Cuantas personas en busca de felicidad solo persiguen los bienes terrenales, y cuando los alcanzan, por un breve periodo de tiempo tiene algo de satisfacción, pero luego su codicioso corazón vuelve a desear poseer más y más y viven en una carrera sin freno,
dejando a Dios de lado y no dependiendo de él como la fuente verdadera de gozo, felicidad y sentido en la vida.
Tal vez dices: “bueno si yo tuviera este trabajo, o viviría en tal lugar…si me casara con esta persona o si pudiese cambiar mi vehículo o relacionarme con tal o cual individuo, entonces sería feliz”. Si piensas de esta manera tu enfoque esta distorsionado y
nunca lograrás verdadera plenitud en tu vida ya que esta procede de poner a Cristo en el primer lugar y tener una relación íntima y vital con él.
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