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Cuba/UNO: Medidas contra Terrorismus -- Discurso 1.10.01

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Lueko Willms

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Oct 6, 2001, 12:30:00 AM10/6/01
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Es folgt die Rede, die der ständige Vertreter Cubas bei der UNO,
Bruno Rodriguez, am 1.10.01 vor der Vollversammlung der Vereinten
Nationen gehalten hat, in der Sitzung, die sich mit Maßnahmen gegen den
Terrorismus befaßte.

Hier zunächst das spanische Original, die deutsche Übersetzung folgt
in der Antwortnachricht.

Übersetzungen in weitere Sprachen sind an der am Ende angegebenen
Quelle erhältlich.


--------- schnipp -----------------------------------------


DISCURSO DEL REPRESENTANTE PERMANENTE DE LA REPUBLICA DE CUBA, EMBAJADOR
BRUNO RODRIGUEZ, EN LA ASAMBLEA GENERAL, EN EL TEMA: "MEDIDAS PARA
ELIMINAR EL TERRORISMO INTERNACIONAL".

Nueva York, 1ro de octubre de 2001.

Señor Presidente:

En un discurso hace solo dos días, ante cien mil compatriotas, el
Presidente Fidel Castro declaró:

"La conmoción unánime que en todos los pueblos del mundo causó el
demencial ataque terrorista del 11 de septiembre contra el pueblo
norteamericano, creó las condiciones excepcionales para erradicar el
terrorismo sin desatar una inútil y tal vez interminable guerra".

"El terror fue siempre instrumento de los peores enemigos de la
humanidad para aplastar y reprimir la lucha de los pueblos por su
liberación. No puede ser nunca instrumento de una causa verdaderamente
noble y justa."

Más adelante añade:

"Muchos parecen no haberse dado cuenta todavía de que el 20 de
septiembre fue decretado ante el Congreso de Estados Unidos el fin de la
independencia de los demás estados sin excepción alguna y el cese de las
funciones de la Organización de las Naciones Unidas".

"Cuba fue el primer país que habló de la necesidad de una lucha
internacional contra el terrorismo. Lo hizo a pocas horas de la tragedia
sufrida por el pueblo norteamericano el 11 de septiembre, expresando
textualmente: "Ninguno de los actuales problemas del mundo se puede
resolver por la fuerza. [...] La comunidad internacional debe crear una
conciencia mundial contra el terrorismo. [...] Solo la política
inteligente de buscar la fuerza del consenso y la opinión pública
internacional puede arrancar de raíz el problema. [...] Este hecho tan
insólito pudiera servir para crear la lucha internacional contra el
terrorismo. [...] El mundo no tiene salvación si no sigue una línea de
paz y de cooperación internacional".

"No albergo la menor duda de que los países del Tercer Mundo -me
atrevería a decir que casi sin excepción-, independientemente de las
diferencias políticas o religiosas, estarían dispuestos a unirse con el
resto del mundo en la lucha contra el terrorismo como alternativa a la
guerra".

"Para esos pueblos, salvar la paz con dignidad, con independencia y sin
guerra es piedra angular de la lucha que unidos debemos librar por un
mundo verdaderamente justo de pueblos libres."

Señor Presidente:

En vez de la guerra, es necesario organizar la cooperación internacional
para lanzar acciones globales efectivas, con arreglo al Derecho
Internacional, la Carta de las Naciones Unidas y las Convenciones
Internacionales pertinentes, basadas en la fuerza extraordinaria del
consenso y la voluntad soberana y unida de todos los Estados.

Cuba ha señalado: "Bastaría devolverle a la Organización de Naciones
Unidas las prerrogativas arrebatadas y que sea la Asamblea General, el
órgano más universal y representativo de esa institución, el centro de
esa lucha por la paz, para erradicar el terrorismo con apoyo total y
unánime de la opinión mundial. No importa cuán limitadas facultades
ostente por el arbitrario derecho al veto de los miembros permanentes
del Consejo de Seguridad, la mayoría de ellos miembros también de la
OTAN. [_] La fórmula de reintegrar a las Naciones Unidas sus funciones
de paz es indispensable."

La Organización de Naciones Unidas es precisamente la coalición
universal que necesitamos para la lucha contra el terrorismo. Ninguna
coalición amorfa e impredecible, la OTAN y ninguna organización militar,
ningún grupo de Estados, por poderosos que estos sean, podría sustituir
a las Naciones Unidas en una acción global y legítima contra el
terrorismo. Las Naciones Unidas no deberían ceder sus funciones ni
prerrogativas ante la imposición de ningún país ni prestarse a servir,
con una renuncia complaciente, intereses hegemónicos.

Corresponde a las Naciones Unidas, y solo a ellas, enfrentar con
profundidad, serenidad, resolución y energía, los graves problemas del
mundo globalizado, entre los que se encuentra, con toda urgencia, el
terrorismo.

Las Naciones Unidas cuentan con la participación universal de los
Estados, tienen autoridad histórica y moral, disponen de principios y
normas aceptados por todos, tienen facultades para crear y codificar
normas, pueden actuar en todas las esferas, y sus numerosos y diversos
órganos tienen amplias posibilidades.

Respaldamos al Secretario General de las Naciones Unidas en su
afirmación de que "esta Organización es el foro natural en que construir
una coalición universal. Sólo ella puede darle legitimidad global a la
lucha a largo plazo contra el terrorismo."

Llegado el caso, las Naciones Unidas tienen incluso la prerrogativa del
uso de la fuerza en defensa del principio de seguridad colectiva, pero
esta excepcional prerrogativa debe ser usada con extrema prudencia y
responsabilidad.

Señor Presidente:

Las Naciones Unidas han hecho numerosos esfuerzos en el enfrentamiento
del terrorismo, como lo demuestran las Convenciones vigentes, otros
instrumentos recientemente adoptados y las numerosas resoluciones de la
Asamblea General y otros órganos.

Para avanzar debiéramos, sorteando hegemonismos y ambiciones nacionales,
abordar con total honestidad todas las formas y manifestaciones de
terrorismo, en todos los lugares del mundo, y no puede excluirse bajo
ningún concepto el terrorismo de Estado.

Debemos hacer prevalecer la mayoritaria voluntad política de los Estados
de aplicar plenamente los Instrumentos Internacionales, sin dobles
raseros, sin selectividades políticas, sin diferenciar los que viven en
sociedades opulentas, sin que a los Estados y a sus fuerzas armadas,
especialmente de los países más poderosos, se les considere con derecho
a actuar fuera de la ley y del Derecho Internacional.

Señor Presidente:

Compartimos los llamados a la prudencia y a la moderación que llegan de
todas las regiones. No se puede responder a los ataques terroristas del
11 de septiembre con acciones de venganza y de guerra, que traerían como
consecuencia una espiral de violencia y de actos bárbaros todavía
inimaginables hoy. La solución no radica en promulgar Leyes o Decretos
que autoricen las ejecuciones extrajudiciales, que los Estados asesinen
ciudadanos extranjeros, actúen de forma encubierta en otros países
violando leyes y fronteras o que usen la fuerza dentro de otros Estados.
Ello alejaría al mundo del propósito de erradicar el terrorismo y sería
el fin de los mecanismos de seguridad colectiva. Sería el imperio de la
fuerza y el comienzo del fin del tan proclamado Estado de Derecho.

Los actos terroristas generalmente son realizados por grupos
extremistas, e incluso personas individuales. Frente a un hecho de esta
naturaleza, por grave que fuese, el derecho a la legítima defensa no
debe ser invocado por un Estado poderoso para desatar unilateralmente
una guerra que puede adquirir carácter global e impredecible, en la que
moriría un incalculable número de personas inocentes. Debe ser ejercido
como el derecho de todos a la defensa común de todos. Los países del Sur
serían a la larga las potenciales víctimas de acciones de fuerza, si
aceptamos hoy la guerra con el pretexto de la lucha contra el
terrorismo.

Cuba respalda las numerosas iniciativas en curso o en debate que podrían
contribuir a la acción de las Naciones Unidas, entre ellas las
presentadas por el Movimiento de Países No Alineados, como la
convocatoria de una Conferencia de Alto Nivel sobre el Terrorismo
Internacional, la creación de un Centro de Cooperación Internacional y
la negociación de una Convención General sobre el Terrorismo
Internacional. Estamos también dispuestos a examinar constructivamente
otras iniciativas que puedan contribuir a la lucha contra el terrorismo
y que cuenten con esa legitimidad que evocaba el Secretario General.

Señor Presidente:

Si bien el Consejo de Seguridad ha realizado en el pasado determinados
esfuerzos y aprobado diversas resoluciones, el terrorismo ha sido un
área en que ha prevalecido la prudencia. En los pocos casos en que ha
tratado actos específicos de terrorismo, lo ha hecho por interés directo
de algunos de sus Miembros Permanentes.

Sin embargo, Cuba pidió al Consejo de Seguridad que actuara acerca de la
voladura en pleno vuelo del avión de pasajeros CU 455, en el que, en
1976, murieron 73 personas, pero el proyecto de Resolución S/23990,
propuesto por Cuba, ni siquiera fue considerado.

He vuelto a revisar ahora aquel proyecto, comparándolo con la resolución
que el Consejo de Seguridad adoptó la noche del pasado viernes, y
encuentro que aunque el nuestro era mucho más moderado, proponía algunos
de los conceptos y medidas contenidos en esta.

El proyecto cubano, en su preámbulo, consideraba indispensable la
represión de los actos de terrorismo internacional para mantener la paz
y seguridad internacionales; enfatizaba en la necesidad de actuar
eficazmente contra el terrorismo, planteaba el deber de los Estados de
abstenerse de organizar, instigar, ayudar, participar y consentir en su
territorio actos terroristas. Nuestro texto tomaba nota de que un
Miembro Permanente del Consejo de Seguridad había declarado poseer
evidencias de los hechos. Tenía en cuenta también que el organizador
principal del acto terrorista, Orlando Bosh, residía en el territorio de
ese mismo Estado, donde por cierto todavía reside hoy, y que el otro
autor principal, Luis Posada Carriles, con posterioridad al atroz
crimen, desempeñó un doble empleo en el gobierno de ese Estado. El
proyecto de resolución cubano proponía también la participación del
Consejo en la lucha contra el terrorismo internacional invocando el
Capítulo VII de la Carta.

La resolución no pedía el uso de la fuerza ni sanciones, sino
simplemente que el Consejo condenara la voladura en vuelo del avión de
pasajeros, indicara la obligación de esclarecer el crimen y castigar a
los culpables. Pedía al Estado concernido entregar información y
evidencias relacionadas con la ubicación pasada o presente de los
terroristas en su territorio, que tomara medidas eficaces para evitar
que el mismo fuese usado para preparar, organizar o llevar a cabo actos
terroristas contra Cuba y que el Consejo continuara ocupándose del
asunto.

Después de Cuba, sólo habló 5 minutos el Miembro Permanente implicado
para declarar "... no puedo menos que preguntarme por qué estamos
aquí...Al reunirnos hoy...estamos perdiendo nuestro más valioso bien: el
tiempo". Y se terminó la reunión.

En contraste, el Consejo de Seguridad acaba de adoptar, después de
rápidas y poco transparentes negociaciones, una Resolución que ordena a
los Estados modificaciones legislativas urgentes, exige informes
inmediatos y crea una especie de Estado Mayor Antiterrorista.

El Consejo dispone combatir en muy diversos ámbitos, que van desde la
economía y las finanzas hasta el tráfico de drogas, el control de
fronteras, el lavado de dinero, la falsificación de documentos, el
tráfico de explosivos, armas nucleares, químicas, biológicas y otras. Se
abordan también temas relacionados con el crimen transnacional, las
armas de destrucción en masa, las tecnologías de comunicaciones y el
intercambio de información de inteligencia, contra individuos y
entidades que practican el terrorismo.

Para cumplir esa resolución, es preciso definir previamente quiénes son
esas personas y qué actos se considerarán terroristas. Es posible
imaginar de dónde vendrán esas interpretaciones.

El Consejo de Seguridad ha sido empujado a dar respaldo legal a
decisiones hegemónicas y arbitrarias de la potencia dominante,
violatorias de la Carta y del Derecho Internacional, que invaden la
soberanía de todos los Estados. Para ello, una vez más, usurpa las
funciones de la Asamblea General, único órgano cuya composición
universal y método democrático podría dar legitimidad a decisiones de
tanto alcance. El Consejo utiliza el método insólito de hacer
obligatorias para todos los Estados, algunas de las normas recogidas en
las Convenciones contra el terrorismo las que corresponde a los propios
Estados decidir si desean ser signatarios o no.

El Consejo de Seguridad, rehén del derecho de veto, solo podría ejercer
una dictadura selectiva, caprichosa, arbitraria e ineficaz en vez del
liderazgo moral que demanda el enfrentamiento integral al terrorismo en
un mundo globalizado.

No puede eliminarse el terrorismo si se condenan algunos actos
terroristas mientras se silencian o justifican otros. Es, por ejemplo,
un imperativo ético que cese el uso del veto para impedir la acción
internacional a fin de proteger al pueblo palestino de los incontables
actos de terrorismo de Estado que está sufriendo.

Cuba opina que cualquier acción de fuerza contra el terrorismo requerirá
de una autorización expresa y previa del Consejo de Seguridad, tal como
establece la Carta, y considera que ninguna de las dos Resoluciones
adoptadas por este a raíz de los ataques del 11 de septiembre podría
invocarse para lanzar acciones militares o de fuerza unilaterales.

Nuestro país, como siempre ha hecho, a pesar de algunos métodos y
decisiones arbitrarias del Consejo de Seguridad, cooperará de buena fe
con este, de acuerdo con la Carta, y hará cumplir sus propias leyes, que
de forma soberana nuestro pueblo se ha dado, ajustadas al Derecho
Internacional, y que combaten con fuerza y energía todo acto de
terrorismo, cométalo quien lo cometa, así como otros graves delitos de
carácter internacional que se vienen cometiendo en el mundo.

Podemos declararlo así con toda la fuerza moral que nos da el hecho de
que nuestras finanzas son transparentes y nuestros bancos no atesoran ni
lavan dinero mal habido; de que nuestras instituciones no venden
ilegalmente información o tecnologías, ni toleran el tráfico de armas ni
sustancias peligrosas; ni nuestras fronteras amparan el crimen
transnacional.

Las medidas concretas que se plantean en la resolución aprobada por el
Consejo de Seguridad, y que Cuba comparte, han de aplicarse en primer
lugar a los grandes bancos en los que, como todo el mundo sabe, es donde
se lava el dinero.

Debo declarar categóricamente que Cuba no participará en ninguna acción
de carácter militar.

Señor Presidente:

Hoy traigo aquí la memoria de 3 478 cubanos que murieron como
consecuencia de agresiones y actos terroristas, y el reclamo de justicia
de 2 099 cubanos incapacitados a causa de ellos.

Entre otros, la memoria de Félix García, diplomático de la Misión de
Cuba ante Naciones Unidas, asesinado aquí en Nueva York, precisamente un
11 de septiembre en 1980. Su asesino fue detenido en noviembre pasado en
Panamá, en medio de una Cumbre Iberoamericana, junto a Posada Carriles
cuando, con el objetivo de asesinar al Presidente Fidel Castro,
intentaba volar el Paraninfo de una Universidad donde se encontraban
reunidos miles de estudiantes. Posada Carriles y su grupo no han sido
extraditados ni sancionados. Hay razones para temer su fuga antes de ser
sancionados o su total impunidad.

Sólo en los años noventa se produjeron 68 actos terroristas contra Cuba,
de ellos 33 en los últimos cinco años.

Nuestro país habla con toda la autoridad moral de no haber realizado
jamás un acto terrorista, ni siquiera el intento de eliminar físicamente
en acto de legítima defensa a los autores directos o intelectuales de
abominables crímenes contra nuestro pueblo que financiaron y llevaron a
cabo la Fundación Nacional Cubano-Americana y otros grupos de la mafia
terrorista de Miami. Sin embargo, con absoluta impunidad se han
organizado desde el exterior, en la etapa más reciente, atentados con
bombas, intentos de asesinatos de los líderes cubanos y ataques contra
objetivos vitales de nuestra economía.

Solamente la consideración y el respeto de nuestro pueblo por las
víctimas del ataque del 11 de septiembre, y la gravedad de la actual
situación que nos reúne en búsqueda de soluciones constructivas, me
animan a contribuir al espíritu de este debate con nuestro silencio
acerca de los orígenes del terrorismo contra Cuba, al no hacer mención
expresa de las causas, los cómplices, los verdaderos responsables, los
flujos financieros, las cortes venales que absuelven y los territorios
donde radican las organizaciones terroristas que actúan contra Cuba.

Comparto la esperanza de que la tragedia del 11 de septiembre lleve a la
reflexión y a modificar las políticas, como desea el pueblo
norteamericano, que alientan y en el fondo amparan el terrorismo contra
mi pueblo. El terrorismo contra Cuba debe cesar.

Debo declarar que, ante la impunidad, Cuba está en todo el derecho de
defenderse contra el terrorismo. Los cinco jóvenes cubanos que sufren
encarcelamiento injusto y tratos degradantes en la Florida no se
arrepienten de haber salvado con su heroísmo vidas de ciudadanos cubanos
y norteamericanos.

Como señaló el Presidente Fidel Castro, "Cuba, con la moral que le
otorga haber sido el país que más ataques terroristas ha recibido
durante más tiempo, cuyo pueblo no tiembla ante nada, ni hay amenaza o
poder en el mundo capaz de intimidarlo, proclama que está contra el
terrorismo y está contra la guerra. Aunque las posibilidades son ya
remotas, reitera la necesidad de evitar una guerra de imprevisibles
consecuencias, cuyos autores han confesado que no tenían siquiera idea
de cómo se desenvolverán los acontecimientos. Reitera igualmente su
disposición a cooperar con todos los demás países en la erradicación
total del terrorismo".

"Pase lo que pase, no se permitirá jamás que nuestro territorio sea
utilizado para acciones terroristas contra el pueblo de Estados Unidos.
Y todo cuanto esté a nuestro alcance lo haremos para evitar acciones de
ese tipo contra él. Hoy le expresamos nuestra solidaridad con nuestra
exhortación a la calma y a la paz".

Finalmente, el Presidente de nuestro país, expresando el sentimiento
unánime de nuestro pueblo, afirmó:

"¡Nuestra independencia, nuestros principios y nuestras conquistas
sociales los defenderemos con honor hasta la última gota de sangre, si
somos agredidos!"

Muchas gracias.

------------------ schnapp --------------------------------


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"Regierung aus dem Volke, durch das Volk und für das Volk"
- Abraham Lincoln, Ansprache in Gettysburg, 19.11.1863
"... was in die revolutionäre Sprache von heute übersetzt heißt:
eine Regierung von Arbeitern, durch Arbeiter und für Arbeiter"
- Fidel Castro, November 1994

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