CAPITULO 12 - ELAGUIJÓN DE JEZABEL (¿ASI DICE EL SEÑOR?)

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Fernando Alvarez Hurtado

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Nov 15, 2024, 9:28:02 AM11/15/24
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«Sin Ia autoridad dada por Dios, debes usurpar la autoridad a través del engaño.»

 

CAPITULO 12 - EL AGUIJÓN DE JEZABEL

 

Hace relativamente poco tiempo ministré en la parte norte de los Estados Unidos. Era mi segunda serie de reuniones con esta congregación, la cual había crecido a unos mil miembros, en una ciudad de menos de 100.000 habitantes. Ninguna otra iglesia independiente del área había crecido a ese tamaño. El pastor es un hombre apasionado, a quien recuerdo como un líder efectivo.

 

Las reuniones que habíamos tenido el año anterior habían sido maravillosas. La gente estaba deseosa de recibir la Palabra de Dios. La atmósfera había sido fácil para predicar, y los servicios dieron mucho fruto. Yo estaba entusiasmado por ver lo que Dios haría en esta segunda serie de reuniones.

 

El primer servicio fue durante el domingo a la mañana. Me tomó desprevenido la diferencia que había en el ambiente para predicar. En lugar de sentir libertad mientras predicaba, experimenté el sentimiento de que estaba arando a través de una espesa barrera de rebeldía. Estaba desconcertado, y me pregunté: «¿Será la misma congregación frente a la que me paré el año pasado?» El cambio era tan pronunciado que estaba casi seguro de que esta iglesia había sido afectada por alguna clase de adivinación.

 

No trabajé con esto en el servicio de la mañana, pero busqué el consejo del Señor esa tarde en la habitación del hotel. Sentí la confirmación de lo que había percibido esa mañana. Esta iglesia había sido aguijoneada por el espíritu de Jezabel. No sabía si este había sido liberado cuando alguien visitó la iglesia, o si se había levantado de entre los mismos miembros. Solo sabía que estaba allí. La estructura previa de orden y autoridad en esta iglesia había sufrido un devastador golpe por parte de algún tipo de falsa profecía. Yo estaba muy consciente de que me dirigiría a su cabeza en el servicio de la noche.

 

Prediqué del mensaje de Jesús a la iglesia de Tiatira en Apocalipsis. Era fácil sentir la rebelión y la resistencia en la atmósfera. Había aumentado desde la mañana. Aun así sentí la autoridad divina en la Palabra, y estaba consciente de que el mensaje estaría cortando a través de la atmósfera resistente. Sentí un debilitamiento de la rebelión, mientras que la adivinación era expuesta por la luz de la Palabra de Dios.

 

Después de una hora de predicación, pedí que aquellos que sabían que estaban bajo el ataque o influencia de un espíritu de Jezabel, se pusieran de pie. Claramente les delineé el primer paso hacia la libertad a medida que se arrepentían de la rebelión en la cual habían sido seducidos. Me sorprendí al ver que un 70% de la iglesia respondió. Después de guiar a la gente en oración, la atmósfera se sentía más despejada, lo cual era tanto liberador como emocionante.

 

Después de la reunión, el pastor me urgió a ir a su oficina. Sabía que tendríamos una conversación seria, pero no tenía ni idea de lo que iba a decir. Cerró la puerta de la oficina, se sentó, y respiró profunda­ mente, con un suspiro de alivio.

 

John —dijo—; ahora te contaré por lo que he estado pasando.

 

Hasta ese momento, no me había dicho nada. Su rostro estaba solemne, mientras compartía.

He dormido alrededor de veinte horas en los últimos treinta días.

 

Lo miré y podía decir lo exhausto que estaba.

 

El aguijón de jezabel

 

¿Por qué? —le pregunté—. ¿Qué ha estado sucediendo? El dijo:

 

Todo comenzó hace cinco meses, cuando tuve a un muy conocido ministro profético en nuestra iglesia. Como ya sabes, hemos estado en un programa de construcción. Bien; esta persona se paró frente a la congregación y les dio algunas palabras personales. Luego dijo: «Así dice el Señor: "Ustedes están edificando muy pequeño."» El ministro dijo que el Señor estaba diciendo que necesitábamos duplicar el tamaño del edificio, a causa de las grandes cosas que Él haría. John, he gastado un equivalente a 85.000 dólares en planos de arquitectura, bocetos y otros costos para comenzar. Yo quería construir el santuario que Dios dijo que debíamos hacer.

Continuó:

 

Eso no es todo. Esta persona sabía que con mi equipo de adoración queríamos finalmente producir un disco compacto, y dijo que Dios lo quería listo en los próximos seis meses. Mi equipo de adoración estaba muy emocionado con esto. Lograrlo, significaba la compra de 25.000 dólares en equipos de grabación. No era una movida sabia para nosotros, en ese momento; pero, ¿cómo podía ir en contra de los deseos de Dios? Así que gastamos el dinero, y ahora tenemos un disco compacto que no ha servido de mucho.

 

Seguidamente compartió que unos meses después, su supervisor, quien pastoreaba una gran iglesia en el sur, voló para verlo, y le dijo que lo que él estaba haciendo era algo muy fuera de su alcance. Luego lo aconsejó en contra de construir un edificio de ese tamaño, porque eso era como llamar a los problemas.

 

Él continuó:

 

John, yo sabía que mi pastor estaba en lo correcto cuando dijo que el edificio era muy grande. Sentí como que un peso se iba de mí, pero fue allí cuando comenzaron los problemas. A causa de que esas palabras fueron dadas frente a mis miembros y al liderazgo, ellos pensaban ahora que yo estaba en incredulidad y desobediencia a la palabra del Señor. Traté de explicarle mi posición a la congregación, pero esto no ayudó. Era como si toda la santa sabiduría hubiera sido arrojada al viento, debido al despertar de la excitación de la profecía.

 

Hizo una pausa, y agregó:

 

Es como que una noche de ministerio me quitó casi hasta la última gota de autoridad que tenía como pastor, líder y hombre de Dios. Esta noche Dios la restauró.

 

Al día siguiente el pastor y yo hablamos durante más tiempo y con más detalles de lo que había sucedido en la reunión cinco meses atrás. Surgió otro punto de interés. Él compartió que ellos le habían dado la bienvenida a este ministro, como un amigo. Pero este ministro estaba molesto de no ser reconocido en el boletín dominical como alguien que está en el oficio profético. Hasta trajo esta omisión a la luz cuando fue presentado frente a la congregación. Los patrones escriturales son que Dios, y no el hombre, valida a sus profetas y siervos. El que es grande entre los hombres, con frecuencia no está en el Reino de Dios. Recuerde que Jesús dijo: «¡Hay de vosotros, cuando todos los hombres hablen bien de vosotros! Porque así hacían sus padres con los falsos profetas» (Lucas 6.26).

 

Jesús dijo que la Jezabel de Tiatira se llamaba a sí misma profetiza. Ella tomó la posición por sí misma, y luego demandaba el reconocimiento de los hombres. Obviamente Jezabel era una buena comunicadora, o no hubiera sido capaz de llevar a tantos a la rebelión con su enseñanza. No importa cuán bien nos comuniquemos, si nuestros motivos son atraer a los otros hacia nuestra persona, inevitablemente produciremos el fruto equivocado. Las grandes iglesias y los CD's populares al principio suenan como ideas de Dios. Esta clase de palabras producen excitación y proveen una visión apelante, como para ir en pos de ella. El único problema es que la gente corría detrás de una falsedad, mientras que la autoridad y voluntad divinas fueron pervertidas. Sus ojos fueron desviados y distraídos de lo que estaba delante de ellos, y del líder que fielmente trabajaba entre ellos, a fin de abrazar las palabras de uno que no lo hacía. Sin saberlo, fueron descarriados de la autoridad divina. Desearía que este fue un incidente aislado, pero he visto suceder esto con otras iglesias también.

 

El ministerio de jezabel fuera de los pulpitos

 

La Jezabel de Tiatira influía a otros por un espíritu engañoso. Era sutil y seductivo en su naturaleza. Eso describe los métodos de los profetas autonombrados en los días presentes, más allá de ser femeninos o masculinos. Con frecuencia los siervos del Señor son guiados a la insubordinación u otras formas de idolatría moderna por la manera profètica de Jezabel. Lo más alarmante es que la mayoría no se da cuenta de que han sido arrastrados en el error hasta mucho después.

 

La influencia de Jezabel no está confinada solo al púlpito. Con mayor frecuencia se sienta en la congregación. A menudo la encontrará en lugares donde los creyentes hambrientos están fuera de los servicios regulares, tales como reuniones especiales, estudios bíblicos, grupos de oración, etc. Los individuos bajo su influencia suelen parecer altamente espirituales. Dan la impresión de horas de oración y de una constante y progresiva revelación. Usted puede ser tentado a pensar que ellos tienen un discernimiento espiritual mayor al del pastor. Le aseguran que su «madurez» es la misma razón por la cual están allí, a fin de interceder por el pastor. (Esto no implica que todos aquellos que oran diligentemente sean jezabeles.)

 

En presencia de ellos, usted puede sentir que su vida espiritual empalidece en comparación, mientras que ellos revelan las muchas cosas que Dios les ha mostrado a través de oraciones, visiones o sueños. Puede sentir que, en comparación a ellos, usted no es para nada espiritual. Si hay alguna inseguridad en su relación con Dios, usted se encontrará empequeñecido frente a ellos. Esto es exactamente lo que el ministerio de Jezabel quiere. Es muy fuerte y desea intimidarlo para que se someta a su forma de pensamiento.

 

Si usted ya es fuerte, usará otra táctica. Lo adulará y levantará hasta su nivel de orgullo. «El Señor me ha mostrado que eres muy espiritual, aun más que tu esposo.» Puede que esto sea cierto —o no—, pero no cambia la estructura de autoridad de la casa. El objetivo es sacarlo de la autoridad protectiva bajo la cual Dios lo puso. Esto lo aislará de los otros, y hará que sea dependiente de ellos para recibir revelaciones de Dios.

 

Dones versus autoridad

 

Nuevamente, es importante enfatizar que usted puede tener dones espirituales y revelación, pero eso no significa que Dios lo ha puesto en una posición de autoridad gobernante. Dios da dones a los hombres por su Espíritu. Pero el oficio de gobernante es establecido por el Señor Jesús. Cuando confundimos dones con oficios nos metemos en problemas. Con frecuencia, quienes se han establecido a sí mismos como profetas o profetizas tienen un don genuino en esa área. Han desarrollado ese don y pueden percibir o ver en la vida de las personas. Pero cuando un don no está sometido al señorío de Jesús, y por lo tanto a su autoridad gobernante, entonces está sometido a la voluntad del «yo». En esta situación, es fácil que el don sea maltratado o pervertido en el desarrollo de la persona, ya que los motivos se convierten en egoístas. La autoexaltación pervierte al don. Ellos confunden el don con la autoridad. Que seamos dotados no significa que estemos listos o con autoridad.

 

En el libro de Números encontramos un excelente ejemplo de esto, en las acciones del hermano y de la hermana de Moisés.

 

«María y Aarón hablaron contra Moisés a causa de la mujer cusi- ta que había tomado; porque él había tomado mujer cusita. Y dijeron: ¿Solamente por Moisés ha hablado Jehová? ¿No ha hablado también por nosotros? Y los oyó Jehová.»

      NÚMEROS 12.1,2

 

Ellos creían que él había cometido un error, y se sentían libres de hablar en su contra como si tuvieran autoridad sobre él. No se puede saber si ellos dijeron estas palabras en la intimidad de sus tiendas o si las compartieron abiertamente con otros. Más allá de eso, lo que es cierto es que el Señor los escuchó.

 

Sus palabras e intenciones fueron muy ofensivas para Dios. Enojado, el Señor citó a los tres y entonces les preguntó a María y a Aarón:

 

«¿Por qué, pues, no tuvisteis temor de hablar contra mi siervo Moisés?» (Números 12.8). Entonces su presencia se fue, dejando a María leprosa.

 

¿Cómo estos parientes de Moisés cometieron un error de juicio tan grave? La respuesta se revela en sus palabras de orgullo: «¿Sola­ mente por Moisés ha hablado Jehová? ¿No ha hablado también por nosotros?» (Números 12.2). Dios habló a través de María y Aarón. Ambos eran sobrenaturalmente dotados, y Aarón era sacerdote. Sin embargo, usaron los dones en sus vidas como justificación para elevarse por encima de la autoridad que Dios había puesto sobre ellos. Si Dios no hubiera expuesto rápidamente esta estupidez, ellos hubieran desviado a muchos otros con el mismo razonamiento. Fueron juzgados frente a la congregación entera, para que todos temieran. Cuando se arrepintieron de este error, ambos fueron perdonados y restaura­ dos.

 

María y Aarón no eran falsos profetas, pero su error ilustra la diferencia entre autoridad y dones. Si hubieran persistido en su cruzada, podrían haber terminado como falsos profetas. Debemos darnos cuenta que lo falso no necesariamente comenzó de esa forma.

 

Los dones inspiracionales no son dados para la autopromoción. El tenerlos no significa, necesariamente, que usted tiene el poder, la gracia o la autoridad de Dios. Si no tiene la autoridad dada por Dios, usted debe usurparla a través del engaño. Esto significa, intencionalmente o no, llevar a otros fuera de la estructura de autoridad que Dios les proveyera, dándole poder a lo falso.

 

Abre tus alas

 

El siguiente ejemplo me lo contaron un pastor y su esposa cuando estaba predicando en su iglesia. Cuando escucharon que me encontraba escribiendo sobre este tópico, estaban ansiosos de compartir su dolor, con la esperanza de proteger a otros. En las propias palabras de ellos, «esta es una de esas tristes historias que bien desearíamos nunca haber experimentado».

 

Este hombre de Dios ha pastoreado una gran iglesia en una de las grandes ciudades de los Estados Unidos, por más de treinta años. Su pastor asociado ha estado con él por veinticinco años, y la mayoría de su equipo lleva con él unos diez años. La iglesia es muy activa en las misiones y en ayudar a los pobres. Lo menos que se puede decir es que se trata de una iglesia estable y saludable. Él escribe:

 

«Sí, somos una congregación que ha sido impactada por una mujer que se llama a sí misma "profetiza". Tristemente, nuestro anterior pastor de jóvenes, de quien fui mentor por unos quince años, cayó bajo su control.

 

» Exteriorizando su propia amargura, ella comenzó a recitar palabras “del Señor", tales como "Iglesia sin paredes", “Abre tus alas", y "Libera..." Como un miembro de la congregación, ella fue entre la gente profetizando que el Señor quería liberar a su pueblo, infiriendo que, de alguna forma, nosotros, el liderazgo, habíamos retenido a la gente de sus propios ministerios.

 

» La mentira se apoderó de nuestro pastor de jóvenes, creando un descontento que lo impulsó a la búsqueda de otros profetas que le dieran confirmación.

 

» Repentinamente él comenzó a hablar de ser llamado a las naciones. Entonces hizo contacto con otro así llamado profeta (conozco quién es este otro profeta, y tiene un ministerio muy reconocido), quien le dio algo muy genérico: "Esta es una nueva época en tu vida. Es tiempo para un cambio; Dios está ampliando tu visión, agrandando tu ministerio."

 

» Todas esas llamadas “palabras de confirmación" cerraron su corazón a nuestras apelaciones. Cuando fue confrontado por el liderazgo, se ofendió y estaba a la defensiva. Estaba seguro de que tratábamos de retenerlo de seguir su “sueño dado por Dios".

 

» Finalmente, enlistó sus grandiosos planes y se fue de la región en pos de su sueño. El era Abraham, y su esposa era Sara. Se fueron a la tierra donde la promesa pudiera ser cumplida. Establecieron una escuela de artes y un centro de retiros para pastores desanimados, y siguieron su especial llamado a las minorías: homosexuales y otros.

 

» Tres arlos más tarde, ninguna de esas visiones se habían cumplido. Como consecuencia, hay una esposa quebrada, cuatro chicos en riesgo, otro hombre joven de nuestra iglesia extrañado por su familia, y un grupo de jóvenes confundidos y enojados.»

 

Esta es la cosecha de una «Jezabel que se llama a sí misma profetiza». Cuando el pastor de jóvenes dejó la iglesia, fue a trabajar junto al muy reconocido profeta que le había dado la palabra. El pastor principal compartió conmigo cómo la palabra profética parecía ser el punto inicial del diálogo entre el profeta y el pastor joven. Aunque este muchacho se fue para ministrar con el profeta, poco después de su arribo el profeta lo abandonó para comenzar una nueva iglesia en otro estado.

 

Personalmente había tenido ya unos cuatro servicios en la iglesia del pastor principal, antes de conocer nada de esto. Ministré sobre la sumisión, el perdón y el temor del Señor. La última noche noté que el pastor de música, quien había estado en esta iglesia durante siete años, lloraba sobre el hombro del pastor principal. Él y su esposa abrazaron al pastor principal y a la esposa de este por un buen rato.

 

Al día siguiente este pastor de música me llevó al aeropuerto. Él compartió que también había recibido una palabra similar, «de abrir sus alas e ir hacia adelante», de parte de la misma mujer, quien desde entonces dejó la iglesia. Él confesó que, aunque no se fue (porque su esposa no estuvo de acuerdo con eso), esas palabras hicieron que él cuestionara al pastor constantemente. La relación había sido tensa durante años, porque su corazón había sido retirado del lugar donde debía estar plantado. Estas pocas palabras lo habían atraído hacia la insubordinación y la obstinación. Aunque físicamente no se había ido, se hizo una brecha a causa de esas palabras. Escuchemos la advertencia de Dios para nosotros:

 

«Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos. Porque tales personas no sirven a nuestro Señor Jesucristo, sino a sus propios vientres, y con suaves palabras y lisonjas engañan los corazones de los ingenuos.»

      ROMANOS 16.17,18

 

Las palabras de esta mujer y del muy conocido profeta eran suaves y lisonjeras. Sonaban como inspiradas por el Espíritu Santo, ya que eran adornadas con terminología bíblica. Sin embargo, también plantaron semillas de orgullo en los corazones de los hombres, proponiéndoles llamados mayores para sus vidas, como si el servir en sus capacidades presentes fuera algo para ser despreciado. Las lisonjas revelaron el descontento ya existente en sus corazones. Las palabras no estaban de acuerdo con la doctrina vigente, pero estaban moldeadas para que estos dos ministros asociados se sirvieran de ellas.

 

Las Escrituras dictan que solo los ancianos establecidos, quienes conocen las vidas de aquellos a quienes sirven, deben dar palabras. El pastor principal estaba en posición de darlas y no un disgustado miembro de iglesia u otro profeta de otro estado, en una reunión externa. La adulación del engaño confundió el discernimiento espiritual de ellos y los alejó de la autoridad divina de Dios.

 

Cuando le pregunté al pastor sobre la mujer que había hablado esas palabras, me enteré que era muy conocida en la iglesia, y con una reputación de exactitud. Hemos aprendido que la exactitud no valida una «palabra»: es el fruto el que lo hace. Escuche lo que las Escrituras nos advierten:

 

«Cuando en medio de ti aparezca algún profeta o visionario, y anuncie algún prodigio o señal milagrosa, si esa señal o prodigio se cumple y él te dice: "Vayamos a rendir culto a otros dioses", dioses que no has conocido, no prestes atención a las palabras de ese profeta o visionario. El Señor tu Dios te estará probando para saber si lo amas con todo el corazón y con toda el alma. Solamente al Señor tu Dios debes seguir y rendir culto. Cumple sus mandamientos y obedécelo, sírvele y permanece fiel a él.»

      DEUTERONOMIO 13.1-4, NVI.

 

 

Esos profetas entre los israelitas servían a los dioses de naciones extranjeras. Eran sus ídolos. Un ídolo no es nada en sí mismo. Es la codicia en el corazón de los hombres lo que le da poder. Aprendemos que la obstinación, la cual es rebelión, es una forma de idolatría.

 

¿Cómo se aplica esta escritura a nosotros? Si una palabra lo aleja de la dirección de Dios o de la autoridad delegada, no la siga. Inclusive si estas palabras fueran exactas o se cumplieran, se nos instruye a no escuchar a esos profetas, «por haberte aconsejado rebelarte contra el Señor tu Dios» (Deuteronomio 13.5, NVI).

 

Hablé con el pastor anterior en una cita que tuvimos más tarde. Me puso contento saber que su relación con el pastor de música había sido restaurada, «su lealtad donde él está sirviendo es mayor que nunca», me dijo alegremente. También me compartió cómo este ministro de música ha intensificado su conocimiento sobre las falsas profecías.

Es mi oración que usted vea mis propósitos en estos ejemplos, para que pueda aprender y ser advertido por ellos. Pablo escribió:

 

«Todo eso les sucedió para servir de ejemplo, y quedó escrito para advertencia nuestra, pues a nosotros nos ha llegado en fin de los tiempos.»

      1 CORINTIOS 10.11, NVI.

 

Tengo la esperanza de que usted no experimente nunca el aguijón de la falsa profecía. Pablo nos advierte: «Porque hay aún muchos contumaces, habladores de vanidades y engañadores...» (Tito 1.10).

 

¡Oh, cómo se aplica a nosotros hoy día! Un solo libro nunca puede contener todo el recuento de los engaños de los falsos profetas a través de la historia de la Iglesia, quienes seducen con palabras suaves y lisonjeras. Numerosas personas con genuinos llamados han sido apartadas de los lugares de adiestramiento donde Dios los había puesto. Estos hombres y mujeres suelen pasar a través de tiempos duros o áridos, cuando Jezabel los atrae. Aunque Occidente ha disfrutado por años la libertad de la persecución física, Dios aún tiene una forma prescrita para adiestrarnos y fortalecernos. Usted no envía a los soldados a un cómodo oasis para adiestrarlos para la guerra. Los envía a un campo de entrenamiento, donde la capacitación es dura e incómoda. Esto los prepara adecuadamente para las batallas futuras. Muchas veces las promesas excitantes y cómodas no son de Dios.


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