UN PAÍS DE INMIGRANTES - NAVEGANDO CON WALREY

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Mar 25, 2016, 8:59:09 PM3/25/16
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Diario de Bitácora


El  Corsario Walrey agradece a Leandro Schiel y a Daniel Cruz ( tango solido ) y a todos los inmigrantes, que levantaron con sus manos y su esfuerzo personal, a éste bendito país que se llama ARGENTINA, por participar

 

Darío Sztajnszrajber (/shtáin shráiber/, Buenos Aires, 16 de junio de 1968) es un filósofo, ensayista, profesor y presentador de televisión argentino. Desarrolla una importante labor en la divulgación de la filosofía. Es autor del libro ¿Para qué sirve la filosofía? (Pequeño tratado sobre la demolición).

Seis consonantes, un sombrerito y dos vocales. ¿A quién se le ocurre? La situación más desopilante la vivió hace algunos meses en una agencia de viajes. Le pidieron el nombre completo, empezó a deletrearlo y entonces...: "No, señor, no necesito su código de reserva, sólo su apellido".

 

Somos una nación de inmigrantes. Se estima que a principios del siglo pasado llegaron unos 4,2 millones de personas de todo el mundo, en su mayoría de Italia, España y Francia. Las guerras trajeron también alemanes, polacos, armenios, checos, árabes. Y la lista sigue. Eso significa que en el país viven miles de personas a las que la ortografía castellana no les hizo justicia. Como Nils Ljungmann, que tiene 19 años y estudia abogacía.

Las (des)ventajas de llamarse Juan López

Casi siempre, cuando dice su nombre, terminan llamándolo de otra manera. Por eso, a veces dice que se llama "Luis Guzmán", que suena más o menos parecido. O como Darío Sztajnszrajber, a quien su exposición mediática lo rebautizó "el filósofo de apellido impronunciable". Tanto que decidió incluir en la minibiografía de su cuenta de Twitter una explicación poco usual: "Mi apellido se pronuncia shtain-shraiber"

NOTA DE WALREY

Por analogia

En alemán STEIN  píedra  SCHREIBER escribir

 

La legislación argentina permite cambiar la forma de escribir el apellido para acercarlo a la fonética española: algo así como la simplificación que sufrió Adrián Kirzner Schwartz para llamarse Adrián Suar, aunque en su caso el cambio fue sólo en el nombre artístico

¿Cómo se lleva? "Mal interiormente. En la medida en que sostuve mi apellido de manera pública, me la tengo que bancar. Pero es difícil evitar que se convierta en una conversación todo el tiempo, que el otro se obsesione con el tema", explica Sztajnszrajber. Su apellido, de origen judío y polaco, significa

 "el que escribe en piedra",

muy acertado para un filósofo como él.

Cuando fue a Polonia por primera vez, se sintió como el patito feo cuando descubrió que en realidad es un cisne.

 En los hoteles, entregaba el documento y los empleados lo pronunciaban perfectamente sin entrar en conversaciones reiterativas.

 

"Cuando empecé a hacer Mentira la verdad [del canal Encuentro], nunca pensé que el programa fuera a tener tanta trascendencia. Hoy, si pudiera volver el tiempo atrás, probablemente cambiaría mi nombre artístico. Pero ahora ya se convirtió en una marca personal. Es casi una estrategia de marketing", cuenta. Cuando daba clases, para sus alumnos era "el profe Darío". A secas. Como si no tuviera apellido, o como si fuera un sacerdote. Su hermano Mauro es periodista en el canal C5N. "Apenas empezó a trabajar en la televisión le dijeron «no, es impronunciable». Y se convirtió en Mauro Z", cuenta.

Ha sido profesor en todos los niveles educativos: primario, secundario, terciario, universitario y posgrado. Dicta clases en la universidad FLACSO en las áreas de Comunicación y Educación, y en el posgrado en Gestión Cultural.1 También es docente en el CBC de la Universidad de Buenos Aires.

Desarrolló una labor docente en la comunidad judía, en su cátedra del Seminario Rabínico Latinoamericano y en el Colegio Tarbut. Fue miembro del Consejo Directivo de la ULEJ (Universidad Libre de Estudios Judaicos).

Es docente de la UBA en la materia Introducción al Conocimiento de la Sociedad y el Estado en la cátedra Mesyngier. Se ha desempeñado como docente en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA y en el Colegio Pestalozzi. Dirigió el profesorado de Historia en el Instituto Braun Menéndez.

Ha desarrollado también una extensa tarea en el ámbito de la gestión cultural. Fue gerente editorial de EUDEBA (Editorial de la Universidad de Buenos Aires) y coordinador del programa de cultura literaria de la Secretaría de Cultura de la Nación.

Coordinó y asesoró proyectos en los Festivales de Cine Independiente y de Teatro de la Ciudad de Buenos Aires. Es hermano de Mauro Szeta (Mauro Sztajnszrajber, 1973), periodista de policiales en el canal de noticias C5N.

 

Ha colaborado con diferentes medios gráficos de la Argentina: diario Clarín, Perfil, Tiempo Argentino, revista Noticias.

 

Desde 2011 conduce el programa de televisión Mentira la verdad por Canal Encuentro, que fue nominado a los premios Emmy.

El 20 de enero de 2013 estrenó otro programa de televisión en Canal Encuentro: El amor al cine,donde presenta películas de amor y las analiza desde el punto de vista filosófico.

Conduce el programa de filosofía en radio "El innombrable" en Radio Madre.Fue columnista del programa de radio Gente sexy de la radio Rock & Pop, y del programa 1000 manos de la TV Pública.

Trabaja en Desencajados, un show que presentó en el 2013 en Konex y que a partir del 2014 lo hace en el ND Ateneo, con Lucrecia Pinto (voz), Guillermo Martel (guitarra eléctrica), Lucas Wilders (percusión) y Juan Finger (bajo eléctrico). «Juntamos música y filosofía, algo que parecería imposible, sin embargo se conectan desde el desencaje». En este espectáculo, Spinetta, Charly y Fito Páez dialogan con Platón, Nietzsche y Derridá.

Es columnista en radio "Metro y Medio" en Radio Metro, los lunes por la tarde.

 

En el año 2013 publicó ¿Para qué sirve la filosofía?, su primer libro, el cual es un intento por desmontar la rigidez de la disciplina filosófica y hacerla accesible a un público más amplio, pero sobre todo diferenciando a la filosofía de su clásica vocación por la verdad.

 

Asimismo, fue compilador y editor de las obras Posjudaísmo (vols. 1 y 2) donde cuestiona las formas tradicionales de definición del judaísmo, y Para aprender a leer a Platón.

NOTA DE WALREY

Mi amigo el gran profesor de tango, porteño y bailarín, mas porteño que el dulce de leche

DANIEL CRUZ es portador por su papá de apellido Polaco  KROESWICZ o algo así y lo simplificó en CRUZ

AHORA VAYAMOS AL TEMA

ESTO ME LO ENVIA Leandro Schiel, vive en Valeria del Mar, estudia Ciencias Económicas en Mar de Ajo, tiene 21 años, baila tango en STATUS PINAMAR, sabe mucho de música clásica y rock.

POR LA EDAD ES UN FUERA DE SERIE

 

 

Excelente... para pensar !

Este es un articulo escrito por el pensador Dario Stajnzsrajber.

"24 de marzo

Comparto un texto de esta misma fecha, pero hace 2 años

Pensar la memoria

Hay una famosa historia que cuenta Platón en el libro Fedro, donde un inventor lleva a un rey la novedad de la escritura desconocida para ese pueblo. “¿Para qué sirve?”, pregunta el rey. “Para asegurar la memoria”, responde el inventor. Lo que permanezca escrito facilitará el recuerdo y de alguna manera economizará el esfuerzo que implica tener que estar todo el tiempo recordándolo todo. El rey se lleva el invento y al otro día convoca al inventor y lo manda matar. Se da cuenta de la ambivalencia: lo que puede ser un remedio contra el olvido, puede convertirse en un veneno para la memoria. Por suerte, Jacques Derridá nos subraya que la palabra griega pharmakon se usa tanto para significar remedio como veneno. La ambivalencia es mucho más profunda.

El pueblo puede perder el ejercicio de la memoria en la medida en que se exteriorizan los dispositivos para el recuerdo. La escritura facilitaría tanto la tarea que dejaría ya de ser una tarea. Hay un punto donde la memoria no puede dejar de ser un ejercicio, una búsqueda, un acto de amor. Nunca es definitiva por que la temporalidad siempre está en movimiento. El pasado nunca es el pasado, sino un horizonte abierto que se va construyendo desde un presente que nunca es un presente. Por eso, hay una zona ambigua, una fractura ontológica, una fisura que separa la memoria del pasado. Nunca pueden coincidir ya que si así fuera, se acabaría el tiempo. Esa es la tragedia de Funes el memorioso: lo insoportable no es recordarlo todo, sino la disolución del presente.

Se trata de desmontar matrices que en sus idealizaciones producen vaciamientos de sentido. El sueño de un acceso absoluto al pasado desmerece cualquier ejercicio de la memoria. Si el ideal es saberlo todo, todo saber se vuelve incompleto. En todo caso, la tecnología cada vez más provee la infraestructura necesaria para generar el archivo universal del pasado. ¿Pero qué tendría que ver este archivo con la memoria? La memoria es selectiva. Y lo es porque el ser humano es contingente. Y lo es porque nada en la realidad permanece por fuera del tiempo. Claro que frente al ideal del recuerdo absoluto, una memoria selectiva parece pecar de arbitrariedad, cuando nada hay más arbitrario que una idealización que niega la condición de lo real.

Se trata de volver al indecidible de Derridá: ¿remedio o veneno? La solución es ilógica: ambas cosas. La memoria no tiene que ver con el recuerdo sino con el futuro. Esa es su ambigüedad primera. Lo ilógico es que el pasado se mueva todo el tiempo; y se mueve porque el presente no existe sino en movimiento. Todo abordaje al pasado se realiza desde el presente que a través de la memoria va reinventándose a sí mismo. Por eso, cada vez que volvemos hacia el pasado, lo reconcebimos ya que nuestra propia realidad ya es otra, y en ese movimiento modificamos también nuestros relatos originarios.

Pero por sobre todas las cosas la memoria es un hecho político, y por ello siempre es en relación a un otro. La memoria es una narración, pero si se narra hay una palabra que se enuncia y otra que se escucha. Y muy pocas veces ambas palabras, que son la misma, logran coincidir. La memoria es un hecho político en el sentido ético de la política. Se intenta todo el tiempo hacer justicia con los derrotados de la historia, pero como en general los derrotados ya no están, el hacer justicia se vuelve un hecho redentivo. Así, el presente se va construyendo en el intento de hacer cumplir la utopía irrealizada de los muertos. Y una vez más, se trata de un imposible. Por eso Benjamin, la asocia con lo mesiánico. Será que el día después del último día la memoria ya no sea necesaria porque estarán debidamente redimidos. ¿Pero quién dijo que acabará el tiempo? ¿Y quién dijo que comenzó?

Es extraño que pretendamos una historia absoluta cuando nuestra manera íntima de narrarnos a nosotros mismos se encuentra sujeta a toda una serie de mecanismos interpretativos. Ninguno de nosotros lo recuerda todo de su propia vida y no ve en ello una carencia. Incluso nos volvemos a cada rato nuevos escribientes de segundas y terceras versiones de los mismos sucesos, y así los exasperamos o los diluimos de acuerdo al paso del tiempo y de nuestros propios cambios. Así funciona la memoria. En esa zona ambigua que nos hace concientes de ser al mismo tiempo una unidad y pura diversidad. La memoria es clave para nuestra conciencia identitaria. Ser un yo es antes que nada sostener una unidad subyacente a todos nuestros actos. Hay un mismo sujeto por detrás de los diferentes acontecimientos que vamos padeciendo. Nos recordamos siendo los mismos, ¿pero somos los mismos? Somos y no somos los mismos. La identidad es básicamente la aceptación de esta nueva paradoja: todo el tiempo estamos siendo otros y al mismo tiempo los mismos. Y por ello ninguna letra muerta por sí sola puede alcanzar para la transmisión de la memoria, esto es, de lo que somos.

Transmitir es traducir y como dice la fórmula: traducción es traición. Y de transmisión deriva tradición que es cualquier cosa menos un pasado momificado. Siempre se habla desde una tradición. La tradición nos habla y en ese acto se transforma. Cada paso hacia adelante es también una reinvención del pasado. Y sin embargo, algo pasó, pero todo lo que diga ya es otra cosa. De allí la pregunta de siempre: ¿hay un límite o hay ambigüedad? No puedo ni quiero ni debo olvidar cuando como docente en la enseñanza media observé cómo dos alumnos preparaban un machete para una prueba de historia y uno de ellos anotaba en un papelito que luego escondía bajo la manga: “desaparecidos – 30.000”. No se lo saqué. Creo que aprobó con diez... "

NOTA DE WALREY FINAL

En Argentina cada vez somos más quienes balbuceamos varios idiomas y hacemos un buen papel Internacional.

Gracias a nuestros ancestros que nos inyectaron con su sangre,

Debo resaltar que la comunicación interétnica en Argentina es maravillosa y ejemplo mundial.

https://es.wikipedia.org/wiki/Inmigraci%C3%B3n_en_Argentina

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