Un aspecto central que se deriva del triunfo de un proyecto político impulsado por la movilización popular es el cambio de prioridades de las políticas públicas, que orienta los esfuerzos del ejercicio público hacia la atención de las necesidades de la población y de los rezagos observados en diferentes materias que afectan sus posibilidades, en apego al ideario enarbolado por la izquierda en nuestro país.
A contrapelo de intereses creados e inercias que obstaculizan la eficacia, existen experiencias de gobierno local, como el caso de la Alcaldía de Iztapalapa, que construyen con la participación de comunidades, organizaciones e instituciones, el esfuerzo colectivo sobre el que avanza la resolución de rezagos importantes en la salud, la educación, la seguridad, la infraestructura, la seguridad alimentaria en segmentos vulnerables de la población, etc., y la promoción decidida de la cultura, la educación, la convivencia, el encuentro vecinal, la organización, la procuración del cuidado ambiental, el desarrollo artístico, la capacitación para el trabajo, el deporte y otros aspectos con los que, paulatinamente, el tejido social se reconstruye en esa demarcación después de la tormenta neoliberal, y se abren nuevas posibilidades para el desarrollo de la vida económica y la participación de la propia comunidad.