- Willkas- El Poder Curativo de la Arcilla.

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Percy Evenzaphir Piazzini Nuñez

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Oct 11, 2016, 8:47:39 PM10/11/16
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PERCY PIAZZINI N.

El Poder Curativo de la Arcilla.

POR: MACRINA MONROY
La vigencia de la geoterapia frente a la incapacidad de la medicina formal, para resolver integralmente los problemas de salud de la sociedad.
El hombre es un ser natural, hecho físicamente de los mismos elementos que forman la naturaleza, aire, agua, tierra, fuego, ahora mejor conocidos en las terapias alternativas como agentes curativos. La naturaleza tiene un poder curativo que ha sido heredado por el hombre, este principio fue muy claro para El Sabio de Cos, Hipócrates, quién en su Doctrina sobre la salud, hizo una recopilación de los preceptos que eran del dominio común, y que en la actualidad nos sirven de recordatorio para no perder la perspectiva.

1) “Sólo la naturaleza cura” (la palabra Curar, es una voz latina que significa; cuidar, proteger, conservar, renovar, restablecer, reponer, restaurar)

2) “No hay enfermedades, sólo hay enfermos”,

3) “Que tu alimento sea tu medicina y que tu medicina sea tu alimento”.

4) “Ante todo no dañar”.

5) “El cuerpo es un solo órgano y la vida su función”.

Ante todo es importante saber que la enfermedad es un proceso natural que surge cuando el cuerpo pierde su equilibrio.

Por negligencia y abusos deterioramos la capacidad de autocuración, y regeneración que se encuentra presente en nuestro cuerpo, como el hecho aparentemente simple de la cicatrización de una herida, la capacidad de vencer una infección, la regeneración del tejido óseo en una fractura, etc.

Aunado a lo anterior, la medicina formal ha perdido de vista que el ser humano es una entidad integral, que comprende no sólo aspectos anatomo-fisiológicos, sino también aspectos psico-emocionales y espirituales, no obstante que la OMS actualmente los contempla en su concepto de salud.

Los conocimientos científicos sobre la salud y la enfermedad han alcanzado desafortunadamente tal complejidad que han ido surgiendo especialistas en cada uno de los órganos y funciones del cuerpo, los cuales se ocupan exclusivamente de “campo de acción” y fácilmente se olvidan de la unidad funcional. Ante esto cabe preguntarnos; ¿Qué especialidad de la medicina formal será la que nos ayude a aplicar científicamente el poder curativo de los agentes de la naturaleza? ¿Cómo debe vivir o qué debe hacer el hombre para recuperar su equilibrio físico llamado salud?

La medicina formal detecta anomalías, las ataca y se limita a contrarrestar los síntomas utilizando métodos invasivos con medicamentos químicos, que provocan efectos colaterales en ocasiones irreversibles.

En contraparte , el naturismo al concebir al individuo como una unidad funcional, independientemente de contrarrestar los síntomas, busca reestablecer y mantener ese equilibrio, por medio de técnicas naturales que permiten la expulsión de las materias tóxicas que se encuentran en el cuerpo. Para ello utiliza a los agentes naturales como herramientas de “curación”. Uno de estos agentes terapéuticos es la tierra, llamada también arcilla, barro, lodo etc.

La primera referencia que encontramos respecto de la arcilla o barro, aparece en la Biblia. El Génesis, Capítulo 2, versículo 7, dice: “Formó pues Jehová Dios al hombre del polvo de la tierra y alentó en su nariz soplo de vida. . . “ En la misma Biblia , en el nuevo testamento, Juan 9, versículos 6 y 7, dice: “Esto dicho, escupió la tierra, e hizo lodo con la saliva, y untó con el lodo sobre los ojos del ciego. Y díjole: Ve, lávate en el estanque de Siloé. Y fue entonces, y lavase, y volvió viendo”.

También existen testimonios históricos del empleo de la tierra con fines medicinales en la gran mayoría de las culturas antiguas. En la historia contemporánea, la recuperación del valor medicinal de la arcilla emerge con fuerza a mediados del siglo XIX en Europa Central, especialmente en Suiza y Alemania, de la mano de naturistas e higienistas, que investigan los múltiples usos la arcilla. Entre los más destacados tenemos a: Kneipp, Khunne, Just; Felke, Julius Stumpf y otros además fue en ésta época que dejando a un lado las cualidades un tanto mágicas que se le atribuían, se hizo un análisis científico y se abordó de forma seria y sistemática su aplicación terapéutica.

Se utilizó con éxito en el tratamiento de heridas, contra el cólera asiático, la gangrena, la tuberculosis, en algunos lugares de Francia se utilizaba como resolutivo contra las quemaduras de primero hasta de tercer grado, también para neutralizar venenos, e incluso en la primera guerra mundial se suministraba arcilla a los soldados rusos y franceses para evitándoles contraer la disentería.
En 1946 Mahatma Gandhi cita en su obra La Curación Natural un capítulo dedicado al uso de la tierra como elemento curativo.

Así, pues, ¿qué es la arcilla?, ¿qué la hace tan especial? ¿Cómo logra resultados tan sorprendentes?

La arcilla, es una sustancia mineral compleja , procede de la descomposición de los feldespatos presentes en el granito, es decir, de la erosión lenta de la roca granítica. Existen arcillas de diferentes clases, se diferencian unas de otras por la disposición espacial de sus moléculas químicas básicas y por los oligoelementos, materia orgánica o algas microscópicas integradas en dichas moléculas. Se clasifican por familias según los elementos minerales que contienen y su estructura cristalina.

CLASIFICACION DE LAS ARCILLAS

Arcillas ricas en silicio y en aluminio:

Caolita o caolín de color blanco, es la arcilla de mayor pureza. Empleada a menudo por vía interna en forma de agua arcillosa, bactericida y protectora de la mucosa gástrica e intestinal. Y fabricación de vajillas, lozas y refractarios; se le conoce como “tierra de porcelana”

Bentonita: arcilla de origen volcánico. Tiene gran poder de absorción, a nivel terapéutico se utiliza como soporte de medicamentos y cosméticos al favorecer la penetración de principios activos a través de la piel, sustituyendo de forma ventajosa a la lanolina y la vaselina, se la incorpora en ciertos jabones en los cuales mejora su emulsión y poder espumoso. En la industria se utiliza como barro de perforadora, para la fabricación de explosivos, y para purificar aceites vegetales y margarinas grasas.

Illita: rica en calcio, a nivel terapéutico es muy apropiada para los traumatismos y contusiones por su gran poder de absorción. Se emplea en la fabricación de ladrillos y alfarería.

Arcillas ricas en silicio y magnesio:

Saponita, se usa en el refinado de productos petrolíferos.

Vermiculita: se emplea en la industria de la construcción.

Talco: su uso en cerámica, pintura, caucho, insecticidas, revestimientos de fundición.

Antigorita: en la industria se utiliza como aislante, tejido de asbesto y materiales de construcción.

Sepiolita: se utiliza como lecho para los animales.

Atapulgita: además de aluminio contiene hierro, por su poder absorbente se indica para úlceras gástricas, colitis, gastritis, hiperácidez, a nivel industria para fabricar camas para gatos.

Arcillas ricas en silicio y hierro:

Nontronita: utilizada en el refinado de productos petrolíferos.

Glauconita: se encuentra formando granos pequeños en las rocas sedimentarias marinas de poca profundidad.

El poder curativo de la arcilla radica principalmente en que es uno de los componentes de la naturaleza, por lo tanto es un medio vivo que ayuda a generar y mantener la vida. Se caracteriza principalmente por la presencia de minerales como: sílice, aluminio, magnesio, hierro, titanio, calcio, sodio, potasio, manganeso y otros.

PROPIEDADES DE LA ARCILLA:

Entre las propiedades de la arcilla podemos decir que es:

Remineralizarte: esta propiedad varia en función de los oligoelementos que posee, siendo algunas clases de arcillas más remineralizantes que otras.

Cicatrizante: asegura la regeneración de los tejidos y permite reducir las cicatrices gracias al silicato de aluminio que existe en su composición.

Estimulante: la presencia de abundantes oligoelementos permite una acción de reequilibrio y estimulación de la piel. Despierta la actividad de las glándulas deficientes, regulando nuestro metabolismo y equilibra el exceso de energía.

Antiséptica o antibacteriana: a diferencia de los fármacos, cuya acción no distingue entre sustancias benéficas y nocivas para nuestro organismo, la arcilla es una sustancia viva que actúa donde se necesita. Asimismo detiene la proliferación de microbios y los elimina, favoreciendo la regeneración de la célula sana.

Absorbente: la absorción es la fijación de un líquido o de un gas en el interior de la arcilla, a la manera en que una esponja absorbe agua. Por tanto la arcilla absorbe sustancias tóxicas del cuerpo, de alimentos sólidos y líquidos.

Adsorbente: la adsorción es la fijación de una sustancia en la superficie de la arcilla, de la que dependen sus propiedades antisépticas, antiinflamatorias y antivenenosas.

Depurativa: por su capacidad de drenar y evacuar toxinas..

Cubriente: la arcilla humedecida forma una película en la superficie de la piel, siendo suave, cremosa y de fácil extensión. Hemos de recordar que una de las cualidades más destacadas de la arcilla es su plasticidad (capacidad para ser moldeada) y fue por esta cualidad que, según la Biblia, Dios la eligió para dar forma al cuerpo del hombre.

Sedante: calma dolores, inflamaciones, edemas y úlceras, siendo muy eficaz en el tratamiento de golpes, heridas, quemaduras, picaduras e irritaciones así como en contracturas musculares.

Poder radiactivo y revitalizador. Según los especialistas, la arcilla tiene dos radiaciones naturales; la radiación solar y la de los componentes que forman el terreno donde se encuentra. Según Romolo Mantovani, “cuando se afirma que la arcilla es radioactiva, entendemos con esto que, su poder de absorción, ha captado la radioactividad del sol (magnetismo, electricidad, energía), del agua y del aire, y que puede , en consecuencia, irradiarlas sobre el órgano enfermo, transmitiéndole vitalidad y fuerza”.

En contraste , el radio metal intensamente radiactivo, cuando se aplica directamente sobre el daño de forma extremadamente concentrada “destruye las células enfermas y las sanas y no deja más que un vacío en el lugar de las células quemadas” explica Mantovani, quien añade que en la arcilla, la radioactividad se encuentra en estado natural y a dosis infinitesimales suficientes para las necesidades de nuestro organismo y hacer revivir las células enfermas” la define como un estimulante vital natural. Su empleo no representa ningún riesgo sino, al contrario, la arcilla absorbe las radiaciones nocivas.

Según relata el biólogo Guiseppe Ferraro, tras el desastre ocurrido en la central nuclear de Chernóbil (ucrania) en abril de 1986, un investigador italiano dividió a las vacas en dos grupos; al primer grupo les dio de comer heno radiactivo y al segundo grupo, también heno radiactivo junto con arcilla. Este segundo grupo eliminaba en 24 horas el 80% de la radiactividad. Con esto confirma el beneficioso efecto regulador y equilibrante de la arcilla. Raymond Dextreit escribió: “parece que la arcilla posee, entre otras, la propiedad de estimular la radiactividad de los cuerpos sobre los que se aplica si esta es deficitaria, o de absorverla si es excesiva”. Por ello cuando no puede evitarse un tretamiento de radioterapia, señala, la aplicación de arcilla entre sesión y sesión facilita la aceptación del mismo por el paciente y evita quemaduras cutáneas.

La arcilla es particularmente rica en ciertas diastasas y enzimas que no se destruyen a sí mismas al actuar, algunas de las diastasas, las oxidasas tiene la capacidad de fijar el oxigeno libre, lo cual explica la acción de purificación y enriquecimiento que la arcilla tiene en la sangre. La adsorción de toxinas intestinales que se produce al ingerir arcilla medicinal, resulta muy beneficiosa en el caso de estreñimiento o de putrefacción intestinal. Las toxinas que se producen debido a la descomposición de las proteínas carnícas mal digeridas (fenol, indol, cresol, escatol, cadaverina, tiramina e histamina) pueden producir graves trastornos metabólicos y nerviosos si pasan a la sangre. Gracias al fenómeno de la adsorción, la arcilla es capaz de fijar esas sustancias tóxicas en la superficie de sus partículas, arrastrándolas con las heces, de esta forma se evita la autointoxicación y se favorece la normalización de las funciones intestinales.

El profesor Juno estima que la acción positiva de las tierras medicinales sobre el intestino se debe en parte al hecho de que los mohos del suelo se desarrollan fácilmente en el ambiente cálido y húmedo que encuentran en el intestino.

Dextreit está seguro de los poderes antisépticos y antibióticos de la arcilla, se sabe que la tierra contiene gran cantidad de mohos (hongos microscópicos) utilizados en la fabricación de algunos antibióticos como la penicilina, en el caso de la arcilla no actúa específicamente sobre una o más variedades de bacterias; más bien previene su proliferación reforzando las defensas del organismo.

Al contribuir a la neutralización de los desechos nitrogenados y a la eliminación de los ácidos, la arcilla favorece un PH adecuado en la sangre, la hace ligeramente alcalina. Existe una diferencia básica entre la actuación de la arcilla y la de los antisépticos químicos: un producto químico es una sustancia muerta que actúa ciegamente destruyendo bacterias sin discriminación: las buenas y las malas, células sanas y enfermas. Es posible que los gérmenes peligrosos mueran, pero los elementos reconstructivos no son respetados. Y la arcilla actúa con sabiduría, se dirige al punto débil. El uso de la arcilla o tierra medicinal, no se limita sólo a nivel terapéutico, sino lo encontramos en la cosmetología pues por sus valiosas propiedades la arcilla se convierte en una base ideal para los productos destinados al cuidado de la piel, pues contribuye a cerrar los poros, tonificar la piel y conservar su equilibrio natural. Aunque es muy activa en su estado virgen, puede mezclarse con otros ingredientes naturales, lo que la convierte en un producto muy eficaz en mascarillas limpiadoras, pastas dentífricas, shampoos e incluso jabones y talco.

Otro argumento a su favor es que se trata de un recurso económico y asequible, que puede obtenerse con relativa facilidad por su amplia distribución geográfica y su sencilla aplicación.

Después de conoces sus numerosas virtudes y su extenso campo de acción, entendemos porqué la geoterapia adquiere un papel relevante, convirtiéndose en una alternativa vigente, que más que complementar a la medicina formal, cubre los vacíos de ésta.

Para este fin la geoterapia nos ofrece varias alternativas de uso que describimos a continuación:

Métodos de aplicación externa; como las compresas y las cataplasmas, que en general si hay inflamación son más beneficiosas si se aplican frías. (Mencionar indicaciones con tablas).

Baño de arcilla, el tiempo de aplicación será de 15 a 60 minutos, sus efectos son:
Desciende la glucosa en la sangre momentáneamente.

Aumento de sangre venosa que retorna al corazón.

Estabiliza la tensión arterial.

Estimula la función de las glándulas tiroides y suprarrenales.

(Indicaciones con tablas).

Contraindicaciones: Hipoglucemia, pacientes con insuficiencia cardiaca, enfisema pulmonar, hipertensión pulmonar.

Arcilla seca en polvo muy fino se puede aplicar en heridas y erupciones supurantes, úlceras de las piernas, gingivitis; sus efectos inmediatos son: la adsorción de secreciones de la piel y llagas, desodoriza y calma los escozores.
Otra alternativa de uso es por vía oral arcilla bebida y enjuagues y gárgaras, en esta técnica aunque la absorción intestinal de algunos de los componentes de la arcilla puede tener efectos terapéuticos, normalmente la arcilla que se administra diluida por vía oral basa su acción curativa en la gran capacidad de adsorción que tienen sus partículas. La dosis recomendada es una cucharadita de arcilla en medio vaso de agua, media hora antes de cada comida (depende de que tipo de afección se trate, serán las veces que se tome).

La arcilla en uso interno resulta de gran utilidad para el tratamiento de diversas afecciones de la boca, del estómago e intestinos. Ahora bien, debe utilizarse con moderación, pues su abuso pude impedir la absorción de determinados nutrientes como la grasa, y provocar desnutrición y delgadez.

En conclusión podemos decir que: en los últimos tiempos se esta consolidando una medicina natural con firmes bases científicas, impulsada por la investigación acuciosa de prestigiados naturistas.

En esta medicina, basada en el conocimiento del cuerpo humano, sus potencialidades y sus mecanismos defensivos y regenerativos, se pueden utilizar una gran variedad de remedios naturales estructurados con criterios racionales y científicos.





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