Masoneria y Vaticano tienen como enemigo en común al socialismo o izquierda

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Masoneria y Vaticano tienen como enemigo en común al socialismo o
izquierda
Existe una dura condena del antes cardenal Ratzinger ahora Papa
Benedicto 16 contra la socialista «teología de la liberación» por
considerarla muy peligrosa y dañina para el mundo. Pensar que detrás
de los masones que se dicen de izquierda hay un agente católico de la
Teología de la Liberación, es muy claro y evidente , claro no todos lo
serán, pero, si la trama de esa parte de la Iglesia Católica es formar
ciertos personajes luego infiltrarlos en las filas masónicas, para
destruir a la Masonería desde sus cimientos evidentemente sí, y la
forma era infiltrar socialistas y luego que estos provocarán el
abatimiento de columnas, como un efecto de caída de fichas de dómino.
Socialismo un mal que afecto tanto a la Masonería como a la Iglesia
Católica en su conjunto
Durísima condena del ex Santo Oficio contra la «teología de la
liberación», definida como la «gran heregía de nuestro tiempo, nueva y
global, y por esto peligrosísima» - Bueno ellos solo quieren aparentar
una distanciación, crear personajes así son de peligro ya lo vemos con
la creación vaticana de Fernando Lugo Obispo izquierdista ahora
presidente depuesto de Paraguay, ahora la Iglesia pretende
desconocerlo.- Jean-Bertrand Aristide es un político y sacerdote
salesiano haitiano, portavoz de la teología de la liberación de
izquierda Vaticana . Fue presidente constitucional de Haití en 1991,
entre 1995 y 1996, y entre 2001 y 2004), que hay que decir tubo malos
resultados.
«La teología de la liberación constituye un peligro fundamental tanto
para la Masonería como para el Vaticano , porque se trata de una nueva
forma de comprensión global y de realización de socialismo en su
totalidad, y que por esto cambia todas las formas de la vida de la
Masonería. Forma en la Iglesia una constitución jerárquica y
sacerdotal , la liturgia, la catequesis, las opciones morales Se trata
de una nueva interpretación del cristianismo, cuya gravedad no se
valora suficientemente porque no entra en ninguno de los esquemas
tradicionales de herejía». Y esta desde hace años ha penetrado en la
Masonería, con graves consecuencias. Esta tendencia de la teología de
la liberación es un golpe para la masonería vaticana, y no por ser
liberales ciertos cardenales, deben considerarse afines a esta
peligrosa tendencia. –
Quien da este juicio es la autoridad más competente en materia de la
doctrina cristiana dentro de la Curia romana y de la Iglesia católica,
«el teólogo de los teólogos oficiales de la Iglesia», el Papa
Benedicto 16 antes cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la
Congregación para la Doctrina de la Fe, el ex Santo Oficio de la
Inquisición, el encargado del Papa de vigilar y guardar el sello
supremo de la veracidad doctrinal. La denuncia de la «nueva gran
herejía» de nuestro tiempo está contenida en un documento oficial, que
fue sometido al parecer de una comisión especial de teólogos el pasado
mes de septiembre y que la revista de «Comunión y Liberación» y de los
italianos del Opus Dei, «30 Giorni», acaba de dar a conocer sin
esperar su publicación oficial. El movimiento de «Comunión y
Liberación» tiene como objetivo primario fundacional la lucha contra
la «teología de la liberación», que desde siempre ha visto como
adversaria de la llamada doctrina social de la Iglesia.
En el documento, el cardenal Ratzinger comienza indicando las regiones
«envenenadas por la más terrible herejía que al cristianismo le ha
tocado sufrir en los tiempos modernos». Su centro de gravedad está en
América Latina, pero existe ademas India, Sri Lanka, en las islas
Filipinas, en Taiwán y en Africa «en aquellas regiones –decía
Ratzinger con un patente lapsus freudiano- donde el cristianismo ha
abrazado la lucha de los pobres que quieren liberarse de la opresión».
Según el cardenal del Santo Oficio, este punto de abrazar la lucha de
los pobres en pro de su liberación» sería una cosa sacrosanta,
verdaderamente evangélica, y precisamente este punto constituye -sigue
el cardenal Ratzinger- el núcleo de verdad que anida en Ia nueva
herejía, y que precisamente por esto su error es tan peligroso. Sobre
todo -apunta una crítica de Ratzinger a la Iglesia oficial- esta
terrible herejía no podría apropiarse de ese núcleo de verdad, si esta
verdad estuviese suficientemente testimoniada y vivida allí donde
tiene su lugar, en la fe de la Iglesia». En otras palabras, «la lucha
por la liberación de los pobres» no está suficientemente evidenciada
por la praxis de la Iglesia oficial.
Evangelio y marxismo
El documento de entonces cardenal Ratzinger parte para analizar de
dónde ha surgido tan endemoniada herejía de los años inmediatos al
Concilio
Según Benedicto 16, en aquellos años se produjo una situación
teológica nueva: primero, se creó la opinión de que la tradición
teológica existente hasta entonces no podía ser ya aceptable y que
eran necesarias orientaciones teológicas totalmente nuevas; segundo,
por esto se volvieron los ojos a las llamadas «ciencias», que se
tomaron como el evangelio moderno: la sicología, la sociología y la
interpretación marxista de la historia fueron consideradas como
científicamente seguras y por lo tanto como instancias incontestables
del pensamiento cristiano». Un peligro para la Masonería Vaticana es
claro.
Fue sobre todo el marxismo -sigue el documento de Ratzinger-, el
«néomarxismo», el que trató de sustituir al Evangelio interpretado por
el magisterio eclesiástico. Así se creyó -afirma Ratzinger poder
responder al desafío de la miseria en el mundo, y de actualizar el
sentido correcto del mensaje bíblico.
Para el Papa Benedicto 16 la nueva teología de izquierda consiste en
mezclar la Biblia con Marx, y as í se produce «la gran herejía de
nuestro tiempo», algo que evidentemente daña el establecimiento del
Nuevo Orden Eclesiastico. De esta forma el mundo queda interpretado a
la luz del esquema de la lucha de clases y la única elección posible
es entre capitalismo y marxismo. Además, toda la realidad es política
y debe ser justificada políticamente.
Según el vigilante de la ortodoxia católica, «el concepto bíblico del
pobre ofrece el punto de partida para la confusión entre la imagen
bíblica de la historia y la dialéctica marxista. Así el concepto de
pobre queda interpretado bajo la idea del proletariado en sentido
marxista y se justifica el marxismo como legítima hermenéutica de la
Biblia». Los nuevos teólogos -sigue el prefecto romano- rechazan el
magisterio eclesiástico, y resulta imposible toda intervención del
magisterio eclesial, porque en el caso que se oponga a la
interpretación del cristianismo que da la nueva herejía, se
demostraría que el magisterio está de la parte de los ricos y de los
potentados y contra los pobres y que sufren, es decir, contra Jesús
mismo, y por lo tanto en la dialéctica de la historia se colocaría el
magisterio de la parte negativa». De esta forma la teología de la
liberación cambia -argumenta Ratzinger- la composición misma de la
Iglesia: de ser un conjunto de laicos y jerarcas pasa a ser
«comunidad», «pueblo», es decir, «Iglesia popular», que ya el Papa se
encargó de condenar en su discurso a los sandinistas en Managua.
Desde el punto de vista de la espiritualidad, la «nueva herejía» da un
vuelco a conceptos tan nucleares en el cristianismo como «amor» y
«resurrección». Para la teología de la liberación, «el amor de que
habla el Evangelio es la opción por los pobres, es decir, coincide con
la lucha de clases. Mientras la resurrección es la esperanza de los
oprimidos, los que sufren la injusticia estructural, que no es sino
una lenta crucifixión». El cardenal Ratzinger ahora Papa Benedicto 16
concluyó llamando la atención sobre el gravísimo peligro de esta
«nueva y global herejía, que posee una lógica impugnable y una
fascinación que atrae a todos los que trabajan en el Tercer Mundo».
El Papa Benedicto 16 se pregunta ahora por qué ejerce tal atracción,
pero no da ninguna respuesta, simplemente vuelve a preguntar «qué se
puede hacer y se debe hacer para contrarrestarla».
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