Una de las primeras acciones que lleva a cabo un intruso, una vez ingresa a un sistema, es instalar un rootkit, el cual facilita el control de la máquina desde ese momento en adelante. Dichas herramientas presentan un gran riesgo para los administradores y, por tanto, es de vital importancia conocer sus alcances, funcionamiento y los mecanismos que existen para detectarlos.
Los Rootkits fueron descubiertos a mediados de los '90. En aquella época, los administradores de sistema del sistema operativo Unix de SUN comenzaron a ver un comportamiento extraño en el servidor, la falta de espacio de disco, ciclos extra en la CPU y las conexiones de red que no se mostraba con el comando netstat.