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Hermes Trismegisto

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luz-illuminati

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Sep 6, 2009, 12:14:09 PM9/6/09
to
Hermes Trismegisto

¿Por qué "tres veces gran Hermes"? Existen diversas explicaciones,
siendo una de ellas la que estos textos están estrechamente
relacionados con la masonería hermética, culto secreto que
floreció en Europa en el siglo 18 y que era a su vez una versión
actualizada de una anterior escuela esotérica, posiblemente la de
los Templarios. La ley de las tres peticiones, una ley ocultista que
exige que cualquier petición mágica profundamente significativa
debe formularse tres veces, era estrictamente respetada en esta
disciplina. El principio en el que se basa esta ley es en el de que,
a
la primera declaración, se alerta a la mente consciente, a la
segunda entra en juego el subconsciente y, a la tercera el espíritu
está lo suficientemente en comunicación con ambos niveles de
conciencia como para poder responder por sí mismo sin interferencia
de las normas racionales programadas o inclinaciones metafísicas
de moda en cada momento. Un ejemplo clásico de este
principio lo constituye la petición o pregunta formulada por
Jesucristo
a San Pedro que repitió tres veces.


tra interpretación de la denominación de "tres veces grande"
se basa en el significado del número "tres" en su modalidad
tanto expansiva como educativa.
El Trismegisto representa parte de una recopilación de enseñanzas
ocultistas del antiguo Egipto, que se diferencian de las
"oraciones a Hermes" de la magia egipcia y de los textos herméticos
sobre alquimia. De hecho, esta recopilación es única y original.
Está compuesta por:
(a) El Corpus Hermeticum (conjunto de enseñanzas), que
incluye los "poimandres", recopilación de catorce sermones, y las
definiciones de Asclepius, con instrucciones de Hermes a dicho médico
griego.
(b) El Sermón Perfecto, también conocido como Asclepius,
ya que fue dirigido al personaje así llamado. Sólo se conserva la
antigua versión en latín, ya que la griega se ha perdido.
(c) Los Extractos de Stobaeus. Hay veintisiete de estos
extractos o fragmentos de sermones que se han perdido, y que
fueron "des-cubiertos" y retraducidos por un tal John Stobaeus,
estudios pagano de finales del siglo quinto y comienzos del sexto.
Stobaeus recopiló fragmentos, algunos de los cuales eran bastante
largos, sobre todo el conjunto titulado "La Virgen del Mundo";
procedente de autores griegos y escuelas ocultistas de la época. En
mi opinión, se trata de uno de los mejores de los veintisiete
extractos
o fragmentos, y aparece en forma de una serie de instrucciones de
Isis a su hijo, Horus, sobre el arte de la magia egipcia y de los
misterios egipcios.
(d) Las referencias y fragmentos de los primitivos
patriarcas cristianos. Los primeros estudiosos cristianos y doctores
de la Iglesia, comentaron con frecuencia el "Hermes Trismegisto",
habiendo llegado hasta nosotros veinticinco fragmentos breves.
Debido al carácter herético de la doctrina Hermética, esos autores
tendieron a mostrarse en contra de la misma, lo que de hecho ha
contribuido a mantenerla viva. No obstante, resulta interesante
señalar que, a pesar de su oposición, expresan un cierto
reconocimiento
cuando no respeto por el poder y la filosofía Trismegística.
(e) Referencias y fragmentos de filósofos primitivos, no
necesaria-mente cristianos. Gracias a Zósimo, Fulgencio o Jámblico,
hemos conseguido tres fragmentos, y gracias a Julián, el emperador
filósofo (irreverentemente llamado "el apóstata" por sus
contemporáneos
cristianos), existe toda una serie de referencias y
conocimientos enormemente valiosos.
Los testimonios ofrecidos por estos extractos o fragmentos
históricos coinciden con buena parte de lo que ha llegado hasta
nosotros a través de fuentes verbales tradicionales, instrucciones
internas de logia de maestros a discípulos e inspiraciones místicas.
Como es lógico, se han deslizado también errores, tendiendo los
traductores a reinterpretar los textos a la luz de sus propias
experiencias y de las tendencias ocultistas de moda durante su
vida. Esos fragmentos son únicamente los escasos restos de lo
que debió ser en algún momento una abundante literatura en gran
medida reservada para el estudioso dedicado o el iniciado, buena
parte de la cual se habría perdido totalmente de no haber sido por
los diligentes esfuerzos de un apologista hermético que seleccionó
algunos de los sermones para ejemplificar el carácter leal del
"Hermes Trismegisto" con respecto a la posición de los reyes.
El hecho de que esos fragmentos sueltos hayan conseguido
superar la prueba del paso de los siglos, teniendo en cuenta las
graves mutilaciones derivadas de su traducción y retraducción,
fueron obras puramente secretas; en otros períodos, permanecieron
a salvo en manos de coleccionistas privados o "guardianes" del
mundo. Pero, a pesar de toda la oposición de fuentes enemigas,
tanto encarnadas como desencarnadas, algunas joyas de esas
antiguas verdades han conseguido filtrarse hasta nosotros.
Un índice lleno de referencias ocuparía demasiado espacio y
no resultaría relevante para el tema de la magia egipcia; pero,
pensando en el investigador interesado, reseñaré a continuación
unas cuantas fuentes verificables. Una síntesis de la tradición
Helenística
y Orfica en su relación con el "Hermes Trismegisto" es la
). Sobre la literatura medieval y de alquimia
tenemos la obra de M.P.E.. Berthelot, concretamente:
a
un estudio de la tradición hermética.
En el siglo xi se descubrió otro manuscrito importante, pero en
muy malas condiciones. Cuando llegó a manos de un tal Michael
Psellus, caballero muy interesado por la resurrección de los
estudios platónicos en Bizancio, le faltaban páginas e incluso
cuadernillos
enteros. Desgraciadamente una buena parte de esta traducción
de Psellus desapareció, porque intentaba justificar directamente
el politeísmo o "paganismo", viéndose el estudiante serio
una vez más defraudado. El especialista en teosofía, Reitzenstein,
hizo todo lo que pudo por volver a juntar esos fragmentos de verdad,
y Mead habla muy bien, de sus esfuerzos.
Buena parte de la literatura Trismegística, procede de los
textos griegos originales, aunque hubo tres influencias que se
superpusieron
a los primitivos, la griega posterior, la hebrea y la
egipcia. La influencia judía fue esénica o terapéutica (según Mead,
la palabra "essene" es de origen griego y no hebreo). Luego, el
"Trismegisto" cayó bajo la influencia de los primeros gnósticos
cristianos, muchos de los cuales adoptaron fragmentos importantes
del mismo como defensa de sus "herejías". El más destacado
de todos ellos fue Basilides, del que el gran psicólogo Carl Jung
creía que era o bien un fragmento de su propio grupo de almas que
le guiaba en trance a través de los "Siete Sermones de los
Muertos", o él mismo en una encarnación anterior. La gnosis
valentiniana
fue también de carácter marcadamente hermético. El
sabor gnóstico en la literatura sobre el Trismegisto es por tanto
muy intenso, por lo que es conveniente que el estudioso se aleje
hasta cierto punto de esas enseñanzas gnóstico-cristianas y se
aproxime algo más al original egipcio.
Toda la serie que compone el Trismegisto se atribuye a la
inspiración directa de Hermes, la versión griega del dios Thoth/
Tehuti, al que se califica como "señor de la sabiduría y maestro de
la humanidad". El "Trismegisto" nos dice que Thoth "ordenó las
medidas, números y orden en el universo; era el maestro arquitecto
(y de ahí la masonería hermética), y su esposa o consorte era
Nehemaut, conocida por los gnósticos como Sofía y por los
egipcios como Maat. Su símbolo era una pluma blanca y sus
restan-tes cualificaciones son las que he enumerado bajo el
epígrafe correspondiente al hablar de los grandes dioses del
antiguo Egipto.
Según el "Hermes Trismegisto", en los misterios egipcios de
Thoth, había tres grados distintos:
Mortales. Los que habían recibido instrucción pero no habían
alcanzado todavía la visión interior.
Inteligencias. Aquellos cuya visión les permitía sintonizar con otras
formas de vida dentro del universo.
Seres de luz. Los que habían llegado a unirse con la luz.
Los gnósticos denominaron posteriormente a estos tres grados
hyle, psique y pneuma.
El famoso ibis de Thoth ha sido frecuentemente sometido a
estudio astrológico, abundando las polémicas y controversias sobre
qué signo representa. Dado que el Zodíaco fue originalmente
conocido como "el círculo de los animales", no deberíamos dar por
sentado que los signos humanos que actualmente conocemos
como Acuario, Géminis y Virgo fueron originalmente representados
de esa manera. Como maestro divino y conservador de los
archivos Akáshicos, Thoth tiene por naturaleza mucho en común
con Virgo; pero, debido a la referencia a "las aguas del
conocimiento",
puede identificársele también con Acuario, mientras que
es posible que Libra represente su status de juez celestial.
En los textos gnósticos, Thoth es tutor tanto de !sis como de
Osiris, y uno de los "ocho" sagrados, es decir, de las cuatro parejas
de divinidades, cada una de ellas una sicigia de poderes masculinos
y femeninos, positivos y negativos, activos y pasivos, que
constituyen el ejemplo más antiguo de número ocho gnóstico. Según
nos informa el "Hermes Trismegisto", la labor de Thoth consiste
en mantener un equilibrio o contrapeso perfecto, de ahí que
su principal símbolo sea el caduceo.
Para comprender plenamente la magia egipcia, y poder por
tanto practicarla, es esencial un amplio conocimiento del simbolismo
empleado. Algunos símbolos gnósticos/egipcios pueden
provocar confusión, pero sólo si uno no ha practicado de hecho la
magia egipcia. Por ejemplo, el cinturón de Afrodita, que forma
también parte de la magia griega, está relacionado en el sistema
hermético tanto con Thoth como con Ptah, teniendo evidentes
implicaciones masónicas. Como señor del "karma", Thoth tenía
poder tanto para someterlo como para liberarlo, y de ahí la conexión;
por el contrario, en la magia griega, el cinturón de Afrodita es
un símbolo protector ya que representa la única fuerza (el amor)
capaz de resistir los rayos de Zeus, desviándolos. Si a Zeus se le
ocurría lanzar un rayo contra alguien, el pobre infeliz se encon86
traba totalmente sin protección, a menos que pudiera ganarse los
buenos oficios de la diosa del amor, que podía detenerlo con su
cinturón; todo esto constituyen indicaciones, y bastante claras, de
que, en último extremo, el amor es la fuerza más potente del
universo.
Otro símbolo del sistema hermético egipcio con fuerte influencia
helénica es el del velo de Atenea, diosa de la sabiduría. Se
trata de un velo espiritual y que no tiene nada que ver con el "velo"
levantado por aquel que busca en serio la verdad y acaba de entrar
en el reino del conocimiento. Tampoco se debería con-fundir con el
escudo de Atenea o con su famoso yelmo, ambos potentes
símbolos en el sistema griego.
En el "Libro de las respiraciones", se denomina a Thoth "señor
de la respiración del cuerpo y del control sobre el vehículo
físico", por lo que resulta evidente su relación con el yoga
mántrico.
Se le representa asistido por Anubis, que le guía en su camino por
el Averno o astral inferior.
La naturaleza dévica de Thoth/Hermes se ve confirmada por
distintas oraciones que aparecen en el "Trismegisto": "entra,
aparécete
a mí, oh señor, que tienes el poder y la fuerza sobre el fuego,
y tu trono entre los siete postes. Sobre tu cabeza llevas una
corona de oro, y en tu mano un cetro con el que mandas a los
dioses." (La varilla mágica o de poder, que dirige a los "dioses", o
siete rayos de manifestaciones del Sol.) La influencia griega es
evidente aquí, pero no debería afectar a la eficacia del sistema
mágico egipcio tal como se enseña en estas obras, ni de hecho lo
hace.
La filosofía griega y la sabiduría egipcia, se fusionaron realmente
en la época de los Lágides, que convirtieron poco a poco a
Alejandría en el centro intelectual, científico, filosófico y
religioso
del mundo helenístico. De hecho, la clara forma de pensar de la
lógica griega se debió para despojar al sistema egipcio de algunas
de las capas externas que lo habían ido recubriendo a lo largo de
los siglos, acercándolo más al original que, por ejemplo, al
ocultismo de Tebas, o del período medio. Manetho, el sacerdote
egipcio de Heliópolis, fue famoso por haber traducido los misterios
al griego. Vivió durante los últimos años del siglo iv y los primeros
del siglo iii antes de Cristo, durante el reinado de los últimos
Ptolomeos.
En lo que se refiere a esta investigación, uno de los fragmentos
de textos que han llegado hasta nosotros tiene una considerable
importancia, y su conservación se le debe a un tal Georgius
Syncellus. Se afirma que procede de una obra del mismísimo Manetho,
titulada "Sothis", y cuyos restantes fragmentos han desaparecido
totalmente. El párrafo con la frase introductoria del
monje Syncellus dice lo siguiente:
Nos proponemos exponer algunos extractos o fragmentos
relativos a las dinastías egipcias, procedentes de los libros de
Manetho, quien era sumo sacerdote de los templos paganos de
Egipto, y quien basó sus réplicas (al rey Ptolomeo) en los
monumentos que se encuentran en el país seriádico. Según él,
dichos monumentos contenían inscripciones en el idioma sagrado y
en los caracteres de los escritos sagrados de Thoth, el primitivo
Hermes; tras el Diluvio Universal, fue-ron traducidos del idioma
sagrado al entonces lenguaje común, pero siguieron escribiéndose
en caracteres jeroglíficos, conservándose en forma de libros por los
Buenos Daimons y por el segundo Hermes, padres de Tat, en las
cámaras interiores de los templos de Egipto.


¿Corresponde el sistema egipcio de dioses a las formas arquetípicas
representadas en el tarot o a las fuerzas planetarias de
la astrología? Esta es una cuestión que surgirá inevitablemente
antes o después. Empecemos pues con la astrología. Dado que las
deidades egipcias originales no pertenecían en principio a este
sistema
solar, se nos plantean considerables dudas o interrogaciones.
Los griegos se esforzaron bastante por encontrar equivalentes a
los dioses egipcios en su propio panteón, pero incluso ellos se
dieron
cuenta de las diferencias. Asignar equivalentes planetarios o
zodiacales a las divinidades egipcias no resulta tarea fácil; pues,
para ser sinceros, hay que reconocer que no siempre encajan. Sin
embargo, evidentemente existen signos y planetas que armonizan
con algunos de los rayos egipcios y, por tanto realizaré un intento
algo temerario de encontrar correspondencias para aquellos que
deseen planificar sus sesiones astrológicamente.
Cuando se le pidió que explicase qué dioses regían determinados
signos, el poeta romano Gaius Manilius (siglo 1 antes de
Cristo) escribió los siguientes versos:
Palas rige al cordero lanudo y Venus guarda al toro,
Apolo se ocupa de los bellos gemelos y Mercurio del cangrejo.
Júpiter, junto a la madre de los dioses, es el mismo señor de Leo.
La Virgen con su mazorca de maíz, corresponde a Ceres, la
balanza.
A Vulcano el guerrero, mientras que Escorpión corresponde a
Marte el guerrero. Diana controla la parte humana del
cazador, pero la de caballo
Es regida por Vesta con las estrellas constreñidas de Capricornio.
Acuario es el signo de Hera a diferencia de Júpiter,
Y Neptuno rige sobre el par de Peces que se mueven en el
firmamento.
Traduciendo todo esto al Panteón griego nos encontramos
con: Palas-Atenea, Venus-Afrodita; Mercurio-Hermes; Júpiter-Zeus;
Ceres-Demeter; Vulcano-Hefestus; Marte-Ares; Diana-Artemisa;
Vesta-Hestia; Juno-Hera y Neptuno-Poseidón.
Herodoto, Plutarco y sus contemporáneos tenían opiniones
diferentes en lo que se refiere a las correspondencias entre los
dioses griegos y sus predecesores egipcios, pero algunas de las
correspondencias más conocidas son las siguientes: Apolo-Horus;
Hermes-Thoth; Hephaestus-Ptah; Afrodita-Hathor (o, en algunos
casos, Nephthys); Demeter-Isis; Artemisa-Bast; Zeus-Amón; Hera-
Mut. Sin embargo, incluso en aquellos tiempos, los estudiosos no
se ponían de acuerdo, ya que en algunos textos se afirma tajantemente
que al Sol en Leo se le adoraba bajo la forma del dios Osiris,
y al Sol de Virgo bajo la de Isis, su esposa, mientras que era
Anubis y no Thoth quien regía sobre Cáncer. Escorpión se le asignó
también a Set como enemigo de Horus. En otra fuente se cita
también el 24 de junio como fecha de nacimiento de Horus, lo que
le convierte en Cáncer, mientras que la figura equina de los
misterios
egipcios parece relacionarle con el principio de Sagitario. La
conexión entre Thoth/Hermes y el signo zodiacal de Cáncer resulta
bastante desconcertante, aunque algunas veces se nombra a
Mercurio como deidad del segundo decanato de Cáncer. Pero, tal
como ha señalado prudentemente Dane Rudyhar, "las mediciones
de la astrología son simbólicas y tienen que ser traducidas a
cualidades humanas".
Mi propia experiencia con los arquetipos egipcios me inclina a
decir que las correspondencias planetarias más aproximadas serían
las siguientes, aunque incluso en éstas cabe un cierto margen
de duda. Pero, al menos, son armoniosas.


VENUS-Bast (Hathor)
MERCURIO-Thoth
JUPITER-Horus
EL SOL-Osiris (o Horus) LA LUNA-Isis
PLUTON-Anubis
SATURNO-Ptah (o Thoth) NEPTUNO-Nephthys
URANO-Hathor (o Ptah)


Esta relación o lista encuentra una correspondencia natural
entre los dioses nombrados y los signos zodiacales correspondientes,
aunque cabe advertir que no existe un equivalente egipcio de
Marte. Los escribas de la antigüedad solieron relacionar a Set con
el rayo guerrero y el signo de Escorpión, dejando que fuese Hathor
en figura de Sekhmet quien se hiciese cargo de Aries.
El origen del tarot es un tema que siempre ha provocado
controversias y debates, aunque existe una fuerte corriente de
pensamiento que remonta su simbolog(a a los tiempos del antiguo
Egipto; por lo que, al menos en teoría, debería resultar fácil
relacionar las formas divinas egipcias con los grandes arcanos. A
pesar de las numerosas variaciones existentes, permanecen
asociaciones evidentes que asaltan nuestros sentidos visionarios.
Por ejemplo, el número 1, El Mago, es evidentemente Thoth, y el
papel del número 2, La Suma Sacerdotisa, se adecua
perfectamente a Isis. Hathor parece corresponder al número 3, La
Emperatriz, y Horus al número 4, El Emperador. El papel
hierofántico parece corresponder a Osiris, como rey/sacerdote;
Anubis es el necio que entra riéndose all í donde a los propios
ángeles les daría miedo entrar; Bast es la madre señora del
número 11, la Fuerza, que abre las fauces de su prima leonina
como si fueran los pliegues de una bolsa de seda; y Nephthys más
en su papel de fusión que de difusión, se sentiría bastante cómoda
en el número 14, la Templanza. Como es lógico, cabe argumentar
también que el número 7, el Carro, corresponde a Horus, mientras
que el número 19, el Sol, se adecua a Osiris. Bast y los suyos
tienen mucho en común con los dioses leoninos gemelos de Sirio
en el número 17, la Estrella; el Juicio Final puede corresponder a
Thoth, Anubis u Osiris, las tres deidades relacionadas con la idea
de juicio, y lo mismo puede decirse de la número 18, la Justicia.
Hasta aquí llegan las equivalencias o correspondencias. No existen
reglas fijas o estrictas siempre que los rayos sean armoniosos y
uno evite al viejo "tío Set", en el número 15.
Echemos ahora un rápido vistazo a la masonería, en la que,
como saben de sobra los versados en el tema, abunda la simbolog(
a egipcia. Pero, una vez más nos encontramos con diversos
sistemas masónicos, todos ellos distintos entre sí. Los masones
ingleses afirman con frecuencia que la masonería llegó a su país
en tiempos de Athelstan y, por tanto, es anterior a las escuelas
medieva
les europeas. Según ellos, un tal Laurence Demott se elevó desde
Archi Masón a Gran Maestro de la masonería inglesa y escribió el
famoso Ahiman Rezon o Libro de las Constituciones aproximadamente
en tiempos de Mozart, quien realizó un vívido retrato de
las prácticas masónicas en su ópera "La flauta mágica". Así pues,
algunos masones británicos remontan sus orígenes hasta la antigua
Logia de Kilwinning, y muchos masones europeos, consideran
que sus antecedentes se remontan hasta los días del antiguo
Egipto, o incluso hasta la Atlántida, sigue existiendo una cierta
conexión con Egipto, aunque sea sólo en principio.
"Die Zauberflóte" ("La flauta mágica"), de Mozart, merece ser
examinada, ya que contiene una gran riqueza de símbolos mágicos
egipcios en idioma masónico. Las correspondencias arquetípicas
son sumamente reveladoras, y el trayecto evolutivo del alma a
través de las tribulaciones de la vida terrenal hasta llegar a los
reinos de Isis y Osiris, está brillantemente representado tanto desde
el punto de vista dramático como desde el musical. Mucha
gente no consigue relacionar a Papageno, el cazador de pájaros,
con la familia de los felinos, elemento que Mozart parece haber
tomado de los Templarios, quienes sentían una gran reverencia por
la tríada Ptah/Bast/Imhotep. El carillón o juego de campanas
utilizado en la ópera tiene su origen en el sistro de Bast y, si se
sigue
correctamente la simbología, en los montajes de "La flauta
mágica"; debería utilizarse un sistro. Pero pocos directores de
escena
parecen estar suficientemente familiarizados con la profundidad
de este tema, y lo tratan simplemente como una especie de
pantomima o cuento de hadas, mientras que los que tienen conexiones
masónicas prefieren ocultar los secretos y no permitir que
el público conozca las implicaciones más hondas de esta bella
ópera. Un buen ejemplo de música ocultista en Die Zauberfl6te es
la canción de los hombres armados al final de la obra
El hombre; que vaga por su camino, debe soportar las tribulaciones
del fuego y el agua, las pruebas de la tierra y el aire
y, si supera las tentaciones del poder maligno
conocerá muy pronto las alegrías y deleites celestiales. Iluminado,
preparará él mismo
los misterios sagrados de !sis para que todos los compartan.
La estructura de este fragmento contrapuntístico es algo más
que puramente masónica (con mis debidos respetos a todos los
masones), pues el dios egipcio (y estoy convencido de que hubo
uno) que inspiró a Mozart el día que lo escribió, comprendía muy
bien los sutiles efectos de los intervalos musicales sobre los
chakras. Está compuesto en la clave masónica clásica de mi menor,
lo que resulta significativo ya de por sí, y recuerda mucho a la
Terra Tremuit del canto gregoriano y a la antigua misa Tridentina
para el Domingo de Pascua. No obstante, Mozart evita aplicar
algunas de las sonoridades y tonos masónicos utilizados por
Beethoven (que era también masón) en su Missa Solemnis, y se
atiene más al antiguo tema egipcio, desafiando casi abiertamente
la poderosa influencia católica de su época. Algún día se nos
ofrecerá
un montaje de esta ópera en el que se tomen debidamente en
consideración los temas mágicos del antiguo Egipto en el que su
descendiente masónico hermético se inspiró originalmente.
Los libros sobre adivinación eran comunes en Egipto y muchos
métodos populares en el momento actual eran de uso cotidiano
hace todos esos siglos. Los egipcios se mostraron a favor de
utilizar el agua transparente o los cristales para ayudar su facultad
psíquica o percepción extra sensorial, y los sacerdotes del templo
sabían manejar hábilmente la psicometría. Los elementos, los árboles
y los pájaros eran considerados augures o indicaciones de la
voluntad de los dioses, fabricándose además flechas adivinadoras
especiales sin punta.
En aquellos tiempos antiguos abundaba también toda clase de
médium, que adoptaban la forma de oráculos cuando transmitían
las comunicaciones de los dioses a las personas favorecidas por
éstos. Los oráculos se formulaban siempre en algún lugar divino,
santuario o templo, basándose en poderes proféticos, clarividencia,
segunda visión, o cualquier otro nombre que se pueda elegir entre
la amplia gama de denominaciones semánticas que se encuentran
en los textos de psicología moderna. Parece ser que incluso los
primitivos cristianos no se mostraron demasiado contrarios a este
tipo de "indagación", y entre los que creían que los
médium egipcios poseían facultades adivinatorias, podemos incluir
nombres tales como San Tatiano, San Clemente de Alejandría,
San Juan Crisóstomo, Orígenes, San Justino Mártir, San Cipriano,
Tertuliano, Herome y San Agustín. De hecho, este último dijo lo
siguiente acerca de los poderes proféticos de los espíritus:
En su mayor parte, son capaces de anunciar de antemano lo que
van a hacer; pues con frecuencia reciben poder para provocar
enfermedades
viciando la atmósfera. Algunas veces formulan predicciones acerca
de lo que preveen mediante signos naturales, signos que superan o
trascienden a los sentidos humanos; en otras ocasiones, y mediante
signos corporales externos, se enteran de los planes de los seres
humanos,
aunque éstos no los hayan llegado a formular, pudiendo así predecir
cosas que van- a ocurrir ante el asombro de los que ignoran la
existencia
de dichos planes.
El viejo San Agustín parecía saber perfectamente de lo que
estaba hablando, a pesar de su fe cristiana.
En los antiguos templos egipcios se practicaba también la
medicina, y los métodos empleados eran muy parecidos a los de
hoy en día. Médium o personas dotadas de una gran capacidad
psíquica revelaban la naturaleza de la dolencia y la persona enferma
era sometida a sueño "magnético" (hipnótico) por los sacerdotes
versados en este arte. Mientras estaban dormidos, se les
aparecía !sis para revelarles la naturaleza de su mal y las causas
de que se vieran afligidos por él, conocimiento que, al parecer,
bastaba para sanarlos cuando se despertaban. Eso recuerda
bastante a las modernas técnicas hipnoterapéuticas. No existe
nada nuevo bajo el sol, y la mayoría de las actividades mágicas,
místicas o medicinales de la antigua religión egipcia, se
corresponden con prácticas similares del ocultismo, la religión y la
psiquiatría moderna.
De los nombres y los números nos hemos ocupado ya en un
capítulo anterior y, como existen diversos métodos de numerología,
una vez más deberá elegir cada uno el que prefiera. Por ejemplo,
el sistema caldeo de números difiere del pitagórico. Yo personalmente
encuentro los signos árabes 1-9 tan buenos como
cualquiera; pero, en último extremo, la elección dependerá de la
habilidad e inclinaciones personales del intérprete. Una amiga mía,
que trabajaba como periodista en una publicación popular,
consultó a cuatro numerólogos distintos; cada uno de ellos tenía su
propio sistema y le dio un conjunto diferente de números; lo más
extraño fue que los resultados definitivos fueron los mismos, lo que
demuestra que, por mucho que nos aferremos a determinadas
tablas de interpretación, al final está todo en nuestra mente.

http://groups.google.com/group/secreto-masonico

herm...@hotmail.com

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Mar 30, 2016, 10:54:11 AM3/30/16
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