HECHOS DE LOS APÓSTOLES 178

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to Amor Fraterno


HECHOS DE LOS APÓSTOLES 178

 

TESTIMONIO DE PABLO 1

 

Hechos 22:6-16

“6 Pero aconteció que yendo yo, al llegar cerca de Damasco, como a mediodía, de repente me rodeó mucha luz del cielo; 7 y caí al suelo, y oí una voz que me decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? 8 Yo entonces respondí: ¿Quién eres, Señor? Y me dijo: Yo soy Jesús de Nazaret, a quien tú persigues. 9 Y los que estaban conmigo vieron a la verdad la luz, y se espantaron; pero no entendieron la voz del que hablaba conmigo. 10 Y dije: ¿Qué haré, Señor? Y el Señor me dijo: Levántate, y ve a Damasco, y allí se te dirá todo lo que está ordenado que hagas. 11 Y como yo no veía a causa de la gloria de la luz, llevado de la mano por los que estaban conmigo, llegué a Damasco.

12 Entonces uno llamado Ananías, varón piadoso según la ley, que tenía buen testimonio de todos los judíos que allí moraban, 13 vino a mí, y acercándose, me dijo: Hermano Saulo, recibe la vista. Y yo en aquella misma hora recobré la vista y lo miré. 14 Y él dijo: El Dios de nuestros padres te ha escogido para que conozcas su voluntad, y veas al Justo, y oigas la voz de su boca. 15 Porque serás testigo suyo a todos los hombres, de lo que has visto y oído. 16 Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre”.

 

En el capítulo 9 Lucas relata la conversión del apóstol y aquí recoge el testimonio de Pablo sobre aquel hecho. Destacaremos los aspectos que complementan la primera exposición, pero sin perder de vista que con este testimonio el misionero de Tarso sigue con su apología para hacer ver a los judíos los motivos que le llevaron a dar un cambio radical en su vida.

 

Como perseguidor de la iglesia, vv. 6-8.

Durante el viaje a Damasco y cerca de la ciudad siria, a mediodía cuando el sol alumbraba con toda su fuerza, dato que no aparece en el capítulo 9, fue cuando tuvo lugar la experiencia que marcó su vida profundamente. Había testigos de que la luz que le rodeó era real y no una experiencia mística subjetiva.

 

Como receptor de la comisión de Cristo, vv. 9-11.

Sus acompañantes vieron la luz pero no entendieron las palabras que el Señor dirigió a Pablo porque era un mensaje exclusivo para él. En el capítulo 9 oyeron la voz y se pararon atónitos, en éste se espantaron, pero no vieron a nadie, una diferencia de matiz que no pone en contradicción ambos relatos. El apóstol pidió instrucciones: “¿Qué haré, Señor?”, pregunta que se halla solamente en este pasaje. He aquí un ejemplo de conversión. Hasta este momento Pablo no había hecho nada por su salvación y sí demasiado para su condenación, pero tras el encuentro con Cristo está dispuesto a hacer lo que le pida el Señor (cf. Efesios 2:8-10).

 

Los detalles de la comisión, vv. 12-16.

a) Su elección. Las palabras de Ananías “El Dios de nuestros padres te ha escogido”, no aparecen en los otros relatos, pero de forma parecida se encuentran en las palabras que el Señor dirigió a Ananías (9:15-16).

b) Conocer la voluntad de Dios. No hay contradicción con Gálatas 1:12 donde Pablo dice que no recibió de los hombres su comisión apostólica y aquí es Ananías quien le da a conocer la voluntad de Dios. Ananías actuó como mensajero de Cristo y en Gálatas se refiere a que su autoridad no le fue otorgada por los doce.

c) Para ser testigo de Cristo. Debía extender el evangelio en todo lugar y a todos los hombres sin distinción alguna de razas, por consiguiente, tanto judíos como gentiles debían oír el mensaje de Cristo.

Termina esta parte del relato con el bautismo. La expresión “lava tus pecados” tiene connotaciones con el bautismo como símbolo de la realidad expresada en la frase que sigue “invocando su nombre” (cf. Lucas 24:47, Romanos 10:9-11).

 

***

 

Hechos de los Apóstoles de Pedro Puigvert. 1995



“Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza.” (Romanos 15:4).

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