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""" LA FABRICA DE MORCILLAS """

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Esteban Casañas Lostal

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Oct 20, 2001, 7:57:39 PM10/20/01
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""" LA FABRICA DE MORCILLAS """


Las morcillas más deliciosas que me he comido en la vida fueron preparadas
por campesinos de las montañas de Baracoa. Matar un cerdo era motivo de
júbilo en casa de cualquier campesino, siempre se separaban trozos para los
amigos cercanos del cuartón, aunque allí era muy difícil hablar de amigos
porque casi todos eran parientes. Las tripas eran llevadas hasta el río
donde las invertían para limpiarla de los excrementos, luego y con mucha
paciencia le quitaban todo vestigio de mal olor a golpe de naranja agria.
Esas tripas pulcramente limpias eran rellenas con pedazos de carne, grasas y
sangre del puerco muy bien adobadas, usando para ello condimentos que la
sabia naturaleza ponía en sus manos. Luego eran colgadas encima del fogón de
leña donde se ahumaban durante varios días. Aquellas morcillas eran servidas
en los desayunos acompañando un buen plato de una variada gama de viandas,
debo aclarar y lo hago en especial para los jóvenes, que en esos tiempos los
campesinos utilizaban el "chopo" de la malanga para alimentar a sus cerdos,
más tarde y cuando el hambre apretó en la ciudad lo convirtieron al consumo
humano.
La confección de las morcillas a nivel industrial debe tener un principio
parecido al de los campesinos, solo que las tripas han sido sustituidas por
material sintético en oportunidades y en otras por otro digerible, sin
embargo, aunque he probado muchas en varios países, no he encontrado alguna
digna de compararse con aquellas producidas en esos tiempos por los
campesinos, hablo del año 1961.
Esta no es la fábrica de morcillas motivo de mi trabajo, la gran industria
que me vino a la mente es aquella donde por un extremo se mete un hombre, se
le lava todo lo que tiene dentro del cerebro como si fueran las tripas del
puerco, y una vez limpia se rellena con todas las porquerías que existan a
su alrededor. El producto finalizado es una morcilla que el que se atreva a
comerla se revienta de la indigestión. Esa gran fábrica es el Partido y su
morcilla lo es el militante, un producto sabiamente elaborado y donde se han
borrado algunas de las cualidades comunes a todos los seres humanos,
hablemos pues de la sinceridad, el valor, honradez, poder de decisiones,
criterios propios y la lista sería bastante larga. Para así construir "el
hombre nuevo" que decía el Ché.
¿Cómo funciona esa fábrica de morcillas para mantener una constante
producción? Eso lo sabemos los cubanos, pero no los que van de turistas o
defienden aquello desde las comodidades del lado de acá.
El crecimiento del Partido o producción de morcillas no es una operación
desorganizada, ellos planifican debidamente desde los niveles superiores ese
mencionado crecimiento, es así como, desde el Comité Central bajan
orientaciones que luego son distribuidas por todos sus canales hasta llegar
al nivel de base. En esas directivas para los planes de captación queda
específicamente detallado quienes deben ser las nuevas víctimas. Los
secretarios de núcleos de base reciben instrucciones sobre la cantidad de
obreros a captar, destacándose entre ellos los de la raza negra (dato que
parecería increíble pero es cierta), se menciona también a la cantidad de
aquellos considerados en la categoría de dirigentes (allí esa denominación
la recibe todo aquel que tenga bajo su mando a otras personas).
Una de las vías usadas también en su producción la constituye el "proceso
directo", en esta categoría solo se encuentran comprendidos los militantes
de la Unión de Jóvenes Comunistas que arriban a la edad requerida para
pertenecer al Partido, y que de no pasar a éste (algo sumamente difícil de
acuerdo a la importancia del trabajo que se esté desarrollando en esos
momentos) causarían baja definitiva de la UJC.
Otras de las vías de ingreso al Partido sin necesidad de análisis o
discusión lo es, cuando se realizan actos de heroísmo, me imagino que
derribar avionetas indefensas o hundir un remolcador cargado de seres
humanos.
Por último, se podía aspirar a militar en el Partido por solicitud propia,
éste es el caso menos frecuente entre todos. Por lo general solicitaba su
entrada al Partido aquella persona que nunca se tuvo en cuenta para ello,
quien no fuera propuesto en una de las tantas asambleas que se realizan en
los centros de trabajo por no gozar con la simpatía de los trabajadores. En
esos casos podemos agrupar a los conocidos como "chivatos", "chicharrones",
"arrastrados", etc. Para ellos era un riesgo muy grande presentar su
solicitud en público, porque al ser acreedores de la antipatía de sus
compañeros podían ser el blanco de fuertes críticas en esas asambleas.
Para no hacer tan extenso la presente y sintetizar en lo posible mis
propósitos, ante esa insistencia de muchos de los simpatizantes de aquel
sistema, que se empeñan en otorgarme el carné del Partido ahora que me
encuentro en el exilio, claro, eso es solo para consumo de los tontos
útiles, es que me propongo hacer esta breve historia.
Yo estuve muy próximo a convertirme también en una de esas morcillas, creo
que el record mundial de permanencia en el Partido Comunista de Cuba lo
tengo yo, y debe ser reflejado algún día en el libro donde se registran
todos esos fenómenos, no es para menos, yo fui militante por un período
inferior a las 24 horas. Milité en la UJC desde el año 1971 hasta mi regreso
de aquel viaje donde transporté tropas para Angola en el año 1975. Luego de
mi regreso ingresé en la Academia Naval del Mariel como Profesor de
Navegación, donde nunca me di alta en ningún comité de base e iniciara mi
deserción de esas filas. Transcurrido ese período de un año en la Academia
partí para Angola como trabajador Internacionalista como he manifestado en
muchos trabajos. La gente se preguntará, ¿por qué aceptó militar en la UJC?,
la respuesta la tienen los cubanos y no todos, me refiero a aquellos que
tengan una posición u opten por ella. En el caso de los jóvenes que aspiran
a una carrera universitaria, es imposible que se puedan negar a formar
parte de las filas de esa organización. Esto no lo expreso como una
justificación ante lo que pudiera calificarse con toda razón como una
actitud cobarde, pero cabe entonces preguntarse, ¿cuántos se negarían
estando a mitad del camino recorrido para alcanzar sus sueños?, creo que muy
pocos, solo que como dice el refrán; "fuera del agua todos nadamos muy bien"
. Sencillamente es una trampa donde tienen atrapados a todos los cubanos,
negarse a pertenecer al Partido o a la Juventud Comunista es autocondenarse
sin obtener frutos algunos. ¿Cuál es la solución ante esa situación? Muy
sencilla, aceptar la propuesta, aparentar estar de acuerdo con las políticas
orientadas y en el fondo del ser detestarlas y odiarlas. Obtienes lo que te
propusiste pero vives condenado a poseer una doble moral, una ante la
sociedad y la otra muy tuya solo mostrada frente el espejo a la hora de
afeitarte.
Después de mi regreso de Angola parto para las microbrigadas de Alamar, no
creo que sea muy fácil vivir en una casa con 21 personas, un solo baño, una
cocina y toda esa gente repartida entre cuatro cuartos, en esas promiscuas
condiciones muy próximas a la desesperación se aceptan muchas cosas para
tratar de salir de un túnel sin salida, aunque luego te detestes y cargues
en tu conciencia eso que repetidamente señalo como cobardía, pero siempre me
pregunto y debe ser la pregunta común a muchos cubanos, ¿debo ser yo el
único de la isla que dé muestras de rebeldía?, ¿tengo que ser el único
valiente o suicida? Entre tantas de estas preguntas han pasado más de cuatro
décadas y nadie se atreve a ser el primero, se opta por la salida más fácil,
bailar al son de la música que tocan y resolver como se puedan los
problemas.
Un día cualquiera del año 1980 y en plenos acontecimientos de la embajada
del Perú, se me acerca el secretario del núcleo de la microbrigada, un negro
retinto y bajito llamado Eduardo Bartrell Lamar y me informa que se me había
iniciado el proceso de ingreso al Partido, imagínense ustedes, con la
necesidad de vivienda que tenía y siendo Oficial de la Marina Mercante,
¿créen que podía negarme?, o sea, de hacerlo renunciaría a la felicidad de
mi familia que esperaba por un nuevo hogar y tiraría por la borda todos mis
sueños en convertirme en Capitán. Claro que muy pocos dirían; "Métanse el
carné del Partido por el culo" Muy pocos lo hicieron pero estoy seguro de
que perdían poco.
Acepté con resignación y me olvidé de aquello, si puedo afirma que me llamó
la atención que sabiendo ellos que yo era un desertor de la UJC, se
arriesgaran a iniciarme ese proceso. La situación entonces era caótica y se
dio rienda suelta a una represión nunca antes conocida, es cuando se
legaliza la actuación de esas brigadas hoy integrantes del sistema. Fue
cuando los acontecimientos del Mariel que tomaron fuerzas esos actos de
repudio, mítines y represiones contra aquellos que deseaban abandonar el
país, sembrando el terror y pánico antes no experimentados a nivel nacional.
Todo el mundo actuaba con una pasividad increíble, éramos plumas que nos
movían con mucha facilidad sin soplar el viento.
En esos tiempos yo me encontraba de Jefe de Obras en la brigada, o sea, el
encargado de la ejecución de todo lo relacionado a la construcción de tres
edificios entre 19 hombres. Hay que descontar de esa cifra los "movilizados"
por el Partido, los que son enviados a pasar cursos políticos, los que se
encuentran enfermos, los de vacaciones, etc. En resumen, nunca pude reunir a
10 hombres a pie de obra para atender 70 apartamentos, y hay que agregarle a
ello que el Partido desarrollaba con aquellos cuatro gatos reuniones en
horas de trabajo. Todo eso me llevó a la renuncia y cuando me pidieron
explicaciones manifesté que todos eran unos descarados. Debo aclarar que
solamente existíamos cuatro que no pertenecíamos al Partido. Aquella
renuncia acompañada de mi manifestación provocó revuelo entre todos ellos
que sabían se encontraban violando lo establecido en las microbrigadas, y la
solución final adoptada fue tratar de "fumarme", para ello aunaron criterios
y era mi voz contra la de todos, era mi necesidad de vivienda contra la
decisión de aquellos "camaradas". Debo confesar que me juré que si perdía la
vivienda dejaría paralítico al Secretario del núcleo, aunque tuviera que
cumplir condena, mi familia no la disfrutaría pero él tampoco.
En esos días y luego de olvidarme del proceso que se llevaba para mi
ingreso al Partido, llegó hasta la brigada la persona que había sido
asignada para llevar a cabo las investigaciones sobre mí. El hombre resultó
ser uno de aquellos que se incorporaron a la marina en el año 1967 y me
conocía perfectamente. Hablando a solas me comunicó que la responsable de
vigilancia del Comité de Defensa de la cuadra, una vieja bruja llamada
Gloria que vivía en los altos de la bodega situada en la esquina de las
calles La Sola y Luis Estévez en Santos Suárez, expresó que yo era gusano,
que no hacía guardias, que me expresaba en contra del gobierno, etc. Aquello
no me preocupó tanto, peor fue cuando me dijo que uno de mis parientes de la
casa que era militante del Partido había dicho cosas peores. Pueden
imaginarse hasta donde ha llegado la división de la familia en la isla. Ese
individuo que no estaba obligado a dar opinión alguna sobre mí, olvidó en
ese momento que estaba condenando a mis hijos también, esto, ni lo olvido,
ni lo olvidaré y se lo tengo guardadito aunque la mayoría de sus sobrinos
saben esta historia, el peor castigo que pudo recibir es que sus hijas le
salieron gusanas.
Aquel socio rompió los papeles en mi presencia y escribió otros
recomendándome tuviera mucho cuidado, debo confesar que sentí tremendo miedo
porque los edificios estaban casi en su terminación. Unas semanas después me
citaron al seccional del Partido de la marina mercante, en esos momentos
estaba situado en un local ubicado en la avenida del Puerto y frente al
muelle de Caballerías donde se toma la lancha para Casablanca. El secretario
del Partido en ese seccional era un detestable individuo de apellido Ceijas,
no puedo olvidar a ese hijoputa porque fue al primero que conocí antes de
entrar en la marina mercante, por sus mentiras muchos jóvenes desmovilizados
del Servicio Militar renunciaron a la idea de ingresar en ella. Aquel gordo
y rechoncho individuo que nunca había conocido la palabra "trabajar" me
comunicó que yo había tenido la honrosa dicha de haber sido aceptado en las
filas del Partido. Simultáneamente debió llegar una comunicación al núcleo
del la brigada y por su lado ellos movieron sus caracoles.
Al día siguiente recibo en la mañana otra citación para presentarme en un
núcleo de la Empresa de Navegación Mambisa. Me extrañó aquello y solicité
autorización en la brigada para salir antes de hora, a todas estas nadie del
núcleo me informó nada. Asistí al encuentro con aquel núcleo integrado por
desconocidos para mí y cuando se hizo silencio con mi presencia, el que
dirigía aquello comenzó a leer un panfleto donde se expresaba que el núcleo
de la microbrigada no aceptaba mi incorporación al Partido por las
siguientes razones:
1.- Yo manifestaba que el periódico Granma informaba mentiras cuando el
éxodo del Mariel.
2.- Yo utilizaba los conocimientos adquiridos de filosofía para combatir a
la revolución.
3.- Yo era un fiel oyente y difundía las noticias de La Voz de los EU.
4.- Yo era una persona antipartido en todas mis manifestaciones.
Bueno, las acusaciones sobrepasaban diez y recuerdo perfectamente algunos de
los nombres de los acusadores, Silvano Sánchez (excombatiente del Ejército
Rebelde) A quien pensaron darle de baja en las microbrigadas y yo lo salvé
de esa situación, Rubén Graupier (fallecido) técnico de refrigeración que
navegó conmigo en Angola y al cual ayudé durante su estancia en ese país,
Eduardo Bartrell (antiguo compañero de estudios) Secretario del núcleo y
autor de un fraude para obtener la vivienda que luego entregara a su hermana
(irónicamente una magnífica mujer), Idelfonso (un enfermero naval que luego
llegó a ocupar el puesto de Comisario Político, hasta que les dieron una
patada en el culo y los sacaron de esa buena vida sin trabajar). Lo más
lamentable de todo esto es que aquellas acusaciones fueron avaladas por el
voto de la totalidad de los militantes, donde se incluían personas a las que
consideraba "socios". Solo uno de ellos se negó a firmar ese papel, pero
después de mi deserción le dio la espalda a mi familia con la cual tenía
grandes deudas de gratitud.
En medio de aquella inesperada emboscada tendida en uno de los locales de
Navegación Mambisa, le solicité en varias oportunidades al dirigente que
repitiera cada una de las líneas leídas, solo deseaba gravar nombres y
acusaciones, hoy con el paso del tiempo he olvidado la mayoría de ellas pero
no las principales y suficientes para que me expulsaran. Luego y ante el
silencio reinante me dice el individuo:
-¿Qué tiene que alegar ante esas acusaciones?- Con toda la calma del mundo y
jugándome todo contra nada le respondí:
-No conozco a ninguno de ustedes que hoy me juzgan por lo que leen en ese
papelito, no hay razones entonces para darles explicaciones, esas se las
daré a aquellos que como putas lo escribieron y le faltaron cojones para
decírmelo en la cara como hacen los hombres.- Tranquilamente me levanté del
asiento que ocupaba y me retiré del local donde todos permanecieron
asombrados por mi respuesta.
Al día siguiente y muchos más pasé por el seccional del Partido y le
solicité al tal Ceijas un careo con todo el núcleo, expresándole que no
entendía esos mecanismos del Partido donde te acusaban y juzgaban a
espaldas. Nunca recibí respuesta y supongo que todo aquello haya quedado
allí por las irregularidades que se cometieron en mi proceso no solicitado.
Debieron haberse dado cuenta posteriormente de ello para que palabras de
tanto peso dichas por mí quedaran en el vacío.
Hoy, a una pila de millas y tiempo de aquella pesadilla, algunos de los que
levantaron la mano en mi contra por carecer de criterios y valor de oponerse
a una traición (en lo personal), se encuentran residiendo en Miami y otras
ciudades de los EU, no los menciono porque en definitiva ni soy rencoroso y
siempre me pregunto; ¿Qué yo haría encontrándome en el lugar de ellos?
En resumen, a todos ellos quiero expresarles mi más profundo
agradecimiento por evitar que yo me convirtiera en otra morcilla no
digerible al consumo humano.


Esteban Casañas Lostal.
Montreal..Canadá
2001-10-18

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