A veces la semilla
plantada necesita morir, también tus esperanzas más preciadas deben morir, antes
de renacer para dar los frutos de una nueva vida y una nueva
oportunidad.
Libro de Urantia.
Pág. 555
¡Cómo cuesta
desprenderse de lo que tenemos y aceptar dejar de lado nuestros planes o
ilusiones! Sentimos que el mundo se nos viene abajo y pocas veces pensamos que
ese fracaso o esa renuncia o desapego, puede ser el comienzo de algo muy
superior a lo que deseábamos, porque nosotros vemos lo mediático, pero nuestro
Padre que nos ama, ve el mañana y sabe lo que realmente necesitamos.
Por eso, cuando las nubes nublan nuestro horizonte, es cuando más debemos
confiar en el amor divino, porque "Dios ama a cada criatura como a un hijo y ese
amor acompaña a cada criatura a lo largo de todo el tiempo terrestre y de la
eternidad."1304
Por eso, debemos
confiar en nuestro Padre y para que la vida espiritual sea algo realmente
vivo, debe estar disponible siempre a enfrentar continuos cambios,
porque son ellos los que nos permiten crecer, pues " el hombre debe criarse
en un ambiente que requiera el enfrentamiento con dificultades y la reacción a
los desencantos. Para ser altruistas, la experiencia de vida debe
proporcionarnos el encuentro con situaciones de desigualdad social. De la misma
forma que para aprender de la virtud de la esperanza, debemos enfrentarnos
constantemente con inseguridades e incertidumbres recurrentes. Para que nuestra
fe sea sólida, debe reconocer que hay cosas que no son comprensibles a su mente
finita y que si quiere avanzar debe aprender a confiar y a vivir cara a
cara con el incesante clamor de un yo inescapable que exige reconocimiento y
honor. El hombre no puede elegir dinámicamente la vida divina, si no existe una
vida del yo a la cual renunciar. El hombre no podría nunca aferrarse a la
salvación en la rectitud, si no hubiera ningún mal potencial que exalte y
diferencie el bien por contraste, por tanto el hombre debe vivir en un mundo en
el que la alternativa del dolor y la probabilidad del sufrimiento son
posibilidades experienciales siempre presentes."1457
El agricultor cuando
siembra las semillas, no piensa que las está ahogando en la tierra, sino muy por
el contrario, sabe que al enterrarlas les esta´dando la posibilidad de que se
transformen y den frutos en abundancia. Dios a través de nuestros Espíritus
residentes, hace lo mismo con nosotros, por eso ellos "no están interesados
en hacer fácil la carrera mortal; más bien les interesa hacer vuestra vida
razonablemente difícil y áspera, para que las decisiones estén estimuladas y
multiplicadas. Ellos querrían reemplazar vuestros sentimientos de temor por
convicciones de amor y confianza; pero no pueden hacer estas cosas mecánica y
arbitrariamente; ésa es tarea vuestra. Al ejecutar aquellas decisiones que os
liberen de las cadenas del temor, vosotros abastecéis literalmente el flujo
psíquico, sobre el cual el Espíritu podrá posteriormente aplicar la palanca
espiritual de iluminación elevada y progresiva, pero ésto no significa una
vida fácil, ni la liberación de arduo razonamiento, pero dicho don divino ha de
conferir una paz sublime de mente y una extraordinaria tranquilidad de
espíritu."1192
La semilla debe
aguardar un tiempo para su gestación, la vida espiritual también tiene una
evolución lenta que requiere de tiempo y constancia, porque los deslumbramientos
místicos no son perdurables, desaparecen con la misma rapidez que llegaron,
porque " demasiado de lo que surge de los recuerdos inconscientes de la
mente humana, se intrepretan erróneamente como experiencia religiosa." 1099
por lo tanto si queremos que el reino de Dios llegue a nuestra alma y
al mundo entero, debemos seguir los consejos de Jesús cuando nos dijo que: "este
nuevo reino es semejante a una semilla que crece en tierra fértil. No alcanza
rápidamente su plena fructificación. Hay un intervalo de tiempo entre el
establecimiento del reino en el alma del hombre y la hora en que el reino
madura, hasta llegar a su plena fructificación de la justicia perdurable y la
salvación eterna. Este reino que os declaro no es un gobierno de poder y
abundancia. El reino del cielo no es asunto de comida y bebida sino más bien de
una vida de rectitud progresiva y de creciente gozo en el servicio
perfeccionador de mi Padre que está en el cielo. He venido a predicar la buena
nueva del reino. No he venido a aumentar las cargas pesadas de los que quieran
entrar en este reino. Proclamo un camino nuevo y mejor, y los que puedan entrar
en el reino venidero, disfrutarán del descanso divino. Sea lo que fuere que os
costare en las cosas del mundo, sea el que fuere el precio que paguéis para
entrar en el reino del cielo, recibiréis muchas veces más en gozo y progreso
espiritual en este mundo, y vida eterna en la era
venidera."1537
Seamos tierra fértil
para que nuestro Espíritu residente pueda plantar en nuestra mente la Verdad, la
Belleza y la Bondad que puede transformarnos en hijos amantes capaces de
hacer que el mundo actual, se converta en reino de
Dios.
yolanda silva
solano