Hasta hace poco el estudio de las plantas medicinales
y de interés nutricional se hallaba en decadencia, puesto que las compañías
farmacéuticas que habían trabajado con tanto empeño con el fin de aislar de
ellas lasvitaminas y otras sustancias, desde la década de
1920 hasta los años 50, volcaron sus energías en la producción sintética de
estos elementos. La razón de hacerlo así era obvia: las sustancias sintéticas
podían patentarse y producir enormes fortunas para las compañías. Actualmente,
de los ocho mil millones de dólares anuales que se gastan en medicamentos
recetados en los Estados Unidos de Norteamérica, sólo el 22% corresponde a
productos derivados del reino vegetal.
Una de las plantas que han despertado
interés entre los investigadores por sus posibilidades de contribuir al campo de
la salud es la Chlorella. Se cree que esta alga unicelular de agua dulce es una de las
formas de vida más primitiva. Tanto ella como otras especies de algas verdes son
esenciales para la vida por su participación en el proceso de la fotosíntesis,
ya que éste es responsable de extraer el bióxido de carbono -un gas venenoso- de
la atmósfera y liberar las enormes cantidades de oxígeno que se requieren para
el sostenimiento de la vida. (El oxígeno que respiramos y que provee la materia
prima para la capa de ozono “sin la cual no sería posible la vida sobre la
Tierra -de la Ferrière” viene principalmente de las algas. Por eso, su consumo,
al multiplicarse, multiplica la siembra y mejora las condiciones de la atmósfera
terrestre).
La Chlorella, de un
tamaño aproximado al de un corpúsculo rojo de la sangre, fue descubierta en 1890
por M. W. Beijernick, un sabio holandés especialista en microbiología que la
estudió examinando el agua de una laguna, valiéndose de un microscopio. Su
fascinación por el color verde oscuro de la laguna lo llevó al descubrimiento de
la Chlorella, alga rica en pigmentos verdes de clorofila. (La pequeña célula
verde. Aunque de apariencia muy sencilla, cada célula de Chlorella es un
individuo completo provisto de una estructura bien definida. Su núcleo de gran
tamaño (N) está contenido dentro de la envoltura nuclear (EN), fuera de la cual
se encuentran los cloroplastos (C) y mitocondrios (M)).
Su nombre se deriva
de la voz griega chlorós, que significa “verde amarilloso”, sumado a la
terminación latina de diminutivo ella. Una planta (alga) de Chlorella tiene un
diámetro de sólo 5 micrones, pero es una planta unicelular bien definida, con un
núcleo y todo un complemento de sustancias nutritivas y promotores de
salud.
Algunas especulaciones sugieren que la Chlorella podría ser el primer
eslabón en la cadena alimentarla: como la primera planta unicelular provista de
un núcleo definido dentro de su membrana celular. Si en realidad fuera la
primera planta verde de la Tierra, las demás formas de vida no habrían podido
evolucionar sin ella.
Algunos creen que durante la época más remota de la
Tierra la atmósfera habría estado compuesta por gases letales, del tipo del
amoníaco, el metano y el bióxido de carbono. Esta teoría sostiene que las
plantas verdes, como la Chlorella, habrían desempeñado el papel de transformar
ese medio letal en un ambiente capaz de sostener la vida de plantas y
animales.
La Chlorella es una planta tan pequeña que no se la
puede ver sin a ayuda de un microscopio: mide sólo 6 milésimas de milímetro a lo
ancho. Sin embargo se reproduce con suma rapidez. Cada alga se puede subdividir
en cuatro nuevas células cada 16 a 20 horas. A esa velocidad, se calcula que en
sólo 63 días una sola célula sería capaz de generar suficiente Chlorella como
para igualar el volumen de la tierra. Afortunadamente existen elementos
naturales que limitan su proliferación. Para reproducirse necesita una gran
cantidad de luz solar, y cuando la producción se vuelve excesiva para el espacio
disponible, su capacidad reproductora disminuye automáticamente Gracias a su
rápido índice de crecimiento y al espacio relativamente pequeño que necesita
para desarrollarse, además de su abundante contenido nutricional, la Chlorella
ofrece a los investigadores un gran potencial para el mejoramiento de la salud.
Se ha demostrado su utilidad en:
El
fortalecimiento del sistema inmunológico del ser humano.
La aceleración del
proceso de curación de heridas, lesiones y úlceras.
La protección contra
contaminantes tóxicos.
La normalización de los procesos digestivos y la
función intestinal.
La estimulación del crecimiento y la reparación de los
tejidos.
La retardación del proceso de envejecimiento.
La protección
contra los efectos de la radiación.
Dado que casi el 60% de la composición de la Chlorella es proteína, y en vista de que la puede producir
50 veces más eficientemente que otros cultivos, esta humilde alga bien podría
servir como una valiosa fuente de proteína en los países en desarrollo y también
en aquellas regiones del mundo donde el exceso de población está devastando la
tierra disponible.
Gracias al reducido espacio que se necesita para
cultivarla, la Chlorella produce alrededor de
98 toneladas por hectárea (40 toneladas por acre). Esa misma hectárea rinde
únicamente una tonelada y media de fríjol de soya por año, y este cultivo sólo
contiene 39% de proteína. Otros granos comestibles más populares, como el trigo
(10% de proteína) y el arroz (7%), producen correspondientemente menos proteína
por hectárea.
La Chlorella contiene los ocho aminoácidos
esenciales, los constituyentes de la proteína. Su contenido de aminoácido se
compara favorablemente con el de los productos animales, excepto por su
contenido de metionina, que es levemente inferior.
Además, contiene
cantidades impresionantes de vitamina C, betacaroteno (provitamina A), vitaminas
BI, B2, B6, B12, niacina, ácido pantoténico, ácido fólico, biotina, colina,
inositol, ácido paraaminobenzoico, vitaminas E y K. Su composición mineral
incluye fósforo, potasio, magnesio, azufre, hierro, calcio, manganeso, cobre,
zinc, yodo y cobalto. También es una fuente de ácido lipoico, factor importante
para el crecimiento microbiano. (Ver el completo artículo sobre microflora
intestinal escrito por el Respetable Jñàpika Gurú)
Durante la Primera Guerra
Mundial y la Segunda, los hombres de ciencia alemanes realizaron experimentos
con la Chlorella como fuente alimentarla para tiempos de guerra. Después de la
Segunda Guerra Mundial, el Instituto Carnegie desarrolló un método para cultivar
la Chlorella a escala comercial, a partir de las investigaciones alemanas. Sin
embargo, nunca se materializó la producción en cantidades industriales,
probablemente en vista de la abundancia de alimentos que hay en los Estados
Unidos, sumada a lo difícil de hacer digeribles los productos de la Chlorella. (Es problema para los necrófagos pero
no para los vegetarianos y menos aún para quienes nacen vegetarianos que ya
muestran cambios morfológicos en sus intestinos y por supuesto tienen una flora
fermentativa, no putrefactiva).
Una razón por la cual la Chlorella ha
sobrevivido desde tiempos inmemoriales es su resistente membrana celular, que la
protege contra toda suerte de peligros. Las mismas membranas, sin embargo, la
hacen de muy difícil digestión para el ser humano. Así, una valiosa fuente de
proteína le había sido negada por mucho tiempo a un mundo en el cual la mala
nutrición es un problema serio, tanto en los países del Tercer Mundo, como entre
los pobres, los ancianos y los enfermos de los países desarrollados, y aun entre
las personas que, preocupadas por su salud, se extralimitan con sus
dietas.
Durante la década de 1970 una firma japonesa desarrolló un método
para romper las membranas celulares de estas algas sin quitarlas del producto
(el procedimiento Dyno-Milli) – las membranas celulares rotas constituyen una
fuente importante de nutrientes. Este procedimiento incremento la digestibilidad
de la Chlorella en un 85%. Otros métodos en boga incluyen la decoloración, con
lo que se ha logrado un 50% de digestibilidad.
En la actualidad la Chlorella
se encuentra ampliamente difundida como complemento alimenticio en forma de
tabletas, gránulos o líquido, y es suficientemente digerible como para
prescribírsela a los infantes. Goza de popularidad particularmente entre los
pediatras de Lejano Oriente.
A
comienzos de la década de 1950, el doctor Fujimaki, del Centro de
Investigaciones Científicas de Pueblo, en Tokio, aisló una sustancia obtenida de
un extracto de Chlorella en agua caliente, mediante el método de electroforesis
(movimiento de partículas suspendidas en agua inducido por una corriente
eléctrica). Se comprobó que esta partícula de Chlorella, desconocida hasta
entonces, era rica en factores nucleicos, y se la denominó “Factor de
Crecimiento de la Chlorella”.
Los primeros experimentos con animales jóvenes
de laboratorio (ratas, conejos, cerdos y pollos) demostraron que la adición de 5
a 10% de Chlorella a la alimentación regular de estos animales producía en ellos
un dramático aumento de peso y tamaño. Dichos aumentos variaban entre un 10% y
un 47% en comparación con los grupos de control.
El doctor Yoshio Yamagishi
obtuvo permiso de las autoridades para administrar Chlorella a personas
voluntarias. Todos eran alumnos saludables de diez años de edad -22 niños y 18
niñas-, que estudiaban en la Escuela Primaria de Okuno, en Tokio. Un segundo
grupo de la misma edad y condiciones similares servía de control.
El peso y
la altura de todos los niños se registraron a intervalos regulares. Al término
del experimento, en el cual los integrantes de grupo de prueba recibieron dos
gramos diarios de Chlorella (excepto los domingos) durante 112 días, el promedio
de crecimiento de los varones fue de 2.5 cms. de altura, y un kilogramo de peso.
(Peso real, en músculos y huesos, no como en otros casos, en grasas y agua
-gordura)
Los niños del grupo de control sólo crecieron un promedio de 1.3
cm. y tuvieron un aumento de peso promedio de 600 gramos.
Las niñas de ambos
grupos crecieron un promedio de 2.2 cms. de estatura; pero las que tomaron
Chlorella aumentaron de peso casi dos kilos, en comparación con las del grupo de
control que sólo ganaron 1.150 kg.
Esta capacidad de favorecer el crecimiento
infantil aparentemente se relaciona con la habilidad que posee la Chlorella para
estimular el proceso de curación en el cuerpo y luchar contra diversos estados
patológicos -probablemente gracias a su contenido de ácido nucleico más que a
cualquier otra causa- que las mismas sustancias y el mismo proceso que aceleran
el crecimiento en los niños también promueven la reparación de los tejidos
dañados en seres humanos y animales maduros.
En
vista de que el Factor de Crecimiento de la Chlorella es tan efectivo en la
estimulación del desarrollo de los seres humanos y en el fortalecimiento del
sistema inmunológico para luchar contra las enfermedades, el doctor Bernard
Jensen y otros investigadores se han preguntado si no se podría aplicar a la
Chlorella la obra pionera sobre el envejecimiento de doctor Benjamín
Frank.
Este erudito consideraba que la pérdida de energía y el deterioro
físico asociados con el envejecimiento se debían a la desintegración creciente
de los factores nucleicos (ADN y ARN) necesarios para mantener las células
saludables.
Su teoría sustentaba la tesis de que a medida que avanzamos en
años disminuye nuestra producción de ARN y ADN, tal vez alrededor de los 20
años. Con el fin de contrarrestar esta disminución de la eficiencia en la
reproducción celular -que podría, por supuesto, afectar nuestra longevidad-, el
Dr. Frank sometió a sus pacientes a un régimen alimenticio rico en ADN y ARN.
Esperaba un mejoramiento de los niveles de energía y bienestar a medida que los
componentes nucleicos utilizados en la reparación y el reemplazo de los ácidos
nucleicos de las células. El ADN y el ARN de todos los seres vivos están
constituidos por las mismas estructuras químicas básicas.
El Dr. Frank
descubrió que su tratamiento ayudaba realmente a sus pacientes a recobrar la
energía y lucir una apariencia más juvenil. Además, los problemas añejos de
artritis, pérdida de memoria y estados depresivos comenzaron a desaparecer.
Recomendó el consumo de alimentos ricos en ARN, como las sardinas (frescas o
enlatadas), salmón y otros productos marinos, legumbres, germen de trigo y
vegetales de hoja verde. Se considera a las sardinas entre las fuentes más
elevadas de ARN: 590 miligramos por cada 100 gramos. (No justificado por ello su
consumo debido a otras consecuencias desastrosas, especialmente para la vida
espiritual que conlleva el consumo de estas).
Con posterioridad a los
experimentos realizados por el Dr. Frank, se ha llegado a comprobar que la
Chlorella contiene varias veces más cantidad de ácidos nucleicos que las
sardinas. Se ha informado, además, que esta alga provee, ácidos nucleicos más
accesibles para el cuerpo humano que los complementos preparados de fuentes
sintéticas.
El
sistema inmunológico es nuestra primera línea de defensa (El Respetable Jñàpika
Gurú prefiere el termino drenaje pero nos acogemos a lo que aún se acostumbra
para ser mejor entendidos) contra la enfermedad, ya sea ésta de carácter
infeccioso o degenerativo. Únicamente cuando dicho sistema falla o se debilita,
las enfermedades ligeras, como el resfrío común, o graves, como el cáncer,
hallan entrada al organismo humano. Los estudios realizados demuestran que la
Chlorella suele tener un efecto estimulante muy significativo sobre el sistema
inmunológico.
Un experimento llevado a cabo en 1973 puso de relieve un
importante aspecto de las propiedades inmunoestimulantes de la Chlorella. Las
ratas inyectadas con extracto de Chlorella produjeron macrófagos (un elemento
clave del sistema inmunológico) que revelaron un incremento de su actividad
eliminatoria de partículas extrañas dañinas.’
Una actividad antitumoral
relacionada con la estimulación de elementos del sistema inmunológico se puso en
evidencia mediante los experimentos expuestos durante una serie de conferencias
sobre inmunología en Francia. Los investigadores llegaron a la conclusión de que
los derivados de la Chlorella utilizados experimentalmente estimularon la
actividad de los macrófagos, así como la habilidad para la destrucción de
células de ciertos linfocitos. Se ha especulado acerca de que los efectos
antitumorales notados podrían ser “efectos sinergísticos de macrófagos y células
T activados… Pero consideramos que el efecto antitumoral… depende mayormente del
mejoramiento (o restauración) de la actividad de los macrófagos”.
Mediante la
administración de extracto de Chlorella se logró que un grupo de ratas con
sistemas inmunológicos deprimidos artificialmente, se recuperara hasta alcanzar
valores casi normales en la actividad de los macrófagos y la cantidad de células
productoras de anticuerpos. El efecto sobre el tiempo de supervivencia fue
realmente impresionante, puesto que la mayoría de las ratas no tratadas murieron
antes de que sucumbiera la primera de las que recibieron tratamiento.
En los
seres humanos la resistencia del sistema inmunológico al virus de los resfríos,
fue demostrada en un grupo de alrededor de 1000 marineros japoneses en 1971.
Aproximadamente la mitad de los hombres recibieron una dosis de dos gramos
diarios de Chlorella, el resto no recibió nada. Al terminar el viaje de tres
meses de navegación, los marineros que no habían sido tratados con la dosis de
Chlorella habían sufrido 41% más resfríos que los que se habían sometido al
tratamiento.
Las propiedades antioxidantes de la Chlorella son importantes en
el funcionamiento del sistema inmunológico, y se discuten detalladamente en la
sección correspondiente al betacaroteno, en las páginas 16 al
19.
La
desintoxicación de los intestinos y la salud intestinal también pertenecen al
terreno de la Chlorella. El material de las membranas celulares incluido en los
productos naturales de Chlorella ejerce un efecto altamente importante sobre los
intestinos: posee la capacidad de mejorar la función intestinal, estimula el
crecimiento de bacterias aeróbicas benéficas a la vez que las membranas
celulares se ocupan de la absorción de venenos en el intestino Y Promueven una
peristalsis normal. El tracto intestinal, particularmente el intestino delgado,
se encuentra tapizado con áreas ricas en linfocitos que, al ser estimulados por
la Chlorella, destruyen a invasores externos, como las bacterias
anaerobias.
La peristalsis es la contracción muscular que promueve el avance
de la materia en el interior de los intestinos. Este movimiento normal previene
al organismo contra la constipación, y a la vez desempeña un papel significativo
al impedir que las materias tóxicas presentes en la materia fecal sean
absorbidas por la corriente sanguínea. (El Respetable Jñàpika Gurú enseña que el
bollo fecal debe estar constituido principalmente por bacterias, no por celulosa
o fibra como otros pretenden. La migración de las bacterias hacia el recto es
parte de el efecto llamado de “peristalsis”. SI debe haber eliminación por lo
menos dos veces diarias de heces fecales).
Al estimular el crecimiento de la
bacteria benéfica, la Chlorella promueve la salud intestinal. Además de prevenir
la constipación, estas bacterias combaten las infecciones, contribuyen a
neutralizar algunas sustancias potencialmente venenosas contenidas en nuestros
alimentos, y hasta fabrican parte de la vitamina B12 que necesitamos. La
habilidad que posee la Chlorella para estimular el crecimiento de bacterias
beneficiosas y para neutralizar los químicos puede ser usada con gran provecho
por las personas que sufren de la infección de Candida albicans. (Numerosos
estudios publicados por el Respetable Jñàpika Gurú acerca de los beneficios de
la clorofila así lo demuestran).
La vitamina B 12 posee, probablemente, la más compleja
estructura química de todas las vitaminas, y no se halla fácilmente disponible
en la alimentación. Se la encuentra en grandes cantidades en el hígado de
animales vacunos, en las carnes musculares, y en menor cantidad en la leche y el
queso. La Chlorella es una fuente confiable de vitamina B
12, puesto que contiene más de este elemento que el hígado. Una cucharada de
Chlorella provee el 333% del requerimiento diario de esta vitamina para los
adultos. (Requerimiento según los modernos. Antiguamente se hablaba de otros
valores)
La vitamina B12, colabora con el ácido fólico en el mantenimiento de
células saludables, y que en cantidades adecuadas estos nutrientes promueven un
sentido de bienestar.
El doctor Antonio Helmen y sus colegas de la
Universidad de Sidney, Australia, estudiaron los casos de 60 hombres y 60
mujeres que se habían vuelto vegetarianos. Se encontró que 5% de los hombres y
27% de las mujeres tenían deficiencia de hierro y que todos manifestaban un
nivel bajo de vitamina B12. (Siempre, en todos nuestros escritos sobre el tema,
hemos insistido, como nos enseño Nuestro Señor Ferriz Olivares, NO COMAN
HARINAS, NO ACEITE COCINADO, NO MEZCLAR HARINAS -frijoles o lentejas de muy bajo
poder nutricional y muy tóxicos con arroz, pan integral muy tóxico y de poco
alimento con papa, etc.)
Hay
180 miligramos de betacaroteno en cada 100 gramos de Chlorella. El betacaroteno
tiene la mayor actividad de vitamina A y de factor antioxidante de todos los
carotenoides conocidos. El betacaroteno posee dos mecanismos potenciales para
disminuir la carga de radicales libres en el cuerpo, además de ser uno de los
más poderosos neutralizantes de oxígeno singular. Posee la capacidad de disipar
la energía del oxígeno singular, e impedir con ello que esta molécula activa
genere radicales libres. También tiene la habilidad de comportarse directamente
como un antioxidante y eliminar los radicales libres generados por otras
reacciones que no involucran al oxígeno singular.
El betacaroteno sintetizado
en la Chlorella puede protegemos de los daños causados por el oxígeno singular
en las reacciones fotooxidativas. Las personas de piel clara y sensible también
pueden utilizar el betacaroteno para proteger su piel contra los daños causados
por el proceso de folooxidación.
A pesar de que el oxígeno singular se
encuentra únicamente en pequeñas concentraciones en los contaminantes del aire,
constituye un riesgo importante para la salud. El efecto protector de
betacaroteno contra las radiaciones ultravioleta es motivo de un estudio
cuidadoso de parte de]lDr. Andrija Kornhauser, de la Administración de Alimentos
y Medicinas, de Washington, D. C. Sus investigaciones más recientes fueron
discutidas en la conferencia sobre el betacaroteno llevada a cabo en 1987 en
Boca Ratón, Florida.
Teóricamente, una molécula de betacaroteno puede proveer
dos moléculas de actividad de vitamina A. Por eso en la utilización global del
betacaroteno la cantidad diaria requerida se calcula en la sexta parte de la
correspondiente de la vitamina A (retinol). (La vitamina A es indispensable para
formar dientes sanos. Debe consumirse aceites prensados en frío, EXTRAVIRGEN
dice el empaque, y no cocinarlo, que no reciba calor)
Un estudio efectuado en
1983 demostró que el betacaroteno adicionado al alimento de los cobayos los
protegió de los daños que les habrían causado los radicales libres de una
inyección de tetracloruro de carbono. Los radicales libres de este químico
tóxico produjeron destrucción de tejido adiposo de los cobayos que no habían
recibido betacaroteno con sus alimentos. Este experimento y otros trabajos
realizados en 1982 demostraron claramente que el betacaroteno puede servir como
antioxidante tanto en el tubo de ensayo como en el organismo.
La función
antioxidante de betacaroteno complementa las demás sustancias antioxidantes y
protectoras tales como la catalasa, la peroxidasa glutatión, las vitaminas C y
E. Como factor antioxidante y neutralizador del oxígeno singular, el
betacaroteno puede proteger las células de los efectos carcinógenos de los
radicales libres. Aunque todavía se desconoce el mecanismo exacto de la
protección provista por el betacaroteno, la evidencia epidemiológica sugiere que
las personas cuya alimentación es baja en caroteno tienen una mayor incidencia
de cáncer de pulmón, de estómago, de próstata y de cuello uterino. También hay
evidencia acerca de que las personas que consumen altos niveles de caroteno
desminuyen el riesgo de contraer alguno de estos cánceres y de morir de
cáncer.
El sistema inmunológico del cuerpo es tan susceptible como cualquier
otro de los sistemas a los daños originados por los radicales libres. Cuando el
sistema inmunológico recibe cualquier clase de daño, puede inhabilitarse para
defender al organismo contra la proliferación de células cancerosas y la
eliminación de células enfermas del cuerpo. Uno de los propósitos principales
del sistema inmunológico consiste en eliminar el problema antes de que comience.
La destrucción de las células precancerosas es un buen ejemplo de esta función
preventiva.
Algunos estudios realizados con animales de laboratorio han
demostrado que el betacaroteno puede actuar como un estimulante del sistema
inmunológico.
Con toda la investigación que muestra la capacidad del
betacaroteno para influir sobre la salud humana, ¿por qué no tomar dosis
complementarias de este compuesto o aumentar el consumo de alimentos que lo
contengan?
No cabe la menor duda de que ambas sugerencias sean válidas. Sin
embargo, hay que tomar en cuenta algo que se conoce como sinergia: lo que ayuda
a que uno más uno sean tres
Los doctores Joel Schwartz, Diana Suda y Gerald
Shklar de la Escuela de Odontología de Harvard, dieron a conocer los resultados
de sus investigaciones en 1986, en una reunión de la Academia Norteamericana de
Patología Oral, en Toronto. Pudieron demostrar el efecto dosis-reactivo del
betacaroteno sobre el cáncer de mejilla inducido en hámster mediante el empleo
de un carcinógeno, 7,12-dimeúl-benzotraceno (como se manifiesta en el humo de
tabaco y en el tabaco de. mascar).
También se estudió el efecto del extracto
de algas -durante la misma investigación- y se comprobó que resultaba más eficaz
que el betacaroteno solo. El grupo de Harvard razonó que sin duda habría otros
factores que pudieran dar a las algas más propiedades antitumorales que las
contenidas únicamente en su betacaroteno. Pero estos resultados deben repetirse
en los experimentos de otros investigadores antes de que puedan ser aceptados
sin reservas por la profesión médica. Han resultado muy alentadores otros
estudios pilotos llevados a cabo con pacientes de SIDA y víctimas del virus
Epstein-Barr, en los cuales se ha utilizado la Chlorella, que indican su
efectividad como estimulante de sistema inmunológico. Cuando se hayan completado
serán una fuente de información importante.
Durante un congreso sobre el
betacaroteno organizado por el Servicio de Información sobre Nutrición
Vitamínica, realizado en Boca Ratón, Florida, del 10 al 12 de abril de 1987, un
buen número de investigadores descubrieron el valor del betacaroteno en el
tratamiento y la prevención de una variedad de cánceres.
La doctora Marilyn
S. Menkes, de la Universidad John Hopkins, de Baltimore, informó que algunos
estudios demuestran que poblaciones con mayor consumo de betacaroteno evidencian
una menor incidencia de cáncer pulmonar, mientras que grupos con una
alimentación inferior en betacaroteno padecen una mayor proporción de cáncer.
Durante un experimento controlado que involucro a 99 personas afectadas de
cáncer y a 196 voluntarios que no padecían de este mal, la doctora Menkes y sus
colaboradores estudiaron los niveles de betacaroteno y otros nutrientes hallados
en las muestras de sangre. Descubrieron que las personas con niveles bajos de
betacaroteno mostraban riesgos cuatro veces más elevados de carcinoma de células
escamosas del pulmón que el resto de las personas examinadas.
El doctor Peter
Greenwald, del Instituto Nacional del Cáncer, de Washington, revisó 14 estudios
que se realizaban en esos días para descubrir el papel de¡ betacaroteno y de
otros nutrientes en la posible prevención del cáncer.
Una investigación
canadiense encabezada por el Dr. Hans F. Súch debería interesar a la gran
cantidad de jóvenes que mascan tabaco actualmente. Tanto él como sus colegas del
Centro de Investigación del Cáncer de Columbia Británica, descubrieron que la
administración de betacaroteno (o betacaroteno y vitamina A) reduce notablemente
la aparición de células cancerosas de los usuarios de rape (polvo de tabaco) en
Canadá, de los masticadores de tabaco y nuez de betel en la India, y de los
“fumadores al revés”‘, de las Filipinas. Los dentistas de los Estados Unidos
informan de un alarmante aumento de cáncer de labio y de boca entre sus
pacientes que mascan tabaco o toman rapé (se frotan polvo de tabaco en las
encías).
El Dr. Frank L. Meyskens, Jr., del Centro Cancerológico de Arizona,
declaró que la información epidemiológica que poseían apoya la hipótesis de que
numerosos tipos de cáncer humano se encuentran asociados con la alimentación, y
que los experimentos de laboratorio demuestran que el cáncer puede prevenirse
mediante la alteración de la dieta, o por medio de la complementación
farmacológica con ciertos agentes.
Uno de estos agentes, aseguró, es el
betacaroteno. Se trata de algo especialmente promisorio porque: (1) Existe una
fuerte relación inversa entre algunos tipos de cáncer y el consumo de
betacaroteno, como lo revelan diversos estudios; (2) el betacaroteno es útil
como agente de prevención de cáncer en experimentos realizados con animales; (3)
es un potente antioxidante; (4) se encuentra disponible en fuentes vegetales y
como medicamento, (5) tiene un índice muy bajo de toxicidad, aun en dosis
elevadas.
Ya dijimos anteriormente que el término Chlorella
significa “pequeña verde”. La palabra Clorofila quiere decir “hoja verde”
(phyllon “hoja”), y este elemento es lo que le da a la Chlorella y a todas las
plantas verdes tanto su color característico como su habilidad para elaborar
energía a partir de la luz solar.
La Chlorella contiene más clorofila por
gramo que cualquier otra planta terrestre o acuática. Otra alga, la espirulina,
considerada como una buena fuente de clorofila, contiene 7.5 miligramos por
gramo de alga; en cambio la Chlorella tiene un contenido clorofílico de 30 mg.
por gramo (30 gramos por kilo), es decir, cuatro veces esa cantidad.
“Las
algas verdes son las fuentes más ricas en clorofila del mundo de las plantas; y,
de todas las algas verdes estudiadas hasta ahora, la Chlorella es la de mayor
concentración, alcanzando a veces un nivel de 3 a 5 por ciento de clorofila”,
dice el doctor Bernard Jensen. “Los complementos de Chlorella pueden apresurar
el procedimiento de limpieza de los intestinos, el torrente sanguíneo y el
hígado, gracias a su gran aportación de clorofila. En adición a esto, el
misterioso Factor de Crecimiento de la Chlorella apresura el proceso de
recuperación de cualquier hígado dañado”.”
Agrega que, aunque las hojas
verdes de las verduras son una fuente de clorofila, contienen menos de 0.5 por
ciento de esta sustancia. La alfalfa, de la cual se suele extraer comercialmente
la clorofila, produce únicamente de 8 a 9 libras de clorofila por tonelada, es
decir, alrededor de 0.2% después de extraída, a pesar de ser una de las plantas
más ricas en clorofila. La clorofila líquida que se vende comercialmente en
realidad no contiene más que un uno por ciento de esta sustancia.
El
contenido clorofílico de la Chlorella es importante, puesto que significa una
notable contribución al efecto de esta alga en el organismo. Un ejemplo de esto
es la manera en que estimula la formación de eritrocitos (corpúsculos rojos) en
la sangre.
Dos investigadores de la Universidad de Liverpool realizaron
varios experimentos con animales de laboratorio. En uno de ellos se
administraron dosis variables de clorofila (refinada o fresca) a algunos conejos
con anemia inducida. Los conejos pudieron convertir la clorofila en hemoglobina,
con la consecuente corrección de la anemia. A pesar de que la reacción se
produjo indistintamente al utilizar las dos clases de clorofila, es necesario
recalcar que el porcentaje de conversión fue mayor cuando se utilizó clorofila
fresca.
La clorofila es capaz de influir en el crecimiento bacteriano y
animal, el metabolismo y la respiración, la acción hormonal, la nutrición y el
sistema inmunológico. También acelera la curación de heridas y quemaduras y
además sirve como desodorante. La clorofila ha estado asociada con el control de
los olores por mucho tiempo. Se ha reconocido su efectividad -y es un asunto
documentado- para combatir el mal aliento y los olores desagradables de las
axilas. En los asilos de ancianos, la clorofila es un auxiliar eficiente para
controlar los olores causados por la incontinencia de orina.
De modo que su
alto contenido clorofílico hace que la Chlorella se comporte como un agente
desodorante efectivo. Las personas que la utilizan como complemento alimenticio
a menudo encuentran que los olores desagradables del cuerpo y del aliento
disminuyen considerablemente. Además, se la puede emplear en el tratamiento de
ciertas afecciones cutáneas que producen mal olor, proveniente de la
descomposición causada por bacterias. En algunos casos de esta naturaleza se ha
usado una solución filtrada de polvo esterilizado de clorofila. Naturalmente,
este procedimiento debe ser indicado y vigilado por el médico; nunca debe ser
administrado por uno mismo.
La primera demostración de la acción clorofílica
como estimulante de la regeneración de los tejidos se llevó a cabo en 1930,
cuando Rollet y Burgi comprobaron que el extracto de plantas verdes promovía el
crecimiento de los tejidos en cultivos.
En 1943, un grupo de médicos de una
escuela de medicina de Nueva York estudiaron los efectos de una aplicación de
ungüento de clorofila en solución acuosa en una cantidad de casos de diversos
tipos de úlceras de la piel, y descubrieron que la mayoría de los casos (19 de
25) respondieron favorablemente al tratamiento. La clorofila produjo un efecto
estimulante sobre el tejido de sostén, promoviendo de este modo una curación
rápida.
Otros investigadores de la década de 1940 informaron de resultados
alentadores, como:
Más de 1000 casos de resfríos y afecciones respiratorias
tratados y curados con clorofila.
20 casos de afecciones de colon tratados
con clorofila; la mayoría de ellos evidenció una mejoría notable.
25% de
progreso en la curación de heridas en más de 1300 animales de laboratorio
tratados con clorofila.
(Puesto que la clorofila es muy rica en carotenoides,
resulta muy interesante especular acerca de que sus efectos curativos se deben
realmente al caroteno.)
En 1941 el Dr. S. L. Goldberg informó acerca de 300
pacientes de piorrea (encías sangrantes y dientes flojos) a quienes se
administró clorofila, que experimentaron un progreso notable. La estomatitis de
Vincent -infección de las encías que ocurre a menudo en personas afectadas de
estrés, y agravada por una subyacente deficiencia severa de vitamina C- también
fue tratada con clorofila por el mismo facultativo. El tratamiento consistió en
utilizar una solución de clorofila como enjuague bucal, por lo menos dos veces
diarias y la aplicación de clorofila entre los dientes y en las encías tres o
cuatro veces al día. La aplicación puede hacerse con un gotero común. (El
respetable Jñàpika Gurú enseña a sus discípulos a frotarse los dientes con el
dedo índice remojado en aceite extravirgen con CHLORELLA; esto hasta que rechinen los dientes y
entonces usar hilo dental y practicar una cuantas veces el Vamana página 461 del
YUG YOGA YOGHISMO en traducción del Dr. Ferriz Olivares)
Goldberg notó que
las aplicaciones de clorofila produjeron el fortalecimiento de los dientes, el
cese del sangrado de las encías, y el crecimiento de nuevo tejido en reemplazo
del tejido dañado.
(Una adaptación casera de este procedimiento se puede
lograr comprando Chlorella en gránulos o en polvo para preparar con ella una
solución en agua. Se debe utilizar una solución nueva para cada aplicación.
También se puede colocar polvo de Chlorella en el cepillo de dientes y pasarlo
suavemente sobre las encías. Como en el caso de cualquier otra afección dental,
asegúrese de consultar primero con su dentista antes de experimentar con
tratamientos caseros).
¿Por qué perdió popularidad la clorofila durante, más
de treinta años, a pesar de los éxitos que acabamos de repasar, además de muchos
otros experimentos positivos que demuestran su efectividad?
La explicación
podría encontrarse en las expectativas frustradas acerca de ella. En 1949 el
Reader’s Digest publicó un artículo acerca del “Misterioso poder de la
clorofila”, y esta sustancia se puso de moda. Se la adicionaba a toda suerte de
productos, desde los dentífricos hasta los desodorantes y las medicinas. El
problema estuvo en que la clorofila utilizada por los fabricantes no era pura.
Se trataba de una sustancia llamada clorofilina sodica de cobre, preparada
mediante la descomposición de la clorofila natural anexada a un ion de cobre.
Tenía el aspecto de la clorofila, se tornaba de color verde, y conseguía la
venta de los productos. Pero no se comportaba como la clorofila. La clorofila
natural contiene magnesio en su centro. Cuando se lo sustituye por un mineral
diferente, se obtiene una sustancia de cualidades diferentes.
Cuando los
fabricantes, los médicos y el público en general descubrieron que la clorofila,
como ellos la aplicaban a la industria, no producía los resultados predichos por
los investigadores, perdieron interés en ella y, en consecuencia, en la
Chlorella, que era su fuente principal de abastecimiento.
El interés que los japoneses han manifestado en la
Chlorella se ha centrado mayormente en sus propiedades desintoxicantes, es
decir, su habilidad para neutralizar o eliminar sustancias venenosas del cuerpo.
Japón, víctima de su catastrófica experiencia con subproductos nucleares sumada
a los graves problemas que padece por la contaminación industrial -como lo
ilustra la aparición de la enfermedad de Minamata, causada por el mercurio–,
tiene una enorme preocupación por los contaminantes ambientales, razón por la
cual se interesó desde el comienzo en los primeros informes médicos relativos a
los efectos de la Chlorella sobre los contaminantes.
Uno de estos
experimentos realizado en Estados Unidos involucraba la administración del
hidrocarburo venenoso clordicón a un grupo de animales a los cuales se les dio a
comer Chlorella de inmediato. La Chlorella interrumpió la recirculación del
clordicón y lo eliminó de cuerpo de los animales.
Los investigadores
concluyeron que la Chlorella era un desintoxicante potencialmente efectivo, no
sólo contra el clordicón, sino también contra compuestos con propiedades
similares, tales como la dioxina y el BPC [bifenil policlorinado]. (Mucho cloro
en el agua potable, peor en el vapor de agua de los que se bañan con agua
hirviendo y duran mucho en la ducha. Tienen menos “velocidad” mental de lo que
debieran, La CHLORELLAelimina esos
venenos. Es diferente a la spirulina, OJO, es diferente).
La presencia de
dichos contaminantes en las fuentes alimentarlas y en la atmósfera ya se
consideraba como un problema que demandaba una solución urgente. Los informes de
los eruditos impulsaron la investigación en Japón. Pero lo que realmente
estimuló la producción de Chlorella en ese país fueron los estudios que
demostraron la efectividad de esta alga contra la contaminación radiactiva. Ya
en 1950 un trabajo publicado en Experientia, informó que un grupo de cobayos
alimentados con una dieta rica en clorofila de la CHLORELLA evidenció una
resistencia creciente contra los efectos letales de los rayos X. El ejército
norteamericano repitió los experimentos con iguales resultados.
Un
experimento japonés llevado a cabo con animales de laboratorio fuertemente
envenenados con cadmio, demotró que la administración de 8 gramos diarios de
Chlorella a los animalitos aumentaba tres veces la excreción de cadmio en los
excrementos y siete veces por la orina.
Otro estudio realizado en Escocia en
1986 informó que el cadmio se acumula en el interior de las algas como resultado
de un proceso doble de captación. La primera fase comprende una rápida absorción
fisicoquímica del cadmio en puntos de fijación de la membrana celular -Tal vez
formados por proteína y/o polisacaridos. La segunda fase se caracteriza por una
captación intracelular más lenta y continua.
Otro ejemplo de la habilidad
desintoxicante de la Chlorella fue revelado gracias a un experimento en el cual
se administró una dosis letal de cuatro sustancias altamente tóxicas a un
cultivo de levadura de cerveza: mercurio, cobre, cadmio y BPC. Cuando se
adicionó Chlorella a estos venenos la levadura permaneció viva. La Chlorella
también puede neutralizar el efecto venenoso del uranio y el plomo. Se han
llevado a cabo muchos otros estudios que comprueban la habilidad de la Chlorella
para liberar al cuerpo de sustancias venenosas. Los lectores que se interesen en
este tema encontrarán suficiente material científico que respalde lo que
antecede, en cualquier biblioteca médica seria.
Se considera que el efecto
desintoxicante de esta alga se debe tanto a su contenido clorofílico como a la
estructura de su membrana celular. Por esta razón las membranas de las células
se incluyen en la preparación de la Chlorella para la venta. (Se debe asegurar
de que su proveedor de CHLORELLA le de un tratamiento adecuado para que
la membrana sea digerible).
Las paredes celulares de la Chlorella contienen
tres capas. Entre ellas, la del medio –que es la más gruesa- contiene
microfibrillas de celulosa, mientras que la capa externa muestra un material
carotenoide polimerizado. Este material celular es lo que fija a sí mismo el
elemento tóxico y luego lo elimina del cuerpo. (Además se sospecha una alta
actividad enzimática capaz de hacer que, incluso los más poderosos venenos no
solo se eliminen sino que se utilicen por el cuerpo!).
En vista del material
radiactivo procedente de la explosión de Chemobyl -que nos acompañará durante
cien años o más, especialmente en extensas regiones de Europa occidental- (no
tomar leche importada de Europa, por favor), y el considerable aumento de
defunciones por leucemia alrededor de muchas plantas nucleares (la peligrosa
contaminación por celulares), sería muy acertado experimentar con la Chlorella
como un posible antídoto. Ya dijimos anteriormente que el betacaroteno,
contenido en gran abundancia en la Chlorella, protege contra el oxígeno
singular, que es uno de los componentes de la contaminación del aire, y también
contra los perjudiciales rayos ultravioleta del sol (Que pasan debido al daño en
la capa de Ozono, capa sin la cual la vida en el planeta sería imposible. El
cultivo de la CHLORELLA produce en 24 horas el oxigeno, por hectárea, que un
bosque en un año. Esto remienda el hueco en la capa de Ozono). Esto deja muchas
otras áreas abiertas a la investigación, tales como los daños potenciales del
gas radón.
Muchas sociedades han utilizado plantas marinas y de agua fresca
como parte de su alimentación y para aprovechar sus propiedades medicinales. En
China, Korea y Japón se ha hecho uso de ellas desde 3000 años A. C. (1.000 años
antes de la Era de Piscis). Pitágoras se refirió a varias especies comestibles
en su tesis acerca de la alimentación. También han sido consideradas como parte
regular del régimen alimentarlo de los Aztecas, vikingos, irlandeses, escoceses,
maoríes y muchos otros isleños del Pacífico Sur. (Era alimento de los Sacerdotes
del Imperio Maya junto con variedades de Maíz tierno. Los Inkas la comían además
con alguna de las 300 variedades de Quinua o de las 250 variedades de papa que
cultivaban y que les fue prohibido consumir ni cultivar mucho menos, baja pena
de muerte, por los invasores de la Santa Inquisición!).
La comisión
seleccionada por la Administración Federal de Medicamentos para revisar el
status de las algas, declaró que las algas marinas han servido como alimento en
el Lejano Oriente durante siglos, integrando hasta un 25% de la dieta cotidiana
del pueblo.
El Centro de Investigaciones de Huntington estudió la Chlorella
verde y amarilla para descubrir si producía algún efecto tóxico. Los animales de
laboratorio recibieron cantidades variables como alimento y, aunque nunca se
llegó a una dosis tóxica. En otras palabras, no se descubrió ningún grado de
toxicidad en la Chlorella, ni siquiera en las mayores dosis
experimentadas.
Un grupo de voluntarios se sometió a un régimen de comida en
el cual la única fuente de proteína durante tres semanas fue la Chlorella, sin
experimentar ningún efecto adverso.
El envase de la Chlorella generalmente
indica el modo de usar este producto. Por lo común, la dosis recomendada –como
complemento alimenticio- es de una a cinco tabletas (o su equivalente granulado
o en polvo) tres veces por día con las comidas. 5 gramos mínimo al día
Para
efectos de desintoxicación las tabletas o gránulos deben tomarse con el estómago
vacío.
En términos generales hay que contar de tres a cuatro semanas para que
la Chlorella produzca los resultados deseados. Tanto la constipación como los
olores desagradables del aliento y del cuerpo suelen mostrar una mejoría
considerable después de siete a diez días de uso.
La
aparición de tabletas de spirulina en el mercado ha confundido a algunas
personas, que las han tomado por Chlorella. Puesto que el polvo seco de la
espirulina es verde, es difícil distinguir la Chlorella frente a ésta. Las
tabletas verdes, por supuesto, sólo contribuyen a la confusión del público. La
spirulina tiene su lugar en el mercado de los complementos alimenticios, pero no
hay que confundirla con la Chlorella.
La espirulina es una planta
multicelular de forma espiral, mientras que la Chlorella es un alga redonda y
unicelular. La espirulina no crece en agua dulce; más bien requiere de agua
salobre de sabor desagradable. Además, la spirulina no está dotada de membranas
celulares especializadas, como es el caso de la Chlorella, ni tampoco es tan
elevado su contenido clorofílico. En efecto, la Chlorella contiene cuatro veces
más clorofila que la espirulina.
Como ya hemos
indicado, la Chlorella se ha utilizado exitosamente para combatir diversas
enfermedades. Tan sólo en el Japón, más de cuatro millones de personas han hecho
uso de la Chlorella durante los últimos veinte años, prescrita por sus médicos o
tomada por iniciativa propia. Los siguientes casos son estudios clínicos
ilustrativos informados por el Hospital Saito, de Fukuoka.
Caso No. 1.
Un
hombre de 27 años fue admitido en el hospital, con un diagnóstico de úlcera
estomacal y pancreatitis crónica. Durante los dos últimos años se había quejado
de una sensación de hinchazón y pérdida de apetito. Poco antes de ser admitido
había comenzado a vomitar sangre.
El examen preliminar de rayos X revelaba un
duodeno agrandado con una depresión en la curvatura menor del estómago. El
escrutinio interno con cámara confirmó la presencia de ulceración en la región
afectada. El fluido estomacal indicaba un alto grado de acidez.
Los médicos
prescribieron Chlorella, lo que el paciente tomó durante 50 días. Después de
tres semanas informó que los síntomas de su malestar habían desaparecido. Un mes
más tarde los médicos descubrieron que la depresión estaba muy reducida y que la
úlcera había comenzado a sanar. (Nosotros aseguramos que la época de los
complementos vitamínicos del imperialismo de dominación mecanomaterialista ha
terminado. Igualmente la mayoría de los ANTIS se ven reemplazados ampliamente
por la CHLORELLA. La medicina Alópata debe ser detenida lo antes
posible).
Caso No. 2.
El examen médico de un paciente de 45 años reveló
que el hombre sufría de úlcera duodenal e inflamación crónica del estómago.
Desde su nacimiento había padecido de “estómago débil”, pero ahora se quejaba de
dolor intenso y vómitos frecuentes. El examen interno del estómago, con cámara,
reveló una gastritis hipertrófica. Además, se halló sangre escondida en su
análisis de orina. La administración de Mesaferín y otros medicamentos no había
sido efectiva. Sin embargo, experimentó una rápida mejoría con sólo siete días
de tomar Chlorella. Sus síntomas habían desaparecido virtualmente después de 25
días de usar esta alga.
Caso No. 3.
Un paciente de 24 años fue admitido
con gastritis crónica y una severa inflamación de la vesícula biliar. Durante
casi un año había estado quejándose de acidez estomacal. Cuatro meses de
tratamiento con terapia convencional no habían producido alivio alguno. Un
examen con rayos X reveló una deformación del bulbo duodenal, y la presión
resultante contribuía al dolor. La bilis de la vesícula se mostraba turbia.
Después de tomar durante 40 días las tabletas de Chlorella que se le
prescribieron, los síntomas del paciente habían desaparecido casi
totalmente.
La Clase Externa de Medicina Igushi, de la unidad médica de la
Universidad de Kyushu, recetó tabletas y extracto de Chlorella a varios
pacientes, con heridas y enfermedades de tratamiento difícil. Una paciente de 39
años afectada de mielitis aguda (inflamación de la médula espinal), sufría de
parálisis y adormecimiento de las dos piernas. Esta condición había producido
una obstrucción de la vejiga y el recto. A los once días de reclusión
hospitalaria desarrolló úlceras por decúbito, especialmente en la región sacra,
el trocánter y el talón derecho. Después de seis meses de tratamiento con
antibióticos, vitamina B y otra droga, las úlceras del trocánter y del talón
comenzaron a desaparecer. Pero las úlceras grandes del sacro persistieron,
descubriéndose además en ellas un granuloma maligno inflamado.
Los médicos
decidieron administrarle tabletas de chlorella, junto con el tratamiento
antiguo. Después de 50 días notaron algo de mejoría en la ulceración del área
sacral. Entonces cambiaron el medicamento a un extracto de Chlorella. Después de
sólo tres días de tomarlo la úlcera había disminuido a la mitad de su tamaño
original, y también era menor la descarga del granuloma. Además, la inflamación
se había reducido considerablemente.
El doctor Takuma, un pediatra, informó
del caso de un bebé de cinco meses que padecía de una grave erupción del cuero
cabelludo causada por una reacción alérgica a la lecho de vaca. El infante
recibió en sustitución una “leche” de Chlorella durante 27 días (SE DEBE
DAR CHLORELLA A LOS NIÑOS DESDE EL SEGUNDO DÍA DE
NACIDOS EVITANDO ROTUNDAMENTE LA LECHE DE VACA), durante los cuales no
experimentó ningún efecto secundario negativo, como diarrea u otro. Al séptimo
día de la terapia, la erupción comenzó a ceder y a los diez días había
desaparecido totalmente. Al día siguiente de volverle a dar leche de vaca, la
erupción de la criatura había vuelto.
Otro niñito de cinco meses alérgico a
la leche de vaca padecía de un sarpullido feísimo del rostro, que le afectaba
las orejas, la frente y las mejillas. Una aplicación de crema con cortisona
había sido inútil. Cuando le dieron leche de soya (en concepto del Jñàpika Satya
Gurú muy tóxica), los excrementos resultaron líquidos y llegó a tener de ocho a
diez deposiciones diarias. El doctor volvió a indicar que se le diera leche de
vaca y la enfermedad se agravó. Como con el bebé del caso anterior, la
administración de extracto de Chlorella produjo alivio total de Mullido en diez
días de tratamiento.
En otro hospital, un paciente de 18 años de edad fue
admitido a raíz de un accidente de tránsito. La piel del antebrazo izquierdo se
le había lacerado gravemente durante el accidente y se le había infectado. Tenía
una cortadura abierta en la cabeza, una fractura de pelvis y varias otras
heridas en todo su cuerpo. Tres semanas de terapia convencional no produjeron
curación alguna en su antebrazo. La mejoría comenzó sólo cuatro días después de
administrarle Chlorella. Al cabo de tres semanas de tratamiento con esta alga
los médicos informaron que las heridas se habían reducido a tres quintos de su
tamaño original y la granulación que se evidenciaba era benigna. Otras seis
semanas de tratamiento con Chlorella y tres semanas con injertos de piel dieron
como resultado una curación completa del antebrazo.
El Dr. Tchimura, de la
Universidad de Toyama, administró 30 tabletas diarias de Chlorella a un grupo de
pacientes afectados de itai- itai, una dolorosísima enfermedad producida por
envenenamiento con mercurio y otros tipos de contaminantes. Informó que los
pacientes con síntomas de segundo grado experimentaron una reducción del dolor
de las coyunturas después de una semana de esta terapia. También dijo que los
pacientes excretaban cantidades mayores de cadmio que las normales en la orina y
los excrementos.
La Chlorella es útil para aliviar la constipación crónica,
según informes del Dr. Saito y otros investigadores. Este médico recuerda a un
hombre de 59 años afectado de parálisis en las cuatro extremidades, ocasionada
por fractura de la tercera vértebra cervical, complicada por una herida de la
médula cervical. Puesto que no podía caminar, no pasó mucho hasta que desarrolló
una constipación crónica e inflamación del abdomen. Cada pocos días requería de
un enema. No obstante, con la administración regular de Chlorella sus
deposiciones diarias fueron normales.
Otro paciente, un hombre de 48 años,
resultó con cirrosis hepática, inflamación abdominal e hidropesía. Se quejaba de
gases y constipación. Las tabletas de Chlorella no sólo mejoraron su apetito,
sino que aumentaron la descarga de gases, y llegó a tener una evacuación regular
diaria. (En estos casos se recomienda tomar ACIDOPHILIUS Y BIFIDOS).
El Dr.
Sonoda llevó a cabo un estudio doble de un grupo de 58 mujeres de 45 a 55 años
de edad que se quejaban de diversos síntomas menopáusicos. A la mitad se les dio
a tomar Chlorella y a la otra mitad se les dio un placebo. Informó que la
Chlorella produjo un efecto especialmente notable sobre la constipación, los
sudores y la fatiga. Notó además que si dos de los síntomas desaparecían
rápidamente, el tercero también era eliminado a corto plazo.
En la Clínica
Nutricional de la Ciudad de Tottori, el Dr. Tokuyasu administró 10 gramos
diarios de Chlorella (que contenían aproximadamente 7 miligramos de hierro) a un
grupo de estudiantes de secundaria con diagnóstico de anemia. Junto con ello les
recomendó un régimen alimentariovegetariano. Después de cuatro meses de seguir
esta terapia, 83% de los estudiantes ya no padecían de
anemia.
Es
sorprendente que la Chlorella, esta alga tan pequeñita que puede observarse sólo
al microscopio, ofrezca tantos beneficios para el bienestar de la humanidad.
Originalmente estudiada para determinar su potencial como solución al problema
del hambre en el mundo por su alto contenido proteínico -y su habilidad de
producir su proteína unas 50 veces más eficientemente que otras cosechas
proteínicas-, la Chlorella ha llegado a ser uno de los mejores complementos
alimenticios naturales disponibles.
Aunque los investigadores alrededor del
mundo todavía no pueden determinar las formas exactas en que la Chlorella
desintoxica de contaminantes y sana las heridas -además de restaurar la buena
salud a una variedad de pacientes-, es lógico asumir que lo hace gracias a otros
ingredientes (ENZIMAS) además de las proteínas/aminoácidos. Además de ser una
fuente inagotable de clorofila, lo que en sí mismo ofrece grandes beneficios a
la salud, la Chlorella es una fuente confiable de vitamina B-12, betacaroteno,
vitamina E y otras vitaminas y minerales esenciales.
Nótese que, a pesar de
que una gran parte de las investigaciones discutidas en esta publicación se
llevaron a cabo en Japón, actualmente se realizan diversos estudios importantes
e interesantes en los Estados Unidos de Norteamérica.
El Factor de
Crecimiento que ha sido aislado en la Chlorella confirma la teoría original
acerca del envejecimiento, propuesta por el Dr. Benjamín Frank. Además, el
contenido de ARN en la Chlorella (varias veces más elevado que en cualquier otro
alimento), ha estimulado un crecimiento más rápido y saludable en los niños y
pareciera ser el mismo proceso que estimula la reparación de tejidos en los
adultos.
Aun los pocos casos de estudio que vimos aquí confirman la
efectividad de la Chlorella como agente sanador de varias clases de heridas; su
capacidad para disminuir algunas de las molestias características de las mujeres
menopáusicas-, sus resultados beneficiosos como sustituto de la leche de vaca
(gran tóxico cuyo uso se debe comenzar a detener) para los infantes lactantes
alérgicos a la leche, su gran efectividad en la eliminación de metales tóxicos
del cuerpo; su capacidad de corrección del estreñimiento crónico; su gran ayuda
para combatir el resfrío común (GRAN FUENTE DE VITAMINA C NATURAL); y tantas
otras aplicaciones.
Estos resultados no son simples cuentos, habladurías ni
testimonios de usuarios satisfechos. Son los resultados de estudios realizados
bajo los mejores métodos científicos y por algunos de los investigadores médicos
más brillantes que comparten esta misma preocupación.
La
curación de heridas, la desintoxicación, el alivio de la constipación y del
resfrío común, y hasta la estimulación del crecimiento, son algunas de las
propiedades de la Chlorella, un alga unicelular de agua dulce, que han sido
demostradas clínicamente. La Chlorella también es una excelente fuente de
vitaminas, minerales y otros nutrientes, además de ser muy efectiva en el
control de los malos olores del cuerpo, tanto internos como externos. El
presente escrito es una guía completa de las múltiples formas en que este
antiquísimo organismo unicelular nos puede beneficiar
actualmente.
Multiplíquese y cúmplase.
“…se
entrevé un futuro en el cual el hombre se podrá nutrir de CHLORELLA, substancia
unicelular.”
P. P. V. III T. III /
89 Sat Gurú Dr. Serge Raynaud de la Ferrièr
Traducción del Jñàni Diksha Gurú
Dr. David Ferriz Olivares
extraido de la web del Dr. Pablo Elias Gómez Posse