Carta del hermano Andrew Yu

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Daniel Palencia

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Feb 13, 2016, 1:16:17 PM2/13/16
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Una carta de Andrew Yu a un hermano (1)
Querido hermano X:
Durante mucho tiempo he tenido la carga de  escribirle, para tener comunión con usted acerca de cómo vivir la vida del Dios-hombre de una manera práctica. Especialmente para personas tan ocupadas como usted, cómo pueden vivir a Cristo, es decir, vivir el vivir del Dios-hombre en la tierra en su vivir cotidiano. El Señor Jesús dijo en Juan 6:57 “Como me envió el Padre viviente, y Yo vivo por causa del Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por causa de Mí.”  Este versículo habla acerca del vivir del Señor en la tierra y también del vivir que Sus creyentes, Sus seguidores, deben tener. Nuestro vivir debe ser exactamente el mismo que el vivir del Señor. El vivir del Señor no es solamente un vivir moral, un vivir santo, pero también un vivir que es “por causa del Padre”. Su voluntad es que cada uno de nosotros, Sus creyentes, seamos como El, viviendo “por causa del Señor” Este es el estándar o nivel de un creyente y es el vivir que Dios ha ordenado para cada uno de Sus hijos.
Hablando de la vida, muchos hermanos y hermanas no tienen mucho sentimiento por este asunto. Ellos atesoran la Biblia y lo que se refiere las verdades en ella como máximas llenas de sabiduría. Ellos saben que como cristianos tienen que cumplir con ciertos requisitos como leer la Biblia, orar, asistir a las reuniones, y así sucesivamente. También hacen todo lo posible para cumplir con estos requisitos  fielmente como buenos cristianos. Sin embargo, ellos no sienten que su vida es la totalidad de su experiencia cristiana. Si una persona no tiene la vida cristiana adecuada, tampoco tiene la verdadera experiencia cristiana. La experiencia cristiana no se encuentra en las doctrinas, los credos, o los ritos religiosos, sino que se encuentra en el diario vivir. Todo lo que el Nuevo Testamento describe es una especie de vivir. En primer lugar, describe la vida de un individuo, después describe la vida de un grupo de personas, cuyo evangelio es en realidad su vivir. Para las personas de su entorno, su vivir es el evangelio. Así que cuando Pablo estaba en Tesalónica, él no predicó el evangelio "en palabras solamente", sino también mediante "la clase de personas fuimos entre vosotros por amor de vosotros"(1 Tes. 1:5). Su persona se convirtió en su evangelio. Ahora, para las personas que nos rodean, ¿es nuestra vida un “evangelio" o una "piedra de tropiezo"? Los chinos también hacen distinción entre "enseñanza por instrucción verbal" y "enseñar con ejemplos personales". ¿Es nuestra predicación del evangelio "por instrucción verbal" o "por ejemplos personales"? Decimos que somos los testigos del Señor. Todos los testigos deben testificar algo a través su vivir, lo cual hará que la gente conozca al  Señor y sepa que Él es real y viviente. Nuestro testimonio no son sólo las palabras de nuestra boca, sino el tipo de vida que vivimos. Este vivir es uno que da testimonio que el Señor es real y viviente. Si algunos viven en esta manera, el Señor será magnificado y será realmente mostrado a través de ellos. En la cárcel de Filipos, Pablo vivió tal vida magnificando a Cristo (Fil. 1:20), una vida que causó que la gente viera a Cristo a través de él. Si quitamos esto del Nuevo Testamento, este sería vacío. La fe sin un vivir práctico, es una fe en teoría. Dios considera este asunto de tal manera, que envió a Su Hijo a propósito para mostrarnos esta clase de vivir.  Cristo podría haber evitado el vivir humano y habría podido ir a la cruz para efectuar la redención de inmediato. Pero Él no lo hizo así. En lugar de ello se tomó el tiempo suficiente, es decir, treinta y tres años y medio, para mostrarnos cómo Dios vive como un hombre. Pasó sólo seis horas en la cruz y tres días en la tumba, pero pasó treinta y tres años y medio para vivir la vida humana en la tierra. En realidad, Él vino para que el hombre pudiese ver la manera como el hombre debe vivir la vida humana.
Aquí tengo que hacer una pregunta: ¿Será que tenemos dos clases de vivir o uno solo? ¿Será que tenemos un tipo de vida en las reuniones y otro tipo de vida en nuestra vida diaria? ¿Será que tenemos un tipo de vida durante el tiempo de oración y de otro tipo de vida después de que terminamos de orar? ¿Es nuestra vida diaria la extensión de nuestra vida de reunión? ¿Es nuestra vida diaria la misma que cuando estamos orando? El vivir del Dios-hombre no debe ser solamente expresado durante nuestras reuniones y durante la oración, sino también en nuestra vida diaria. No debemos tener dos tipos de vida, sino un sólo tipo de vida, el vivir del Dios-hombre. Esta clase de vivir debería incluir nuestra vida durante las reuniones y durante el tiempo de oración, pero no debería estar confinada sólo a estos momentos. El vivir del Dios-hombre debe ser la totalidad de nuestra vida.
Algunos cristianos viven una vida anfibia. Una vida anfibia es un vivir en dos diferentes tipos de ambientes: a veces en el agua y a veces en la tierra; a veces en un entorno y a veces en otro. Cuando están en el agua, encuentran compañerismo con los peces y los cangrejos; cuando están en la tierra,  encuentran compañerismo con los animales terrestres y las bestias. Cuando ellos están con un círculo de amigos, el otro círculo se mantiene afuera de la puerta; pero cuando están con el otro, el primero no está invitado. A veces salen del agua a la tierra y a veces saltan de la tierra de vuelta al agua. Estos cristianos dividen su vida con claridad en dos reinos: uno celestial y el otro terrenal, uno para Dios y el otro para sí mismos. Estos dos reinos comprenden dos tipos de ambientes, dos tipos de amigos, dos tipos de conversaciones y dos tipos de atmósferas. En las reuniones de oración, están con un grupo de personas, en cierta clase de atmósfera; cuando la reunión ha terminado, se unen rápidamente a un grupo diferente de personas, asumen un tono y una conversación diferentes e incluso se ponen ropa diferente. Hay un tiempo en el que están con el Señor, pero en otra ocasión se encuentran en el mundo.  Algunos incluso se jactan de que pueden cambiar de papeles rápidamente y lidiar acertadamente con dos tipos de personas, en dos tipos de ambientes. Pueden ser divinos y humanos; espirituales y terrenales; viven en el Señor y viven en el mundo. Ellos no entienden que el vivir del Dios-hombre revelado en la Biblia, es un sólo tipo de vivir. No es un vivir dividido en dos, sino dos que están mezclados como uno. Así como la divinidad y la humanidad de Cristo no se dividen en dos, sino que se mezclan como uno solo. Su vivir no se divide en una parte divina y una parte humana, sino que es un vivir que es divino y al mismo tiempo humano; humano y al mismo tiempo divino. Cristo no se hizo amigo de los pecadores en un momento y después cambió de ambiente para tener comunión con el Padre y los ángeles. Mientras Él se dio un festín con los pecadores y los publicanos, lo hizo mediante Su vida celestial; y mientras tuvo comunión con el Padre en el desierto, lo hizo completamente como hombre. Él era un hombre que vivía en Dios y era Dios viviendo en un hombre. Su vivir era el vivir de un Dios-hombre. Este es el prototipo del primer Dios-hombre y también el tipo de vida que todos los Dios-hombres deben vivir.
Un hombre que vive el vivir del Dios-hombre, es un hombre que vive para hacer la voluntad de Dios en todo. En su nacimiento, como dice en Juan 1:13, no fue "engendrado de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios." De la misma manera, su vivir humano después de este nacimiento tampoco debe ser de "sangre" ni de "voluntad de carne" o de "voluntad de varón". Él  debe cuidar de la voluntad de Dios en todo, debe cuidar de la comunión con Dios en todas las cosas y debe tomar cada aspecto de su vivir como parte de su servicio a Dios. Cada pequeño detalle de su vivir debe hacerse en nombre del Señor y para la gloria de Dios. Para él la frase, "crezcamos en todo", como dice en Efesios 4:15, significa no sólo crecer en Él en cosas espirituales, cosas tales como la oración y las reuniones, sino también significa permitir que Cristo sea la Cabeza de todo en su vida diaria, para que pueda crecer en Él.
Todos admitimos que en las reuniones de oración debemos vivir absolutamente por Dios y según Dios, y que sólo este tipo de oración es la oración según el corazón de Dios, la oración que Él quiere. Sin embargo, ¿hemos considerado que tal requisito es apropiado y necesario, no sólo en el tiempo de oración, sino también en todos los aspectos de nuestro vivir diario, aparte del tiempo de oración? Sabemos que Dios no escucha una oración que es contraria a Su voluntad y que, si queremos que nuestras oraciones sean contestadas, necesitamos vivir de manera absoluta para Dios y estar de acuerdo con Dios en nuestra actitud. Puesto que Dios tiene tal requisito para la oración, ¿no será que tiene el mismo requisito para todo lo demás? Si una oración es contraria a Su voluntad y no es absoluta, no podrá ser aceptada por Él. Asimismo, ¿cómo puede Dios aceptar un vivir que es contrario a Su voluntad? ¿Será que El aprueba tal clase de vivir? Dado que el requisito para nuestra oración es tan elevado, ¿será que el requisito de nuestro vivir puede ser más bajo? Si partimos de la exigencia tan estricta para nuestra oración, ¿podrá el requisito de nuestro vivir ser más flexible? Puesto que necesitamos depender y confiar en Dios por completo en nuestra oración, también tenemos que depender y confiar de Él completamente en nuestro vivir. Cualquier oración que hagamos que no se conforme a este principio, carecerá de sentido, será absurda y ofensiva al Señor. Asimismo, cualquier detalle de nuestra vida que no esté de acuerdo con este principio, incluyendo nuestro manejo del dinero, manejo del tiempo, la utilización de los recursos y el ejercicio de la capacidad, también carecerá de sentido, será absurdo y ofensivo al Señor. ¿Qué razón existe para que nosotros creamos que el Señor tiene un tipo de requisito para nuestra oración y otro para nuestra vida? Lo que el Señor requiere de nuestra oración, es lo que Él requiere de nuestra vida. De hecho, la razón por la cual nuestra oración debe llegar a la norma de Dios, es para que nuestra vida también pueda alcanzar dicha norma de Dios. ¿Si nuestro vivir no alcanza el nivel de nuestra oración, no es acaso vana nuestra oración? Una oración  piadosa es para una vida piadosa. Si nadie quiere enfadarse en la oración, ¿entonces, por qué puede enojarse en la vida diaria? Ningún hombre piensa que puede regañar a su esposa o subordinarla mientras está orando; ¿entonces, por qué puede regañar a su esposa y subordinarla en la vida diaria? En Juan 15:7 el Señor vincula la contestación a nuestra oración, con el hecho de permanecer en el Señor. Si oramos pero no permanecemos en el Señor en nuestro vivir, ¿será contestada por el Señor este tipo de oración? Las respuestas a nuestras oraciones se encuentran no sólo en las cosas por las cuales oramos, sino más aún si permanecemos en el Señor y si la palabra del Señor mora en nosotros en nuestra vida diaria. Este es el resultado adecuado de la oración. Una oración que fluye como resultado de permanecer en el Señor, debe producir un vivir que permanece en el Señor. Sin este vivir, la oración no estará a la altura y no será respondida. El espíritu de nuestra oración debe ser el espíritu de nuestra vida. Si nuestro vivir no coincide con el espíritu de nuestra oración, nuestra oración será inútil. Si oramos para ser llenados con el Espíritu, pero no deseamos ser llenos del Espíritu en la vida diaria, esto es como pedirle alas del Señor, sin desear volar. ¿Contestará Dios tal oración? Esto es lo que la Biblia llama "pedís mal", porque es una oración que no puede ser contestada. ¿Qué es pedir mal? Es pedir algo que no queremos o que no queremos que suceda. ¿Si uno ora para ser llenado con el Espíritu, pero no desea ser lleno del Espíritu en la vida diaria, no es esto acaso pedir mal?
Debido a que muchos cristianos no tienen esta comprensión, viven dos tipos de vida: una delante Dios y la otra delante de los hombres; una en la iglesia y la otra en el mundo. Ellos viven en una contradicción. Por ende, su conciencia los condena y otros también los critican con toda razón. El libro de Levítico en el Antiguo Testamento dice que no deben sembrarse dos tipos de semillas en el campo y tampoco se deben hacer vestidos con dos clases de materiales (Lv. 19:19). Pero los cristianos piensan que ellos pueden mezclar juntos dos tipos de vivir. Ellos no sólo tienen la sensación de contradicción y dificultad, sino que también los demás ven el conflicto y la hipocresía en ellos. Por un lado, ellos actúan como si veneraran mucho a Dios en las reuniones y en el tiempo de oración. Por el otro, son exactamente lo  mismo que las personas del mundo en la manera como gastan su dinero y su tiempo, y en sus consideraciones, sus preocupaciones, las fiestas, el trabajo y el  entretenimiento. En la iglesia parecen ser sobrios, pero tan pronto como salen de las reuniones, ponen una cara mundana, regatean con la gente y hablan en voz alta sobre política y economía. Este tipo de comportamiento hace que la gente del mundo alrededor de ellos se burle y sienta desdeño por ellos. Hace que ellos piensen que creer en Jesús es algo superficial e hipócrita, porque la vida y la espiritualidad de los creyentes son dos cosas diferentes. Cuando llega el momento de la oración, actúan de una manera piadosa y reservada; pero en la vida diaria bromean y se ríen libremente, tal y como la gente del mundo lo hace. De este modo se convierten en el hazmerreír para las personas que los rodean, no porque no sean espirituales sino porque son solamente espirituales en ciertas ocasiones. Ellos son sólo espirituales cuando ellos quieren en las ocasiones y lugares que han elegido. Pero en todos los demás momentos y lugares, son iguales que la gente del mundo e incluso son peores que ellos.
Hay un hermano Chang que nunca se pierde una reunión de la iglesia. Si usted no lo ve en una reunión semanal, debe ser porque está enfermo o se ha ido en un viaje de negocios. Él es tan buen creyente que llega a cada reunión de la iglesia a pesar de la lluvia o el viento. Sin embargo, siendo tan buen hermano, bromea libremente con otros y hace tonterías con las personas tontas, jugueteando y chismoseando. Para él, el entretenimiento y la diversión son importantes; las actividades sociales y las fiestas son necesarias. Él se hace amigo de la gente del mundo y charla sobre la política. Si le preguntas por qué vive de esta manera, él daría la misma respuesta que la gente del mundo da: para ir junto con todos los demás. Él no cae en pecados obvios, pero muy a menudo camina en el límite. Él necesita saber que la Biblia condena este tipo de vivir y lo cataloga como un vivir completamente corrupto y adúltero. Él es  igual al pecador más atroz, que vive una vida sin Dios en una cultura sin Dios. Él no puede asumir que sólo porque asiste a menudo a las reuniones de la iglesia, su vivir puede ser el mismo que la personas mundanas. Tampoco puede pensar que sólo porque participa en algunos servicios de la iglesia, puede ser descuidado en su amistad con la gente. Si se le pregunta por qué le gustan ciertas personas, mientras otras no le gustan,  su respuesta es la misma que la de un incrédulo.
Pero cuando se trata de asuntos espirituales, este hermano todavía tiene una opinión firme. Si usted sugiere que está bien que no vaya a una reunión o que el hombre puede vivir sin fe, él hará todo lo posible por discutir con usted. Él insistiría que los cristianos deben asistir a las reuniones y orar, y él también puede probar de una manera convincente que la fe cristiana es razonable. Ni siquiera tendría miedo de predicar un poco el evangelio y compartir un pequeño testimonio con la gente. Pero él lo haría solamente cuando está de buen humor y no continuaría tan pronto terminase de hablar. A él no le importan las almas de los demás y no ora por ellas seriamente. Si otros le aconsejan que pase más tiempo cuidando de su carrera, el dinero, el entretenimiento y la diversión o que preste más atención a su familia y sus niños, el jamás pensaría que debe ser cauteloso con esto o que presenta alguna amenaza o peligro para su vida espiritual. Él nunca pensaría que hacer esto significa estar ansioso por las cosas de esta vida, acerca de lo cual el Señor Jesús advirtió a Sus creyentes para que se protegieran en los Evangelios. Él no puede estar de acuerdo con las personas y con las conversaciones que condenan tal búsqueda ansiosa y los considera demasiado extremos. Pero considere esto: ¿No es acaso una contradicción que una persona suene muy espiritual en la reunión de oración y sin embargo viva una vida llena de ansiedades y preocupaciones como la gente del mundo? ¿No se da cuenta que estos dos asuntos son totalmente incompatibles? Si sus reuniones y la oración no afectan su vivir, la elección de su profesión, el manejo de sus finanzas, el manejo de la familia y la crianza de los niños, se puede decir que sus actividades espirituales no lo afectan en lo más mínimo. Si una persona sigue todas las reglas y se considera a sí mismo como uno que sigue al Señor, pero no expresa el Señor ni vive por Él, esto sería lamentable. Si un comportamiento piadoso y una vida santa por sí solos no pueden agradar al Señor, solamente llamarle Señor con nuestra boca y santificar Su nombre en oración, no puede agradarle tampoco. Si nuestra ausencia de oración es ofensiva al Señor, nuestro fracaso en vivir una vida santa también es ofensivo para Él.  Si algo no es apto para ser llevado en oración, tampoco debe ser llevado en el diario vivir.  Si una persona presta atención a sí mismo sólo en oración, pero tiene un  vivir suelto en relación con sus finanzas, la crianza de los hijos, su hablar, el trato con su ego y el manejo de los asuntos personales, es un cristiano débil e impotente sin testimonio. Su espiritualidad, vista favorablemente, sólo podrá afectarle a sí mismo, pero nunca podrá afectar a los demás ni producir algún impacto en los demás.
Veamos otra vez el Nuevo Testamento. Los versículos relacionados con la manera de orar y de reunirse, son mucho menores que los relacionados con la manera de vivir.  Las enseñanzas del Señor Jesús en los cuatro evangelios son casi todas relacionadas con nuestra manera vivir.  Incluso la mezcla de Dios con el hombre y la morada de Dios en el hombre y el hombre en Dios, de la cual habla el Evangelio de Juan, no son doctrinas sino una especie de vivir. Él es el pan de vida y la luz de vida para el hombre, para que el hombre pueda vivir por Él.  Esto se relaciona con vivir una vida diferente a la que el hombre ha vivido en la vieja creación, es decir, es vivir una vida en la que se toma a Dios como la única fuente. La santificación de la cual Pablo habla en el libro de Romanos no es una doctrina, sino un vivir, que está relacionado con cada uno de nuestros actos, "las prácticas del cuerpo". En otras palabras, está relacionado con nuestra manera de vivir.  Las palabras referentes a la constitución del reino de los cielos en Mateo 5 al 7 no son solamente enseñanzas, sino la expresión de nuestro vivir. El no estar ansiosos por nuestra vida está relacionado con nuestra manera de vivir; ser pacificadores está relacionado con nuestra manera de vivir; entrar a través de la puerta estrecha y caminar por el camino angosto también están relacionados con nuestra manera de vivir. Las enseñanzas que se relacionan con prestar atención a nuestra crítica de los demás, teniendo en cuenta la viga que hay en nuestros ojos, amar a nuestros enemigos y así sucesivamente, están todos relacionados con nuestra manera de vivir. Si usted quita el asunto del vivir en el Nuevo Testamento, no quedaran muchas doctrinas. Las doctrinas del Nuevo Testamento no pueden ser separadas del vivir de los creyentes; más bien, son parte de su vida. Pero muy curiosamente, muchos cristianos no ven esto en la Biblia. Por el contrario, ven muchas doctrinas y  enseñanzas que están separadas y que no tienen nada que ver con su manera de vivir. Les gusta escuchar esos mensajes "espirituales", y cuanto más altos y más profundos, mejor. Sin embargo, nunca consideran que estas doctrinas y enseñanzas deben aplicarse a su manera de vivir.
Colosenses 3:2-3 dice: "Fijad la mente en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios." Cuando aplicamos estos versículos a nuestro diario vivir, ¿no se aplican estos versículos primordialmente a nuestras necesidades diarias, incluyendo nuestro tiempo y el manejo de nuestras finanzas? Lucas 9:23 dice: "Si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese  a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame". ¿No debería aplicarse la negación del yo a cada elección y a cada decisión en nuestra vida diaria? Filipenses 4:5 dice: "Sea conocido de todos los hombres lo comprensivos que sois. El Señor está cerca." ¿No debería esta virtud ser manifiesta en todas nuestras actitudes para con las personas, los asuntos y las cosas en nuestro vivir? Mateo 5:3 dice: "Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos."¿No debería esta actitud de ser pobre en espíritu ser observada en nuestra vida laboral y familiar, no solamente en nuestras reuniones? Primera de Pedro 1:17 dice: "Y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor durante el tiempo de vuestra peregrinación." ¿No debería el hecho de conducirnos en temor, hacer que seamos diferentes en nuestra palabra y conducta respecto a las personas mundanas? De lo contrario, ¿cómo puede el mundo saber la diferencia entre su padre y nuestro Padre, y reconocer que nuestro Padre es uno que "juzga según la obra de cada uno"? Si no nos importa nuestra propia conducta, ¿cómo hacemos para que cualquier persona crea en un Dios que juzga de acuerdo a nuestra obra? Segunda de Corintios 5:17 dice: "De modo que si alguno está en Cristo, nueva creación es; las cosas viejas pasaron; he aquí son hechas nuevas". Si la nueva creación no se manifiesta en nuestra manera de vivir, ¿dónde más puede ser manifestada? Si no manifestamos la novedad de la resurrección en nuestro amor y odio hacia la gente y al juzgar las cosas, ¿dónde más podemos manifestar la novedad de la resurrección? El Señor dijo a Sus discípulos que debían seguirle. ¿Si no podemos hacer que las personas nos vean como aquellos que no se siguen a sí mismos, no somos acaso lo mismo que el mundo? Si en tal condición todavía decimos que estamos siguiendo al Señor, entonces la gente del mundo que lleva una vida confundida, también puede decir que ellos están siguiendo al Señor.
El vivir de un Dios-hombre es en verdad un vivir juntamente con el Señor. Efesios 2: 1 y 5 dicen que aquel que vive junto con Él se opone a los que están muertos en delitos y que viven de acuerdo a la corriente de este mundo. En otras palabras, quien vive de acuerdo a la corriente del mundo seguramente no está viviendo juntamente con Cristo. Por el contrario, quien vive juntamente con Cristo, seguramente no vive de acuerdo a la corriente del mundo.  A los ojos de la gente del mundo, ellos dicen: "al lugar donde fueres, haz lo que vieres", lo cual es algo común. Todo aquello que la gente haga, usted debe hacer lo mismo. No estoy hablando de cosas pecaminosas, sino de las costumbres y los hábitos practicados por la gente del mundo. Por ejemplo, la víspera del año nuevo y la celebración de fiestas o festejos siempre que se presente la ocasión. Pero el vivir de un Dios-hombre es probado y expuesto en estos asuntos. La salvación que habla la Biblia, es la salvación no sólo de la vida, sino también del modo de vivir. No solamente significa ser salvo del juicio, de una vez y para siempre, sino también ser salvo diariamente de "la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia"(2 Pedro 1: 4). En esto consiste ser salvo de la mundanalidad, del "desbordamiento de disolución" (1 Pedro 4:4), del vivir que es considerado por la gente del mundo como razonable, de moda y adecuado al gusto de la mayoría. La salvación de vida es interna; la salvación de nuestra manera de vivir es externa y visible. La salvación de vida es en nuestro espíritu; la salvación del vivir se manifiesta en nuestra manera de vivir. El significado del bautismo es tener un nuevo comienzo en nuestra vida, al pasar de un tipo de vivir a otro, despojándonos del viejo hombre y vistiéndonos con el vivir del nuevo hombre, de modo que cada una de nuestras acciones sea "en novedad de vida" (Ro. 6: 4). Debemos creer en nuestro corazón y confesar con nuestra boca que somos salvos en la vida divina, pero todavía necesitamos ser bautizados y dar testimonio al mundo, con el fin de que seamos salvos de nuestra manera de vivir y ser liberados de esta "generación torcida y perversa", a través del agua (Filipenses 2:15; 1 Pedro 3: 20-21). ¿Si nuestra vida no parece ser diferente a la de la gente del mundo, no perdería nuestro bautismo el significado que le corresponde? El testimonio de un cristiano no sólo debe quedarse en su espíritu o limitarse a los locales de reuniones, sino que debe ser expresado mucho más en su manera de vivir. De lo contrario, su testimonio no será sólido, duradero ni abierto. Y un testimonio que no es sólido, duradero y abierto, de hecho, no puede contarse como un verdadero testimonio.
A los ojos de los hermanos y hermanas, el ya mencionado hermano Chang es muy buen hermano. Se reúne con regularidad, participa en algunos servicios y también ofrenda financieramente. A los ojos de sus familiares y amigos, él  es un cristiano muy celoso. La única cosa es que fuera de las reuniones de la iglesia, él igual que los incrédulos, lleno del sabor mundano, ansiedades mundanas, el temor mundano, y las preferencias mundanas. Él ama su imagen personal, ama la vanidad del hombre y la ropa de moda, ama las festividades y las fiestas, y tiene muchos amigos mundanos, así como enemigos mundanos. Una buena cantidad de su tiempo la desperdicia en diversiones, chismes y actividades sociales. Al parecer él está ocupado y sabe utilizar bien su tiempo, pero en realidad gran parte de su tiempo lo dedica a cosas vanas. Él piensa que no es ocioso durante el día y que no está perdiendo su tiempo. Piensa que cada intervalo de tiempo de su día está ocupado. Pero la pregunta es: ¿Cuáles son las cosas que ocupan su día? ¿Serán cosas que lo ocupan conforme a la voluntad de Dios? ¿O será que sólo cumplen con su propio deseo? Si su ajetreo se debe a cosas aparte del Señor, entonces su ajetreo es el mismo que el de un vagabundo que mata el tiempo parado todo el día en un parque. A los ojos del Señor, ambos están perdiendo su tiempo. La única diferencia es que uno llena su agenda con vaciedad, mientras que el otro llena su horario con chatarra.
Además, el manejo de sus finanzas es igual a la manera como administra su tiempo. El no ha desperdiciado todas sus riquezas ni se ha hecho pobre como un hijo pródigo. Por el contrario, ahorra todas sus monedas y se esfuerza por acumular tanta riqueza como sea posible. Sin embargo, toda su gestión y sus maquinaciones, son hechas completamente fuera de la voluntad del Señor. Estas son para su propio provecho y no tienen nada que ver con la economía de Dios. Para otros, esta manera dedicada y cautelosa de manejar las finanzas, es mucho mejor que botar y malgastar el dinero. Pero a los ojos de Dios, tanto malgastar el dinero para sí mismo, como acumular dinero para sí mismo, significan perder el dinero. Ya que cualquier cosa que hagamos aparte de la voluntad de Dios, es un derroche a los ojos de Dios. El despilfarro de las riquezas de un hombre no añade nada al reino de Dios y lo mismo ocurre con la acumulación de riquezas. Ambas formas de vida son un vivir,  "sin esperanza y sin Dios".
Creo que me gustaría detenerme aquí por ahora. Espero tener más comunión con usted acerca de este problema en mi próxima carta. Que el Señor brille en nosotros a través de estas palabras, por su Espíritu, para que podamos ver si realmente vivimos o no el vivir de un Dios-hombre. Espero que estas palabras no se conviertan en una carga demasiado pesada para usted. Pero si no vemos nuestra verdadera condición, ¿cómo podemos ser salvos de ella?

¡Que el Señor le bendiga!
El hermano Andrew Yu

Cesar David Sosa Perez

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Feb 14, 2016, 7:44:55 AM2/14/16
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Muchas gracias querido hermano y compañero Daniel
He sido muy expuesto y abundantemente suministrado. Es mi oración que el Señor afecte mi vivir para que mis compañeros de trabajo y personas del mundo vean que Nuestro Padre es muy diferente a su padre.
Y que el significado del bautismo sea real para mí, un nuevo comienzo en mi vida, es decir pasar de un tipo de vivir a otro.
Queridos hermanos despojémonos del viejo hombre y vistámonos con el vivir del nuevo hombre de modo que cada una de nuestras acciones sea en novedad de vida.
Saludos 
Su hermano 
César 
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