GRAN ALBOROTO EN ÉFESO

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J. Rivera

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Oct 6, 2013, 3:37:00 AM10/6/13
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Queridos hermanos en la fe y amigos, de Amor Fraterno.

Continuamos con el estudio de la Biblia, la Palabra de Dios.

Un estudio de todos los libros de la Biblia, que en su versión original se llama: “Thru the Bible” (A través de la Biblia). Preparado por el teólogo y profesor de Biblia, J. Vernon McGee. En la versión española, traducido, adaptado, y presentado por Virgilio Vangioni, profesor de Biblia.

Si dispones de unos minutos, te aconsejamos que leas o escuches estos mensajes sobre la iglesia primitiva. Hará bien a tu vida, porque además de adquirir conocimiento, crecerás en sabiduría en la Palabra de Dios.

Dios bendiga Su Palabra en tu corazón.

 

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GRAN ALBOROTO EN ÉFESO

 

HECHOS 19:23-41

 

Avancemos con el versículo 23 de este capítulo 19 de los Hechos:

23Hubo por aquel tiempo un disturbio no pequeño acerca del Camino,

 

En aquel entonces las Iglesias no tenían nombres ni se identificaban por denominaciones, como en la actualidad. A los creyentes se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía, pero el cristianismo simplemente se conocía como: “el Camino”. Por cierto que era un nuevo Camino. Se trataba de un nuevo Camino, que era el Señor Jesús, como Él mismo dijo. En el capítulo 14 del evangelio según San Juan, versículo 6, dijo Jesús:

“Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”.

 

Continuemos ahora con el versículo 24 de este capítulo 19 de los Hechos:

24porque un platero llamado Demetrio, que hacía de plata templecillos de Diana, daba no poca ganancia a los artífices;

 

El templo de Diana era un gran templo pagano y a su alrededor estaba el centro comercial. Era el centro bancario de aquel entonces, pero, también el centro del pecado. A su alrededor se desarrollaban actividades inmorales. En verdad la religión es capaz de rebajarse a un nivel más bajo que cualquier otra cosa. Aquel templo era una de las siete maravillas del mundo antiguo. Fue el templo griego más grande que jamás se había construido. Era sumamente hermoso, con sus magníficas tallas, pero la imagen de Diana o Artemisa era espantosa. No era la Diana estéticamente elegante de los griegos, sino más bien la Diana Oriental; una Diana imperfecta, con muchos senos. Vendían pues esas imágenes de plata, negocio que resultó de mucha ganancia para algunos. Y el ministerio de Pablo estorbó la venta de estos templecillos y de muchas otras reliquias religiosas que producían grandes entradas. Este platero llamado Demetrio, reunió entonces a todos los artífices que elaboraban tales imágenes. Y dijo aquí en los versículos 25 al 27:

25a los cuales, reunidos con los obreros del mismo oficio, dijo:

—Sabéis que de este oficio obtenemos nuestra riqueza; 26pero veis y oís que este Pablo, no solamente en Éfeso, sino en casi toda Asia, ha apartado a mucha gente con persuasión, diciendo que no son dioses los que se hacen con las manos. 27Y no solamente hay peligro de que este nuestro negocio venga a desacreditarse, sino también que el templo de la gran diosa Diana sea estimado en nada y comience a ser destruida la majestad de aquella a quien venera toda Asia y el mundo entero.

 

Se pudo ver que la causa de esta protesta de los plateros, encabezados por Demetrio, era el temor de perder su sustento diario, obtenido de ese comercio religioso. Como mucha gente venía de muchas partes al templo de Diana en Éfeso, podemos imaginarnos la reacción de aquellos que se habían enriquecido tanto al vender estas miniaturas del templo y muchas otras reliquias religiosas.

La adoración de Diana se había extendido por toda Asia. Éfeso era un centro de comercio, de religión, y de adoración, tanto para los orientales como para los occidentales; un lugar donde se encontraban el oriente y el occidente. Y tememos que a Éfeso llegara lo peor de ambos mundos.

Leamos ahora el versículo 28 de este capítulo 19 de los Hechos:

28Cuando oyeron estas cosas se llenaron de ira, y gritaron, diciendo:

“¡Grande es Diana de los efesios!”

 

Se ve que salieron por toda la ciudad llevando sus carteles y gritando: ¡Grande es Diana de los efesios! Prosigamos con los versículos 29 y 30:

29La ciudad se llenó de confusión, y a una se lanzaron al teatro, arrebatando a Gayo y a Aristarco, macedonios, compañeros de Pablo. 30Pablo quería salir al pueblo, pero los discípulos no lo dejaron.

 

Realmente, Pablo habría sido peligrosamente acosado y quizás linchado. Él ya había pasado por una experiencia similar a ésta en el país de Galacia, cuando fue apedreado en Listra. Ahora, el versículo 31 dice:

31También algunas de las autoridades de Asia, que eran amigos suyos, le enviaron recado rogándole que no se presentara en el teatro.

 

Había algunos hombres prominentes en aquella región, funcionarios políticos y religiosos llamados Asiarcas. Muchos de éstos se habían convertido a Cristo y le aconsejaron a Pablo que no intentara hablar a esa multitud. Le dijeron que sería peligroso que él se presentara en el teatro.

Continuemos con los versículos 32 al 34 de este capítulo 19 de los Hechos de los Apóstoles:

32Unos, pues, gritaban una cosa y otros otra, porque la concurrencia estaba confusa y la mayoría no sabía por qué se habían reunido. 33De entre la multitud sacaron a Alejandro, empujado por los judíos. Y Alejandro, pidiendo silencio con la mano, quiso hablar en su defensa ante el pueblo. 34Pero cuando se dieron cuenta de que era judío, todos a una voz gritaron casi por dos horas: “¡Grande es Diana de los efesios!”

 

Alejandro era probablemente un recién convertido. Ésta era una típica turba fuera de control. Muchos ni siquiera sabían por qué se habían reunido. Sin embargo, vemos que no le otorgaron libertad de palabra a nadie. No permitieron a Alejandro que hablara. Sólo les interesaba gritar el lema: ¡Grande es Diana de los efesios!

Ahora, los versículos 35 y 36 dicen:

35Entonces el escribano, cuando apaciguó a la multitud, dijo: Efesios, ¿y quién es el hombre que no sabe que la ciudad de los efesios es guardiana del templo de la gran diosa Diana, y de la imagen venida de Júpiter? 36Puesto que esto no puede contradecirse, es necesario que os apacigüéis, y que nada hagáis precipitadamente,

 

Este escribano o secretario de la ciudad les dijo que le estaban dando demasiada importancia a todo el asunto. Les dijo que miraran a aquel gran templo y a la gran diosa Diana que al ser tan populares, nadie podría decir nada en contra de ellos, y que nada les sucedería. Ahora, ¿No es interesante que de todo aquel santuario y del sistema que lo rodeaba no quedan más que ruinas y así ha quedado permanecido por más de dos mil años?

Continuemos con los versículos 37 y 38 de este capítulo 19 de los Hechos:

37porque habéis traído a estos hombres, que no son sacrílegos ni blasfemadores de vuestra diosa. 38Que si Demetrio y los artífices que están con él tienen pleito contra alguno, audiencias se conceden y procónsules hay; acúsense los unos a los otros.

 

El secretario de la ciudad estaba diciendo que si querían presentar cargos legales, el tribunal estaba abierto. Y los versículos 39 al 41 dicen:

39Y si demandáis alguna otra cosa, en legítima asamblea se puede decidir, 40pues hay peligro de que seamos acusados de sedición por esto de hoy, ya que no existe causa alguna por la cual podamos dar razón de este alboroto.

41Y habiendo dicho esto, despidió la asamblea.

 

Les dijo que si tenían algún pleito que entablar, debían sentarse para tener una reunión ordenada, y que debían bajar esos carteles y dejar de gritar. En verdad, estaban bajo peligro de ser llamados por las autoridades del Imperio para dar cuenta de esa alteración del orden público. Despidió pues, este funcionario público a la multitud, que entonces se dispersó. El ministerio de Pablo en Éfeso llegó así a su fin aquí. Veremos luego, que Pablo saldría de Éfeso y regresaría a Macedonia.

Y así concluimos nuestro estudio del capítulo 19 de los Hechos.

 

***

"Venid a mí,

todos los que estáis cansados y cargados,

y yo os haré descansar" Mateo 11:28

 

www.amorfraterno.org

 

Hech. 19.23-41.mp3
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