Medidas excesivas empañan adecuada reacción inicial tica ante declaraciones de Daniel Ortega

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Silvia Paz

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Aug 21, 2013, 10:46:46 AM8/21/13
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2005 - País

Miércoles, 21 de Agosto de 2013 00:00
Escrito por María José Núñez (mjnun...@hotmail.com)
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La presidenta Laura Chinchilla fue enfática en rechazar las intenciones de Nicaragua. (Foto: archivo)

En las relaciones internacionales, como en las personales, hay disparates de tal calibre que merecerían ser ignorados.

Ante las declaraciones del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega,  el 13 de agosto, de que podría reclamar a Guanacaste ante la Corte Internacional de La Haya, el Gobierno de Costa Rica tuvo una primera reacción que analistas califican como apropiada, pero continuó con otras que serían innecesarias y capaces de sobredimensionar el exabrupto nicaragüense.

La presidenta Laura Chinchilla respondió con un breve discurso, en el que aseguró: “que no les quede la menor duda, a Guanacaste no pasarán”. Luego la Presidenta llamó en consulta al embajador en Nicaragua, Javier Sancho, en señal de protesta, acto que en el lenguaje diplomático representa un reclamo enérgico contra el Gobierno de Ortega.

 

Hasta ese momento, la posición del Gobierno fue la correcta, aseguraron expertos a UNIVERSIDAD; sin embargo, Chinchilla anunció otras acciones, como retirar indefinidamente de Managua al embajador Sancho, emitir una nota de protesta al ministro de Relaciones Exteriores en Nicaragua y comunicar los hechos a la Organización de Estados Americanos, a la Organización de Naciones Unidas y al Consejo de Seguridad de ese mismo organismo.

 

Además, aseguró que no detendrán la construcción de la trocha fronteriza, que reforzará la seguridad con más efectivos policiales en la franja fronteriza con el país vecino y que participaría en una protesta en Nicoya en contra de las palabras de Ortega.

Definitivamente el Gobierno de Chinchilla debía hacer una declaración tajante y absoluta en defensa del país, pero al anunciar todas las demás acciones no dejó espacio para una disculpa pública por parte de Nicaragua, pues en relaciones internacionales este tipo de controversias se resuelven de esta manera.

NI TANTO QUE QUEME AL SANTO

Para el analista internacional y candidato presidencial del Partido Acción Ciudadana, Luis Guillermo Solís, no había alternativa para el Gobierno, sino rechazar de plano las declaraciones emitidas por Ortega y dejar en evidencia que el país no permitirá considerar que ningún organismo intervenga en la soberanía costarricense.

“Lo que cabía en este caso era precisamente hacer un rechazo categórico y firme, ante semejante disparate. Ahora bien, poniendo en perspectiva, las declaraciones de Ortega no son las primeras ni las últimas, así que ir más allá de lo indispensable, como reforzar con policías la frontera o plantear acciones ante otros organismos, puede resultar innecesario”, señaló Solís.

El profesor de Derecho Internacional Público Nicolás Boeglin coincidió con este criterio y señaló que llamar a consulta al embajador Sancho era la manera correcta de hacer ver el profundo malestar causado a Costa Rica.

No obstante, las otras medidas que acompañaron la primera acción limitan la posibilidad de tener una aclaración, rectificación o manifestación de disculpas por parte de Nicaragua.

Por su parte, Carlos Sandoval, experto en derechos de las personas migrantes, aseguró que el reclamo de territorios es una estrategia histórica de los gobiernos de Nicaragua, los cuales la han utilizado a través de los años para construir legitimidad política interna.

“Se trata de construirse un enemigo externo para generar una cohesión interna y esto se inscribe en el marco de que quieren construir un canal que tiene una enorme aceptación en la población, a pesar de todos los daños ecológicos que pueda generar. Pero del lado de Costa Rica, me parece que a este Gobierno tan debilitado le vienen muy bien las declaraciones del presidente Ortega, porque en el fondo le permite construir legitimidad”, detalló Sandoval.

Pero evidentemente esto tendrá efectos en las relaciones bilaterales entre ambas naciones, y también en el proceso de integración regional que buscan los países del istmo.

Esta situación podría agriar las relaciones entre ambos países y claramente crispa las relaciones que van más allá de los gobiernos, generando malestar entre la gente que se deja llevar por los sentimientos nacionalistas.

Según el periodista y analista político nicaragüense Carlos Fernando Chamorro, en su país la noticia tuvo menos repercusión que en Costa Rica y recordó que allá a Ortega “lo juzgamos más por lo que hace que por lo que dice”.  Ante una consulta en el Primer Encuentro Centroamericano de Comunicación, en la UCR el pasado 20 de agosto, Chamorro manifestó: “Hay mucha politiquería tanto de Ortega como de Chinchilla y los periodistas tenemos la obligación de no hacer chauvinismo ni caer en el patrioterismo”.

Otro tema que se podría ver afectado es la definición de los límites marinos en ambos océanos, que se agudizó con el fallo de la Corte Internacional de La Haya del pasado 19 de noviembre que amplió el mar territorial nicaragüense en perjuicio de Colombia, pues según los expertos, se hubiera podido generar un acercamiento para negociaciones, pero con este nuevo suceso, será muy difícil.

Los exportadores también podrían ser afectados eventualmente, si el conflicto llegara a trasladarse a las relaciones comerciales.

“Siento que es lamentable como actuó el Gobierno, pues en lugar de descalificar al presidente Ortega, más bien le juegan el juego y dejan en evidencia el vacío de liderazgo  diplomático que tiene el país desde hace años”, concluyó Sandoval.

Artículo publicado en:

http://www.semanariouniversidad.ucr.cr/noticias/pais/11253-medidas-excesivas-empanan-adecuada-reaccion-inicial-tica-ante-declaraciones-de-daniel-ortega.html


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