El padre lo llevó a su estudio y le dijo:
- Haré un trato contigo: trae aprobadas todas tus asignaturas, estudia
un poco el Talmud, corta tu cabello y luego hablaremos del coche...
Luego de un mes, el muchacho regresó y de nuevo le pidió a su padre
que le dejara utilizar el coche.
De nuevo el padre lo llevó a su estudio y esta vez le dijo:
- Hijo: estoy muy contento contigo: trajiste excelentes notas y cada día
te observo mientras estudias un rato el Talmud, pero... ¿recuerdas la
condición de cortarte el pelo? ¿Por qué no te lo has cortado aún?
A esto el muchacho respondió:
- Padre, he estado pensando sobre ello y vi que Sansón, Moisés, Noé
e incluso Jesús llevaban el cabello largo... por qué tendría yo que
cortármelo ?, acaso no va contra el mensaje divino?
- Es cierto -dijo el rabino- pero te recuerdo que esos melenudos iban
a todas partes caminando...