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F.Castro: Una solucion pacifica todavia seria posible - Rede 29.9.01

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Lueko Willms

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Sep 29, 2001, 2:33:00 PM9/29/01
to
Hier der spanische Originaltext der Rede vom 29. September 2001

Die deutsche Übersetzung folgt als Antwort.

Übersetzungen in die Sprachen Englisch, Französisch, Portugiesisch,
Italienisch, Russisch und Arabisch sind ebenfalls verfügbar (URL am
Ende)


--------- schnipp -----------------------------------------

Discurso del Presidente de la República de Cuba Fidel Castro Ruz,
en la Tribuna Abierta de la Revolución, celebrada en Ciego de Avila,
el 29 de septiembre del 2001

Compatriotas:

Una solución pacífica todavía sería posible.

En la tensa situación actual, nadie puede escribir un discurso horas
antes de pronunciarlo sin correr el riesgo de que sea ya tarde. Corro
también el riesgo de parecer demasiado optimista, sin serlo en absoluto.
Cumplo, sin embargo, el deber de decir lo que pienso.

La conmoción unánime que en todos los pueblos del mundo causó el
demencial ataque terrorista del 11 de septiembre contra el pueblo
norteamericano, que pudo ser presenciado en vivo a través de las
imágenes de televisión, creó las condiciones excepcionales para
erradicar el terrorismo sin desatar una inútil y tal vez interminable
guerra.

Los actos de terrorismo en Estados Unidos, como en cualquier parte del
mundo, ocasionan un daño terrible a los pueblos que luchen por una causa
que objetivamente consideren justa.

El terror fue siempre instrumento de los peores enemigos de la humanidad
para aplastar y reprimir la lucha de los pueblos por su liberación. No
puede ser nunca instrumento de una causa verdaderamente noble y justa.

A lo largo de la historia, casi todas las acciones por alcanzar la
independencia nacional, incluidas las del pueblo norteamericano, se
llevaron a cabo mediante el empleo de las armas, y nadie cuestionó ni
podría cuestionar jamás ese derecho. Pero el empleo intencionado de las
armas para matar a personas inocentes como método de lucha es
absolutamente condenable y debe ser erradicado como algo indigno e
inhumano, tan repugnante como el terrorismo histórico de los estados
opresores.

En la actual crisis, a pesar de las posibilidades reales de erradicar el
terrorismo sin guerra, el obstáculo fundamental es que los principales
dirigentes políticos y militares de Estados Unidos no quieren escuchar
una palabra que descarte el empleo de las armas y busque una solución
verdadera y efectiva al preocupante problema, sin tener en cuenta que
sería sumamente honroso para el pueblo norteamericano alcanzarlo sin
derramar una gota de sangre. Los que toman las decisiones sólo apuestan
a las acciones bélicas. Han asociado honor y guerra. Algunos hablan
del empleo de armas nucleares cual si fuese algo tan sencillo como
tomarse un vaso de agua; otros afirman que usarán tácticas de guerra de
guerrillas con fuerzas especiales; alguien incluso filosofó sobre el uso
de la mentira como arma, aunque no faltan los que se expresan con más
racionalidad y sentido común, todos dentro de la línea de la guerra. No
abundan la objetividad y la sangre fría. En muchos ciudadanos se ha
sembrado la idea de fórmulas únicamente bélicas, sin que importen las
pérdidas de vidas norteamericanas.

Es difícil sacar la conclusión de que hayan adoptado ya la estrategia y
táctica definitivas de lucha contra un país cuya infraestructura de
comunicaciones, tecnología y condiciones materiales no parecen haber
salido todavía de la edad de piedra. ¿Tácticas guerrilleras con
escuadras de portaaviones, acorazados, cruceros y submarinos en un país
que no tiene costas? ¿Por qué enviar además decenas de bombarderos B-1
y B-52, centenares de modernos aviones de combate, miles de misiles y
otras armas estratégicas? ¿Contra qué dispararán?

Mientras tanto, en el resto del mundo reinan la confusión y el pánico,
sin que falten oportunismos, conveniencias e intereses nacionales. Hay
quienes han hecho trizas su honor. Fruto del desconcierto inicial, se
aprecia un extraño y generalizado instinto de avestruz, sin que existan
ni siquiera huecos donde esconder las cabezas.

Muchos parecen no haberse dado cuenta todavía de que el 20 de septiembre
fue decretado ante el Congreso de Estados Unidos el fin de la
independencia de los demás estados sin excepción alguna y el cese de las
funciones de la Organización de las Naciones Unidas.

Nadie se haga, sin embargo, la ilusión de que los pueblos y muchos
dirigentes políticos honestos dejarán de reaccionar tan pronto las
acciones de guerra sean una realidad y sus horribles imágenes comiencen
a conocerse. Estas ocuparán entonces el espacio de las tristes e
impactantes imágenes de lo ocurrido en Nueva York, cuyo olvido
ocasionaría un daño irreparable al sentimiento de solidaridad con el
pueblo norteamericano, que hoy constituye un factor fundamental para
liquidar el fenómeno del terrorismo sin necesidad de guerras de
imprevisibles consecuencias y sin la muerte de un número incalculable de
personas inocentes.

Ya se observan las primeras víctimas: millones de personas huyendo de
la guerra, imágenes de niños cadavéricos que conmoverán al mundo sin que
nada pueda impedir su divulgación.

Es un gran error de Estados Unidos y sus ricos aliados de la OTAN creer
que el fuerte nacionalismo y los profundos sentimientos religiosos de
los pueblos musulmanes se pueden neutralizar con dinero y promesas de
ayuda, o intimidar a sus países indefinidamente por la fuerza. Se
comienzan a escuchar declaraciones de líderes religiosos de importantes
naciones, nada afines a los talibanes, que expresan su decidida
oposición al ataque militar. Las contradicciones comienzan a surgir
entre los propios aliados de Estados Unidos en el centro y sur de Asia.

Afloran ya sentimientos de xenofobia, odio y desprecio contra todos los
países musulmanes. Un importante jefe de gobierno europeo acaba de
afirmar en Berlín que la civilización occidental es superior a la
islámica y que Occidente continuaría conquistando pueblos, incluso si
ello significara confrontación con la civilización islámica, que se ha
quedado estancada donde estuvo 1.400 años atrás.

En una situación económica como la que atraviesa el mundo, estando aún
por resolverse gravísimos problemas de la humanidad, incluida su propia
supervivencia, amenazada por causas ajenas al poder destructivo de las
armas modernas, ¿por qué empecinarse en iniciar una complicada e
interminable guerra? ¿Por qué la arrogancia de los líderes de Estados
Unidos, si su enorme poder les otorga el privilegio de mostrar un poco
de moderación?

Bastaría devolverle a la Organización de Naciones Unidas las
prerrogativas arrebatadas y que sea la Asamblea General, el órgano más
universal y representativo de esa institución, el centro de esa lucha
por la paz -no importa cuán limitadas facultades ostente por el
arbitrario derecho al veto de los miembros permanentes del Consejo de
Seguridad, la mayoría de ellos miembros también de la OTAN-, para
erradicar el terrorismo con apoyo total y unánime de la opinión mundial.

Bajo ningún concepto quedarían impunes los responsables del brutal
ataque contra el pueblo de Estados Unidos, si pueden ser identificados.
Una condición honorable para todos los países sería que fuesen juzgados
por tribunales imparciales que garanticen la veracidad de las pruebas y
la seguridad de la justicia.

Cuba fue el primer país que habló de la necesidad de una lucha
internacional contra el terrorismo. Lo hizo a pocas horas de la
tragedia sufrida por el pueblo norteamericano el 11 de septiembre,
expresando textualmente: «Ninguno de los actuales problemas del mundo
se puede resolver por la fuerza. [_] La comunidad internacional debe
crear una conciencia mundial contra el terrorismo. [_] Solo la política
inteligente de buscar la fuerza del consenso y la opinión pública
internacional puede arrancar de raíz el problema. [_] Este hecho tan
insólito pudiera servir para crear la lucha internacional contra el
terrorismo. [_] El mundo no tiene salvación si no sigue una línea de paz
y de cooperación internacional.»

Mantenemos firmemente esos puntos de vista.

La fórmula de reintegrar a las Naciones Unidas sus funciones de paz es
indispensable.

No albergo la menor duda de que los países del Tercer Mundo -me
atrevería a decir que casi sin excepción-, independientemente de las
diferencias políticas o religiosas, estarían dispuestos a unirse con el
resto del mundo a la lucha contra el terrorismo como alternativa a la
guerra.

Pienso que las ideas expresadas en nada lesionan el honor, la dignidad o
los principios políticos o religiosos prevalecientes en cualquiera de
los estados mencionados.

No hablo en nombre de país alguno del mundo pobre y subdesarrollado. Lo
expreso por convicción profunda y a partir de la tragedia que sufren
estos pueblos, que fueron explotados y humillados durante siglos y
donde, aun sin guerra, la pobreza y el subdesarrollo heredados, el
hambre y las enfermedades curables matan silenciosamente a decenas de
millones de personas inocentes cada año.

Para esos pueblos, salvar la paz con dignidad, con independencia y sin
guerra es piedra angular de la lucha que unidos debemos librar por un
mundo verdaderamente justo de pueblos libres.

A Cuba no la mueve ningún interés económico, ningún oportunismo, ni
mucho menos temor alguno por amenazas, peligros y riesgos. Un pueblo
que, como es bien conocido, ha resistido con honor más de 40 años de
guerra económica, bloqueo y terrorismo, tiene derecho a exponer,
reiterar e insistir en sus puntos de vista. Y no vacilará en hacerlo
hasta el último minuto.

¡Estamos y estaremos contra el terrorismo y contra la guerra! ¡Nada de
lo que pase nos hará apartar de esa línea!

Los oscuros nubarrones que se divisan hoy en el horizonte del mundo, no
impedirán que los cubanos sigamos trabajando sin descanso en nuestros
maravillosos programas sociales y culturales, conscientes de que estamos
realizando una tarea humana sin paralelo en la historia. Y si las
guerras que se prometen los convirtieran en simples sueños, caeríamos
con honor defendiendo esos sueños.

¡Vivan la Revolución y el Socialismo!

¡Patria o muerte!

¡Venceremos!


------------------ schnapp --------------------------------
Quelle:
http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/2001/esp/f290901e.html

weitere Sprachen über das menu:
http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/index.html


Lüko Willms http://www.mlwerke.de
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"Die Interessen der Nation lassen sich nicht anders formulieren als unter
dem Gesichtspunkt der herrschenden Klasse oder der Klasse, die die
Herrschaft anstrebt." - Leo Trotzki (27. Januar 1932)

Lueko Willms

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Sep 29, 2001, 2:37:00 PM9/29/01
to
Hier ist die deutsche Übersetzung der Rede Fidel Castros vom
Samstag, den 29. September 2001 in Ciego de Avila

--------- schnipp -----------------------------------------

Ansprache des Präsidenten der Republik Kuba, Fidel Castro Ruz, auf der
Offenen Tribüne der Revolution in Ciego de Avila am 29. September 2001

Ansprache des Präsidenten der Republik Kuba, Fidel Castro Ruz, auf der
Offenen Tribüne der Revolution in Ciego de Avila am 29. September 2001

Mitbürger:

Eine friedliche Lösung ist immer noch möglich.

In der momentanen spannungsgeladenen Situation kann niemand Stunden
vorher eine Rede schreiben, ohne das Risiko einzugehen, daß es bereits
zu spät ist. Ich gehe ebenfalls das Risiko ein, als zu optimistisch zu
erscheinen, ohne dies in Wirklichkeit zu sein. Ich erfülle trotzdem die
Pflicht, das zu sagen, was ich denke.

Die einmütige Bestürzung in allen Völkern der Welt, hervorgerufen durch
den wahnsinnigen terroristischen Anschlag vom 11. September gegen das
Volk der USA, der durch die Fernsehbilder live verfolgt werden konnte,
schaffte die außergewöhnlichen Bedingungen, um den Terrorismus ohne die
Entfesselung eines unnützen und möglicherweise unendlichen Krieges zu
beseitigen.

Die Terrorakte in den Vereinigten Staaten, genauso wie an jedem anderen
Ort der Welt, verursachen einen schrecklichen Schaden für die Völker,
die für eine Sache kämpfen, die sie objektiv als gerecht ansehen.

Der Terror war immer ein Instrument der schlimmsten Feinde der
Menschheit, um den Kampf der Völker für ihre Befreiung zu zerstören und
zu unterdrücken. Er kann niemals das Instrument einer wahrhaft noblen
und gerechten Sache sein.

Die gesamte Geschichte hindurch wurden fast alle Aktionen zum Erreichen
der nationalen Unabhängigkeit, einschließlich derer des US-
amerikanischen Volkes, durch die Verwendung von Waffen durchgeführt, und
niemand stellte dieses Recht jemals in Frage und könnte dies in Zukunft
tun. Doch der Gebrauch von Waffen mit der Absicht, unschuldige Menschen
als Kampfmethode zu töten, ist absolut zu verurteilen und muß ausgemerzt
werden, da es etwas Unwürdiges und Unmenschliches ist, so
verabscheuungswürdig wie der geschichtliche Terrorismus der
Unterdrückerstaaten.

Trotz der reellen Möglichkeiten zur Beseitigung des Terrorismus ohne
Krieg besteht in der aktuellen Krise das Haupthindernis darin, daß die
wichtigsten politischen und militärischen Führungsfiguren der
Vereinigten Staaten kein Wort davon hören wollen, den Gebrauch von
Waffen beiseite zu lassen und eine wahrhafte und effektive Lösung für
das besorgniserregende Problem zu suchen, wobei sie nicht
berücksichtigen, daß es äußerst ehrenvoll für das Volk der USA wäre,
dies ohne das Vergießen eines einzigen Blutstropfens zu erreichen.
Diejenigen, welche die Entscheidungen treffen, setzen nur auf die
kriegerischen Aktionen und haben eine Verbindung hergestellt zwischen
Ehre und Krieg. Einige sprechen vom Einsatz von Kernwaffen, als ob dies
etwas so Einfaches wäre wie das Trinken von einem Glas Wasser; andere
behaupten, daß sie Taktiken des Guerillakrieges mit Spezialeinheiten
verwenden werden; jemand philosophierte sogar über den Gebrauch der Lüge
als Waffe, obwohl auch diejenigen nicht fehlen, die sich mit mehr
Vernunft und gesundem Menschenverstand äußern, alle innerhalb der Linie
des Krieges. Es gibt nicht viel Objektivität und Gelassenheit. In vielen
Bürgern wurde die Idee von ausschließlich kriegerischen Formeln gesät,
ohne daß dabei die Verluste von US-amerikanischen Menschenleben von
Bedeutung wären.

Es ist schwierig, die Schlußfolgerung zu ziehen, daß sie bereits die
endgültige Strategie und Taktik des Kampfes gegen ein Land festgelegt
haben, dessen Infrastruktur im Hinblick auf Kommunikation, Technologie
und materielle Bedingungen scheinbar noch nicht das Niveau der Steinzeit
überschritten hat. Guerillataktiken mit Geschwadern von Flugzeugträgern,
Panzerkreuzern, Kreuzern und U-Booten in einem Land, das keine Küsten
hat? Warum schicken sie außerdem Dutzende von B-1- und B-52-Bombern,
Hunderte vom modernen Kampfflugzeugen, Tausende von Raketen und andere
strategische Waffen? Auf wen schießen sie?

Währenddessen herrschen im Rest der Welt Verwirrung und Panik, ohne daß
dabei opportunistische Haltungen, Nützlichkeitsdenken und nationale
Interessen fehlen würden. Einige haben dabei ihre Ehre zerstört. Als
Ergebnis der anfänglichen Bestürzung ist jetzt ein seltsamer und
allgemeiner Vogelstrauß-Instinkt wahrzunehmen, ohne daß auch nur Löcher
existieren würden, um die Köpfe hineinzustecken.

Viele schienen noch nicht bemerkt zu haben, daß am 20. September vor dem
US-Kongreß das Ende der Unabhängigkeit aller anderen Staaten ohne
jegliche Ausnahme und die Beendigung der Funktionen der UNO angeordnet
wurden.

Dennoch mache sich niemand die Illusion, daß die Völker und viele
rechtschaffene politische Führungspersönlichkeiten nicht darauf
reagieren werden, sobald die kriegerischen Aktionen Wirklichkeit und
deren grauenvolle Bilder bekannt werden. Diese Bilder werden dann den
Raum der traurigen und aufrüttelnden Bilder der Geschehnisse von New
York einnehmen, deren Vergessen das Gefühl der Solidarität mit dem Volk
der USA irreparabel beschädigen würde, das heute einen grundsätzlichen
Faktor darstellt für die Beseitigung des Terrorismus ohne die
Notwendigkeit von Kriegen mit unvorhersehbaren Folgen und ohne den Tod
einer unermeßlichen Zahl von unschuldigen Menschen.

Es sind bereits die ersten Opfer zu erkennen: Millionen von Menschen,
die vor dem Krieg fliehen, Bilder von leichenhaften Kindern, die die
Welt bewegen werden, ohne daß irgend etwas ihre Verbreitung verhindern
kann.

Es ist ein großer Fehler der Vereinigten Staaten und ihrer reichen NATO-
Verbündeten, zu glauben, daß der starke Nationalismus und die
tiefgehenden religiösen Gefühle der moslemischen Völker mit Geld oder
Hilfsversprechen neutralisiert werden können, oder daß man ihre Länder
auf Dauer durch Gewalt einschüchtern kann. Man beginnt Erklärungen von
religiösen Führern wichtiger Nationen - die keineswegs den Taliban
nahestehen - zu hören, die ihre entschiedene Opposition gegen einen
militärischen Angriff ausdrücken. Selbst unter den Verbündeten der USA
in Mittel- und Südasien beginnen Widersprüche aufzutauchen.

Es blühen bereits Gefühle der Xenophobie, des Hasses und der Verachtung
gegenüber allen moslemischen Ländern. Ein wichtiger europäischer
Regierungschef hat gerade in Berlin behauptet, daß die westliche
Zivilisation der islamischen Zivilisation überlegen sei und daß der
Westen damit fortfahren würde, Völker zu erobern, sogar wenn dies die
Konfrontation mit der islamischen Zivilisation bedeuten würde, die seit
1 400 Jahren stagniert sei.

Weshalb wird in einer wirtschaftlichen Situation wie der, die die Welt
durchschreitet - wobei die Lösung schwerwiegender Probleme der
Menschheit, einschließlich ihr Überleben, das von Faktoren bedroht wird,
die nichts mit der Zerstörungskraft von modernen Waffen zu tun haben,
noch aussteht -, hartnäckig daran festgehalten, einen komplizierten und
unendlichen Krieg zu beginnen? Woher rührt die Arroganz der
Führungspersönlichkeiten der Vereinigten Staaten, wo doch ihre enorme
Macht ihnen das Privileg verschafft, ein wenig Mäßigung zu zeigen?

Es würde genügen, der UNO die ihr entrissenen Vorrechte zurückzugeben
und die UN-Vollversammlung, das universellste und repräsentativste Organ
dieser Institution, zum Zentrum dieses Kampfes für den Frieden zu machen
- unabhängig von ihrer begrenzten Befugnisse wegen des willkürlichen
Vetorechts der ständigen Mitglieder des Sicherheitsrates, von denen die
Mehrheit auch NATO-Mitglieder sind -, um den Terrorismus mit totaler und
einmütiger Unterstützung der Weltöffentlichkeit zu beseitigen.

In keiner Hinsicht würden die Verantwortlichen für den brutalen Anschlag
gegen das Volk der USA straffrei bleiben, wenn ihre Identität
festgestellt werden kann. Eine ehrenvolle Bedingung für alle Länder
bestände darin, daß sie von unparteiischen Gerichten abgeurteilt werden,
die die Glaubhaftigkeit der Beweise und die Sicherheit der
Rechtsprechung gewährleisten.

Kuba war das erste Land, das von der Notwendigkeit eines internationalen
Kampfes gegen den Terrorismus sprach. Es machte dies wenige Stunden nach
der vom Volk der USA am 11. September erlittenen Tragödie, wobei
wortwörtlich ausgedrückt wurde: ,Keines der aktuellen Probleme der Welt
kann durch Gewalt gelöst werden. [...] Die Völkergemeinschaft muß ein
weltweites Bewußtsein gegen den Terrorismus schaffen. [...] Nur die
intelligente Politik der Suche nach der Kraft des Konsenses und die
Weltöffentlichkeit können das Problem an der Wurzel lösen. [...] Dieses
so ungewöhnliche Ereignis könnte dazu dienen, den internationalen Kampf
gegen den Terrorismus aufzunehmen. [...] Die Welt kann nicht gerettet
werden, wenn sie nicht eine Linie des Friedens und der internationalen
Zusammenarbeit verfolgt." Wir behalten diese Ansicht mit Standfestigkeit
bei.

Die Formel, den Vereinten Nationen ihre Friedensfunktionen
wiederzugeben, ist unerläßlich.

Ich hege nicht den geringsten Zweifel, daß die Länder der Dritten Welt -
fast ohne Ausnahme, würde ich zu behaupten wagen -, unabhängig von den
politischen und religiösen Differenzen, bereit wären, sich mit dem Rest
der Welt dem Kampf gegen den Terrorismus als Alternative zum Krieg
anzuschließen.

Ich denke, daß die hier ausgedrückten Ideen in keiner Weise die Ehre,
die Würde und die politischen oder religiösen Prinzipien verletzen, die
in jedem der erwähnten Staaten vorherrschen.

Ich spreche nicht im Namen irgendeines Landes der armen und
unterentwickelten Welt, sondern ich drücke dies aus tiefer Überzeugung
und ausgehend von der Tragödie aus, die diese Länder erleiden, die über
Jahrhunderte hinweg ausgebeutet und erniedrigt wurden und wo sogar ohne
Krieg jedes Jahr im Stillen Dutzende Millionen von unschuldigen Menschen
durch die ererbte Armut und Unterentwicklung, den Hunger und die
heilbaren Krankheiten getötet werden.

Die Rettung des Friedens mit Würde, mit Unabhängigkeit und ohne Krieg
ist für diese Völker die Grundlage für den Kampf, den wir vereint für
eine wahrhaft gerechte Welt von freien Völkern führen müssen.

Kuba bewegt kein wirtschaftliches Interesse oder irgendein
Opportunismus, und noch viel weniger irgendeine Furcht vor Drohungen,
Gefahren und Risiken. Ein Volk, das - wie man sehr gut weiß - ehrenvoll
mehr als 40 Jahre Wirtschaftskrieg, Blockade und Terrorismus ausgehalten
hat, hat das Recht, seine Ansichten darzulegen, zu wiederholen und
darauf zu bestehen. Und es wird nicht zögern, dies bis zur letzten
Minute zu tun.

Wir sind gegen den Terrorismus und gegen den Krieg und werden dies auch
in Zukunft sein! Nichts, was geschehen wird, läßt uns von dieser Linie
abweichen!

Die dunklen Wolken, die heute am Horizont der Welt auszumachen sind,
verhindern nicht, daß wir Kubaner weiterhin pausenlos an unseren
wunderbaren sozialen und kulturellen Programmen arbeiten, mit dem
Bewußtsein, daß wir eine in der Geschichte unvergleichliche menschliche
Aufgabe verrichten. Und wenn die sich anbahnenden Kriege diese Programme
zu schlichten Träumen machen würden, gäben wir ehrenvoll unser Leben in
Verteidigung dieser Träume.

Es lebe die Revolution und der Sozialismus!

Vaterland oder Tod!

Wir werden siegen!


------------------ schnapp --------------------------------
Quelle:
http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/2001/ale/f290901a.html

Übersetzungen in English, Französisch, Portugiesisch, Italienisch,
Russisch und Arabisch sind über
http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/index.html

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"Die Arbeit in weißer Haut kann sich nicht dort emanzipieren, wo sie
in schwarzer Haut gebrandmarkt wird." - Karl Marx 12.11.1866

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