HECHOS DE LOS APÓSTOLES 180
EL TESTIMONIO DE PABLO INTERRUMPIDO
Hechos 22:22-29
“22 Y le oyeron hasta esta palabra; entonces alzaron la voz, diciendo: Quita de la tierra a tal hombre, porque no conviene que viva. 23 Y como ellos gritaban y arrojaban sus ropas y lanzaban polvo al aire, 24 mandó el tribuno que le metiesen en la fortaleza, y ordenó que fuese examinado con azotes, para saber por qué causa clamaban así contra él. 25 Pero cuando le ataron con correas, Pablo dijo al centurión que estaba presente: ¿Os es lícito azotar a un ciudadano romano sin haber sido condenado? 26 Cuando el centurión oyó esto, fue y dio aviso al tribuno, diciendo: ¿Qué vas a hacer? Porque este hombre es ciudadano romano. 27 Vino el tribuno y le dijo: Dime, ¿eres tú ciudadano romano? Él dijo: Sí. 28 Respondió el tribuno: Yo con una gran suma adquirí esta ciudadanía. Entonces Pablo dijo: Pero yo lo soy de nacimiento. 29 Así que, luego se apartaron de él los que le iban a dar tormento; y aun el tribuno, al saber que era ciudadano romano, también tuvo temor por haberle atado”.
El discurso de Pablo fue interrumpido y como el tribuno no entendió su defensa porque había hablado en arameo quiso sacarle una confesión por otros métodos. Al enterarse de que era ciudadano romano cesó en su empeño de maltratarle. Cicerón había dicho: 2es un delito atar a un ciudadano romano; es un crimen azotarlo; matarlo es casi tan malo como asesinar a un padre”.
Reacción de la multitud, vv. 22-24.
Estuvieron escuchando atentamente hasta el momento en que el apóstol mencionó que había sido enviado a predicar a los gentiles. Aquellos judíos no podían aceptar que otros vinieran a participar de las bendiciones de la salvación sin imponerles las cargas que ellos llevaban. Su actitud de gritar y arrojar sus ropas puede entenderse como una reacción atenuada ante la presencia de los soldados de lo que hubieran hecho de disponer de piedras y de libertad para tirarlas. Por eso el tribuno ordenó que metieran a Pablo en la fortaleza. La violencia del fanatismo religioso o del fundamentalismo como decimos en la actualidad es algo que viene de lejos y que en nuestros días ha cobrado trágico protagonismo.
Ciudadanía romana, vv. 25-29.
Cualquier individuo que no poseyera la ciudadanía romana dentro del Imperio podía ser azotado como método para conocer la verdad. Ante la eventualidad del tormento, Pablo apeló a su condición de romano como había hecho en Filipos. Su ciudadanía era por nacimiento desconociéndose cómo la adquirió alguno de los antepasados del apóstol. Lucas no no0s informa de cómo Pablo dio pruebas de tener dicha ciudadanía, porque si alguien hacia una afirmación de este tipo y era falso se consideraba, en caso de descubrirlo, que era merecedor de la pena de muerte. El contraste con el tribuno es evidente, pues éste tuvo que pagar una gran suma para conseguirla, probablemente en tiempos de Claudio. Hay dos razones para creerlo: a) la esposa de Claudio se dedicó a vender ciudadanías en abundancia. b) el tribuno tomó el nombre de Claudio (cf. 23-36). No es extraño que el tribuno tuviere temor por la orden que había dado aunque lo llegara a cumplirse, pero el simple hecho de atarle implicaba una afrenta que podía costarle no sólo el puesto sino también la vida. A partir de aquí y hasta el final del libro veremos a Pablo en diversas circunstancias, pero siempre en condición de preso.
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Hechos de los Apóstoles de Pedro Puigvert. 1995