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Contra la monarquía

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Jaume d'Urgell

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Nov 22, 2005, 8:26:27 PM11/22/05
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Contra la monarquía
01/11/2005 | por Jaume d'Urgell* | www.durgell.com | ja...@durgell.com


El autor pone de manifiesto las enormes paradojas con las que se encuentra
la razón al buscar argumentos objetivos que justifiquen la pervivencia de la
institución monárquica dentro de la realidad social de nuestros días. En su
opinión, y pese a la polémica que este debate pueda suscitar, ha llegado el
momento de cuestionarnos los pros y los contras mantener de una jefatura de
Estado vitalicia y hereditaria, en el seno de un país occidental, en pleno
S. XXI.

Vaya por delante que soy consciente del enorme apego que algunas personas
experi-mentan por una causa que genera una idolatría tan irracional, que les
impide siquiera la posibilidad de aceptar un debate crítico sobre la
cuestión, es más, el mero cuestio-namiento de la validez y vigencia del
actual status quo desata su ira, máxime, si hablamos individuos de ciertos
sectores de la sociedad, como los más ultra conservadores, la milicia,
clases bien estantes o algunas de las personas que no pudieron acceder o
completar los estudios básica. En efecto, en determinados sujetos, el
sentimiento monárquico se manifiesta con una intensidad comparable al
fanatismo deportivo o religioso, identificando esta forma de gobierno -y no
cualquier otra-, como una expresión más de patriotismo nacional -relación
muy lógica, habida cuenta de que la idea misma de la monarquía tiene mucho
que ver con los conceptos de nación y deidad-. Pero es mejor no seguir por
esta línea de razonamiento, que nos llevaría a la conclusión de que
habitamos en una teocracia, lo cual no parece plausible.

Nos encontramos a finales de 2005, el nivel de madurez democrática
alcanzado por la sociedad española, permite afrontar un debate sobre la
monarquía, desde el respeto y la serenidad. Como ejercicio de libertad e
independencia intelectual, este debate debería aportar enfoques distintos, y
luego. el pueblo dirá.

En la voluntad de conferir a éste artículo el carácter más estructurado
posible, voy a guiarme por una relación de preguntas que posteriormente
constituirán el hilo conductor de un proceso argumental muy sencillo. Estas
preguntas son diez:

1.. ¿Qué es la monarquía?

2.. ¿Por qué existe un monarca?

3.. ¿Quién nombró al rey de España?

4.. ¿Es español el rey de España?

5.. ¿Qué poderes tiene el rey de España?

6.. ¿Es justa la monarquía?

7.. ¿Cuánto cuesta la monarquía?

8.. ¿Es útil la monarquía?

9.. ¿Tiene sentido la monarquía en la actualidad?

10.. ¿La monarquía es para siempre?


1. ¿QUÉ ES LA MONARQUÍA?

Empecemos por el principio: ¿de qué estamos hablando exactamente? Según el
diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, la primera acepción
de "monarquía" es: «Estado regido por un monarca». Obviamente, no pude
resistir la curiosidad de mirar la descripción del término "monarca", y esta
es la respuesta: «Príncipe soberano de un Estado», lo cual me dejó un tanto
perplejo, porque siempre creí lo que dice el artículo primero de la
Constitución Española, en su apartado segundo: «La soberanía nacional reside
en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado.». Así pues: o
la definición de la Real Academia contiene un grave error, o la monarquía es
inconstitucional.

Insatisfecho pues, con mis pesquisas en el diccionario y la Carta Magna,
opté por consultar una enciclopedia, en búsqueda de mejor fortuna: y en
efecto, di con algunas definiciones muy aclaratorias:

Al parecer, al principio solo existía un tipo de monarquía: la monarquía
absoluta, que como su nombre indica, confería al gobernante un poder
ilimitado, de modo que quedaba en su voluntad la opción de comportarse como
un gobernante despótico. Más tarde aparecieron otras formas de gobierno, a
las que se llamó "monarquías constitucionales", y que básicamente, no eran
otra cosa que formas descafeinadas de la monarquía absoluta. eso da pie a
muchas interpretaciones, pero a la vista del curso de la Historia en la
mayor parte de países, a partir del S. XVII, se fue reduciendo más o menos
suavemente la cantidad de poder que ostentaba el monarca, hasta llegar a lo
se ha dado en llamar la "monarquía parlamentaria", en la que supuestamente,
la figura del monarca se limita a ser un símbolo, como el himno o la
bandera.

Hay que decir, que en algunos sitios, el período de monarquía concluyó de
un modo brusco, como en Francia o Rusia, y en otros quedó vacía de
significado ejecutivo de la noche a la mañana, como en Japón. En otros, la
monarquía absoluta ha llegado hasta nuestros días, principalmente en
antiguas colonias británicas y francesas que están bien en la memoria de
todos nosotros.

Algunas de esas monarquías han decidido maquillar su legitimidad
pretendiendo cumplir ciertos aspectos formales de tipo legal, con lo que las
podríamos llamar monarquías pseudoconstitucionales. En mi opinión, con las
cotas de alfabetización que hoy en día existen en casi todas partes, eso de
"yo mando porque me lo ha dicho Dios", o eso tan oído de "Dios es de la
familia", ya no resulta muy convincente para muchos de los súbditos. y como
parece que la gente todavía respeta la Ley, pues bien.

En resumen: de todas las expuestas, la forma de gobierno que hay en España
es la de monarquía parlamentaria -a parte de todo este razonamiento e
investigación, bastaba haber leído el tercer punto del primer artículo de la
Constitución Española: «La forma política del Estado español es la Monarquía
parlamentaria»-, y por tanto, como sabemos que la monarquía parlamentaria es
un símbolo, concluimos: la monarquía es un símbolo.


2. ¿POR QUÉ EXISTE UN MONARCA?

Se podría decir que tenemos rey porque siempre lo hemos tenido. o bien,
siendo más correctos: que sus orígenes se remontan a tradiciones
profundamente arraigadas. Parece ser que allá por el S. IV a de C., había
tribus guerreras que tenían jefes; tribus que necesitaban aliarse por
razones de seguridad o estrategia militar, y entonces, el número aconsejaba
la creación de órganos colegiados -integrados por jefes-, al frente de los
cuales se erigía un coordinador, o jefe de jefes. Del cómo se elegía a este
individuo, no está documentado, pero, teniendo en cuenta que todo eso empezó
a ocurrir mucho antes de Pericles, creo que el sistema no debió diferir
mucho del que podemos contemplar viendo un documental de Nacional Geographic
sobre organización social de manadas de leones.

Echando un vistazo a lo que nos han contado de los últimos reinados de
España, desde el punto de vista de su encuadre constitucional, veremos que
ya en la Carta Magna de 1812 se le dedicaba el título cuarto entero, y -cosa
curiosa-, su redacción no estaba muy alejada de la del título segundo de la
actual Constitución Española.

La Constitución Española de facto, de 1834, no tenía un título específico
para la corona, porque toda ella lo era en sí misma -siempre me he
preguntado como rayos se puede tener texto base con entidad constitucional
"supuesta"-. En 1837 se abogó por retrotraerse a la de Cádiz, de 1812, de
carácter más conciliador -como la de 1978, aunque esté mal el decirlo-.

En julio de 1854, O'Donnell da un golpe de estado, e Isabel II aprovecha
el río revuelto para ganar una bonita corona; llama a formar Gobierno al
viejo general Espartero, que compartirá el poder con O'Donnell. Hasta que el
descontento hacia el régimen de Isabel II desembocó en un nuevo golpe de
estado, esta vez el de Prim, en septiembre de 1868, dando origen a la
revolución de 1868 -la gloriosa-, que supuso el fin del reinado de Isabel
II.

Las nuevas Cortes Generales sancionaron -ya en junio de 1869-, la primera
de nuestras constituciones democráticas. En ella quedaron plasmados los
puntos básicos de la revolución de 1868: soberanía nacional, sufragio
universal, división de poderes, concepción de la monarquía como poder
constituido y declaración de derechos. Estuvo vigente hasta 1873, año en que
se proclama la Primera República.

En diciembre de 1876, el Martínez Campos proclama a Alfonso de Borbón,
hijo de la exiliada Isabel II, como rey de España. Se abría así la etapa de
la Restauración, un periodo de estabilidad basada en la alternancia
bipartidista de liberales y conservadores. La nueva Constitución Española
ligada a este régimen devuelve la soberanía nacional al rey y a las Cortes,
reconoce implícitamente la división de poderes y opta por la tolerancia
religiosa, aunque deja un amplio margen a su desarrollo a través de leyes
posteriores. Es el texto constitucional de más larga vida en la historia de
España, ya que estuvo vigente hasta 1923.

En abril de 1931, Niceto Alcalá-Zamora proclamaba la II República
Española, cuya consecuencia inmediata fue el destierro voluntario de Alfonso
XIII. La República era la consecuencia de la dictadura agotada de Primo de
Rivera. Con el cambio de régimen, llegó una nueva Constitución Española,
promulgada en diciembre de 1931. El nuevo texto se halla en la línea del
constitucionalismo democrático, que resalta la soberanía nacional, la
proclamación de los derechos y libertades, y la división de poderes. Su
periodo de vigencia se extendería hasta el final de la Guerra Civil.

Por tanto, podemos concluir que el monarca existe por su propio interés, y
la monarquía, porque sí, porque ha existido siempre, y porque en cada
momento de la Historia, su existencia respondía a un equilibrio de intereses
que la hicieron posible.


3. ¿QUIÉN NOMBRÓ AL REY DE ESPAÑA?

Lejos de lo que ahora afirman los cronistas políticamente correctos,
Borbón participó activamente de la política y el gobierno dictatorial,
llegando a presidir las celebraciones del ilegítimo Consejo de Ministros,
formando parte de los órganos de poder instituidos por quienes iniciaron la
Guerra Civil Española, contra el gobierno de Azaña, Largo Caballero y
Negrín, quienes accedieron a sus cargos mediante elecciones libres y
democráticas.

Al rey de España le nombró el militar golpista Franco, en julio de 1969.

Y no se limitó a suplantar simbólica y puntualmente al golpista . llegó a
asumir la Jefatura del Estado, del 19 de julio a 2 de septiembre de 1974 y
desde el 30 de octubre hasta el 20 de noviembre de 1975. Dos días más tarde,
fue coronado rey de España.

Puesto que ya en el verano del 74 asumió el mando absoluto del país, si
hubiera sido tan demócrata como algunos se empeñan en repetir, pudo haber
legalizado el multipartidismo y convocar elecciones. ahorrándonos más de un
año de dictadura.


4. ¿ES ESPAÑOL EL REY DE ESPAÑA?

El nombre completo del actual rey de España es: «Juan Carlos Alfonso
Víctor María de Borbón y Borbón-Dos Sicilias», o dicho de un modo breve:
Juan Carlos Borbón Borbón. Como vemos, el apellido se repite. La biología y
la medicina, además del saber popular e incluso la Iglesia, tienen una
visión muy peculiar acerca de la costumbre de casarse reiteradamente entre
primos, pero bueno, esta no es la cuestión. Yendo a lo que nos interesa,
Borbón es un apellido de origen francés. En efecto, el abuelo de Juan Carlos
fue Alfonso, que fue nieto de Francisco, que fue nieto de Carlos, nieto de
Felipe (un francés, nieto del absolutamente absoluto Luis).

Además de pertenecer a una familia francesa, el que dice ser el
representante de los españoles ni siquiera nació en España, nació en Roma
(Italia), el día cinco de enero de 1938. En esas mismas fechas, Franco, que
más tarde sería su jefe y su amigo,
acababa con la vida de casi un millón de españoles porque no le gustaba
como pensaban, y porque eso le permitiría ocupar el lugar del jefe del
Estado durante casi cuarenta años. Volviendo a Juan Carlos, cuando el
italianito tenía diez años se lo trajeron a España. Bueno, al menos nació el
5 de enero, es decir, la noche de reyes.

Por tanto, la cuestión está clara: el rey de España es un italiano de
origen francés.

Y ya puestos, su esposa -y madre del futuro rey, si el pueblo no le pone
remedio-, es Sofía, una griega cuya familia fue expatriada precisamente por
andar flirteando con militares golpistas.


5. ¿QUÉ PODERES TIENE EL REY DE ESPAÑA?

Los poderes del rey de España están claramente descritos en los artículos
62 y 63 de la Constitución Española, y, según dicho texto, son: dar el visto
bueno a las leyes que le manden; convocar elecciones y referéndum cuando le
toque; nombrar al presidente del gobierno y a los ministros cuando se lo
manden; hacer como que nombra a los militares y darles medallitas de vez en
cuando; estar informado de los asuntos de Estado; el mando supremo de las
fuerzas armadas; dar indultos; hacer ver que manda en las reales academias;
enviar y recibir a los embajadores; firmar acuerdos internacionales en
nombre de España y declarar la guerra, cuando se lo manden.

Parece que tantas líneas de texto está pensadas para disfrazar la parte
que más preocupa: uno de los poderes del rey es el mando supremo de las
fuerzas armadas.

Por cierto, por si alguien piensa que se trata de una mera cuestión
simbólica, que no debe tomarse en serio, que se trata de una tradición, un
paripé del folklore español, le aconsejo que busque en el diccionario de la
real academia el significado de la palabra "supremo": «Sumo, altísimo. Que
no tiene superior en su línea.».

¿Entonces, quién da las órdenes a los cerca de cien mil soldados que tiene
el ejército de España?, ¿el presidente del gobierno a quien votó la mayoría
del pueblo en marzo de 2004, o un italiano nombrado arbitrariamente por un
militar golpista del Siglo pasado?

Es decir: en pleno S. XXI, el mando supremo de los ejércitos de un país
desarrollado y occidental, miembro de la OTAN, está en manos de un negocio
familiar: vitalicio y hereditario.


6. ¿ES JUSTA LA MONARQUÍA?

Desde mi punto de vista, una cosa es justa cuando en sentido común, es
buena y está dentro de la Ley. Para hacer esta prueba, someteré la
afirmación al tamiz de dos Leyes bien conocidas: la Constitución Española y
la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Según el artículo 14 de la actual Constitución Española: «.los españoles
son iguales ante la Ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por
razón de nacimiento.». A la vista de eso, no entiendo qué derecho extra
tiene el hijo de Juan Borbón respecto al hijo de Pilar Bardem o la hija de
Antonio Banderas. Es decir, si la Constitución Española prohíbe cualquier
discriminación por razón de nacimiento, y el rey es rey solo por su
nacimiento, entonces, la monarquía es inconstitucional.

Pero vayamos a la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que según
el segundo apartado del artículo número 10 de nuestra Constitución Española,
es quien debe regir la interpretación de nuestros derechos y libertades
fundamentales:

Según las doce primeras palabras, del primer artículo de la Declaración
Universal de los Derechos Humanos, «Todos los seres humanos nacen libres e
iguales en dignidad y derechos». Vamos a ver, interpretemos: ¿la monarquía
es una dignidad, no? ¿o es un derecho de los reyes? En cualquier caso, si
todos los seres humanos nacemos libres e iguales, ¿porqué unos nacen reyes y
otros no? Si nos ponemos a descartar opciones, aunque solo sea por un
ejercicio de lógica. ¿cabe pensar que los reyes no son seres humanos? Porque
si no, habrá que pensar -por eliminación-, que además de inconstitucional,
la monarquía es contraria a la Declaración Universal de los Derechos
Humanos.


7. ¿CUÁNTO CUESTA LA MONARQUÍA?

Según consta en el texto de la Ley Orgánica de los Presupuestos Generales
del Estado para 2005, publicada el martes, 28 de diciembre de 2004 (no son
una inocentada, pese a la fecha), se destinan dos partidas: una genérica
para la «Jefatura del Estado», referencia 911M, por un importe total de
7.776.340,00 euros; y otra de «Apoyo a la gestión administrativa de la
Jefatura del Estado», cuyo importe asciende a 5.282.130,00 euros. Es decir,
en total: 2.172.746.589 pesetas, en un año.

No me gustaría incurrir en demagogia interesada -como algunos señalarán-,
pero, en mi opinión, en un país como España, habida cuenta del incremento
del coste de la vivienda, de las deficiencias en la calidad educativa, de lo
escaso de la inversión en los programas de investigación y desarrollo, de
las listas de espera en los centros asistenciales y hospitalarios, de las
dificultades por acceder a plazas de guarderías públicas, etc. no parece
justo, ni equitativo que el Estado gaste cada año el dinero equivalente a
cuarenta y tres vidas completas de trabajo, en mantener "un símbolo".

¿Qué de dónde sale el número? Muy fácil: por un lado tenemos algo más de
trece millones de euros que es la asignación presupuestaria para la familia
real en 2005, y por otro lado, los 513,00 euros mensuales que forman el
salario mínimo interprofesional en el mismo año. Multiplicamos los 513,00
euros del salario mínimo interprofesional, por los doce meses del año (y nos
da: 6.156,00 euros); la edad límite de jubilación son 65 años, y un español
puede trabajar legalmente a partir de los 16 años, por tanto, la vida
laboral completa de un español, puede ser de 49 años. Si dividimos los trece
millones de euros que cuesta la familia real en un solo año, entre los
6.156,00 euros que cobra un trabajador al año, tenemos 2.121,25 años
trabajados, para reunir el presupuesto. Si dividimos ese número, por el
número máximo de años laborables en una vida, resulta que harían falta casi
medio centenar de vidas completas para pagar esos bonitos trajes,
helicópteros, palacios y coches blindados. Mientras, la población tiene que
esperar una eternidad para hacerse una mamografía. Y eso no es demagogia, es
aritmética.

Por cierto: en 2005, la pensión mínima para un jubilado de 60 años, con un
cónyuge a su cargo, es de 489,72 euros, es decir, una renta per cápita de
244,86 euros.

Todo eso sin tener en cuenta que la familia del rey no tiene que
preocuparse de pagar una hipoteca, jamás ha tenido que abrir un periódico ni
asistir a un montón de entrevistas antes de darse cuenta de qué empleos son
en realidad timos, nunca han padecido un atraco, el acceso a la educación de
calidad no les supone ningún problema, y, por no tener listas de espera en
los hospitales, ni siquiera acuden a la sanidad pública, cuando se supone
que ellos son el máximo símbolo de los servicios del Estado.


8. ¿ES ÚTIL LA MONARQUÍA?

Todos hemos oído eso de que «tenemos democracia gracias al rey», «Juan
Carlos tiene muy buenas relaciones con el monarca -absoluto- de Marruecos»,
«el rey es nuestro mejor embajador». vamos a ver:

Primero: tenemos democracia por presión internacional, por coherencia con
los tiempos, por decisión ciudadana y porque quienes realmente tienen
capacidad para decidir sobre las cosas oscuras del Estado -la Banca, la
Industria y las grandes firmas del capital y servicios- así lo quisieron en
su día.

Segundo: es normal que los monarcas se lleven relativamente bien entre
ellos, después de todo, prácticamente son familia además, no es raro que
los profesionales de un mismo sector aúnen fuerzas. incluso las prostitutas
lo hacen.

Tercero: que yo sepa, en los países "serios de verdad" no hace falta tener
más embajadores que los que designe el gobierno elegido por el pueblo. Tener
más de un interlocutor al más alto nivel, implica que alguno de ellos no es
realmente "del nivel más alto".

Finalmente, como factor de cohesión, unidad, símbolo de permanencia y
todas esas mentiras que tantas veces nos han repetido desde la radio, la
televisión y los periódicos: sería suficiente con tener solo a la bandera.
Sale más barata y también está por encima de la cabeza de los militares.

Tener un rey no es útil, porque el pueblo no necesita más unidad que su
propia unión, ni más permanencia que la libertad, expresada en su capacidad
de votar para cambiar las cosas, en busca de horizontes mejores. o nuevas
decepciones. De cualquier modo, todas esas cosas que se supone que
corresponden al monarca, son competencias que deberían ser exclusivas de la
persona que el pueblo elija cada cuatro años.


9. ¿TIENE SENTIDO LA MONARQUÍA EN LA ACTUALIDAD?

Tengo un amigo francés, que afirma que la monarquía es un problema del S.
XIV, cuya solución se descubrió en Francia a finales del S. XVIII. Todo eso
parece bastante lejano en el tiempo, de no ser porque vivo a menos de diez
kilómetros de la residencia de un rey de verdad, como los de los cuentos.

Y todo eso, teniendo en cuenta que las princesas ya no besan sapos; que
los príncipes se parecen más a los del florentino Nicolás que al de Blanca
Nieves, que según el Programa para el Desarrollo de Naciones Unidas, en el
mundo hay más de dos mil quinientos millones de personas que sobreviven con
menos de dos euros al día; que en España hay tres cientos mil menores que
sufren explotación laboral y un largo etc.

Según lo expuesto en este artículo, la monarquía es un viejo símbolo
injusto, discriminatorio, impuesto por un ex militar delincuente, caro e
inútil. Por tanto, tal como yo lo veo: algo que es simbólico, viejo,
injusto, discriminatorio, caro, inútil y procede de un golpista. no tiene
sentido, la monarquía no tiene sentido. Y todavía tiene menos sentido que
ese algo, pueda llegar a dar órdenes a los militares de mi país, incluso en
contra de la voluntad del presidente del gobierno electo.


10. ¿LA MONARQUÍA ES PARA SIEMPRE?

De entrada: no, la monarquía no es para siempre, tiene remedio.

Descontando el recurso a la guillotina, tan extemporáneo como la propia
monarquía, existe todo un abanico de opciones para abolir esta incivilizada
forma de gobierno, pero, por hablar claro: creo que sería suficiente con
restaurar la república, y poner a los miembros de la realeza a trabajar,
como todo el mundo.


Al final, la cuestión de la monarquía, no es más que la manifestación de
un problema mucho mayor: un problema cuya base tiene que ver con la esencia
misma de la injusticia: en la repugnante creencia de que algunas personas
nacen con más derechos que otras. Sostener la causa del rey, es afirmar que
hay personas superiores a otras, y eso es trágico, es dañino y es mentira.

La vigente Constitución Española de 1978 la aprobaron un conjunto de
políticos comprometidos con el espíritu de la democracia, pero atemorizados
por una clase militar que seguía muy de cerca todos sus pasos. No hay
libertad con miedo, y ese miedo se reflejó en el Texto, al plasmar males
menores, como la monarquía, que en aquel momento, por puro pragmatismo, no
podían ser omitidos. Ningún demócrata aceptaría una fórmula de gobierno en
la que la soberanía no resida en el pueblo.

Respeto y confío en el pueblo español. Es solo cuestión de tiempo.

_________
* Jaume d'Urgell es escritor y vive en Madrid, su correo es
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