Hace ya algún tiempo que se empezaron a escuchar las primeras voces sobre su inestabilidad provocada por el aumento de temperaturas, que derrite el permafrost sobre el que se asentaba. Este verano abrasador ha sido la puntilla, y este pedazo de historia del alpinismo ya es eso, historia.
Cuando hace un mes el francés Fred degoulet finalizó el pasado mes la 1ª ultra-travesía de la Mer de Glace junto a Benji Ribeyre -9 días, 55 kilómetros de escalada-, ya dio el aviso sobre lo que se avecinaba: “Pronto colapsará. Se mueve. No volveré allí”. Por suerte, las lamentables condiciones de este verano impedían la actividad en zona, y se encontraba vacío, por lo que no hay que lamentar desgracias personales. Es muy probable que Degoulet y Ribeyre fueran las dos últimas personas que pernoctaran en él.