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DECLARACION DEL GOBIERNO DE CUBA
A LA OPINION PUBLICA NACIONAL E INTERNACIONAL.
11 de enero del 2002.
La base naval norteamericana de Guantánamo es una instalación ubicada en
un área de 117,6 kilómetros cuadrados del territorio nacional de Cuba,
ocupada desde 1903. Fue resultado de un Convenio para las Estaciones
Carboneras y Navales firmado entre el Gobierno de Estados Unidos y el
Gobierno de Cuba, presidido por Tomás Estrada Palma, en circunstancias
en que nuestro país no poseía prácticamente independencia alguna a
partir de la imposición de una enmienda aprobada por el Congreso de
Estados Unidos y firmada por el Presidente McKinley en marzo de 1901,
que se conoció como Enmienda Platt, mientras nuestro país estaba ocupado
por el ejército de Estados Unidos, después de su intervención en la
guerra de independencia del pueblo de Cuba contra la metrópoli española.
Tal Enmienda daba a Estados Unidos el derecho a intervenir en Cuba, y
fue impuesta al texto de nuestra Constitución de 1901 como condición
para la retirada de las tropas de Estados Unidos del territorio cubano.
En virtud de esa cláusula fue suscrito el mencionado Convenio para las
Estaciones Carboneras y Navales, firmado en febrero de 1903 en La Habana
y Washington, respectivamente, que en realidad incluía dos áreas de
nuestro territorio nacional: Bahía Honda y Guantánamo, aunque nunca
llegó a establecerse una base naval en la primera.
En el Artículo II de aquel Convenio se establecía textualmente el
derecho "a hacer todo cuanto fuere necesario para poner dichos lugares
en condiciones de usarse exclusivamente como estaciones carboneras o
navales y para ningún otro objeto".
En adición a este convenio de febrero de 1903, el 22 de mayo de ese
mismo año, se firmó un Tratado Permanente de Relaciones entre Cuba y
Estados Unidos, en el que las 8 cláusulas de la Enmienda Platt son
tomadas textualmente y convertidas en los artículos del Tratado.
Veintiún años más tarde, el 29 de mayo de 1934, en el espíritu de la
política norteamericana del "Buen Vecino", bajo la presidencia de
Franklin Delano Roosevelt, fue firmado un nuevo Tratado de Relaciones
entre la República de Cuba y Estados Unidos de América que derogaba el
de 1903, y con ello la Enmienda Platt. En este nuevo Tratado también
quedaba excluida definitivamente Bahía Honda como posible base, pero se
mantenía la permanencia de la base naval de Guantánamo y la plena
vigencia de las normas que lo regían. Con relación a dichas normas que
continuaban vigentes, el Artículo III del nuevo Tratado establecía
textualmente: "En tanto las dos partes contratantes no se pongan de
acuerdo para la modificación o abrogación de las estipulaciones del
Convenio firmado por el Presidente de la República de Cuba el 16 de
febrero de 1903 y por el Presidente de los Estados Unidos de América el
23 del mismo mes y año, en cuanto al arrendamiento a los Estados Unidos
de América de terrenos en Cuba para estaciones carboneras o navales,
seguirán en vigor las estipulaciones de ese Convenio en cuanto a la
estación naval de Guantánamo. Respecto a esa estación naval seguirá
también en vigor en las mismas formas y condiciones el arreglo
suplementario referente a estaciones navales o carboneras terminado
entre los dos Gobiernos el 2 de Julio de 1903.
"Mientras no se abandone por parte de los Estados Unidos de América la
dicha Estación Naval de Guantánamo o mientras los dos Gobiernos no
acuerden una modificación de sus límites actuales, seguirá teniendo la
extensión territorial que ahora ocupa, con los límites que tiene en la
fecha de la firma del presente Tratado."
Como una prueba de las condiciones abusivas de aquel Convenio, el
mencionado arreglo suplementario estipulaba que Estados Unidos pagaría a
la República de Cuba por el arrendamiento de 117,6 kilómetros cuadrados
-es decir, 11,760 hectáreas que incluyen gran parte de una de las
mejores bahías del país- la suma de dos mil dólares anuales, que en la
actualidad asciende a 4.085 dólares al año -es decir, 34,7 centavos por
hectárea- pagados en cheques anuales que Cuba, por elemental dignidad y
absoluto desacuerdo con lo que ocurre en ese espacio de nuestro
territorio nacional, se ha negado a cobrar. Los cheques son dirigidos al
Tesorero General de la República de Cuba, cargo e institución que hace
mucho tiempo ya no existen.
Al triunfo de la Revolución en Cuba, esa base se convirtió en causa de
numerosas fricciones entre Cuba y Estados Unidos. La inmensa mayoría de
los más de tres mil ciudadanos cubanos que allí laboraban fueron
expulsados de su puesto de trabajo y sustituidos por personal de otros
países. Hoy sólo quedan 10 trabajadores cubanos.
Eran frecuentes los disparos desde esa instalación hacia nuestro
territorio, algunos soldados cubanos murieron como consecuencia de esos
hechos. Elementos contrarrevolucionarios encontraron en ella apoyo y
refugio. A lo largo del período revolucionario, por decisión unilateral
de los gobernantes de Estados Unidos, decenas de miles de migrantes,
haitianos y nacionales cubanos que trataban de viajar a Estados Unidos
por sus propios medios, eran concentrados en esa base militar. A lo
largo de más de cuatro décadas, ésta ha sido empleada para múltiples
usos, ninguno de los cuales estaba contenido en el acuerdo con que se
justificó su presencia en nuestro territorio.
Cuba no podía hacer absolutamente nada para impedirlo.
Por otro lado, a lo largo de casi medio siglo nunca se produjeron las
condiciones propicias para un análisis sereno, legal y diplomático con
el propósito de alcanzar la única solución lógica y justa a esta larga,
crónica y anormal situación: el reintegro a nuestro país de ese espacio
de nuestro territorio nacional ocupado contra la voluntad de nuestro
pueblo.
Sin embargo, un principio básico de la política cubana ante este
problema extraño y potencialmente peligroso entre Cuba y Estados Unidos,
que ha perdurado decenas de años, ha sido evitar que nuestro reclamo se
convirtiera en tema prioritario y ni siquiera en asunto de especial
importancia entre las numerosas y graves diferencias que existen entre
ambos países. En el propio Juramento de Baraguá formulado el día 19 de
febrero del año 2000 la cuestión de la base naval de Guantánamo se
expone como último punto, y se expresa de la siguiente forma: ... "a su
debido tiempo ya que no constituye objetivo prioritario en este instante
aunque sí justísimo e irrenunciable derecho de nuestro pueblo, ¡el
territorio ilegalmente ocupado de Guantánamo debe ser devuelto a Cuba!"
Ese enclave militar es precisamente el lugar donde soldados
norteamericanos y cubanos se encuentran unos frente a otros y, por ello,
donde se requiere más serenidad y sentido de responsabilidad. Aunque
dispuestos a luchar y morir en defensa de su soberanía y sus derechos,
el más sagrado deber de nuestro pueblo y sus dirigentes ha sido
preservar a la nación de evitables, innecesarias y sangrientas guerras.
Es aquel también el punto donde más fácilmente personas interesadas en
crear conflictos entre ambos países podrían instrumentar planes que
sirvieran para provocar acciones agresivas contra nuestro pueblo, en su
heroica resistencia política, económica e ideológica frente a la colosal
potencia de Estados Unidos.
Nuestro país se ha esmerado en aplicar allí una política especialmente
cuidadosa y ecuánime.
Debemos señalar sin embargo que, si bien durante décadas reinó bastante
tensión en el área de la base naval de Guantánamo, en los últimos años
se ha producido allí un cambio de clima. Se respira una atmósfera de
respeto mutuo.
Cuando en 1994 en aquella base se acumuló un gran número de balseros
enviados a ese lugar por las autoridades norteamericanas, la propia
situación creada determinó la necesidad de resolver numerosos problemas
que se fueron creando y que ponían en peligro la vida de muchas
personas. Unos trataban de penetrar desde nuestro territorio para
emigrar hacia Estados Unidos y, a la inversa, no pocos trataban de salir
de la base y volver al país atravesando terrenos minados. Se producían
accidentes y muchas veces nuestros propios soldados corrieron graves
riesgos para rescatar personas en los campos de minas. Estas acciones
requerían también información y cooperación del personal de la base. A
estos hechos se unían las consecuencias de grandes lluvias y crecidas de
los ríos en esa área, arrastrando minas y borrando señalizaciones de las
mismas, lo que igualmente daba lugar a situaciones similares de peligro
para todos.
Tales circunstancias contribuyeron a una mejoría de ambiente y contactos
autorizados, aunque mínimos, indispensables entre los responsables de
uno y otro lado del perímetro. No hay hoy allí lo que pudiera
considerarse un ambiente de hostilidad y guerra.
Han ocurrido dos acontecimientos y hechos nuevos en la esfera
internacional que han incidido sobre la situación en esa base: la guerra
de Kosovo en 1999 y la guerra en Afganistán después del acto terrorista
del 11 de septiembre. En ambas, Estados Unidos ha desempeñado un papel
protagónico.
En la primera se produjo un gran número de refugiados kosovares. El
Gobierno de Estados Unidos, de acuerdo a compromisos contraídos, tomó la
decisión de utilizar la base como albergue para un número de ellos.
Tales decisiones se toman siempre unilateralmente. Nunca se nos solicita
opinión previa, ni siquiera se nos informaba. Pero en esa ocasión, por
vez primera, se nos comunicó la decisión tomada, argumentándose los
motivos de la misma. Nuestra respuesta fue constructiva. Aunque opuestos
a aquella guerra, no teníamos razones para oponernos a la ayuda que
pudieran necesitar los refugiados kosovares. Ofrecimos incluso la
cooperación de nuestro país si fuese necesario para la atención médica o
cualquier otro servicio que necesitaran los mismos. Finalmente no fueron
enviados a la base naval de Guantánamo.
Esta vez se adopta la decisión de alojar en la base a prisioneros de la
guerra en Afganistán. De igual modo, no se solicitó opinión alguna, pero
se repite el gesto de informar previamente y con amplitud de detalles
los pasos que se proponían dar para el alojamiento de los prisioneros y
garantizar que en nada se afecte la seguridad de nuestra población. Los
últimos detalles fueron comunicados a las autoridades cubanas el pasado
lunes 7 de enero del 2002.
En la información suministrada se nos da a conocer un fuerte
reforzamiento de personal militar de la base para las tareas a realizar
y medidas a tomar en el cumplimiento del objetivo trazado.
Aunque tenemos posiciones distintas acerca de la forma más eficaz de
erradicar el terrorismo, la diferencia entre Cuba y Estados Unidos está
en el método y no en la necesidad de poner fin a este flagelo bien
conocido por nuestro pueblo, del cual ha sido víctima durante más de 40
años y que el pasado 11 de septiembre golpeó de forma repugnante y
brutal al pueblo de Estados Unidos.
Aunque el traslado de prisioneros de guerra extranjeros por parte del
Gobierno de Estados Unidos a una instalación militar suya, ubicada en un
espacio de nuestro territorio sobre el cual hemos sido privados del
derecho a ejercer jurisdicción, no se ajusta a las normas que dieron
origen a esa instalación, no crearemos obstáculos al desarrollo de la
operación. Habiendo sido advertidos de ella y conscientes de que esta
exige gran movimiento de personal y medios de transporte aéreo, las
autoridades cubanas mantendrán contacto con el personal de la base en la
adopción de medidas que impidan riesgos de accidentes con los medios que
pongan en peligro las vidas del personal que se transporta en ellos.
A pesar del considerable incremento de personal militar que la operación
requiere no consideramos que la misma implique amenaza alguna para la
seguridad del país. Por ello, no incrementaremos el personal ni los
medios militares cubanos destacados en el perímetro de aquella
instalación. Dicho personal, altamente disciplinado y calificado, es
además suficiente para garantizar la seguridad de la población de la
zona frente a cualquier riesgo que pudiera originarse con el traslado de
los prisioneros extranjeros a esa base.
Cuba se esforzará por conservar alrededor de ese punto el clima de
distensión y respeto mutuo que ha prevalecido allí durante los últimos
años.
El Gobierno de Cuba aprecia la información previa suministrada, y ha
tomado nota con satisfacción de las declaraciones públicas de las
autoridades norteamericanas en el sentido de que los prisioneros
recibirán un tratamiento adecuado y humano, que podrá ser controlado por
la Cruz Roja Internacional.
Aunque no se conoce con precisión el número de prisioneros que allí
serán concentrados, al igual que en ocasión del proyecto de trasladar a
ese punto a miles de refugiados kosovares, estamos en disposición de
cooperar con los servicios de asistencia médica que fuesen requeridos,
programas de saneamiento y de lucha contra vectores y plagas en las
áreas bajo nuestro control que circundan la base, o de cualquier otra
forma útil, constructiva y humana que pueda presentarse.
¡Esta es la posición de Cuba!
El Gobierno de Cuba
Enero 11 del año 2002
------------------ schnapp --------------------------------
Quelle: http://www.cuba.cu/gobierno/documentos/2002/esp/d110102e.html
oder: http://www.granma.cubaweb.cu/2002/01/12/nacional/articulo13.html
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