ALIANZA AFRORIENTE CALI
ESCUELA CIUDADANA, ASOJOVENES MED, ECOTAMBOR
Comunicado de Prensa
¡Más muertes que restitución de tierras…!
Nada más ayer, 9 de abril, Día Nacional de la memoria Histórica y de Solidaridad con las Víctimas del conflicto armado colombiano (fecha que conmemora el asesinato/magnicidio perpetrado por las oligarquías liberal/conservadoras contra el líder socialdemócrata Jorge Eliécer Gaitán, en 1948), nuestra organización se pronunció sobre el particular advirtiendo, entre otras cosas, que el proceso, tres (3) años después de entrada en vigencia la Ley 1448, llamada de Víctimas y Restitución de Tierras, mostraba la situación que da título a este escrito, es decir que mientras no se ha adelantado ninguna titulación por vía restaurativa, si hay en cambio ya centenares de líderes y lideresas que han caído bajo las balas asesinas por cuenta de las bandas criminales, rezago del paramilitarismo homicida que, a su vez, agencia los intereses de latifundistas y terratenientes hoy usufructuarios ilegales de las tierras arrebatadas a las familias mediante el desplazamiento masivo por cuenta esos grupos terroristas, de claros vínculos con fuerzas del estado.
Pues bien: no se habían cerrado aún los actos conmemorativos de esta fecha luctuosa (prevista en la ley 1448 de 201), cuando las bandas asesinas, en plena impunidad por la connivencia de agentes estatales, cegaron la vida del líder popular Adán Bernardo Quinto el municipio de Turbo, Urabá Antioqueño. Esta acción, como ustedes comprenderán, significa un claro desafío al estado, a las instituciones todas y a la sociedad civil, en el sentido de que seguirán oponiéndose, como lo vienen haciendo hasta ahora con gran éxito, a todos los intentos por devolver la tierra a las familias legítimas dueñas de aquellas, y que continuarán desafiando a la institucionalidad y a la sociedad en su conjunto con tal de mantener intactos los privilegios del puñado latifundista que hoy ocupa la mayor cantidad de las mejores tierras en todo el territorio nacional. El compañero Quinto fue asesinado a las 7:30 a.m. horas de ayer, 9 de abril de 2014, cuando le había sido, extrañamente modificado y reducido su sistema de vigilancia, escoltas y vehículo blindado, algo que las autoridades deberán explicar plenamente. Se confirma, entonces, que este acto delincuencial pretendía no sólo cegar la vida del destacado e íntegro dirigente sino además, y sobre todo, notificar claramente que las mal llamadas fuerzas “oscuras”, de cuya intención surgió y se consolidó el paramilitarismo en Colombia (fuerzas que, no debemos perder de vista, incluyen a altos jerarcas del Ejército oficial), continúan intactas, actuantes, y que continuarán su racha de crímenes con tal de impedir la devolución de tierras despojadas al campesinado mediante la violencia y el desplazamiento interno.
Enfocando este lamentable hecho desde la perspectiva étnica, como lo decíamos en el comunicado de ayer, el compañero asesinado ayer pertenecía a la etnia afro, lo cual refuerza la idea de que este segmento étnico vive una verdadera catástrofe humanitaria, no sólo por las deplorables condiciones de vida a que se le ha sometido sino también por su martirologio prolongado por cuenta de estos grupos criminales.
¡Que el Estado, entonces, responda por este asesinato…! ¡Que los sectores políticos ligados al paramilitarismo, y los “parlamentarios” que resultaron en la cárcel o vienen siendo objeto de investigación por los mismos hechos, también respondan ante la sociedad colombiana…! No hay tales “fuerzas oscuras” en esta conjura criminal, pues la opinión pública, las autoridades y la comunidad internacional tienen suficientes pruebas de quiénes han alentado el paramilitarismo y hoy continúan como si nada, haciéndose elegir y/o designar para los poderes ejecutivo, legislativo y judicial.
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