Die Rede konnte man übrigens auch im Internet life hören und sehen.
Die deutsche übersetzung folgt sobald sie vorliegt.
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Comparecencia del Presidente de la República de Cuba, Fidel Castro Ruz,
en la Televisión Cubana, sobre la actual situación internacional, la
crisis económica y mundial y la forma en que puede afectar a Cuba. 2 de
noviembre del 2001.
(Versiones Taquigráficas - Consejo de Estado)
Queridos compatriotas:
Al inaugurar la Escuela de Trabajadores Sociales de Santiago de Cuba el
24 de octubre, dije que en los próximos días habría que hablar de la
situación económica internacional y de cómo esta podría afectar a
nuestro país que llevaba adelante un programa de desarrollo social sin
precedente, a medida que se iba recuperando del período especial. No he
querido dilatar esa comparecencia.
Para caracterizar la situación actual, se puede afirmar, en muy apretada
síntesis, que a mediados de la década del 90, cuando la globalización
neoliberal se extendía por todo el planeta, Estados Unidos, como dueño
absoluto de las instituciones financieras internacionales y a partir de
su inmensa fuerza política, militar y tecnológica, alcanzó la más
espectacular acumulación de riqueza y poderío que se ha conocido en la
historia.
Pero el mundo y la sociedad capitalista entraban en una etapa
enteramente nueva. Apenas una parte insignificante de las operaciones
económicas se relacionaban ya con la producción y el comercio mundiales;
tres millones de millones de dólares en operaciones especulativas,
vinculadas con las monedas y otros valores, tenían lugar cada día; en
las bolsas de Estados Unidos los precios de las acciones crecían como
espuma, muchas veces sin relación alguna con las utilidades y ganancias
de las empresas. Se crearon verdaderos mitos: no habría ya más crisis;
el sistema podía regularse, había creado los mecanismos pertinentes para
avanzar y crecer ininterrumpidamente. A tal extremo se llegó en la
creación de riquezas puramente imaginarias, que hubo casos de acciones
en las que, habiéndose invertido mil dólares, su valor se incrementó 800
veces en solo ocho años. Era como un inmenso globo que se inflaba hasta
lo infinito.
Conforme se creaban tales riquezas virtuales se invertían, se gastaban y
se despilfarraban. La experiencia histórica fue ignorada totalmente. La
población mundial se había multiplicado por cuatro en solo cien años.
Miles de millones de seres humanos no participaban ni disfrutaban en
absoluto de aquellas riquezas. Eran suministradores de materias primas y
fuente de mano de obra barata, pero no consumían ni podían ser
consumidores. No constituían mercado, ni el mar casi infinito adonde
fuese a parar el inmenso río de productos que, en feroz competencia,
salían de los equipos cada vez más productivos y menos creadores de
empleo de un grupo privilegiado y exiguo de países industrializados.
Un elemental análisis bastaba para comprender que aquella situación era
insostenible.
Nadie al parecer se daba cuenta de que cualquier cosa aparentemente
intrascendente que ocurriera en la economía de una región del mundo,
podía estremecer el resto del andamiaje económico mundial.
Los arquitectos, especialistas y administradores del nuevo orden
económico internacional, economistas y políticos, a medida que su
fantasía se deshace, apenas pueden comprender que han perdido el control
de los acontecimientos. Otras fuerzas son las que deciden: las de las
grandes y crecientemente poderosas e independientes empresas
transnacionales y las porfiadas realidades, en espera de que el mundo
verdaderamente cambie.
En julio de 1997, estalla la primera gran crisis del mundo neoliberal
globalizado. Los tigres se deshicieron. Japón no ha podido todavía
recuperarse y el mundo sufre aún las consecuencias.
En agosto de 1998, se presenta la llamada crisis rusa que, a pesar de su
insignificante aporte al Producto Interno Bruto mundial de apenas el 2
por ciento, estremeció e hizo bajar en cuestión de horas cientos de
puntos a las bolsas de valores de Estados Unidos.
En enero de 1999, solo 5 meses después, se produce la crisis de Brasil.
Los esfuerzos mancomunados del Grupo de los Siete, el FMI y el Banco
Mundial tuvieron que empeñarse a fondo para impedir que la crisis se
extendiera por toda Sudamérica, asestando un golpe demoledor a las
bolsas de valores de Estados Unidos.
Esta vez, lo inevitable: la crisis comenzó por Estados Unidos, al
principio apenas imperceptiblemente. Desde mediados del año 2000
comenzaron a observarse los primeros síntomas, con una disminución
sostenida del ritmo de la producción industrial.
En marzo de ese mismo año el índice Nasdaq de la llamada tecnología de
punta ya había comenzado a descender.
Se produce igualmente un enorme crecimiento del déficit comercial: en
1999 había sido de 264 mil 900 millones y en el 2000 se elevó a 368 mil
400 millones.
En el segundo trimestre del año 2000 el Producto Interno Bruto había
alcanzado un crecimiento de 5,7 por ciento; en el tercer trimestre
creció solamente 1,3 por ciento.
Desde octubre del 2000 comenzó a caer la producción del sector
industrial.
No obstante, a fines del año 2000, los puntos de vista sobre las
perspectivas y los pronósticos de la economía mundial eran todavía
bastante optimistas. La realidad comenzó pronto a mostrarse francamente
adversa.
Desde principios del 2001, el FMI, el Banco Mundial, la Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la Comisión
Europea, así como instituciones privadas, se vieron en la necesidad de
ajustar a la baja sus previsiones de crecimiento para el 2001 en las
distintas regiones.
El FMI pronosticó en mayo un 3,2 por ciento de crecimiento global en el
año 2001. Para Estados Unidos en particular la proyección de crecimiento
en ese mes era de 1,5 por ciento y para la zona del euro era del 2,4 por
ciento. Japón atravesaba su cuarta recesión en 10 años y se pronosticaba
un decrecimiento del menos 0,5 por ciento en el año.
El Director Gerente del FMI, Horst Kohler, en discurso pronunciado en
Ginebra ante el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas
(ECOSOC), el 16 de julio del 2001, señaló: "El crecimiento económico
está perdiendo el ritmo en todo el mundo. Esto puede resultar incómodo
para las economías avanzadas (los países desarrollados y ricos), pero
será una verdadera fuente de dificultades para muchos países con
mercados emergentes y en desarrollo (los países pobres y
subdesarrollados) y un retroceso en la lucha contra la pobreza."
La producción cayó en la mayoría de los países del Sudeste Asiático, con
excepción de China, y en América Latina. Según el Banco Mundial, el
crecimiento del Sudeste Asiático, que después de su impresionante caída
en 1997 comenzaba a recuperarse, pasaría del 7,6 por ciento en el 2000
al 4,5 por ciento este año, y el continente latinoamericano crecería un
2 por ciento, la mitad del crecimiento del 2000.
Otras instituciones también hacían pronósticos. La revista The Economist
estimaba en abril que el crecimiento mundial en el 2001 sería de tan
solo el 2,7 por ciento, lo que contrastaba con el resultado alcanzado en
el año 2000 del 4,6 por ciento, mientras que el intercambio comercial en
el mundo crecería en un 3,5 por ciento, comparado con un 13,4 por ciento
en el 2000.
Para la zona euro, la OCDE, en su informe semestral divulgado a
principios de mayo del 2001, estimaba que la Unión Europea crecería un
2,6 por ciento, lo que suponía un recorte de 0,5 puntos a su proyección
inicial.
El 10 de septiembre, solo un día antes de los sucesos en Nueva York y
Washington, el FMI revisó el curso de las predicciones de crecimiento de
la economía mundial y la de Estados Unidos, Europa y Japón de la
siguiente forma:
Economía Mundial
en por ciento de crecimiento:
Otoño del 2000 4,2
Marzo 2001 3,4
Primavera 2001 3,2
Septiembre del 2001 2,7
Iba cayendo progresivamente desde 4,2 a 2,7 en menos de un año.
Estados Unidos:
Otoño del 2000 3,2
Marzo 2001 1,7
Primavera 2001 1,5
Septiembre del 2001 1,5
Lo mismo, de 3,2 a 1,5 en igual período.
Japón:
Otoño del 2000 1,8
Marzo 2001 1,0
Primavera 2001 0,6
Septiembre del 2001 0,2
Los números son elocuentes.
Zona euro
Otoño del 2000 3,4
Marzo 2001 2,7
Primavera 2001 2,4
Septiembre del 2001 1,9
Sin excepción alguna, los tres grandes centros de la economía mundial
venían cayendo simultáneamente en su ritmo de crecimiento a menos de la
mitad en menos de un año. En el caso especial de Japón, se redujo a casi
cero.
Situación del empleo:
A finales del 2000, la tasa de desempleo en Estados Unidos era sólo de
3,9 por ciento. ¿Cómo evolucionó en el 2001?
Tasa de desempleo (por ciento):
Febrero 4,2
Marzo 4,3
Abril 4,5
Mayo 4,4
Junio 4,5
Julio 4,5
Agosto 4,9
Aunque no se conoce todavía el dato oficial, se calcula que el desempleo
alcance ya el 5,1 por ciento, cifra que en Estados Unidos no se había
registrado durante muchos años.
Hoy, 2 de noviembre, ya redactado este material, se acaba de publicar la
cifra oficial, que es de 5,4. En solo un mes se perdieron 415 mil
empleos. Es la mayor reducción neta de empleos desde mayo de 1980, hace
21 años.
La evolución en la tasa de desempleo es una muestra fehaciente del
deterioro que venía sufriendo esa economía justamente en los momentos
previos al ataque terrorista.
Como precedente importante hay que tener en cuenta que, en los últimos
cincuenta años, cuando la tasa de paro ha alcanzado los 5,1 ha
coincidido el inicio de un período recesivo.
El por ciento de la capacidad industrial utilizada en Estados Unidos en
el año 2001:
Febrero 79,2
Marzo 78,7
Abril 78,4
Mayo 78,0
Junio 77,1
Julio 77,0
Agosto 76,4
En agosto la producción industrial decayó 0,6 puntos porcentuales con
relación a lo alcanzado en julio. En los últimos doce meses la
producción industrial había sufrido una contracción de alrededor del 5
por ciento. Con el dato de agosto, ya sumaban once meses consecutivos de
contracción.
La cifra registrada en agosto está muy cercana al nivel más bajo
alcanzado desde 1983.
En el mes de agosto del 2001 se produjo un déficit de 80 mil millones de
dólares en el presupuesto.
En ese mismo mes, los congresistas demócratas ya señalaban que las
previsiones apuntaban a que el gobierno tendría que utilizar parte del
dinero de la seguridad social para financiar los gastos corrientes.
Durante el segundo trimestre del 2001 las importaciones norteamericanas
se contrajeron en 13,900 millones de dólares, mientras el bajo nivel de
actividad en el resto del mundo propició una reducción de las
exportaciones de 9,100 millones de dólares.
El valor de las acciones de los principales índices de la bolsa durante
el año 2001 ha decrecido de la siguiente forma:
Las del Dow Jones 18,06%
Nasdaq 66,42%
Standard & Poor's (S&P) 28,48%
Esto equivale a la pérdida de millones de millones en menos de un año.
Durante el año 2001, la Reserva Federal ha rebajado nueve veces las
tasas de interés. El objetivo es abaratar el costo del dinero, apuntalar
la confianza del consumidor y con esto impulsar la actividad económica.
Esa frecuencia frenética expresa desesperación.
Europa:
La producción industrial en la zona europea mostró un continuo descenso
en el primer semestre del año 2001. Esta disminución obliga a las
empresas a reducir el personal y esto, a su vez, reduce el consumo,
creándose así un círculo vicioso depresivo.
La inversión y el consumo se deprimieron, acentuándose la tendencia
hacia la recesión.
El Comisario europeo de Asuntos Monetarios declaró que la economía de
Europa crecerá solo un 1,5 por ciento este año, y los seis institutos de
investigación económica más prestigiosos de Alemania redujeron al 0,7
por ciento y 1,3 por ciento el crecimiento de este país para este año y
el próximo respectivamente, anunciando que la economía alemana está al
borde de la recesión, lo cual tiene un fuerte impacto negativo para
Europa, por cuanto a Alemania se le considera su "locomotora económica".
Japón:
El Producto Interno Bruto real del primer trimestre del 2001 en Japón
cayó más profundamente de lo esperado, mostrando un descenso del 0,2 por
ciento contra la expectativa de 0,1 por ciento, mientras que en el
segundo trimestre se contrajo en 0,8 por ciento adicional.
La producción industrial inició en marzo un descenso que en agosto ya
alcanzaba un 11,7 por ciento. Este fenómeno de seis meses consecutivos
de declive de la producción industrial no se manifestaba en la economía
japonesa desde el período de diciembre de 1991 a mayo de 1992 y sitúa la
producción industrial al nivel más bajo de los últimos siete años, lo
que significa una crisis peor que la financiera de 1997-1998, según
analistas japoneses.
El superávit comercial de Japón decreció 48 por ciento en julio de este
año.
Como medida de defensa, las empresas reducen plantillas, por lo que la
tasa de paro también ha aumentado, alcanzando el máximo histórico del 5
por ciento en agosto de este año, algo nunca visto en Japón.
América Latina
En agosto, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)
informaba que la región crecería solo un 2 por ciento en el 2001, apenas
la mitad de la expansión del pasado año (4 por ciento), retractándose
así de su anterior proyección, divulgada en mayo, donde consideraban un
aumento del Producto Interno Bruto de entre 2,7 por ciento y 3 por
ciento.
Según explican, esto es debido al debilitamiento mundial y a la
inestabilidad de algunos países claves de la región: Perú y Uruguay
mostrarán un crecimiento nulo; Brasil ha sido afectado por una escasez
de abastecimiento energético que ha golpeado su actividad productiva y
una devaluación de su moneda de aproximadamente 40 por ciento en este
año; y Chile frenó su reactivación. En el caso de México, se prevé un
débil crecimiento económico del 0,13 por ciento este año y del 1,74 por
ciento para el 2002. El gobierno originalmente proyectó un crecimiento
del 4,5 por ciento del Producto Interno Bruto para el 2001, pero lo ha
revisado a la baja en varias ocasiones por la disminución del ritmo de
la economía mundial, y en especial de Estados Unidos.
La CEPAL considera que el desempleo en la región ascenderá como mínimo
al 8,5 por ciento.
Algunas personas suelen hablar hoy tranquilamente de "la crisis
económica mundial ocasionada por los actos terroristas que tuvieron
lugar en Estados Unidos el 11 de septiembre y por la guerra contra
Afganistán desatada el día 7 de octubre". Esa afirmación carece de
fundamento alguno. Lo que acabo de referir lo demuestra
irrefutablemente. La crisis venía desatándose ya inconteniblemente.
Suelo recibir semanalmente un boletín con las noticias más importantes
de carácter económico procedentes de las más prestigiosas y confiables
fuentes públicas de información, o declaraciones textuales de
especialistas y dirigentes políticos. Recordaba especialmente el boletín
que recibí con fecha 8 de septiembre del 2001, precisamente tres días
antes de la gran tragedia ocurrida en Nueva York. En muchos años nunca
leí peores noticias sobre las perspectivas de la economía internacional
en un solo boletín.
Tuve la curiosidad de volver a revisarlo. De entre sus informaciones,
escogí varias que dicen textualmente:
"Hitachi Ltd., el mayor fabricante de productos electrónicos de Japón,
anunció que recortará este año 14.700 empleos, el 4 por ciento de su
plantilla, mientras se prepara para una pérdida de más de 1.000 millones
de dólares provocada por la caída del sector tecnológico."
"Los conglomerados japoneses rivales de semiconductores Toshiba Corp.,
NEC Corp. y Fujitsu Ltd. también advirtieron que planeaban recortar
miles de empleos." (CNN, 31.8.2001)
"El presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos manifestó que la
subida de los precios de la vivienda, al mismo tiempo que se ha
desplomado el mercado accionario, está generando dificultades al banco
central para diagnosticar el estado de la economía del país. Esta
divergencia 'podría tener implicaciones significativas' para el
crecimiento económico del país, declaró." (The Wall Street Journal,
31.8.2001)
"La Reserva Federal estadounidense ha advertido, en su último informe a
las entidades bancarias del país, que no han reforzado suficientemente
sus sistemas de control de riesgos como obliga la ralentización
económica que vive la economía internacional." (periódico español Cinco
Días, 3.9.2001)
"La Comisión Europea admitió ayer que la previsión del crecimiento
económico de la zona euro para este año estará por debajo del 2,5 por
ciento. Así lo reconoció el comisario de Economía y Finanzas, Pedro
Solbes, quien manifestó incluso que Bruselas tiene "algunas dudas" sobre
esta cifra. La rebaja de tasas de un cuarto de punto, anunciada la
semana pasada por el Presidente del Banco Central Europeo (BCE), ya
estuvo acompañada por un reconocimiento explícito de un error de
cálculo. 'Lo que hemos subvalorado es lo larga y severa que está siendo
la desaceleración en Estados Unidos', explicó Duisenberg. 'Si puedo
decirlo, nosotros, y también las autoridades de Estados Unidos, hemos
tenido tendencia a ser demasiado optimistas acerca de la duración y
profundidad de la desaceleración', dijo al recordar las opiniones del
Secretario del Tesoro, Paul O'Neill.
"Las dificultades de orientación del BCE están contenidas en ese escueto
análisis, que llega un poco tarde después de la paulatina reducción del
3,2 por ciento de la estimación de crecimiento en la eurozona, formulada
en enero, al 2 por ciento evaluado en estos días." (periódico español
Cinco Días, 3.9.2001)
"El Presidente de Estados Unidos reconoció su preocupación por el
persistente debilitamiento de la actividad económica norteamericana y
sus repercusiones sobre el mercado laboral. 'Soy consciente de los
problemas a los que se enfrentan las familias de trabajadores afectados
por la crisis económica, pero estoy convencido de que la economía
remontará la pendiente', afirmó ante reunión de grupos sindicales.
"Con una economía al borde de la recesión el Presidente trató de
convencer a los trabajadores norteamericanos de que conoce su situación
y de que está haciendo algo para solucionarlo. El asunto es complicado,
ya que el debilitamiento de la confianza de los consumidores, el
descenso de los mercados financieros y el tibio crecimiento de la gran
potencia mundial han provocado que en la agenda del Presidente primen
los asuntos económicos." (diario español Expansión, 4.9.2001)
Obsérvese que el presidente Bush, no muy aficionado a estos temas, hace
su declaración una semana antes del 11 de septiembre.
"El crecimiento está prácticamente detenido en Latinoamérica según datos
del Producto Interno Bruto del primer semestre."
"El balance del 2001 arrojará una nueva caída del Producto Interno Bruto
per cápita en la región, asegura el Banco Bilbao Vizcaya Argentaria en
su último informe sobre Latinoamérica. La entidad ha rebajado su
previsión de crecimiento para el conjunto de estos países desde el 3,9
por ciento inicial al uno por ciento, un nivel insuficiente para igualar
el crecimiento de la población.
"Las causas de este mayor pesimismo hay que buscarlas en una
desaceleración mundial superior a lo estimado a principios de año."
"La debilidad del crecimiento de las principales economías se ha
traducido en una fuerte reducción de la demanda externa y, por tanto, de
las exportaciones también en Latinoamérica.
"La economía mexicana es la que ha sufrido con mayor dureza sus
consecuencias, dada su alta dependencia de la actividad industrial de
Estados Unidos. Ello reducirá su crecimiento este año al 0,2 por ciento
-según la entidad- frente al 6,9 por ciento registrado en el 2000."
(periódico español Cinco Días, 4.9.2001)
"El número de despidos anunciados en Estados Unidos ya supera el millón
en lo que va del año, a pesar de que el ritmo de los recortes se frenó
en agosto. En total, las compañías estadounidenses anunciaron planes
para eliminar 140.019 puestos de trabajo durante ese mes. Esto
representa un 32 por ciento menos que el total de julio, pero más del
doble que los recortes registrados en agosto del 2000. De esta manera,
el total acumulado en los primeros ocho meses asciende a 1.120.000
empleos eliminados, un 83 por ciento más que el total de recortes para
todo el año 2000. El sector de telecomunicaciones sigue siendo el más
afectado, con el 19 por ciento de los empleos eliminados en lo que va
del año." (periódico español Cinco Días, 5.9.2001)
"A las serias dificultades presupuestarias de Alemania, Italia y las más
débiles de España, se unen las de Francia, cuyo déficit de caja subió un
16 por ciento en los cinco primeros meses del año." (diario español
Expansión, 5.9.2001)
"El Ministro de Economía germano, Werner Müller, admitió que el
crecimiento del Producto Interno Bruto del gigante alemán no alcanzará
este año el 1,5 por ciento. Hasta el momento solo había admitido que el
crecimiento estará "por debajo del 2 por ciento". Las declaraciones de
Müller suponen un nuevo jarro de agua fría para quienes habían apostado
por una pronta recuperación de la economía germana." (periódico español
Cinco Días, 5.9.2001)
"Cuando la industria de Estados Unidos empezaba a emitir algunas señales
positivas de recuperación, ahora es el sector de servicios el que se
encarga de echar un nuevo jarro de agua fría a las expectativas. La
actividad del sector de servicios se volvió a contraer en agosto, según
los datos de la Asociación Nacional de Gestores de Compras. Su índice
mensual de actividad pasó de 48,9 en julio a 45,5 puntos en agosto, lo
que supone el segundo mes consecutivo por debajo del nivel de 50, que se
considera la barrera entre la recesión y el crecimiento. En agosto se
produjo una fuerte caída de los nuevos pedidos, lo que indica un fuerte
deterioro de la actividad para los próximos meses. El dato superó con
creces los augurios de los analistas que esperaban una reducción mínima
de hasta 48 puntos." (periódico español Cinco Días, 6.9.2001)
"Según cifras del Fondo Monetario Internacional, entre 500.000 millones
y un millón y medio de millones de dólares al año -entre el 1,5 por
ciento y el 4,5 por ciento del Producto Interno Bruto mundial- generados
en actividades ilícitas son lavados a través del sistema bancario."
(diario español El País, 6.9.2001)
"El Banco Central del Reino Unido recortó hace poco su previsión de
crecimiento del Producto Interno Bruto al 2 por ciento para el 2001, el
nivel más bajo desde la recesión de principios de los años noventa."
(periódico español Cinco Días, 6.9.2001)
"La agencia Moody's (especializada en análisis de riesgos y considerada
líder mundial en la materia), advirtió ayer la posibilidad de rebajar la
calificación de los bonos soberanos de Japón."
"Hoy se dará a conocer el dato del Producto Interno Bruto del segundo
trimestre del año y las previsiones de los analistas apuntan a que
reflejará una caída de entre 0,9 por ciento y 1 por ciento. De ser así,
la economía entraría técnicamente en recesión después de que entre enero
y marzo el Producto Interno Bruto se contrajera un 0,2 por ciento. El
dato cuestiona el futuro de la segunda economía mundial en un contexto
de desaceleración acentuado por la debilidad de Estados Unidos."
(periódico español Cinco Días, 7.9.2001)
Como puede apreciarse, la crisis económica no es consecuencia de los
ataques del 11 de septiembre y de la guerra contra Afganistán. Esto solo
podría afirmarse por ignorancia o por interés de ocultar su verdadera
causa. La crisis es consecuencia del estruendoso e irreversible fracaso
de una concepción económica y política impuesta al mundo: el
neoliberalismo y la globalización neoliberal.
El acto terrorista y la guerra no originan sino hacen mucho más grave la
crisis. Lo que venía avanzando aceleradamente, se precipita de forma
inoportuna y abrupta. La humanidad tiene ahora que enfrentarse a tres
problemas sumamente serios, los cuales se potencian entre sí: el
terrorismo, la guerra y la crisis económica.
La crisis económica significa, además, la agudización de problemas de
gran trascendencia que están muy lejos de resolverse: la pobreza, el
hambre y las enfermedades, que matan cada año a decenas de millones de
personas en el mundo; el analfabetismo, la incultura, el desempleo, la
explotación del trabajo y la prostitución de millones de niños; el
tráfico y consumo de drogas, que moviliza e insume cientos de miles de
millones de dólares; el lavado de dinero; la falta de agua potable; la
escasez de viviendas, hospitales, comunicaciones, escuelas y centros
educacionales. Afecta derechos vitales de todos los seres humanos.
Especial impacto negativo tendrá la crisis en la lucha por el desarrollo
sostenible, la preservación del medio ambiente y la protección de la
naturaleza frente a la despiadada destrucción a que está siendo
sometida, y que ocasiona el envenenamiento de las aguas y de la
atmósfera, la destrucción de la capa de ozono, la deforestación, la
desertificación y la desaparición de animales y plantas. ¿Cómo es
posible que eso no se tenga para nada en cuenta?
Hay naciones e incluso regiones enteras de algunos continentes que
pueden desaparecer, si plagas tan temibles como el SIDA no son
combatidas con urgencia y vencidas por el hombre; si terrorismo, guerra
y crisis económica no son resueltamente enfrentados. Si alguna vez hizo
más falta que nunca la cooperación entre todos los países es esta vez.
Aunque resulta imprescindible volver sobre este tema antes de finalizar
mi exposición, deseo explicar primero cómo influye y con seguridad
influirá la actual situación internacional y la crisis económica sobre
nuestro país.
La crisis económica nos venía afectando en algunas de nuestras fuentes
principales de divisas convertibles.
Consecuencias inmediatas más directas: el precio del azúcar en el
mercado mundial se ha reducido de 9 a 6.53 centavos la libra; el precio
del níquel, otro de los renglones cuya producción se había incrementado
con reducción de costo y gasto en combustible, se redujo de 8.640
dólares la tonelada a 4.715 dólares; las ventas de tabaco, otro de
nuestros renglones más importantes de exportación, están disminuyendo en
todos los mercados. También limita otras exportaciones de bienes y
servicios que se estaban desarrollando.
Consecuencias directas del acto terrorista y la guerra desatada
A pesar de la crisis económica mundial que venía desarrollándose y la
elevación del precio de los pasajes por el costo del combustible, hasta
el 31 de agosto se recibieron un total de un millón 304 mil 597
visitantes, lo cual representaba un crecimiento del 8,7 por ciento sobre
igual período del año anterior, cuando se recibieron un millón 200 mil
76.
El número de visitantes que se alojaron en instalaciones del sistema de
turismo creció el 11,3 por ciento.
En septiembre, el número total de visitantes decreció, en solo 20 días,
en 9,9 por ciento respecto a igual mes del año anterior. Se estima que
la caída en el mes de octubre se elevará al 14 por ciento. Varadero y
Ciudad de la Habana, los dos de mayor importancia, son los polos más
afectados.
Era factible alcanzar el objetivo de dos millones de turistas, y al
primer millón se arribó tres semanas antes que el pasado año, en el
primer semestre. Ahora el crecimiento probable será apenas del 3 al 6
por ciento.
El golpe recibido por el Caribe fue aún más fuerte después del 11 de
septiembre. Ellos dependían más del turismo norteamericano.
Hay afectaciones adicionales por las causas señaladas y por otras causas
independientes del terrorismo y de la guerra:
Se limita la obtención de créditos al reducirse los ingresos en divisas.
Existen obligaciones financieras que deben saldarse aunque se reduzcan
los ingresos en divisas.
Casas de cambio
En las casas de cambio (CADECAS) se produjo un efecto inmediato tan
pronto se iniciaron los bombardeos. Para que se comprenda mejor,
necesito explicar que en los momentos más difíciles del período especial
nuestra moneda, el peso cubano, se devaluó hasta 150 pesos por un dólar.
Las medidas adoptadas y la creación de las CADECAS hicieron posible su
revaluación hasta 20 pesos por dólar. Esto significó un beneficio
importante para la población: revaluó su dinero y brindó a los
ciudadanos acceso a las tiendas en divisas.
A lo largo de más de cinco años nuestro país, caso único en el mundo, a
pesar del bloqueo y la guerra económica, logró mantener estable el valor
de su moneda, con mínimas fluctuaciones en una u otra dirección. Siempre
el banco obtenía una pequeña diferencia a su favor, porque las CADECAS
recibían más ofertas de dólares por pesos que ofertas de pesos por
nuestro peso convertible. La diferencia obtenida se dedicaba totalmente
a la adquisición en divisas de materias primas para elaborar productos
que se venden en pesos a la población, que van desde las flautas de pan
hasta cervezas etiqueteadas y otros muchos productos. Los fondos en
moneda nacional que se recuperaban, a su vez, servían para mantener la
estabilidad de la relación peso-dólar.
Se invirtió la situación: la oferta de dólares disminuyó y la compra de
pesos convertibles se incrementó. Durante 20 días consecutivos, con
excepción de tres, el banco suministró más dólares que los que recibió.
El saldo desfavorable alcanzó casi 4 millones de dólares.
En las CADECAS se opera bajo el principio de la oferta y la demanda; no
puede ser de otra forma. En consecuencia, el peso comenzó a devaluarse.
En determinado momento, el cambio alcanzó la cifra de 28 pesos por peso
convertible en varias provincias. Hace tres días se estabilizó en
alrededor de 26 por peso convertible, que es equivalente y transferible
de inmediato a dólar tan pronto lo solicite su tenedor.
El peso, en tales circunstancias, perdió el 18,18 por ciento de su
valor. Es una situación que debe seguirse de cerca. En estos instantes,
el país no debe arriesgar sus recursos en moneda convertible. Es nuestro
deber informar a los ciudadanos a fin de que, en cada circunstancia,
adopten la decisión que estimen más razonable. En momentos en que la
situación presione por la devaluación del peso, no deben dejarse llevar
por consejos de especuladores ni por el temor.
No se puede olvidar que la Revolución, en condiciones tan duras como las
de 1994, fue capaz de iniciar la reducción del cambio de 150 pesos por
dólar a 20 por dólar y lo mantuvo alrededor de esa cifra durante muchos
años. La población tiene la oportunidad de hacer depósitos a plazo fijo
en pesos, por los cuales recibe un interés anual del 7,5 por ciento, el
triple de lo que se paga por el dólar, y el 50 por ciento más de interés
que por el peso convertible.
Al final, la Revolución ganará también esta batalla contra las
consecuencias de la crisis económica internacional, por grave que esta
llegue a ser, y su dinero se revaluará en cualquier circunstancia.
La Revolución, con toda la autoridad moral que posee, les garantiza a
todos los ciudadanos:
Que las CADECAS no serán cerradas.
Que todos los depósitos, sean en pesos cubanos tradicionales, sean en
pesos convertibles, sean en dólares, serán respetados de manera
absoluta.
Que las tiendas que venden en divisas, y a las cuales tienen en mayor o
menor grado acceso todos en dependencia de sus ingresos en una u otra
moneda, no serán cerradas.
Los mercados agropecuarios se mantendrán.
El valor del peso cubano se defenderá resueltamente. No se incrementará
un solo centavo al precio de los bienes y servicios que hoy recibe el
pueblo a precios oficiales, tanto en productos racionados como no
racionados. En esta política únicamente podrán variar los precios de los
mercados agropecuarios, por razones obvias, ya que se rigen por la
oferta y la demanda; los mercados paralelos, que deben tomar como
referencia el comportamiento de los mercados agropecuarios, y siempre
por debajo de ellos en dependencia de nuestros recursos; también son
variables, como lo han sido siempre, los precios de las tiendas en
divisas.
Los precios de los 700 mil televisores chinos que se distribuirán a la
población en moneda nacional se regirán por el cambio de 20 pesos por
dólar, tal como se ha decidido, con los plazos que se acuerden, sin tasa
de interés alguna.
No hemos vivido en vano diez años de período especial.
Hoy, desde luego, la preocupación principal de nuestro pueblo y de
nuestro planeta es que sea preservada la paz, sin la cual el mundo
marcharía hacia un fatal abismo. Y por esa paz lucharemos con valentía,
honor y dignidad, como lo hemos hecho siempre.
A la crisis económica nos enfrentaremos victoriosamente. Ningún
sacrificio nos intimida, ni siquiera el de la vida. Eso se conoce muy
bien. Hemos soportado todos los sacrificios durante muchos años. Los que
pensaban que la Revolución duraría semanas, hoy admiran nuestra heroica
capacidad de resistir y avanzar.
Largas páginas se podrían llenar con las proezas realizadas. Basta
enumerar algunas:
Antes del período especial se ponían en explotación 80 centavos por cada
peso invertido, cifra que cayó a 50 centavos en 1994; hoy es de 91
centavos. En 1994 una habitación de hotel se construía en alrededor de
12 días y en el año 2000 se redujo a 2,2 días.
El déficit presupuestario se ha mantenido por debajo del 3 por ciento
del Producto Interno Bruto en los últimos cinco años, cuando llegó a ser
el 33,5 por ciento en 1993.
Se incrementa la productividad del trabajo en un 19 por ciento.
Prácticamente el 75 por ciento del crecimiento de la economía responde a
este factor.
El turismo crece en 8 veces sus ingresos y en 5 veces la cantidad de
turistas. Esto se alcanza aumentando en solo 3 veces las habitaciones y
en 2 el número de trabajadores.
La producción de petróleo, que era de 500 mil toneladas al iniciarse el
período especial, se eleva ya al equivalente de 3 millones 600 mil entre
petróleo y gas. En eso no vacilaremos en invertir. El próximo año
rebasará la cifra de 4 millones. Por cada tonelada de petróleo y gas
cubano que se utiliza en la producción de energía eléctrica y en otras
industrias, el país se ahorra el 60 por ciento de su precio en divisas
convertibles.
Además del petróleo y el gas, hoy se alcanzan iguales o muy superiores
niveles de producción que los de 1989, en turismo, producciones para el
mercado interno en divisas, generación eléctrica, níquel, viandas y
hortalizas, cítricos, medicamentos, tabaco torcido de exportación, entre
otras producciones, además de los resultados en la educación, la salud,
la cultura, los deportes y la ciencia.
El consumo diario de calorías per cápita pasó de 1.948 kilocalorías en
el año 1994 a 2.578 el pasado año y de 47,7 gramos de proteínas a 68,3
gramos en igual período.
En 1994 el salario medio fue de 185 pesos, este año debe terminar en
242, mientras que el ingreso medio, que incluye los ingresos por
estimulación y otras asignaciones en especie, llegará a 373 pesos.
El 82 por ciento de los trabajadores del sector presupuestado, que son
1.091.200, han recibido incrementos de salario.
El 73,3 por ciento de los trabajadores del sector empresarial, que
significan 1.322.000, se encuentran vinculados a sistemas de pago por
resultados.
Más de 1.200.000 trabajadores cuentan con sistemas de estímulos en pesos
cubanos convertibles o equivalentes.
Los mercados agropecuarios, desde que surgieron en 1994, disminuyeron en
84 por ciento sus precios. Los mercados agropecuarios estatales, ya
extendidos en todo el país, con promedios de precios más baratos por
libra, han tenido un efecto de contención en el incremento de precio de
aquéllos.
El desempleo, que llegó a ser del 8 por ciento en los peores años del
período especial, bajó a 5,4 por ciento en el 2000. Las diferencias
entre regiones son objeto de una especial atención.
En 1994 hubo 344 días con apagones, casi todos los días, y se dejó de
servir 1,2 millones de MWh por déficit de potencia; el pasado año fueron
77 días con 64 mil MWh dejados de servir.
El consumo residencial crece en los últimos 4 años en un 16 por ciento.
El crecimiento podía haber sido del 25 por ciento si no se hubiera
aplicado el programa de ahorro.
Hay una mayor protección del medio ambiente, disminuyendo la carga
contaminante que se encuentra en los diferentes medios (suelos, agua,
atmósfera). El crecimiento económico no se realiza a costa del deterioro
ambiental, sino mejorando este, lo que está acorde con el desarrollo
sostenible.
Se eleva la población servida con agua potable, del 82 por ciento al 94
por ciento, beneficiándose más de un millón 200 mil habitantes por la
construcción de sistemas de abasto en 2.454 comunidades rurales.
Prácticamente toda el agua del país se clora.
Está en marcha un programa de gasificación que desde finales de 1998
hasta la fecha ha beneficiado a más de un millón de personas de 268.209
núcleos familiares que dejaron de consumir queroseno y utilizan gas de
balón.
Se desarrolla el programa de telefonía, que comenzó en 1999,
incrementándose 146.750 servicios hasta el momento.
Todos los teléfonos públicos fueron cambiados por digitales. En 1999
había instalados 11.860 teléfonos públicos; el 2000 terminó con 18.000.
Este año se instalarán otros 4.700.
Se han construido en los últimos 5 años unas 320 mil viviendas, que
benefician a más de un millón 200 mil personas.
Se han garantizado los servicios de seguridad social y la protección a
los sectores más vulnerables.
En estos diez años de período especial se han pagado más de 17 mil
millones de pesos en jubilaciones y pensiones.
Es innecesario hablar de la batalla de ideas y del colosal proyecto
social que ustedes conocen y que nos conduce a un socialismo mucho más
justo y perfecto y a la meta de convertirnos en el pueblo más educado y
culto del mundo. Baste decir que comprende 70 programas y cientos de
tareas, varios de los más importantes ya cumplidos.
Algunos sueños futuros tendrán que esperar, pero estos se cumplirán.
Las inversiones más importantes ya están hechas, y fueron mínimas. El
papel fundamental lo ha jugado y lo seguirá jugando el inmenso capital
humano de nuestro pueblo.
Hoy políticamente estamos más unidos y fuertes que nunca.
Estamos mucho mejor preparados para enfrentar esta situación.
Nuestra justicia social permite proteger a todos los ciudadanos.
Existe mayor organización en nuestras instituciones políticas y de
masas, en nuestro Estado y en nuestro Gobierno.
Nuestro sistema empresarial se va perfeccionando. Hemos aprendido a
producir con pocos recursos, más eficacia y más disciplina.
Conocemos lo que ha venido pasando en el mundo con los que renunciaron
al socialismo y han aplicado las recetas neoliberales.
Contamos con un pueblo cada día más culto, más consciente y mejor
preparado en todos los sentidos.
Al iniciarse el período especial nuestra ideología socialista había
sufrido un terrible golpe. Hoy el terrible golpe lo recibe la ideología
del adversario con su profunda crisis económica e ideológica.
Les advertí que antes de finalizar volvería al tema del terrorismo, la
guerra y la crisis económica internacional.
Aunque nuestra posición es conocida, me parece conveniente recordar que
el mismo día 11 de septiembre, a pocas horas de los hechos, y habiendo
expresado nuestra condena total al brutal acto y nuestra solidaridad
sincera y desinteresada al pueblo de Estados Unidos -ya que no pedimos
ni esperamos nada a cambio-, expresamos una convicción que hasta hoy
mantenemos con más fuerza y seguridad que nunca: "Ninguno de los
actuales problemas del mundo se puede resolver por la fuerza. [...] La
comunidad internacional debe crear una conciencia mundial contra el
terrorismo. [...] Sólo la política inteligente de buscar la fuerza del
consenso y la opinión pública internacional puede arrancar de raíz el
problema. [...] Este hecho tan insólito pudiera servir para crear la
lucha internacional contra el terrorismo. [...] El mundo no tiene
salvación si no sigue una línea de paz y de cooperación internacional."
Una semana después, en San Antonio de los Baños, expresé a nombre de
nuestro pueblo: "Pase lo que pase (es decir, haya o no guerra), no se
permitirá jamás que nuestro territorio sea utilizado para acciones
terroristas contra el pueblo de Estados Unidos."
Añadí algo más: "Todo cuanto esté a nuestro alcance lo haremos para
evitar acciones de ese tipo contra él. Hoy le expresamos nuestra
solidaridad con nuestra exhortación a la calma y a la paz. Algún día nos
darán la razón."
Una semana más tarde, el 29 de septiembre, en la Tribuna Abierta de la
Revolución en Ciego de Avila, continué insistiendo en nuestros puntos de
vista: "Nadie se haga, sin embargo, la ilusión de que los pueblos y
muchos dirigentes políticos honestos dejarán de reaccionar tan pronto
las acciones de guerra sean una realidad y sus horribles imágenes
comiencen a conocerse. Estas ocuparán entonces el espacio de las tristes
e impactantes imágenes de lo ocurrido en Nueva York, cuyo olvido
ocasionaría un daño irreparable al sentimiento de solidaridad con el
pueblo norteamericano, que hoy constituye un factor fundamental para
liquidar el fenómeno del terrorismo sin necesidad de guerras de
imprevisibles consecuencias y sin la muerte de un número incalculable de
personas inocentes.
"Ya se observan las primeras víctimas: millones de personas huyendo de
la guerra, imágenes de niños cadavéricos que conmoverán al mundo sin que
nada pueda impedir que se conozcan."
Los hechos que van ocurriendo nos dan cada vez más la razón.
Un editorial del periódico Granma, órgano oficial de nuestro Partido,
del 8 de octubre, publicado a las pocas horas de iniciada la guerra,
expresaba: "No es una guerra contra el terrorismo; [...] es una guerra
cuyas operaciones militares lo harán mucho más complicado y difícil de
erradicar. Un remedio peor que la enfermedad.
"Ahora lloverán noticias sobre bombas, misiles, ataques aéreos, avance
de blindados con tropas de etnias aliadas a los invasores, desembarcos
aéreos o avances por tierra de fuerzas elites de los países atacantes;
ciudades tomadas, incluida la capital, en tiempo más o menos breve;
imágenes por televisión de cuanto permita la censura o escape de la
misma. Los combates serán contra los naturales del país y no contra los
terroristas. No hay batallones ni ejércitos de terroristas. Este
constituye un método tenebroso, un concepto siniestro de lucha, un
fantasma."
Ya a 26 días de bombardeo sin tregua, los que hayan seguido día a día
los acontecimientos, pueden observar que lo ocurrido hasta hoy marcha
exactamente como lo habíamos previsto.
La guerra había comenzado inexorablemente. Sabíamos que era muy difícil,
prácticamente imposible que no ocurriera así. Mas no por ello, ni antes
ni después nos desalentamos, ni abandonamos nuestras posiciones.
Insistimos en que había que luchar contra el terrorismo y contra la
guerra. No nos animó nunca espíritu alguno de revanchismo o rencor
contra Estados Unidos. Con pesar, meditaba acerca del error que a mi
juicio estaba cometiendo, mas no pronuncié nunca insulto u ofensa
personal alguna. No pocas veces he afirmado ante los que participan en
esta gran lucha de ideas: no hay que herir personalmente a nadie.
Enumerar los hechos, evitar adjetivos, analizar fríamente, usar
argumentos. Eso preservará nuestra autoridad moral y nadie tendrá
derecho a cuestionar la fortaleza y sinceridad de nuestras posiciones.
Temo hoy que si existió la posibilidad de derrotar al terrorismo sin
guerra, mediante la cooperación y el apoyo unánime de toda la comunidad
internacional, que diera lugar a medidas verdaderamente eficientes y a
la formación de una profunda conciencia moral contra el terrorismo, cada
día que pase esa posibilidad se aleje.
Lo peor sería llegar al punto en que ya no sea posible encontrar una
solución por aquella vía, porque veo cada vez con más claridad cuán
absurdo e imposible es resolverlo mediante la guerra. Trato de adivinar
qué pasaba por la mente de los estrategas políticos y militares de
Estados Unidos. Tal vez pensaron que el colosal despliegue de fuerzas
doblegaría la voluntad de los talibanes; tal vez hubo la esperanza de
que el golpe demoledor inicial alcanzaría ese objetivo. Todo el mundo
conoce el cálculo de la OTAN en la guerra contra Yugoslavia; la idea era
que el objetivo sería alcanzado en 5 días y habían transcurrido casi 80
sin haberlo alcanzado. Se sabe igualmente que, pese al despliegue
extraordinario de técnica y medios, el ejército serbio estaba
prácticamente intacto. No poca fue la presión de los enviados de Rusia y
Finlandia para "persuadir" al adversario por la vía diplomática cuando
había llegado la hora de combatir por tierra, algo que agradaba muy poco
a muchos miembros de la coalición.
No comparto el criterio de que el objetivo de Estados Unidos en
Afganistán era buscar petróleo. Lo relaciono más bien con una concepción
geoestratégica. Nadie comete semejante error para buscar petróleo, menos
si se trata de un país que tiene acceso a cualquier petróleo del mundo,
incluso a todo el petróleo y el gas ruso que desee. Basta con que
invierta, lo compre y lo pague. En virtud de sus privilegios, incluso lo
puede adquirir imprimiendo papeles de la Reserva a 30 años. Así ha
comprado productos y servicios por más de 5,6 millones de millones de
dólares a lo largo de más de 80 años.
La acción militar en Afganistán está repleta de peligros. Es una región
sumamente conflictiva, donde dos grandes países han librado varias
guerras. Existen entre ellos profundos antagonismos nacionales y
religiosos. La población del territorio en disputa es mayoritariamente
musulmana. Enconados los ánimos, nadie puede asegurar que no estalle una
guerra. Ambos poseen armas nucleares. Tan grave es ese riesgo como el de
que la guerra desestabilice al gobierno de Pakistán. Se le coloca en una
posición sumamente compleja. De allí surgieron los talibanes, comparten
la misma etnia pashtún con un número indeterminado no menor de diez
millones de paquistaníes. Utilizo la cifra más pequeña de las
mencionadas. Comparten también con fervor fanático las mismas creencias
religiosas.
Los militares norteamericanos suelen ser estudiosos de su oficio. He
conocido a varios de ellos cuando, después de retirados, han visitado a
Cuba como académicos. Escriben libros, narran historias y realizan
análisis políticos. Nada me extrañó la información dada a conocer el 29
de octubre en la revista The New Yorker, de que existía un plan de
contingencia para tomar posesión de las cabezas nucleares de Pakistán si
un grupo radical ocupara el gobierno de ese país.
Es absolutamente imposible que los estrategas norteamericanos no hayan
previsto ese riesgo real. Cada bomba que cae sobre Afganistán, cada
imagen de niños muertos, agonizando o sufriendo de horribles heridas,
incrementa ese riesgo. Lo que no imagino es cuál será la reacción de los
responsables de proteger esas armas ante esa posible acción, que es ya
tan pública como la Crónica de una Muerte Anunciada, de García Márquez.
Ignoro lo que los servicios norteamericanos deben conocer muy bien:
dónde se guardan esas cabezas nucleares, cómo se guardan y cómo se
protegen. Trato de imaginarme -y no resulta fácil- cómo sería una acción
de ese tipo con tropas elites. Tal vez alguien cuente algún día cómo se
hace. Más aún me cuesta imaginarme cuál sería el cuadro político tras
una acción de ese tipo, y la lucha entonces sería contra más de 100
millones de musulmanes adicionales. El gobierno de Estados Unidos ha
negado la noticia de tal plan de contingencia. Era de esperarse. No
tenía otra alternativa.
La pregunta más lógica que puedo hacerme es si acaso los jefes de
gobierno y estadistas amigos de Estados Unidos, con larga experiencia
práctica y política, no vieron los peligros potenciales señalados, y por
qué no se los advirtieron, por qué no los disuadieron. Está probado que
a Estados Unidos sus amigos le temen, pero no lo estiman.
Siempre resulta difícil hacer conjeturas sobre tales temas. De algo sí
puedo estar absolutamente seguro: basta con que 20 mil ó 30 mil hombres
utilicen métodos inteligentes de guerra irregular, los mismos que quiere
emplear Estados Unidos, y esa lucha puede durar 20 años. Es
absolutamente imposible reducir a los adversarios afganos en una guerra
irregular con bombas y misiles, sea cual fuere el calibre o la potencia
de esas armas, en un terreno como el de aquel país.
El momento psicológico más difícil ya lo rebasaron. Todo lo han perdido:
familia, bienes, edificaciones. No les queda absolutamente nada que
perder. Ninguna lógica indica que depondrán las armas, aun cuando sus
jefes principales sean eliminados. El empleo de armas nucleares
tácticas, como sugieren algunos, sería multiplicar por cien el error y,
junto a él, una irresistible crítica y un aislamiento universales. Por
ello, nunca he creído que tales tácticas hayan pasado seriamente por la
mente de los que dirigen ese país, ni aun en medio de la mayor ira.
Son reflexiones que expreso en voz alta. Pienso que se es solidario con
el pueblo norteamericano, que perdió miles de vidas inocentes, incluidos
niños y niñas, jóvenes y ancianos, hombres y mujeres, en una agresión
atroz, si con franqueza se dice lo que se piensa. Que no sea inútil el
sacrificio de aquellas vidas; que sirva para salvar muchas vidas, para
demostrar que el pensamiento y la conciencia pueden más que el terror y
la muerte.
No sugerimos que crimen alguno que se cometa sobre la Tierra quede sin
castigo. No tengo elementos de juicio para acusar a nadie; pero si los
culpables fuesen los que el gobierno de Estados Unidos trata de castigar
y eliminar, nadie debe albergar la menor duda de que de la forma en que
lo están haciendo, engendrará altares donde millones de hombres y
mujeres venerarán como santos a los que ellos suponen sus victimarios.
Más valdría un gigantesco altar a la paz, donde la humanidad rinda
tributo a todos los que hayan sido víctimas inocentes del terror y la
violencia ciega, sea un niño norteamericano o un niño afgano.
Lo dice un adversario de la política de Estados Unidos, que cree tener
una idea de la historia, la psicología y la justicia humana; no un
enemigo.
Habiendo llegado a este punto, me falta abordar un último tema.
Es absolutamente incomprensible lo que está ocurriendo con el ántrax. Se
ha creado un verdadero y sincero pánico. Los stocks de medicamentos
contra esa bacteria se agotan. Muchas personas adquieren máscaras y
artefactos de todo tipo, algunos de los cuales cuestan miles de dólares.
Las extravagancias pueden ocasionar más daños que la propia enfermedad.
Cuando una enfermedad surge, cualquiera que sea la causa, lo esencial es
advertir e informar a la población en qué consiste y qué medidas debe
tomar para prevenirla, diagnosticarla o combatirla.
Las enfermedades se trasmiten de un país a otro por vías naturales, que
pueden ser a través de personas, animales, plantas, alimentos, insectos,
productos comerciales y mil formas diferentes, sin que nadie tenga que
producirlas en laboratorios. Así ha ocurrido históricamente. Por algo
existen tantas reglamentaciones sanitarias. El tipo de caos y reacción
psicológica creada por el ántrax convierte a la sociedad norteamericana
en rehén de quienes deseen hacerle daño por esa vía, sabiendo de
antemano que sembrarán el terror.
Nuestro país ha tenido que enfrentarse en numerosas ocasiones a nuevas
enfermedades que afectan a personas, cultivos y rebaños, muchas de ellas
introducidas intencionalmente. No por gusto el país cuenta con 67.128
médicos y miles de técnicos en sanidad vegetal y animal. Nuestra
población sabe lo que debe hacer de inmediato.
Ningún país del mundo posee más centros de investigación, laboratorios y
medicamentos, o la capacidad de producirlos o adquirirlos, para combatir
esa y cualquier otra enfermedad que Estados Unidos.
Ante riesgos reales o imaginables, presentes o futuros, no hay otra
alternativa que educar a la población para enfrentarlos. Eso hemos hecho
los cubanos.
Deben ser analizadas las causas que originaron el pánico. Ciertamente no
podría afirmarse que Estados Unidos esté exento de riesgos de acciones
terroristas. Mas no creo que en las actuales circunstancias de alerta
generalizada y las medidas tomadas ningún grupo interno o externo pueda
organizar una acción coordinada, organizada en todos los detalles
durante largo tiempo, sincronizada y ejecutada con precisión como la
realizada el 11 de septiembre. A mi juicio el mayor riesgo puede
provenir de acciones individuales, o de muy pocas personas desde dentro
o desde el exterior que pueden ocasionar daños de mayor o menor
magnitud. Ninguno debe subestimarse. Pero tan importante o más que las
medidas preventivas frente a tales riesgos, es desarmar psicológicamente
a los potenciales ejecutores: una gama que va desde los que quieran
realizarlo por extremismo político, espíritu de venganza u odio, hasta
un número no subestimable de individuos frustrados, desequilibrados o
dementes que se sientan atraídos por la espectacularidad o el deseo de
ser actores de sonados hechos, en cuyas manos estaría enloquecer al
pueblo de Estados Unidos, por el daño que está ocasionando el envío de
las cartas con o sin ántrax. Hágase todo lo posible para que cese el
pánico, las extravagancias y el caos, y disminuirá el peligro.
A Cuba también llegan y circulan cartas y tarjetas con polvitos y cosas
extrañas. Ciento dieciséis han sido detectadas entre el 15 y el 31 de
octubre: 72 procedentes del exterior; 36 de Estados Unidos, 8 de Gran
Bretaña, 3 de Canadá, 2 de República Checa, 2 de España, 2 de Holanda, 1
de Dinamarca, 1 de México, 1 de Australia, 1 de Brasil, 1 de Alemania, 1
de Chile y 1 de Emiratos Arabes. Veinticinco de ellas estaban dirigidas
a mí. Agradezco su amabilidad a los remitentes. Nuestros laboratoristas
se están convirtiendo en verdaderos expertos. Treinta y una se
originaron y circularon dentro del país, varias con el propósito de
realizar pesadas bromas; 5 eran remitidas desde Cuba al exterior: dos
hacia Estados Unidos, una para Pakistán, una para Italia y una para
Costa Rica; 8 sin determinar procedencia. De las 116 cartas examinadas,
excepto 24 que están en proceso de análisis, en ninguna se determinó la
presencia de agentes biológicos. Ni un solo trabajador de las oficinas
de Correos, de Palacio, o de los laboratorios ha sido contaminado.
Gozamos de perfecta salud. No hubo sensacionalismo, escándalo, alarma ni
pánico alguno. Nadie adquirió medicamentos ni caretas antigases. Les
cuento el episodio únicamente para ilustrar lo que dije sobre lo
incomprensible de lo ocurrido con el ántrax en Estados Unidos. Aun
cuando una bacteria fuese introducida, no habría producido pánico; todo
el mundo sabría qué debe hacer. Lo que con toda seguridad sería muy
difícil es que de Cuba salga una carta con virus o bacterias patógenas
para otro país. Nos complace saber que dos cartas dirigidas a Estados
Unidos no hayan podido llegar, ni tampoco las otras tres a otros países.
Así será nuestra cooperación en todos los sentidos con todos los pueblos
del mundo. Tanto nuestros médicos y otros especialistas, como nuestros
técnicos, nuestros centros de investigación y nuestra modesta
experiencia estarán al servicio de la lucha contra el terrorismo
biológico y otras formas de terror.
Si está probado que a Estados Unidos sus amigos le temen pero no lo
estiman, Cuba no teme en lo más mínimo el inmenso poder de ese país,
pero es capaz de estimar a su pueblo.
Muchas gracias.
------------------ schnapp --------------------------------
Quelle: http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/2001/esp/f021101e.html
deutsche Übersetzung folgt, sobald sie verfügbar ist.
Lüko Willms http://www.mlwerke.de
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