La
distrofia muscular de Duchenne es
una enfermedad genética muy común que va debilitando los músculos de
forma progresiva, y el próximo domingo se celebra el día de
concienciación sobre esta dolencia. Hace poco más de un año
os hablaba sobre una nueva esperanza terapéutica, utilizando unos “minigenes”. Ahora, un artículo publicado
en la revista Science
demuestra la posibilidad de utilizar las últimas técnicas de corrección
de genomas en animales de laboratorio. Lo que han visto es bastante
sorprendente y, sobre todo, alentador.
Unos ratones modificados genéticamente, llamados mdx,
sufren una enfermedad muy similar a la distrofia de Duchenne, porque
llevan la misma mutación genética que los enfermos. El gen alterado es
un gen enorme cuya mutación hace que la proteína respectiva, la distrofina,
no funcione adecuadamente en la formación de un complejo de varias
proteínas que comunican el esqueleto interno de las células musculares
con la membrana y con la matriz extracelular. Empleando el “último
grito” en lo que a técnicas de corrección de genomas se refiere (un sistema llamado CRISPR/CAS9),
científicos de la Universidad de Texas han corregido la mutación en
estos ratones. Debido al método utilizado, no todas las fibras
musculares llevan la versión corregida del gen, pero aún así los ratones
recuperan la movilidad mucho mejor de lo que se podría
esperar. Por ejemplo, si sólo un 20% de las copias del gen han sido
corregidas, la cantidad de fibras musculares que funcionan normalmente
es bastante mayor.
Lógicamente esto es muy buena noticia, porque uno de los problemas de
la terapia génica para distrofias musculares es la dificultad que
tiene corregir un defecto genético en millones de fibras
de los diferentes músculos del cuerpo. Según estos resultados, hay dos
factores que ayudarían a superar este problema. Por un lado, cada célula
muscular tiene varios núcleos, y basta con que uno de esos núcleos lleve la copia correcta del gen para observar un efecto beneficioso. Además, el músculo tiene sus propias células madre que lo regeneran, de modo que si esas células madre llevan la versión corregida también contribuirán a “fabricar” más y más fibras musculares normales.
Esto es precisamente lo que observaron los autores de la
investigación: con el paso del tiempo, la proporción de músculo normal
(fruto de la corrección genética) aumentó en relación
con el músculo enfermo. Lo cual hace albergar la esperanza de que la
curación de esta enfermedad, al menos en sus manifestaciones musculares,
podría estar un poco más cerca. Evidentemente no se pueden crear
humanos transgénicos, pero el mensaje de este estudio es que no hace falta: podría ser suficiente con corregir la mutación en unas pocas fibras y células madre musculares.