El suelo más productivo está desaparecido en el mundo - Noticias Ambientales Internacionales

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Graciela Mariani

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Jun 6, 2019, 8:17:06 PM6/6/19
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Noticias Ambientales Internacionales


El suelo más productivo está desaparecido en el mundo

Posted: 05 Jun 2019 08:00 PM PDT



El mundo necesita tierra fértil para cultivar el 95% de sus alimentos, pero está desapareciendo rápidamente

Fecha de Publicación
: 06/06/2019
Fuente: The Guardian / Rebelión
País/Región: Internacional


El mundo cultiva el 95% de sus alimentos en la capa más superficial del suelo, lo que hace del mantillo uno de los componentes más importantes de nuestro sistema alimentario. Sin embargo, gracias a las prácticas agrícolas convencionales, casi la mitad del suelo más productivo ha desaparecido en el mundo en los últimos 150 años, amenazando los rendimientos de las cosechas y contribuyendo a la contaminación por nutrientes, a la aparición de zonas muertas y a la erosión. Solo en EEUU, el suelo de las tierras cultivables se está erosionando 10 veces más rápido de lo que puede regenerarse.
Según María-Elena Semedo, de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, si continuamos degradando el suelo al ritmo al que lo estamos haciendo ahora, el mundo podría quedarse sin tierra fértil en unos 60 años. Sin tierra fértil, la habilidad de la tierra para filtrar agua, absorber carbono y alimentar a la gente se desmorona. No solo eso, sino que los alimentos que cultivemos probablemente tendrán una menor cantidad de nutrientes vitales.
La combinación moderna de labranza intensiva, falta de cultivos de cubierta, fertilizantes sintéticos y pesticidas, está dejando a la tierra sin los nutrientes, minerales y microbios que sustentan una vida sana de las plantas. No obstante, hay algunos agricultores que están intentando ir contra esta tendencia para salvar sus tierras y sus medios de subsistencia.
“No queremos volver a ver nuestro suelo a no ser que lo andemos buscando,” dice Keith Berns, un agricultor de Nebraska que no ha tocado un arado en tres décadas.
Él y su hermano, Brian, comenzaron con la práctica de la siembra directa en su granja de 2.100 acres, donde cultivan maíz y soja, cuando se dieron cuenta de que así podrían incrementar el carbono, los nutrientes y el agua disponible en el suelo. Su granja se encuentra en una zona del país bastante árida y mantener la humedad de la tierra es su principal prioridad. Con un aumento del 1% de carbono, un acre de tierra puede retener unos 40.000 galones adicionales de agua.
Una vez que dejaron de labrar, la familia Berns vio como la materia orgánica del suelo aumentaba, lo que puede tener el beneficio añadido de hacer que los alimentos cultivados en ese suelo sean más nutritivos.
La materia orgánica, una parte del suelo que contiene plantas y tejidos animales en descomposición, sirve como reserva de nutrientes que alimentan a los microbios que proporcionan nitrógeno para el crecimiento de las plantas y que secuestran carbono. Cuanta más materia orgánica, más microrganismos puede albergar el suelo.
“En un puñado de tierra hay más organismos que gente hay en la tierra,” dice Rob Myers, un científico del suelo de la Universidad de Missouri Con un aumento de materia orgánica, los Bernses cultivaron más alimentos usando menos agua y menos fertilizantes.
En los años 90 comenzaron a plantar cultivos de cubierta entre cosechas. El centeno y el trigo sarraceno, entre otros cultivos de cubierta, proporcionan más materia orgánica al suelo, alimentando así a microorganismos como bacterias y hongos. Estos cultivos también fijan el nitrógeno en el suelo y reducen la erosión.
En medio de la preocupación por la pérdida de tierra fértil, la siembra directa y los cultivos de cubierta se están haciendo cada vez más populares, según el Censo de Agricultura de EEUU de 2017. El cuarenta por ciento de las tierras de cultivo de EEUU se gestionan en granjas de siembra directa, frente al 32% de 2012.
Aunque su uso todavía no está muy implantado, los cultivos de cubierta se están popularizando entre los agricultores, especialmente en el cinturón del maíz del país. A nivel nacional, los agricultores plantaron cultivos de cubierta en 15 millones de acres, un 50% más que hace cinco años.
Los hermanos Berns vieron este cambio de primera mano. Cuando al principio decidieron plantar cultivos de cubierta tuvieron dificultades para encontrar semillas. Viendo que había una carencia en el mercado, en 2009 montaron su propia empresa de semillas de cultivos de cubierta, una mezcla que los agricultores conocen ahora como coctel de cultivos para sembrar en otoño. Durante el primer año vendieron semillas suficientes para cubrir 2.000 acres. El año pasado vendieron las suficientes para cubrir 850.000.
La sensación de urgencia por el problema que plantea la escasez de tierra fértil está creciendo a la vez se predice que el planeta podría alcanzar los 9 mil millones de habitantes para 2050. Sin un sistema de cultivo sano, los agricultores no serán capaces de alimentar a la creciente población mundial, dice Dave Montgomery, un geólogo de la Universidad de Washington y autor del libro Cultivando una Revolución: Devolviendo la Vida al Suelo (Growing a Revolution: Bringing Our Soil Back to Life)
Para ver lo que le sucede a las civilizaciones que perdieron el suelo fértil que necesitaban para cultivar alimentos, no nos tenemos que ir más allá de Siria o Libia. Los registros romanos de tributos muestran que en esas áreas se cultivaba gran cantidad de trigo, pero a medida que los agricultores siguieron arando sus campos, expusieron a la intemperie a los valiosos microbios y el mantillo erosionó. Hoy en día esas zonas tienen muy poco suelo en el que cultivar.
“En sociedades que pierden su tierra fértil, sus descendientes son quienes pagan el precio,” dice Montgomery. “La naturaleza necesita mucho tiempo para crear suelo.” Algunos cálculos dicen que se pueden necesitar 500 años para que se desarrolle un mantillo sano y menos de un siglo para que se degrade.
El mundo también se está enfrentando a una crisis de nutrición. Un estudio de 2004 publicado en la Revista del Colegio Americano de Nutrición (American College of Nutrition) comparó los nutrientes en cosechas de 1950 con los de las cosechas de 1999 y encontró descensos en proteínas, calcio, fosforo, hierro, vitamina B12 y vitamina C.
La práctica de cultivar una o dos variedades, como maíz y soja, aceleró la degradación del suelo, según Montgomery. Las políticas del gobierno animaron a los agricultores estadounidenses a especializarse, lo que resultó en monocultivos que necesitan cada vez más agua, fertilizantes y pesticidas.
Las prácticas, sin embargo, están cambiando, dice Montgomery y Myers. “Creo que estamos viendo un gran movimiento, pero que justo está empezando a crecer”, dice Montgomery.
Mejorar la salud del suelo paga dividendos, pero las inversiones en suelo fértil puede necesitar años para mostrar resultados. Este es el reto al que se enfrentan los agricultores que funcionan con márgenes ajustados, según Montgomery, que dice que el gobierno debería hacer más para incentivar las mejores prácticas.
Bern sugiere que los agricultores hagan esos cambios despacio, usándolos en una parcela cada vez. En los estados del Atlántico medio como Meryland y Virginia, los gobiernos locales han incentivado a los agricultores, a través de subvenciones, para que planten cultivos de cubierta, lo que ha aumentado el ritmo de adopción de esas prácticas en estos últimos 20 años.
Nos jugamos mucho. Si los agricultores de los EEUU y de todo el mundo siguen sin darle un mayor valor a lo que alimenta sus cosechas, podríamos estar enfrentándonos a una catástrofe inimaginable, según Myers: “Tenemos que tener esa tierra fértil, es fundamental para nuestra supervivencia”. 

Nueva baja de la caza furtiva de elefantes

Posted: 05 Jun 2019 08:00 PM PDT



Disminuye la caza furtiva de elefantes

Fecha de Publicación
: 06/06/2019
Fuente: National Geographic
País/Región: Internacional


El furtivismo de estos probóscidos cayó un 4% en 2017, según un estudio publicado en la revista Nature. Los vaivenes del precio del marfil y la prohibición del comercio en China podrían estar detrás de este declive.
La caza furtiva de elefantes registró un pico en 2011, pero disminuyó significativamente en 2017, según un nuevo recuento publicado recientemente en al revista Nature Communications. La caída de la demanda en China, donde el comercio de marfil fue declarado ilegal en 2017, podría ser, junto con la volatilidad del precio del producto, el culpable de esta caída.
La caza ilegal de elefantes empezó a aumentar en el África subsahariana en 2005, previsiblemente a causa del aumento de la demanda de marfil en China, donde este material se utiliza para elaboración de remedios tradicionales. En 2014, por ejemplo, se estima que la población continental de elefantes de sabana (Loxodonta africana) se había reducido aproximadamente a un tercio.
Para realizar un censo de los elefantes abatidos por la caza furtiva, los guardas que colaboran para la aplicación de la convención CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres), examinaron los cadáveres encontrados en 53 localizaciones en parques naturales de todo el continente africano con el fin de elaborar informes anuales.
Colin Beale, ecólogo de la Universidad de York (Reino Unido) y coautor del nuevo estudio recopiló datos sin procesar entre los años 2002 y 2017, que posteriormente analizó para observar la evolución del furtivismo. Descubrió que en 2011 se había producido un pico en la caza furtiva. Ese año, calcula, se abatió hasta un 10% de todos los elefantes del continente.

Un 4% menos de caza furtiva
Sin embargo, los científicos se dieron cuenta de que a partir del año 2017 esta actividad ilegal se desplomó cerca de un 4 %. ¿A qué se debe ese súbito declive?
La principal hipótesis de Bale y sus colegas de estudio se basa en previsible aumento del precio del marfil, lo que habría causado una importante reducción en la cantidad ofertada. Como el marfil de elefante está prohibido desde 1989 por el convenio CITES, los investigadores tuvieron que basarse el tráfico de un pariente extinto, el mamut, para elaborar un seguimiento de los precios del mercado. Advirtieron el aumento del precio al por mayor, entre los 22 dólares por kilo en 2002 hasta los más de 90 dólares en 2011.
Por otra parte, la prohibición del comercio de marfil decretada en 2017 por el Gobierno de la República Popular de China también podría haber contribuido a reducir el número de elefantes muertos por la caza furtiva, según apuntan tanto los investigadores como las organizaciones conservacionistas. La aparición en los medios de comunicación de personajes famosos (entre ellos el actor y director Jackie Chan o la estrella del baloncesto Yao Ming) condenando el negocio del tráfico de marfil podría haber ayudado a reducir la demanda de este producto. Con todo, según afirma el propio Bale a National Geographic España, las verdaderas razones habría que buscarlas en la desaceleración de la economía en China. "La demanda cae como consecuencia de la caída de los precios", alega el experto.

Reducir la pobreza
Además del análisis de los precios del marfil, los investigadores encontraron los siguientes tres factores, de mayor a menor influencia: la cantidad de corrupción de un país, la tasa de pobreza de las aldeas cercanas a las poblaciones de elefantes y las autoridades judiciales y policiales. Para Beale, la lucha contra la pobreza es incluso más efectiva que el refuerzo del control gubernamental.
Aun así, los investigadores alertan de que los buenos datos puedan traducirse en una reducción aportaciones destinadas a mejorar los controles gubernamentales contra el tráfico ilegal, una medida, que, según el experto, ha conllevado importantes avances en la protección de estos animales en África oriental. Los investigadores alertan de que todavía no estamos fuera de la zona de riesgo. Eso sí, según Bale, la evolución de los datos del tráfico de marfil han demostrado que la "prohibición del comercio de marfil por sí sola no es suficiente para parar el tráfico ilegal". 

El cambio climático será vigilado por nuevos satélites

Posted: 05 Jun 2019 08:00 PM PDT

Los nuevos satélites de última generación para frenar el cambio climático

Fecha de Publicación
: 06/06/2019
Fuente: Ambito (Argentina)
País/Región: Unión Europea


El proyecto costará unos € 600 millones y aún necesita la luz verde para su financiación, pero se descuenta que llegará porque ya recibió el apoyo de los gobiernos de la UE.
Desde 2025 un grupo de tres nuevos satélites comenzarán a medir las emisiones de dióxido de carbono en todo el planeta. El proyecto de la Agencia Europea del Espacio (ESA) permitirá conocer con certeza los registros de cada uno de los países de uno de los principales gases responsables del cambio climático.
“La principal diferencia es que este sistema hará muchas, muchas más observaciones y mejorará la precisión en las áreas fuertemente contaminadas”, explicó Michael Buckwitz, físico de la Universidad de Bremen y asesor del proyecto, en diálogo con ámbito.com.
¿Cómo funcionan? ”Los satélites observan hacia abajo y miden los espectros de la radiación solar reflejada. A lo largo de la trayectoria de la luz, el CO2 la absorbe a una longitud de onda específica. El satélite realiza mediciones en esa longitud, y de acuerdo a cuánta luz es dispersada hacia atrás detecta la cantidad de CO2 en esa porción de la atmósfera”, explicó.
Otra gran ventaja es que tendrá una amplitud de observación mucho más amplia que los actuales dispositivos en funciones, como el moderno satélite Sentinel-5P de ESA, que informa en alta resolución datos sobre ozono, monóxido de carbono, metano, dióxido de azufre y aerosoles.
Según Buckwitz, “podrán monitorear literalmente el planeta entero. Los tres satélites observarán toda la parte del mundo iluminada por el sol. Lo que no podremos hacer es ver a través de las nubes, que es una limitación severa pero inevitable”.
El proyecto costará unos € 600 millones y aún necesita la luz verde para su financiación, pero se descuenta que llegará porque ya recibió el apoyo de los gobiernos de la Unión Europea. Será un interesante aporte para determinar de manera fehaciente la cantidad de emisiones certeras de cada nación, uno de los compromisos asumidos en la firma del Acuerdo de París.
Hasta ahora los países, entre ellos la Argentina, informan sus datos a través de sus inventarios de emisiones, pero estos podrían ser no del todo confiables, ya sea por errores en la medición o por ocultas intenciones políticas. Para el especialista, esta nueva herramienta “definitivamente ayudará a mejorar la calidad” de los registros y echar luz sobre los datos dudosos.
¿Con qué frecuencia se emitirán las mediciones? “Supongo que cada año, pero aún no está del todo claro. De todas formas, muchas personas tendrán los datos y los hallazgos específicos se informarán lo antes posible”, afirmó.
Se espera además que los satélites compartan su información con otros similares que sean lanzados en el futuro desde otras regiones, para contribuir a elaborar un censo de emisiones lo más exacto posible.
A partir de 2014, los países tienen la obligación de presentar cada dos años los reportes de actualización sobre sus Gases de Efecto Invernadero, que contabilizan el volumen emitido y absorbido en la atmósfera.
Pero fue recién en diciembre de 2015 cuando 195 países firmaron en la conferencia COP21 celebrada en Francia el primer compromiso vinculante sobre el clima, que estableció un plan de acción internacional para reducir la emisión de gases de efecto invernadero y así limitar a 1,5º el aumento de la temperatura global respecto a niveles preindustriales.
¿Por qué los satélites no se pusieron en órbita antes? Buckwitz reveló que el proyecto estaba en carpeta hace tiempo, pero fue clave el consenso mundial alcanzado en la Cumbre del Clima: “Lo propusimos hace ya 10 años, pero recién el Acuerdo de París logró darle el impulso final”.
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