Adjunto y en éste sitio en la Web, se comparte corta exposición de Osho, acerca de aprender a Disfrutar Y No Aferrarse a nada ni a nadie material.
Cordiales saludos:
Jorge E. Morales H.
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Los Frutos Del Árbol De La Vida
I Cómo abordar el estudio de la Cábala
A veces, algunas personas me dicen que están
interesadas en la Cábala, que leyeron los libros de Lenain, de Papus, de Eliphas
Levi, de Dion Fortune; o incluso de Arthur Waite, de Israel Regardie ... y
quieren saber mi opinión, que les aconseje. Todos esos libros son
interesantes; por supuesto, y les pregunto cómo los leen: «¡Oh! De vez en
cuando; por aquí y por allí, hojeo algunas páginas». Pues bien, no es así como
se debe estudiar la Cábala. Si
os ponéis a estudiar las matemáticas empezando por cualquier capítulo; los
diferenciales y las integrales por ejemplo, antes de haber aprendido las cuatro
operaciones, ¡no entenderéis nada! Hay que empezar por el principio, comprender
bien las primeras lecciones, lo que facilitará luego un rápido avance. Mientras
quede algún punto que no haya sido bien comprendido, es preferible no avanzar.
Hay que hacerlo poco a poco, sin prisa. No se lee la Cábala como se lee una
revista. Ahora bien, debo añadir además que; si en mis conferencias a veces os
hablo de la Cábala (El Árbol sefirótico, las Jerarquías angelicales, los setenta
y dos Genios), no es para invitaros a estudiarla con premura, simplemente es
para daros algunas nociones esenciales que pueden ayudaros en vuestro desarrollo
espiritual. La Cábala es una ciencia muy especial, un estudio diferente de todos
los demás: Exige cualidades particulares por parte de aquel que quiera
comprometerse con ella. Incluso, es aconsejable no comenzar antes de la edad de
cuarenta años. Y no puede hacerlo cualquiera: Únicamente aquellos que estén
predestinados para ello, que tengan las capacidades mentales, psíquicas, y que
además posean cualidades morales que les impedirá utilizar esos conocimientos
con un fin personal. La Cábala es una doctrina misteriosa, sagrada, difícil e
incluso peligrosa, para todos los que no estén en condiciones de abordarla. Una
prueba de ello, es esta pequeña parábola que circula entre los cabalistas:
Cuatro rabinos se reunieron con la intención de estudiar la Cábala; algún tiempo
después, el primero renunció, el segundo perdió la fe, el tercero se volvió loco
y únicamente el cuarto prosiguió su estudio y recibió por ello grandes
bendiciones. Por eso no os aconsejo que os sumerjáis en un estudio profundo de
la Cábala. Aprended simplemente lo que sea útil para vosotros, lo que esté a
vuestro alcance; yo no os revelaré más, y si no estáis preparados, empezad por
otros asuntos, otros ejercicios que os prepararán para abordarla más tarde.
Creedme, es una ciencia muy difícil que no todo el mundo se puede permitir
estudiarla; incluso es un sacrilegio hacerlo si no se está bien preparado, y se
corren grandes riesgos. Si os digo esto, no es para desalentaros, sino para
seros útil. Es mi deber advertiros de que lanzarse imprudentemente en la Ciencia
cabalística produce desequilibrios psíquicos.
Y no se podrá acusar a esta Ciencia, sino a una
curiosidad mal dirigida, o al deseo de satisfacer la codicia, la ambición. A
algunos les digo: «Estudiáis el Shem Hameforasch para conocer el nombre y las
atribuciones de los setenta y dos Genios: ¿y qué haréis con ello? ¿Vais a pedirles la
protección, el éxito, el amor, las riquezas? » Pues bien, precisamente, ¡ese es
el peligro! En primer lugar, -es totalmente desaconsejable intentar poner a los
espíritus luminosos al servicio de las apetencias humanas. Además, es necesario
saber que no son seres que obedecen así como así al primero que llega. Antes
debéis alcanzar una cierta con quien están tratando, y os dejarán chapotear
solos. Los setenta y dos Genios no están obligados a venir y satisfacer vuestros
caprichos. Para darles órdenes, hay que tener una gran fuerza, una gran
voluntad, un gran dominio; para obtener resultados, no basta con conocer sus
nombres y pronunciarlos. No; muchos se lo imaginan, lo intentan, y no obtienen
resultados. Entonces, antes de lanzaros, estudiad bien el problema, ya que
aventurarse solo en esos estudios, sin guía, sin instructor, sin Maestro, puede
conduciros a la brujería, a la magia negra. Mirad cuántos editores desde hace
algunos años vuelven a publicar obras de ocultismo. ¡Pero son pura hechicería!
Alguna de ellas contiene recetas espantosas, hasta el punto de indicar cómo
hacer un pacto con el Diablo. Y lo que es grave; y que no sabéis, es que hay
mucha gente, más de la que os imagináis, que se interesa en esos libros y cree
en todas las imbecilidades que exponen. Algunas cosas son ciertas, pero muchas
son falsas, e incluso peligrosas, y ellos lo aceptan todo. Estoy bien informado,
sé que la brujería está aún muy viva en los pueblos: Gentes provistas de viejos
libros mágicos hacen ceremonias, evocaciones; convocan al mismísimo Diablo, ¡y
lo que es más grave, es que lo logran! ¿Por qué? Porque su fe, su tenacidad, su
paciencia principalmente, sirve de alimento, de cebo, a los espíritus
infernales; consiguen comunicarse con ellos, y casi entregarles la vida. Estoy
al corriente de todo esto. Muchos han muerto víctimas de sus propias prácticas.
Jamás deben hacerse cosas semejantes, jamás. Ésta no es la verdadera ciencia
espiritual. El saber que yo os transmito, nunca os llevará hacia esas prácticas.
¿De qué sirve obtener riquezas, poderes, placeres, para encontrarse luego
maniatado, perseguido, poseído, verse obligado a recurrir a exorcistas para
desembrujarse? La gente no se da cuenta del peligro que presentan las prácticas
de hechicería. ¡Qué responsabilidad para los editores que reeditan esos libros,
y para los libreros que los venden! Y cuanto más estrafalarios son los títulos,
tanto mejor: presuntos nombres hebraicos, caldeos, persas, pero deformados y sin
relación con los verdaderos nombres, porque después de siglos y siglos que
circulan esos manuscritos, se deforman cada vez más a medida que son
copiados.
Y nunca se os advierte de los peligros que corréis.
Practicáis esto y aquello, de acuerdo, pero ¿cuáles serán los resultados
psíquicos sobre vosotros mismos? Debéis saber que yo nunca os embarcaré en este
género de aventuras. Tratad de comprender bien la diferencia entre nuestra
Enseñanza espiritual, iniciática, orientada siempre hacia la luz, y las otras
prácticas ocultistas. Aquí estáis al abrigo, a salvo. Si queréis aventuraros más
allá sin guía, sin luz, hacedlo, pero corréis el riesgo de caer en la magia
negra. Sois libres de probarlo, pero entonces ya no respondo de vosotros. Si
elegís salir de la enseñanza de la luz, yo no me siento responsable en absoluto
de vuestra decisión. Para abordar esta Ciencia sagrada de la Cábala, debéis
purificaros, purificar vuestro corazón, vuestra cabeza, si no, los espíritus
celestes se opondrán a vuestros esfuerzos pues considerarán que cometéis un
sacrilegio. Por el contrario, los espíritus tenebrosos estarán encantados de
poder atraer a sus redes a un ingenuo más, seduciéndolo con éxitos fáciles.
Elevarse hasta las regiones celestes es difícil, mientras que descender al
Infierno es muy fácil: basta con seguir la pendiente de sus codicias. A algunos
les digo: «¿Por qué os sentís tan atraídos por las prácticas del ocultismo? ¿Por
qué despreciáis las grandes verdades que os he dado para mejorar vuestra salud,
vuestro comportamiento respecto a los humanos, vuestra relación con las fuerzas
inteligentes de la naturaleza, con las entidades celestes, con Dios mismo? Esas
verdades no os interesan realmente, hay algo que os tienta más... una esperanza
algo turbia, el deseo de satisfacer una ambición... Si sois honestos, íntegros,
empezaréis por estudiar todas esas grandes verdades: Hay mucho que aprender y
regocijarse durante toda la vida. Si las descuidáis, es que estáis animados por
deseos inferiores: Queréis dominar a los espíritus para que os procuren el
dinero, el amor, el éxito social, sin haber adquirido la pureza, la
inteligencia, la bondad. Pues bien, entráis en la logia negra. Es la logia negra
la que os inspira la voluntad de dominar a los espíritus antes de ser dignos de
ello, antes de ser un hijo de Dios». El deseo de aprender la Cábala no tiene, en
sí mismo, nada que ver con la hechicería. Pero antes de descubrir sus secretos,
hay que aceptar pasar por las etapas preliminares, trabajar sobre uno mismo,
perfeccionar el carácter para demostrar que se es digno y capaz de ir más lejos.
Pero si uno se apresura, si quiere transgredir las reglas, quemar etapas,
introducirse directamente en el mundo sagrado sin estar preparado, entonces se
encontrará con guardias que le detendrán. Imposible ir más allá si no se ha
pasado el examen, si no se han dado pruebas suficientes de talo cual virtud.
Mientras que para hacer el mal, no hay que someterse a prueba alguna: Cuánto más
malvado y dañino uno es, más rápido es aceptado como el número uno, el
cabecilla, el jefe. Tomad el ejemplo de una banda de malhechores: Todos elegirán
por jefe al más violento, al más grosero, al más brutal.
Lo mismo sucede en el Infierno: El ser más
tenebroso, es el jefe. Mientras que en el Cielo; por el contrario, quien
gobierna es el ser más luminoso, el más bondadoso y lleno de amor. Es por ello
que la Cábala compara a veces al Universo, con una cabeza blanca que se refleja
bajo la forma de una cabeza negra: La cabeza negra es la sombra, el reflejo
invertido de la cabeza blanca. El Infierno es una imagen invertida del Cielo. En
el Infierno; el más degradado es el que gobierna, en el Cielo lo hace el
más elevado «Lo que está abajo es como lo que está arriba», dijo Hermes
Trismegisto. Así pues, lo que está en el fondo es como lo que está en la cima. A
la séfira Kether; situada en la cúspide del Árbol de la Vida, corresponde una
Kether invertida, situada bien en el fondo. Y en el mundo de los humanos;
¿quiénes son los que dirigen?, ¿los mejores?... Aquéllos que están en el poder;
que ostentan la autoridad, los grandes financieros, políticos, economistas,
¿acaso son las personas más nobles, las más generosas, las más desinteresadas?
Al contrario, son los más ambiciosos, los más interesados. Es un mundo que está
por debajo del diafragma; es el mundo del reflejo invertido o, utilizando la
imagen empleada por Dante, es «el cono invertido». Y los que gobiernan, son los
mejor equipados para ese mundo. Sé que hay excepciones, afortunadamente; pero en
general, los mejor equipados son los que tienen los dientes más largos, las
garras más aceradas, y las pezuñas más duras. Es cierto y loable que aún quedan;
aquí o allá, en los gobiernos, en las sociedades, seres excepcionales,
inteligentes, cualificados, honestos, desinteresados, pero son raros. Volviendo
a la Cábala, es preferible para vosotros estudiar primero en profundidad lo que
ya os he dado en mis conferencias. Aun no veis la utilidad de todas esas
verdades; no sospecháis que, gracias a ellas, podéis hacer trabajos formidables.
«¡Pero yo quiero fórmulas para gobernar a los espíritus!» Pues no, vais
demasiado deprisa. Hojead primero, una o dos veces, todos mis libros; y os
daréis cuenta de que en ellos he infiltrado reglas, e incluso revelaciones de la
más alta magia, la Cábala más profunda, e incluso sobre la teúrgia. Las he
infiltrado esporádicamente; sin hacer ruido, sin acentuar, sin insistir ni alzar
la voz, solamente para aquellos que están despiertos. ¿No las habéis captado?
Pues bien, a vosotros os corresponde descubrirlas. Tal vez ni siquiera os dais
cuenta, pero la mayoría de los conocimientos que recibís aquí fueron; en el
pasado, conocimientos casi inaccesibles que únicamente eran confiados a los
Iniciados. Habéis podido comprobar; cuando os di la conferencia sobre las
Iniciaciones egipcias, cuán difícil era en la antigüedad de ser aceptado en el
templo, por cuántas pruebas era preciso pasar. Los postulantes aceptaban incluso
arriesgar su vida para ser admitido, y tener acceso a estos conocimientos. En
nuestra época, el mundo invisible ha permitido que la Ciencia esotérica sea
propagada para iluminar, para instruir a los humanos, pero si abusan de ella y
se precipitan hacia la magia negra, el castigo será terrible.
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