La
música es una fuerza increíble, capaz de transmitir su comprensión,
actitud y profundidad de sentimientos a cualquier persona, más allá de
su idioma, religión y lugar de residencia. La música no es solo una
combinación armoniosa de sonidos, es mucho más que eso. Ella no viene de
la mente, sino del alma. El alma de un músico siente energía,
vibraciones que son imposibles de transmitir con palabras, y lo expresa
en su trabajo creativo. La música entra en el alma del oyente, pasando
por alto todos los filtros que nuestro cerebro construye durante la
comunicación, distorsionando así la realidad. Mientras escuchamos la
composición, podemos sentir directamente la experiencia y la actitud que
el músico quiere transmitirnos.