¡Que alegría cuando alguien entra a la Iglesia católica! Pero es el encuentro de dos mundos. Si el converso era protestante, viene con todo ímpetu y critica al católico porque lee poco la Biblia y el católico lo critica porque enfatiza mucho en la Biblia. Un encuentro maravilloso, lleno sin embargo de sinsabores. Ojalá prevalezca la comprensión recíproca. Se les necesita tanto a ambos. Un saludo. Luis