Claros Del Bosque Maria Zambrano

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Patrizia Leones

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Aug 5, 2024, 8:04:10 AM8/5/24
to ejteckere
Claros del bosque se ha interpretado como una gua y en este sentido el libro presenta una voluntad potica a modo de programa; pero hay algo ms, y es que inscribe un secreto ntimo y personal: la poesa como reveladora del ser,asunto que Zambrano expuso en 1990 con la publicacin de Los bienaventurados, obra que complementa y expande, en algunos aspectos, Claros del bosque. Para Monique Dorang, una de las crticas especializadas en la obra de Zambrano, Claros del bosque plantea el acercamiento a la divinidad de parte de la filsofa malaguea, un acercamiento que est basado en un saber de experiencias con connotaciones msticas, de manera que la ontologa que Zambrano propone es el resultado de un descifrar el sentir sobre el ser oculto. En esta misma lnea, apostilla Ana Bundgaard que en Claros del bosque se inscribe la mstica de la penumbra y de la metafsica y, por consiguiente, este libro expone mltiples reflexiones en torno al misticismo como creencia y como expresin potica, adems de presentar una suerte de ideologa o cosmovisin, ya que si bien la mstica sucede dentro del alma, tambin est fundada en la naturaleza propia del hombre y en modo alguno es ajena a lo humano.

El mstico para Zambrano es un verdadero revolucionario que se autodestruye mediante un doloroso proceso de autofagia y da como resultado a la otredad en su interior, a la heterogeneidad que conduce a la divinidad. Claros del bosque presenta, en opinin de Ana Bundgaard, una vuelta atrs en relacin a la filosofa de Heidegger ya que los temas centrales del libro revelan la emergencia del ser del ente ante la existencia, al tiempo que se acerca al gnero literario de la confesin y de la gua, tan frecuentados por Zambrano. Esta obra intenta mostrar cmo crear claros en la conciencia para que sucedan visiones de lo que est oculto, o, parafraseando a Heidegger, el ser oculto se hace ver en imgenes y destellos, que han de ser recogidos en unidad por el sentimiento originario. Afirma Zambrano que El claro del bosque es un centro en el que no siempre es posible entrar; desde la linde se le mira y el aparecer de algunas huellas de animales no ayuda a dar ese paso. Es otro reino que un alma habita y guarda. Algn pjaro avisa y llama a ir hasta donde vaya marcando su voz. Y se la obedece; luego no se encuentra nada, nada que no sea un lugar intacto que parece haberse abierto en ese solo instante y que nunca ms se dar as. No hay que buscarlo. No hay que buscar. Es la leccin inmediata de los claros del bosque: no hay que ir a buscarlos, ni tampoco a buscar nada de ellos. En suma, nos encontramos ante una obra que dialoga con la mstica, la filosofa racionalista y la mitologa, pero tambin con la filosofa rfica y gnstica, y en la que la poesa juega un papel insoslayable como reveladora del ser.


El Die Lichtung heideggeriano y Los claros del bosque de Mara Zambrano cautivaron hace tiempo nuestra reflexin por su fraternidad con el decir lacaniano sobre el vaco central en la topologa del nudo. Es por ello que ya en otras ocasiones hemos hecho dialogar a Zambrano, Heidegger y Lacan haciendo de la frontera del concepto en cada uno de ellos, el punto de bisagra que permite anudar su pensamiento como resonancia en los otros.


La relacin entre el pensamiento de Heidegger y el de Mara Zambrano se impone como una de las cuestiones bsicas de la filosofa contempornea, y, sin embargo, inmediatamente se percibe hasta qu punto es ardua la posibilidad de afrontarla.(1)


Para Zambrano (2) el claro no debe ser entendido como espacio despejado sino que ha de ser puesto en conexin con el bosque espeso e impenetrable en el que se produce un espacio abierto. Aunque, insiste, el claro no debe confundirse en modo alguno con lo simplemente abierto, porque est inmerso en lo profundo. En la espesura del bosque la luz del claro es opaca, la luz no llega nunca a des-velar el claro. El claro es ms bien el lugar de la sombra que el de la luz. Su luz es la sombra misma, la luz de lo opaco, de la tiniebla.


El Lichtung, lo abierto, el claro o los claros del bosque son el lugar donde luz y sombra no son trminos antinmicos sino un vaco donde el claroscuro propicia el surgimiento de la luz. Una espacialidad que resguarda el vaco sin suturarlo.


Para Zambrano no hay mtodo para alcanzar el claro, solo veredas, filamentos de luz imprevistos, seales en la sombra. Contrapone el bienaventurado (6) aquel que no busca respuesta a travs de la interrogacin sino quedando a la escucha de la respuesta que ya es el ser, al filsofo. Es una respuesta opaca esa que el bienaventurado encuentra; una respuesta de sombra, que est en las profundidades del originario ser-arrojados. El interrogar del filsofo es la manifestacin de su prdida de intimidad con el propio ser. El bienaventurado, por el contrario, se vaca del funesto deseo de interrogar-desvelar para poder escuchar la luz de la noche. Y all donde sta aparece, est el claro. La razn potica es el trmino acuado por Zambrano y propuesto expresamente por ella como va de escritura y conocimiento.


Por el psicoanlisis sabemos que no hay experiencia posible que culmine en la conquista absoluta del saber sobre la verdad. En fraternidad con el decir heideggeriano, estamos de acuerdo en que lo ms difcil de elucidar, a la vez que lo ms esencial a la tarea del analista, es pensar el no- todo, la confrontacin entre el sujeto del inconsciente -sea el de un hombre o una mujer-, a la sexualidad femenina con las deficiencias para encontrar una regulacin simblica de dicha relacin. Pensar la mujer desde una lgica distinta a la del todo y la excepcin.


Mara Zambrano y Razn Potica son trminos equivalentes de un mismo decir, potico, que acoge lo que la Filosofa excluye por considerarlo ajeno al discurso de la razn. El concepto de Razn Potica, un mtodo ms que de la conciencia, de la criatura, del ser de la criatura que arriesga despertar alumbrada y aterida al mismo tiempo (7) es central y definitorio del pensamiento de Zambrano y consiste en la revelacin de un saber del ser y de la palabra como lugar de la absoluta latencia del ser.


Creemos leer en el pensamiento de Mara Zambrano un ejemplo del funcionamiento de la lgica del no-todo. Ella elucida una lgica de la posicin femenina a travs de la Razn Potica y propone un modo indito hasta entonces en la historia de la Filosofa, de pensar al sujeto a partir de una posibilidad nticamente ligada a la diferencia y desde ella a la feminidad. Aunque entre sus escritos abundan los dedicados a personajes que son mujeres, es necesario subrayar tambin que la autora siempre se mantiene distante de toda inscripcin o insignia feminista.


La Razn Potica puede ser leda a partir de la lgica del no-todo como una de sus manifestaciones en el decir. Decir desde una posicin femenina no signada en su totalidad por la significacin flica, y donde el acto no tiene ms garante que el deseo que lo funda, pero cuyo efecto es un nuevo decir que hace letra en el ms all de la significacin flica, aunque partiendo de ella. Es precisamente ese decir lo que conducir, una vez producido, al acto, como lo ejemplifica la Antgona zambraniana que viene a incluirse en la serie de lo que Lacan dio en llamar, paradjicamente, mujeres verdaderas:


A esta criatura -escribe Zambrano-, no le es posible, ni necesario, pensar. Pensar fue solo cosa de un momento inevitable para que la accin pura, la pura trascendencia se materializara no solo en hechos, sino en palabras. Porque la palabra, ms que los hechos, marca la altura de la herona; la accin pudo ser realizada, como todas, en sueos; la palabra garantiza que su accin se dio en el despertar (8).


A lo largo de su incansable trayectoria itinerante, Mara Zambrano encontr en Francia un lugar de reposo en los claros el bosque del Jura. En su pequea casa-convento abandonado, catacumba, gruta madriguera de La Pice-Crozet ella escribi una obra de innegable contenido potico y reflexivo. Claros del bosque y La tumba de Antgona son algunas de las muestras ms representativas de este periodo. La serenidad circundada por la naturaleza del Jura le permiti a la autora culminar en soledad los proyectos de su pensamiento. All, la proyeccin de una patria de destino, o patria verdadera, terminar por hacer del exilio su propio refugio.Los estudios que se presentan en este libro se centran en este momento de claridad de la trayectoria de Zambrano. Abordan su obra ms conocida junto con su horizonte: el intercambio epistolar con sus coetneos, el peso de lo autobiogrfico, las relaciones con la filosofa y el teatro contemporneo. Todos con el objetivo comn de poner en movimiento una forma de pensamiento y escritura que siempre mantuvo abierta.


El espritu del tiempo, como fundamentacin de la sensibilidad en la potica histrica hasta alcanzar la ms moderna y contempornea, conforma el leitmotiv en este libro. Desde Goethe, que en nuestro juicio alcanza la visin de Antonio Machado, como con la escisin ms simblica de Nietzsche, se conforma la herencia literaria moderna de una sucesividad que permanece en el ncleo de la creacin actual. Y en pocas precedentes, la formacin del clasicismo no fue sino la conquista de una invisibilidad, de un legado presentido, que tambin entraaba lo pardico, la irona y la paradoja: Cervantes, Molire, Shakespeare... Ello resuena en el eco conceptista, en la lrica de Quevedo, integrndose su voz en la mejor poesa espaola contempornea: un florecimiento de retorno en las letras que, desde el siglo ureo, emite el claro mensaje que personifica el afn esttico por no perecer. Cado el prodigio, y tras el racionalismo, el sujeto y su delirio se revelan y adviene el idealismo, y en ese devenir la poesa ser ucrnica, sumergiendo el sueo en la irrealidad hasta llegar a las Vanguardias. Una inmensidad contempornea de escenarios abiertos, en la potica y el sueo, o en el legado romntico, de Keats, de Hlderlin, en la poesa existencial. La temporalidad histrica se hace asimismo compromiso, siendo ese Sein und Zeit heideggeriano, ante la conciencia confinada en lo temporal, su deseada liberacin. Mara Zambrano indag en este confinamiento hasta desvelar que en la lucidez de la poesa, en lo ms nuclear, radica la filosofa; y el yo es su emisario, a veces personal y a veces desconocido, sagrado o remoto, discurriendo por las eras, culturas y pocas. Sus huellas en el presente novedoso revierten en la historicidad de la conciencia literaria, conditio sine qua non de la transmisin potica.

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