El Cuadro de Mando Integral (CMI) aparece como una herramienta de gestión al servicio de las empresas a finales del siglo pasado, en respuesta a la inestabilidad y complejidad de los mercados, como consecuencia del desarrollo tecnológico de las últimas décadas. Si bien es cierto que con anterioridad se desarrollaron otras herramientas de gestión basadas fundamentalmente en la calidad y en los clientes, éstas fracasaron por su incapacidad para explicar de forma íntegra y global el funcionamiento y los resultados empresariales. El Cuadro de Mando Integral surge con el objetivo de relacionar las fases de formulación estratégica e implantación de la misma dentro del proceso de dirección estratégica. El Cuadro de Mando Integral transforma la visión y la estrategia en objetivos e indicadores organizados en diferentes perspectivas: financiera, clientes, procesos internos, aprendizaje y crecimiento. Se concibe como una filosofía práctica de gestión empresarial desarrollada en la Universidad de Harvard por los profesores Robert Kaplan y David Norton en 1992. Su principal característica es la medición tanto de los factores financieros como de los no financieros del estado de resultados de la empresa. Kaplan y Norton desarrollaron el más conocido de los modelos del Cuadro de Mando Integral y el que más aceptación ha tenido hasta el momento.
El Cuadro de Mando Integral no debe plantearse como la solución a los problemas pasados sino como la respuesta a los nuevos acontecimientos y situaciones que afectan a la gestión y dirección de empresas. Entre éstos cabe mencionar los siguientes: 1. Mayor peso de los activos intangibles frente a los activos tangibles en la ventaja competitiva. 2. Fallos en la implantación estratégica en los diferentes niveles organizativos. 3. Visión a corto plazo en el proceso de definición estratégico. 4. Exceso de uso de indicadores financieros. 5. Ambigüedad causal o falta de claridad en las relaciones causa-efecto. 6. Ausencia de resultados, logros y metas como consecuencia de la falta de ajuste entre la estrategia y la acción. 7. Falta de comunicación entre los niveles directivos y los operarios de la empresa. Las organizaciones actuales operan en la denominada era de la información en la cual los supuestos de funcionamiento han cambiado. En este sentido las ventajas competitivas en la mayoría de las empresas no se explican por la especialización en una función empresarial, sino que las organizaciones actualmente funcionan como procesos integrados con ajuste entre las diversas funciones empresariales que explican y refuerzan la ventaja competitiva en términos de velocidad, eficiencia y calidad.
En las Universidades pública, no se trata de maximizar el beneficio, sino de prestar los servicios de la mejor forma posible llegando a todos los ciudadanos, con calidad, eficacia y empleando el menor número de recursos. Esto tiene dos consecuencias importantes: por un lado, que la perspectiva financiera no es la más importante sino que, aunque se intente maximizar, se trata, más bien, de una restricción, en cuanto que los recursos son cada vez más escasos y deben destinarse a más finalidades, por lo que emplearlos de forma eficiente y racional es una cuestión de supervivencia; y, en segundo lugar, que la perspectiva verdaderamente importante es la del usuario, en cuanto que de la calidad que el mismo perciba del servicio dependerá que lo demande, por tanto dependiendo de ello, en última instancia, el éxito de la institución.
Los Departamentos Universitarios, dentro del ámbito de competencias atribuido por la legislación vigente tienen la facultad de promover todas aquellas actuaciones tendentes a mejorar el servicio que prestan y elevar el grado de satisfacción de sus estudiantes con la mayor eficacia y eficiencia, introduciendo todas aquellas herramientas de gestión que tengan como finalidad este propósito.