Hace casi cuarenta años que los regentes del burdel planetario ocupan lo esencial de su tiempo y de su sabiduría en “devolverle la confianza a los mercados” y aquí estamos, sin salir de una crisis para entrar en otra, concentrando la riqueza en pocas manos a tal punto que los economistas serios (sí, sí, también existen) pueden afirmar que de un lado asistimos a una pauperización progresiva de la especie humana y del otro, a la proliferación de un puñado de émulos de Creso, último rey de Lidia –de la dinastía de los mermnadas– cuyo reino estuvo marcado por los placeres y las guerras, ¿acaso no es lo mismo si uno mismo no va a la guerra?, que terminó por cagarla destruyendo su propio imperio.
Tú ya sabes, la Historia suele repetirse, pero lo que en su primera versión fue un drama, reaparece en plan farsa, con – en los roles protagónicos – farsantes eminentes. Macri, decía yo, quiere devolverle la confianza a los mercados, o sea a los Creso, a los que terminarán por destruir hasta los cimientos de lo que alguna vez llamaron civilización.
Para que no pretextes desconocimiento, te recuerdo lo que escribió Étienne de la Boétie allá por el año 1547, en su célebre “Discurso de la servidumbre voluntaria”:
El ardid de los tiranos que consiste en embrutecer a sus vasallos nunca fue tan evidente como en la conducta de Ciro hacia los lidios después de que se apoderase de su capital y tomase cautivo a Creso, su riquísimo rey. Le llevaron la noticia de que los habitantes de Sardes se habían rebelado. No hubiese tardado en someterles a la obediencia. Pero no queriendo saquear una ciudad tan bella ni verse obligado a mantener allí un ejército para dominarla, se le ocurrió un método admirable para asegurarse de su posesión. Implantó burdeles, tabernas y juegos públicos, y luego publicó un mandato que obligaba a los ciudadanos a asistir a ellos. Los resultados fueron tan satisfactorios que nunca más tuvo que sacar la espada contra los lidios. Esos miserables se dedicaron a inventar toda suerte de juegos, de modo tal que de su gentilicio los latinos formaron la palabra con la que designaron lo que llamamos pasatiempos y que ellos llamaron "ludi" por deformación de Lidia.
(Étienne de la Boétie. Discurso de la servidumbre voluntaria. Traducción del francés antiguo de este pechito).
Ya ves, la farándula no nació ayer, el objetivo sigue siendo el mismo, los miserables sometidos siguen sometidos, con el morbo agregado que en el tiempo presente, hacia fines de año, le juntan plata a la Teletón. Noviembre suele ser un mes en el que los mercados, encabezados –"en el campo de flores bordado"– por la CMPC, recuperan la confianza.
Buen finde
Crosky