asolados por conflictos armados. La violencia, según el Programa Mundial de Alimentos de la
ONU, es el principal obstáculo para acabar con el hambre.[19]
El desperdicio de alimentos
En esta crisis agroalimentaria no deja de sorprender el hecho de que la pérdida y desperdicio de alimentos no haya merecido más atención, cuando desde hace muchos años se recoge información referida a la materia. Los estimados
más recientes de la FAO destacan que alrededor de la tercera parte de los alimentos se pierden o desperdician[20];
en volumen, se trata de 1300 millones de toneladas anuales, de lo cual corresponde a América Latina más de 127 millones de toneladas, lo que equivale a 223 kilogramos por habitante al año.
Este problema es particularmente grave en el caso del Perú. Un estudio publicado el año pasado concluye que la pérdida y desperdicio de alimentos en el país suman, en promedio, entre los años 2007 y 2017, 12,8 millones de
toneladas, equivalente al 47,76 % de la oferta nacional de alimentos, uno de los porcentajes más altos en América Latina.[21]
Para concluir:
Considerar la amplitud y complejidad del sistema alimentario global ayuda a la mejor comprensión del contexto de la actual crisis alimentaria. Nos permite estar alertas y saber que, aun cuando la crisis actual sea superada, el mundo, y los países, no solo están
muy lejos de resolver el problema de la seguridad alimentaria, sino que crisis similares o peores aparecerán en el horizonte y hay que estar preparados.
Permite, además, desde el Perú, ser conscientes de que no podemos considerar que la cuestión alimentaria puede ser enfrentada y resuelta haciendo abstracción del contexto internacional, que si bien nos ofrece oportunidades, como lo atestigua el éxito de la
agroexportación, también nos presenta limitaciones, como lo constatamos hoy en la compra de la urea, de la cual depende en parte que la próxima campaña agrícola pueda proveer, o no, los alimentos suficientes que la población requiere.
OOO
Detrás de la actual crisis alimentaria hay, pues, mucho más que el resultado de una desafortunada confluencia coyuntural de eventos, una suerte de “tormenta perfecta” que congrega pandemia, conflictos, eventos climáticos (y, en varios países, como el Perú,
una desastrosa gestión pública). Es todo un sistema alimentario que falla, de por sí muy difícil de cambiar dados los intereses geopolíticos y económicos en juego, agravado por los impactos de un cambio climático que se va convirtiendo, paulatinamente, en
el principal riesgo para la sobrevivencia de las sociedades tal como las conocemos.
[1] En este documento
de trabajo se han tomado pasajes de diversos artículos recientes del autor publicados en
La Revista Agraria.
[2] Según
The Economist, “The world is already about 1.2°C hotter than it was in pre-industrial times. Given the lasting impact of greenhouse gases already emitted, and the impossibility of stopping emissions overnight, there is no way Earth can now
avoid
a temperature rise of more than 1.5°C.” The world is missing its lofty climate targets. Time for some realism.
[3] “An econometric study
by scientists at Stanford and elsewhere published last year argued that the gains in agricultural total-factor productivity seen between 1961 and 2019 were between 10% and 40% smaller than they would have been over the same period in the absence of climate
change.”
The Economist. Op.cit.
[6] Prevention Web ()25.08.2022).
“Drought, floods and food insecurity contribute to conflict risk in parts of Africa and the Middle East”.
https://cutt.ly/aN5RWea
[7] ONU (22.07.2022).
“La megasequía, el deshielo de los glaciares, las precipitaciones extremas y la deforestación acarrean graves efectos en América Latina y el Caribe”.
https://cutt.ly/BN52WJB
[9] Josué de Castro (2019),
Geopolítica del hambre. Ensayo sobre los problemas de la alimentación y la población del mundo. Universidad Nacional de Lanús. Título original:
Geopolítica da fome. © 1951, Casa do Estudante Brasileiro.
[10] De Castro, Op.Cit.
P. 4
[11] De Castro, Op.Cit.
P. 220.
[13] FAO, FIDA, OMS,
PMA y UNICEF (2022).
El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2022. Roma, FAO.
https://cutt.ly/kNOel9o
[14] Mencionado
por J. M. Medina Rey (mayo 2021), “¿Por qué están fallando los sistemas alimentarios?” El País. https://cutt.ly/1RSuwA8
[16] Clapp (2020). Op.cit.
(P. 138)
[17] Jennifer Clapp
(2020).
Food. Polity Press. 3rd edition. Edición de Kindle. (FE. Mi traducción).
[18] George Monbiot
(19.5.2022). «The banks collapsed in 2008 – and our food system is about to do the same».
The Guardian
[19] The Economist (Nov.
5th, 2022). How men with guns aggravate global hunger.
[20] Pérdida de alimentos
se refiere a la que ocurre desde la producción hasta (pero sin incluirla) la venta minorista.
Desperdicio de alimentos incluye desde la venta minorista hasta el consumo final.
[21] Bedoya-Perales,
N. y Dal’Magro, G. P. (2021). «Quantification of food losses and waste in Peru: a mass flow analysis along the food supply chain». Sustainability 2021, 13(5), 2807. Ver
https://cutt.ly/8Knr0FV.
Para los autores, los factores que impulsan la generación de desperdicio de alimentos en el Perú «pueden estar asociados con lo siguiente: condiciones climáticas en las tierras altas; la inmensa diversidad de canales de suministro en las cadenas alimentarias
formales e informales (…); la falta de logística de la cadena de frío en la pesca y la acuicultura de agua dulce; el impacto de la conectividad de caminos rurales en las actividades agrícolas; las relaciones desiguales entre las partes interesadas en alimentos
o la inconsistencia del mercado debido a los requisitos de calidad».
Nota: Presentación de Fernando Eguren en el XVII Encuentro Nacional de Agricultura Ecológica del Perú realizado en noviembre 2022
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Primera Convocatoria
XVIII ENAE - Encuentro Nacional de Agricultura Ecológica
Escalamiento agroecológico y sistemas alimentarios sostenibles
35 años de promoción de la agricultura ecológica en Perú
Arequipa, 20 al 22 de noviembre 2024
Hace 35 años se realizó el Primer Encuentro Nacional de Agricultura Ecológica del Perú, y, en este 2024 se realizará el decimoctavo -ENAE XVIII- en la ciudad de Arequipa, del 20 al 22 de noviembre.
Entre otros objetivos, este XVIII busca explicitar los avances logrados por el movimiento agroecológico peruano en esos siete lustros; desde los logros científicos y tecnológicos, de experiencias innovadoras exitosas e iluminadoras, pasando por el crecimiento
del mercado ecológico nacional y de exportación, la incidencia política y pública, el consumo y la gastronomía, hasta analizar si la agroecología es la propuesta que contribuya a la superación de la pobreza rural, por mencionar algunos aspectos.
El XVIII ENAE se realizará en modalidad híbrida, esto es, presencial el viernes 22 noviembre y virtual entre el 20 al 22 de noviembre. Así podremos lograr cientos de participantes presenciales y miles de participantes virtuales. El XVIII viene siendo organizado
por la Red de Agricultura Ecológica, el Consorcio Agroecológico Peruano y desde Arequipa por las instituciones El Taller y DESCOSUR.
Objetivo general
Obtener un balance de 35 años de promoción de la agroecología en Perú, enfocado en los sistemas alimentarios sostenibles, la transición y el escalamiento agroecológico; la promoción de la alimentación saludable sin agroquímicos ni transgénicos; las acciones
de incidencia política y pública; el desarrollo de mercados y la conciencia ciudadana; la lucha contra la pobreza y por la seguridad y soberanía alimentaria.
Público meta
Promotores impulsores de la agroecología (técnicos, bioagricultores, académicos, emprendedores)
Funcionarios públicos de nivel local, regional y nacional
Empresas socialmente responsables
Modalidad híbrida (presencial y virtual)
Presencial en la ciudad de Arequipa, viernes 22 de noviembre 2024
Virtual del 20 al 22 de noviembre 2024
Plataforma digital: Zoom
Auditorio: Universidad Nacional de San Agustín-Arequipa
Actividades
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Conferencias
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Mesas redondas
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Presentación de experiencias
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KuskaFest Regional
Temario
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Agroecología y crisis climática
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Políticas para la transición agroecológica
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Escalamiento agroecológico en los territorios
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Agroecología y lucha contra los transgénicos
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Agroecología y género
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Agroecología, alimentación y nutrición saludable
-
Mercados, garantías y rol de los consumidores
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Agroecología y gastronomía
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Innovaciones agroecológicas
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La lucha por alimentos saludables, sin agroquímicos
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Experiencias agroecológicas de Arequipa
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Balance de 35 años del movimiento agroecológico
Tendremos expositores nacionales e internacionales
Comisión Organizadora Nacional
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Red de Agricultura Ecológica del Perú – RAE Perú
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Consorcio Agroecológico Peruano – CAP
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El Taller
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DESCOSUR
Comisión Organizadora Regional
-
El Taller
-
DESCOSUR
-
Universidad Nacional de San Agustín - UNSA
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Gobierno Regional-Arequipa
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Dirección Regional Agraria-Arequipa
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Consejo Regional de Producción Orgánica-COREPO Arequipa
Colaboran: IFOAM, Slow Food-Perú, Alsakuy Agroecológica, El Huerto-UNALM
Auspician: Humundi, Eclosio, WHH
Sobre la participación
Se entregará materiales a los asistentes presenciales
Se dará certificado a todos los participantes que lo soliciten
Inversión por la participación S/ 20.00
Información sobre la CONVOCATORIA A PONENCIAS al XVIII ENAE 2024
Las personas e instituciones interesadas en presentar experiencias agroecológicas innovadoras en el XVIII ENAE tomarán en cuenta los siguientes criterios:
1. Las ponencias deben presentar experiencias innovadoras y se enfocarán en los temas del XVIII ENAE 2024
2. La ponencia se describirá en máximo dos páginas A4, usando el tipo de letra Arial 11, a espacio simple, con márgenes de 2cm
3. La descripción debe considerar lo siguiente: Título, tema elegido (del temario del ENAE), resumen de 10 líneas, introducción, objetivos, desarrollo de la experiencia, principales logros innovativos y conclusiones
3. Debe adjuntar una versión en Power Point de máximo 12 láminas, principalmente con gráficos, cuadros y fotos que ilustren la innovación y la experiencia
5. El plazo máximo de presentación es el miércoles 30 de setiembre 2024
6. La Comisión Científica del XVIII ENAE 2024 seleccionará las experiencias destacadas
7. Los resultados se darán a conocer el 16 de octubre 2024
Las ponencias elegidas serán expuestas de forma virtual el jueves 21 de noviembre de 4:00pm a 6:00 pm. Se brindará 15 minutos para la presentación.
Sobre la Red de Agricultura Ecológica del Perú-RAE Perú
RAE Perú es una asociación civil sin fines de lucro, conformada por socios institucionales e individuales involucrados en la promoción de la agricultura ecológica a nivel nacional. Su misión es “Promover sociedades con cultura agroecológica”; su propósito es
la integración de ecología, agricultura y desarrollo sostenible en diversos espacios territoriales, con sentido ético, solidario y de responsabilidad social; sus fines son la educación, el desarrollo científico y tecnológico, la seguridad alimentaria y la
incidencia para el desarrollo de la agricultura ecológica orientada a lograr una relación armoniosa entre el ser humano y la naturaleza, integrando el uso sostenible de los recursos naturales y la conservación de la agrobiodiversidad, para el logro de una
mejor calidad de vida.
Sobre el Consorcio Agroecológico Peruano-CAP
El Consorcio Agroecológico Peruano es una organización de la sociedad civil de carácter plural que congrega como asociados a las organizaciones de agricultores, de consumidores, de académicos, oenegés y redes institucionales nacionales, comprometidas con el
desarrollo de la agricultura familiar ecológica y con la seguridad alimentaria y nutricional del país. El CAP aspira a que el Estado desempeñe un papel cada vez mayor en el fomento del derecho a la alimentación y nutrición sana, la producción y el consumo
sostenibles, el desarrollo de sistemas alimentarios agroecológicos sostenibles, resilientes e inclusivos.
Sus asociadas son RAE Perú, ANPE Perú, RAAA, ASPEC, Slow Food-Perú, Coordinadora Rural, Red de Biomercados del Perú, Central Agroandina del Perú, Central de Café y Cacao del Perú, Alsakuy Agroecológica, CONVEAGRO. Tiene como aliados al programa El Huerto de
la Universidad Nacional Agraria La Molina, así como a IFOAM. A su vez, recibe la cooperación de Humundi, Eclosio, WHH, CUSO.
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Carlos Monteiro, el científico que identificó los alimentos ultraprocesados (y alertó de sus riesgos)
El epidemiólogo brasileño vinculó la comida industrial con la obesidad y creó una nueva clasificación alimentaria de relevancia mundial
NAIARA GALARRAGA
02 AGO 2024 - 22:30 PET
Un supermercado flotante navegó, durante años a partir de 2010, por la Amazonia brasileña cargado de mercancía raramente vista por aquellas tierras. Nestlé, la mayor multinacional de la alimentación en el planeta, desembarcaba en una de las últimas fronteras
del mercado con un atractivo surtido de productos industriales (bebidas chocolatadas, helados, patatas de sobre…) a bordo de un barco decorado con las fotos de sus productos superventas. Un año antes de que aquella nave emprendiera su primera travesía y 3.000
kilómetros al sur del río Amazonas, el hoy profesor emérito de nutrición Carlos Augusto Monteiro (75 años, São Paulo) y su equipo de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de São Paulo habían descubierto algo que les llamó poderosamente la atención.
Brasil diagnosticaba un millón de nuevos casos de obesidad anuales, otros 300.000 de diabetes, pero —y aquí estaba el misterio— ellos sabían, también gracias a las encuestas oficiales, que las familias compraban menos sal, azúcar y aceite, que antaño. Algo
no encajaba.
Esa disonancia entusiasmó al epidemiólogo Monteiro. Aquello podía abrir una vía novedosa a la ciencia. Así fue. Identificaron una novedad en la dieta de sus compatriotas: el aumento de alimentos listos para consumir —salchichas, fideos instantáneos, cereales
para el desayuno— y bebidas azucaradas. Productos dulces, salados, caros, baratos. Los bautizó como ultraprocesados, un término que saltó a la prensa y a los hogares más concienciados sobre la alimentación hasta popularizarse. Omnipresentes en nuestras vidas,
fueron creados por ingenieros y psicólogos, no por cocineras.
La novedad entonces fue descubrir que los ultraprocesados están relacionados con la mayor prevalencia de la obesidad. El revolucionario estudio del brasileño fue publicado en 2009, cuando la epidemia de obesidad avanzaba ya con paso firme por el planeta. Investigadores
de la Universidad de Cambridge apuntaron, en un estudio publicado en 2023, que el 57% de la ingesta de energía de los adultos británicos (y un 66% en el caso de los adolescentes) deriva de ultraprocesados.
La definición técnica es larga y compleja. Pero lo que tienen en común es que no están fabricados a partir de un alimento. No son comida de verdad, sino una fórmula de laboratorio creada con componentes de alimentos. Y, así, la industria maximiza los beneficios.
Gracias a ingredientes de nombres impronunciables, colorantes, aromatizantes, emulsionantes y otros aditivos cosméticos, crean combinaciones infinitas de sabores, aromas y texturas. En Brasil, la obesidad aumentó del 21% al 26% entre 2013 y 2019, según los
últimos datos oficiales. Se ceba en los afrobrasileños y la mediana edad.
Monteiro, al frente del Núcleo de Investigaciones Epidemiológicas en Nutrición y Salud de su universidad (Nupens, por sus siglas en portugués), cambió un paradigma de la nutrición al alumbrar una clasificación de los alimentos revolucionaria, que bautizó como
nova (nueva, en portugués). En vez de fijarse en nutrientes y calorías, los dividieron en grupos en función del grado de procesamiento. Simplificando mucho: uno, alimentos al natural; dos, los extraídos de la naturaleza por procesos físicos; tres, sometidos
a procesos químicos simples como queso, yogur o pan artesanal, y cuatro, ultraprocesados.
Con la clasificación, cumplió el sueño de todo científico: abrió una amplia avenida para que otros investigaran. Fruto de ello, casi un centenar de estudios relacionan los ultraprocesados con el mayor riesgo de sufrir todo tipo de dolencias: diabetes, obesidad,
enfermedades gastrointestinales, renales, respiratorias, incluso depresión… La ciencia está demostrando que estos productos abrazados con entusiasmo porque se preparan en un instante, se conservan casi eternamente y ofrecen sabores y aromas de intensidad desconocida,
no solo no alimentan —pese a lo que su agresiva propaganda proclama—, sino que incrementan el riesgo de enfermar.
Monteiro, alto, delgado, tiene unas manos enormes, que acompañan sus didácticas explicaciones, y el pelo, lleno de bucles. Viste chaleco, camisa y sandalias. Técnicamente jubilado, sigue en su despacho de siempre y al frente de una investigación para varios
años.
La medicina no fue su vocación infantil, le atraían más las ciencias humanas y sociales, pero tuvo que tomar un camino académico compatible con trabajar. A los 13 años era chico para todo en una oficina. Luego, archivero, recepcionista… Descendiente de portugueses,
en su familia no había médicos, ni siquiera un universitario. Y así, entre carambolas, se licenció como epidemiólogo e hizo un doctorado en São Paulo antes de un posdoctorado en la Universidad de Columbia, en Nueva York. Aprendió inglés a pelo, sin clases.
Es nadador por disciplina, pero no un gran lector. Crecer en una familia políticamente progresista trazó el camino para que acabara especializándose en salud pública, investigando las causas de las enfermedades de masas. Durante la dictadura (1964-1985), los
militares le impidieron unirse a los médicos comunitarios en el corazón de Brasil.
El profesor emérito de nutrición sabe que tiene enfrente un formidable negocio global. “El problema de los ultraprocesados es que están fabricados para ser consumidos en exceso”, afirma en su despacho de la USP. “Esperar que la industria renuncie a esa ventaja
que adquirió, que es crear una cosa irresistible a un coste bajísimo, es no entender cómo funciona el capitalismo”. Los ultraprocesados sobreestimulan los sentidos. Y crean la impresión de que la comida de verdad es insípida.
Los que siguen de cerca la carrera del profesor Monteiro destacan que es innovador, un revolucionario. La coordinadora general de Alimentación y Nutrición del Ministerio de Salud, Kelly Alves, recuerda que desde hace décadas Monteiro y su equipo crean novedosas
metodologías para monitorear cómo se alimentan los brasileños, si hacen ejercicio, fuman, beben alcohol… para medir el riesgo de que enfermen. “Nos permite tener datos actualizados anualmente. Y, a partir de ellos, los gobiernos evaluamos cuáles son las políticas
públicas necesarias”, dice Alves.
Los descubrimientos de Monteiro se plasmaron en 2011 en la Guia alimentar para a população brasileira, que elabora el Ministerio de Salud. Se acabaron las recomendaciones en función de nutrientes y calorías; desde entonces recomiendan según el grado de procesamiento.
Es la hoja de ruta para cualquier funcionario del SUS (la sanidad pública) que hable de alimentación con un paciente y para la vasta red de escuelas públicas. Brasil también ha exportado las directrices a otros países.
A quien dice no tener tiempo para cocinar, el profesor Monteiro le recomienda menos tele y menos redes sociales. Confiesa que durante buena parte de su vida él era de los que cocinaba por necesidad. Como todos, telefoneaba a su madre para pedirle recetas. Poco
a poco descubrió el gozo de preparar la comida junto a su esposa, con amigos y degustar juntos el resultado. Rara vez come carne, en todo caso algo especial, como pato o cordero. En vacaciones, pescado a la brasa. Para el día a día, risottos con verduras,
cuscús… Y cuando no tiene claro qué cocinar, echa mano de las recetas de Rita Lobo, una de las chefs brasileñas más influyentes.
Presentadora de televisión y autora de libros culinarios, en Brasil su nombre es sinónimo de comida saludable. “La gran innovación del profesor Monteiro fue transformar la alimentación en algo más simple: si es comida de verdad, podemos comerla; si es un ultraprocesado,
con numerosos aditivos químicos, debemos excluirlo. Nadie necesita tener un doctorado en nutrición para preparar una cena familiar equilibrada y sabrosa”, explica esta cocinera que colabora con el científico desde hace una década.
Tras siete años de ventas fluviales, el barco de Nestlé atracó por siempre a medida que los efectos negativos de los ultraprocesados fueron saliendo a la luz pública.
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CALENDARIO AGROECOLOGICO 2024
Enero
* Domingo 1 de enero: Año Nuevo. Feriado
Febrero
* 2 febrero, Día Internacional de Los Humedales
* 14 febrero, San Valentín Día de la Amistad
* de febrero, BIO FACH 2021, Nuremberg, Alemania. La BioFach-Alemania, es la más antigua y principal feria internacional de productos ecológicos
Marzo
* 8 marzo, Día de las Naciones Unidas para los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional
* 15 marzo, Día Mundial del Consumidor.
* 22 marzo, Día Mundial del Agua
* 24 marzo, Día de Creación del Grupo WIE Perú del IEEE
* 28 marzo Jueves Santo. 29 marzo viernes santo. Feriado
ABRIL
* 1 abril, Día Mundial de la Educación
* 7 abril, Día Mundial de la Salud
* 11 abril, Día del Niño
* 22 abril, Día Mundial de la Tierra
MAYO
* 1 de mayo: Día del Trabajo. Feriado
* domingo 12 mayo, Día de la Madre
* 22 mayo, Día Mundial de la Diversidad Biológica
* 27 mayo, Día del Idioma Nativo, el Quechua
* 30 mayo, Día Nacional de la Papa
* 31 mayo, Día del NO Fumador; Reflexión sobre los desastres naturales
JUNIO
* 5 junio, Día Mundial del Medio Ambiente
* domingo 16 junio, Día del Padre
* 21 junio, Día Mundial de la Lucha contra la Desertificación y la Sequía
* 24 junio, Día del Campesino, Inti Raymi, feriado
* 29 de junio: San Pedro y San Pablo. Feriado
* 30 de Junio, día nacional de los granos andinos: quinua, kañiwa, kiwicha, tarwi.
JULIO
* 6 julio, Día del Maestro,
* 11 julio, Día Mundial de la Población
* 28 de julio: Fiestas Patrias. Feriado
* 29 de julio: Fiestas Patrias. Feriado
AGOSTO
* 6 agosto, Batalla de Junín
* 9 agosto, Día Internacional de las Poblaciones Indígenas.
* 12 agosto, Día Internacional de la Juventud
* 19 de agosto (1989-2024) Trigésimo quinto (35) aniversario RAE Perú
* 22 agosto, Día Mundial del Folklore
* 30 de agosto: Santa Rosa de Lima. Feriado.
SETIEMBRE
* 1 setiembre, Día del Árbol
* 12 setiembre, décimo aniversario de la Red de BioMercados del Perú
* 16 setiembre, Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono
* 21 setiembre, Día Internacional de la Paz.
* 23 setiembre, Día de la Juventud y la Primavera.
OCTUBRE
* 8 de octubre: Combate Naval de Angamos. Feriado
* 15 octubre, Día Mundial de la Mujer Rural
* 16 octubre, Día Mundial de la Alimentación
* 19 octubre, (2007-2024) Décimo septimo aniversario de la Plataforma PERÚ País LIBRE DE TRANSGÉNICOS
* 29 octubre, (2004-2024) vigésimo aniversario de la Red Peruana de Comercio Justo y Consumo Ético
NOVIEMBRE
* 1 de noviembre: Día de todos los Santos. Feriado
* 7 noviembre, (2002-2024) vigésimo segundo aniversario del Comité de Consumidores Ecológicos
* 10 noviembre, Día del Libro
* 17 noviembre, (1998–2024) Aniversario 26 del Grupo EcoLógica Perú
* 20 noviembre, Día Universal de los Derechos del Niño
* 25 noviembre, Día Internacional de la NO Violencia contra la Mujer
* 29 noviembre, (1978-2024) el Centro IDEAS celebra su 46 aniversario
DICIEMBRE
* 1 diciembre, Día de la Prevención del SIDA
* 3 diciembre, Día Internacional del No Uso de Agroquímicos.
* 3 diciembre, Día nacional de la promoción de la Agricultura Ecológica.
* 6 diciembre, (1999-2024) Vigésimo quinto Aniversario de la BioFeria de Miraflores.
* 8 de diciembre: Inmaculada Concepción. Feriado
* 9 de diciembre: Batalla de Ayacucho. Feriado
* 10 diciembre, Día de la Declaración de los Derechos Humanos
* 14 diciembre, día del Cooperativismo Peruano
* 25 de diciembre: Navidad. Feriado
* 1 de enero 2025, feriado
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BIOCOMPARTIENDO # 08 - 2024
¡Por una vida sana y feliz, libre de transgénicos cancerígenos!
Domingo 4 de agosto de 2024
Editor: Fernando Alvarado de la Fuente
FaceBook: Fernando Alvarado BioFerdi
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