Hoy compartiré con ustedes el testimonio de Marina Castro, un testimonio muy conmovedor que nos enseña que el Señor Jesús tiene compasión hasta con los muertos.
El testimonio de Marina es un poco complicado, porque tiene que ver con un carisma que poco se utiliza en la Iglesia Católica = El discernimiento de espíritus.
Marina es una mujer sencilla y muy católica. Desde niña, Marina dice que ha tenido experiencias con fantasmas. Marina dice que ve cosas sobrenaturales, espíritus y toda la cosa.
Un día, Marina estaba limpiando su casa y sintió la presencia de algo que estaba allí, pero que ella no podía ver. Marina no tuvo miedo, sólo curiosidad.
Esa noche, dice que estando media dormida, una mujer misteriosa se apareció al pie de su cama. ¡Marina se puso de pie y reprendió a ese fantasma en el nombre del Señor Jesús!
Marina dice que la mujer misteriosa sonrió al escuchar el nombre del Señor Jesús.
Marina comprendió que esa mujer misteriosa NO era un demonio y tampoco era un fantasma. ¡Los fantasmas no existen!
Marina le preguntó qué quería y la mujer misteriosa la señaló. Marina había ido a Misa ese día y había comulgado al Señor Jesús en la Eucaristía. ¡El pecho de Marina brillaba!
Marina entendió que la mujer misteriosa era un alma que estaba desorientada, triste, extraviada en el Purgatorio, buscando la luz del Señor Jesús.
A veces las almas en el Purgatorio están tan extraviadas, tan tristes y tan desorientadas que por alguna razón, Dios Todopoderoso les permite buscar a alguien para que oren por ellas.
Marina le prometió a esa mujer misteriosa que iría a Misa y que pondría la intención por su alma.
Al día siguiente, Marina cumplió su promesa y fue a Misa. ¡Oh sorpresa! = En el templo estaba la mujer misteriosa junto con otras almas = Hombres, mujeres y niños.
Marina anotó la intención en el libro de la Misa por todos ellos y dio una generosa ofrenda. La mujer misteriosa y todas las almas estaban atentas de la Misa.
Cuando el sacerdote levantó la hostia y ofreció el sacrificio del Señor Jesús al Padre Celestial, ¡la mujer misteriosa y todas las almas se elevaron al Cielo en medio de un coro de Ángeles!
Dicen Marina que cuando las almas se iban elevando al Cielo, le sonrieron, juntaron las manos y la señalaron como diciéndole = ¡Vamos a orar por ti!
¿Se dan cuenta que el Señor Jesús venció a la muerte y eso nos permite orar por los muertos?
¿Se dan cuenta que orar por los muertos nos conviene?
¡Un saludo!
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