Maíz transgénico: detrás de las mentiras (La Jornada)
Alejandro Nadal
Los promotores de
cultivos transgénicos dicen que la demanda futura de alimentos sólo
podrá enfrentarse con ayuda de la biotecnología molecular. En México se
utiliza el mismo argumento para justificar la liberación del maíz
transgénico. Mucha gente está confundida ante la propaganda de las
empresas de biotecnología molecular (Monsanto, Syngenta y Dupont a la
cabeza). Un análisis serio permite correr su velo de mentiras.
La demanda mundial de alimentos seguirá aumentando en los próximos
años. La oferta tendrá que incrementarse, ya sea aumentando la
superficie cultivada o los rendimientos, o ambas cosas. La superficie
cultivada puede incrementarse pero cada vez más ese aumento afecta otros
ecosistemas (bosques, humedales, etc.). Por ese motivo los rendimientos
constituyen el factor más importante para elevar la oferta de
alimentos. Y aquí es donde entra la propaganda de las compañías
productoras de cultivos genéticamente modificados.
El lobby en favor de los transgénicos sostiene que los cultivos
genéticamente modificados permiten aumentos espectaculares en los
rendimientos (la cantidad producida por unidad de tierra cultivada, por
ejemplo, toneladas por hectárea). Los datos recientes no permiten
validar ese alegato. Otros sostienen que los rendimientos en cultivos
genéticamente modificados podrían aumentar hasta 50 por ciento en las
próximas décadas. Un análisis sobre la evolución futura de esta
tecnología tampoco permite aceptar este argumento.
En un artículo publicado en la revista International Journal of Agricultural Sustainability,
Jack Heinemann y colegas analizan la evolución de los rendimientos en
la producción de maíz, colza (canola), soya y algodón en Estados Unidos,
Canadá y Europa occidental. La comparación es interesante porque
Estados Unidos y Canadá permitieron los transgénicos en esos cultivos,
mientras Europa mantuvo muchas restricciones y esa tecnología no es
utilizada comercialmente.
Para el caso del maíz en Estados Unidos y Canadá, Heinemann et al
encuentran que la introducción de los transgénicos no alteraron
significativamente las tendencias existentes. Es decir, el crecimiento
de los rendimientos se mantuvo sin cambios. Además, el modelo
estadístico de Heinemann revela que entre 1985 y 2010 los rendimientos
crecieron más en Europa que en Estados Unidos: esa es la prueba de que
los transgénicos no son necesarios para aumentar rendimientos. La
conclusión es que los cultivos transgénicos no han generado un
incremento importante en los rendimientos y tampoco son necesarios para
aumentarlos.
Adicionalmente, los transgénicos están socavando la capacidad de la
agricultura estadunidense para mantener los aumentos en rendimientos.
Este es un punto de gran importancia (sobre todo para el caso de México)
que merece una explicación. Aún en una planta transgénica la estructura
genética proviene de años de manejo por campesinos experimentados o por
fito-mejoradores utilizando técnicas convencionales. Su ADN es lo que
permite a la planta tener un sistema radicular, tallo, hojas y frutos.
Sólo unos cuantos genes han sido introducidos por manipulación genética y
por eso la evolución de los rendimientos todavía proviene de las
técnicas convencionales de fito-mejoramiento. El éxito de las cruzas y
combinaciones que realizan los fito-mejoradores depende crucialmente de
la agro-biodiversidad.
Pero la agro-biodiversidad se ha ido reduciendo dramáticamente
en Estados Unidos. Hace 60 años los agricultores conservaban e
intercambiaban semillas de manera rutinaria. La concentración en el
mercado de productores comerciales de semillas, el cambio en la
propiedad agrícola típica y la introducción de derechos de propiedad
intelectual (patentes) han alterado radicalmente esta situación. Hoy el
sistema de mejoramiento de semillas ha pasado a depender de grandes
compañías y su ejército de abogados de propiedad intelectual. Esos
factores han provocado la reducción del germoplasma disponible para el
trabajo convencional de fito-mejoramiento, lo que afecta el crecimiento
en los rendimientos por hectárea.
Este estudio debería activar la alarma en nuestro país. México es el
centro de origen del maíz. La diversidad genética del maíz es una pieza
clave de su agricultura. Los productores mexicanos han resistido todo
tipo de infortunios, además de una guerra económica desatada por
múltiples gobiernos. A pesar de todo han seguido su trabajo cotidiano
conservando y mejorando el germoplasma maicero. Pero la liberación del
maíz transgénico terminaría subvirtiendo este trabajo. Las compañías
productoras de transgénicos no están interesadas en alimentar al mundo
,
como dice su publicidad. Lo que les mueve es el afán de control del
proceso productivo en el campo para transformarlo en espacio de
rentabilidad privada. Su tecnología es una de las peores amenazas para
el futuro de la agricultura mexicana.
Hoy la liberación del maíz transgénico se encuentra suspendida por
orden judicial, gracias a un trabajo colectivo ejemplar. Vergüenza y
cobardía serán el sello del gobierno si procede a la liberación del maíz
transgénico.
Twitter:
@anadaloficial
LA BASURA QUE COMEMOS / COMIDA BASURA: LA PLAGA DE LOS ALIMENTOS PROCESADOS
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Publicado por Blogger para
COMER PUEDE SER PELIGROSO el 12/24/2013 11:10:00 a.m.