Roso Grimau: El racismo como un antivalor cultural...

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Julio Carmona

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Apr 24, 2011, 9:50:53 AM4/24/11
to BOSQUE DE PALABRAS
"Si no vives para servir, no sirves para vivir"
es el lema de los blogs de Julio Carmona
(editados con la colaboración de Juan Víctor Alfaro):
http://www.vosquedepalabrasvives.blogspot.com/
http://www.mesterdeobreria.blogspot.com/


Racismo no es raciocinio
racismo es sinrazón:
un solo color es digno,
el color del corazón

Julio Carmona

Roso Grimau: El racismo como un antivalor cultural...

Nuestra postmodernista humanidad es la víctima inocente de la
inoculación malintencionada de muchos antivalores por parte del
imperialismo global, los cuales son diseminados viralmente en la
conciencia colectiva de las masas a través de la acción cotidiana de
los medios de manipulación y desinformación, y pasan luego a ser
impunemente asimilados por nuestros sistemas educativos y culturales
que los difunden en toda la sociedad, como parte de la alienación
mental que se esconde detrás de los planes para lograr la dominación
económica mundial. Entre todos estos antivalores, están presentes de
una manera más difusa y aparentemente inocente los antivalores de
belleza física y espiritual, en los cuales predominan los patrones de
la discriminación racial.

El racismo es una de las formas ideológicas de la discriminación
humana más antigua y más extendida en todo el mundo, este se basa
precisamente en que la clase dominante en una sociedad asume como
valores superiores y normales ciertas características étnicas y de
belleza física de sus orígenes de clase, denigrando de toda otra
tipología humana que se aparte del patrón establecido por ellos. Una
vez que se establece ese patrón racial de dominación es utilizado para
la discriminación de grandes sectores populares, de forma tal de
disminuir o anular los derechos de los dominados al goce y ejercicio
de éstos en los aspectos sociales, educativos y culturales, evitando
que puedan acceder a las libertades políticas y económicas, que son
reservadas para la élite racial del patrón o norma establecido por
ellos mismos (la burguesía).

Nuestras sociedades inmersas en la dinámica de los mercados de
consumo, -donde por ejemplo hasta el surgimiento en Bolivia del
Presidente Evo Morales, los propios pueblos originarios de Bolivia
siendo mayoría numérica absoluta de la población aceptaban
inocentemente que ellos eran inferiores al blanco caucásico,
alejándolos así de su legítimo derecho a la participación política
para conducir los destinos de su patria-; son mantenidas dentro de la
manipulación y alienación de nuestros propios valores étnicos
naturales, dándose como aceptados los valores racistas impuestos del
modelo del blanco caucásico, siendo el patrón hegemónico de belleza
establecido por la dominación occidental eurocentrista bajo un modelo
de hombre euro-judío.

Es así, como nuestras sociedades inocentemente están inmersas dentro
de los valores inoculados de la discriminación racial, y estos son
reproducidos en nuestras relaciones sociales diarias, cuando incluso
en las novelas de la televisión latinoamericana vemos como los blancos
y las blancas son quienes más éxito tienen en sus relaciones
personales, en sus relaciones de pareja, en los negocios, en el
trabajo, en todo lo que nos venden como patrones del éxito
capitalista, prosperidad social, manejo del poder político y
acumulación de riquezas.

Lo mejor del caso es que incluso en nuestro lenguaje común usamos las
palabras blanco y negro, contentivas en sí de un contenido de
discriminación racial, ya que nadie en el mundo es realmente de color
blanco ni de color negro, pero así es como se simplifica el racismo,
desconociendo incluso que todos los seres humanos tenemos diversos
matices de coloración de nuestra piel, ojos y cabello; y decimos que
algunas personas son de color, como si aceptáramos que alguien fuera
superior por no ser de color; que yo sepa nadie es transparente como
para aceptar este tipo de usos en nuestro vocabulario y lenguaje
común. Por lo tanto, por ahora es imposible que nuestras sociedades no
sean racistas, es un antivalor presente aun en nuestro acontecer
diario.

Precisamente detrás de los planes de dominación económica y control de
nuestros recursos naturales, están enmascarados los planes de
destrucción de nuestros propios valores étnicos y culturales como un
primer paso de la dominación mental permisiva a la inoculación de
valores foráneos, los cuales son introducidos a través los patrones de
la moda y de la belleza física que nos imponen con patrones exógenos
como los de la barbie y el ken, con la consiguiente venta de todos los
productos innecesarios de un mercado de consumo suntuario y artificial
de las grandes industrias textil, del calzado, de los productos
cosméticos y farmacéuticos tanto de belleza como de dietas, de los
costosos tratamientos estéticos y de las cirugías plásticas.

Sucumbimos así, ante esos patrones impuestos de belleza física y
espiritual, en los cuales vienen inmersos los antivalores raciales,
quedando condenados al mercado de consumo que nos haga sentir mejor de
lo que somos para poder alcanzar lo que el capitalismo burgués nos
vende como el éxito y la felicidad. Ya que también, nos han
acostumbrado a creer como cierta la realidad virtual que nos imponen
por intermedio de una fastuosa imagen visual y sonidos envolventes
(excelente, eficaz y eficiente instrumento de engaño), donde
únicamente las personas que puedan parecerse a dicho patrón de belleza
lograrán disfrutar de los lujos, lujurias, placeres y orgías, inmersos
en el mundo de los licores, el dinero, el poder y toda una larga serie
de perversiones.

Estos patrones de belleza, aunque no nos demos cuenta se basan en la
discriminación racial, nos establecen todo un complejo patrón de
colores de piel, ojos, cabello, labios, uñas, ropa, accesorios, etc.;
pero además nos establecen también patrones raciales menos evidentes
como los perfiles del rostro, de la nariz, de las cejas y pestañas,
forma de los ojos, de los labios, de las orejas, tipos de cabello
aceptables, incluso la belleza pasa también por patrones de mayor
profundidad corporal como lo son la estatura, la complexión, la
delgadez, la forma y el tamaño de los brazos, de las piernas, de los
senos, de los glúteos, en fin de todo lo que sea humanamente posible.
Exigiéndonos incluso caer en lo humanamente imposible, ya que para
aumentar el incontrolado consumismo antinatural, se nos presentan
intencionalmente patrones de belleza que mezclan características de un
origen étnico con otro contrapuesto, de manera de obligarnos a soñar
con un cabello rubio y crespo a la vez, o con una tez morena y cabello
negro completamente liso, obteniendo un eterno cliente para ciertos
productos que modifican tu naturaleza étnica para adaptarla al patrón
dado.

En el fondo nos venden poder alcanzar una supuesta felicidad virtual,
cuando lo que se logra en verdad es llevarnos a un estado de completa
frustración interna que nos mantiene pendientes de tratar siempre de
ser lo que no somos, anulando todos nuestros valores culturales
originarios y cercenando la posibilidad real de alcanzar la felicidad,
nos sumergen en un estado de inferioridad alienante que no nos permite
superarnos en nuestra propia formación política e ideológica, es la
castración del ser humano a ser uno mismo, lo que nos convierte en
cualquier tipo de piltrafa que puede ser manejada al antojo de los
peores intereses económicos y de poder.

La felicidad humana solo podrá alcanzarse una vez que nos liberemos de
todos los antivalores, y que nos demos cuenta que cada individuo posee
su propia belleza física y espiritual solo por el hecho de vivir en
paz y en libertad con sus propios valores étnicos y culturales, y que
debemos de amar al prójimo tal como es, comprendiendo nuestra hermosa
diversidad natural multiétnica y pluricultural, la verdadera belleza
está precisamente en esa amplia gama de colores, de sabores, de
sonoridades, de tonalidades, de olores, de tamaños, de proporciones y
formas, de costumbres y expresiones culturales, de idiomas,
características que nos hacen a cada cual únicos sobre la faz de la
tierra, y que nos diferencian del otro que es nuestro igual en los
mismos derechos y deberes.

Lo que les puedo asegurar es que para poder alcanzar esta máxima del
humanismo de respetar a nuestros iguales tal como son, debemos acabar
con el sistema capitalista que nos divide y oprime, y avanzar en la
construcción del socialismo para lograr un mundo mejor, donde
desaparezcan las discriminaciones de todo tipo, de clase, de género,
de origen étnico, de edad, de nacionalidad, de creencias religiosas,
de nivel de estudios, de tipo de trabajo (físico o intelectual), etc.

--
Publicado por Juan Víctor Alfaro para PAPELES PARA LA HISTORIA el
4/24/2011 06:28:00 AM
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