Anexo y en éste sitio en la Web, se comparte a través de la Revista Biosofía, exposición sobre El Mundo De Los Sentidos Y El Mundo Del Espíritu; de Rudolf Steiner, quien sucintamente nos plantea:
1.- Que a la humanidad (De Adán y Eva); durante la época lemuriana, las
Jerarquías Creadoras1
todavía no le habían dado la mente
(Del cuerpo mental concreto), para poder controlar efectivamente los
sentimientos
del cuerpo emocional o astral. Por lo que las
influencias luciferinas en dicha época; para que la humanidad comiera del fruto
(Manzana) del Árbol de la Vida (O del Conocimiento) fue muy anticipada, lo que
originó:
1.1.- Que la humanidad perdiera prematuramente la mitad de su capacidad creadora como andrógino; y durante la separación de los sexos, los órganos reproductores pudiesen engendrar el cerebro (Para coordinar pensamientos y sentimientos) y la laringe (Para expresar y comunicar pensamientos y sentimientos). Además de tener; todo humano, que buscar pareja del sexo contrario, para procrear y mantener la especie con sus consecuencias de placer y dolor.
1.2.- Lo anterior; motivó a que la humanidad también debiese desarrollar precozmente el cuerpo físico vital o etérico, básicamente los sentidos (Vista, oído, gusto, olfato y tacto, manejados por el polo negativo, del éter luminoso), las secreciones glandulares (Operadas por el polo negativo, del éter vital o de vida) y la actividad de substanciación del cuerpo físico denso a través de la nutrición, asimilación y excreción (Tratada por el polo negativo, del éter químico).
1.3.- Colateral, mientras se realizaba la separación de los sexos y la humanidad se densificaba cada vez más; descendiendo desde la región etérica (El Paraíso) hasta la actual región física densa, necesitó asimismo desarrollar un sistema óseo, muscular y nervioso promovido por el triple Espíritu (Átmico o Divino, Búdico o de Vida y Humano o el Alma).
2.- Ahora; el humano, con un doble cuerpo físico (Vital o etérico y
químico o denso) bien formado, cuenta con las funciones etéricas sensoriales,
glandulares y de nutrición, además de un sistema óseo, muscular y
nervioso configurado por la imaginación, inspiración e intuición del Espíritu. Lo que lleva hoy en día a la
humanidad estar constituida por un triple Espíritu y un cuaternario cuerpo (Mental concreto, emocional o
astral y físico [Vital o etérico y químico o denso]), para que la mente funja como eslabón o puente entre
el Espíritu y sus cuerpos. Por lo que luego de la muerte
física de todo humano, su sistema etérico o vital sensorial, glandular y de
nutrición se desvanece rápidamente (Por lo menos, en tres días); mientras que en la tumba o a través
de las cenizas (Por la cremación del cadáver), todavía continúan existiendo los
átomos
etéricos del extinto sistema óseo,
muscular y nervioso. Átomos; que con el tiempo se van a integrar a la cadena
etérica de la Tierra, con las cualidades de imaginación, inspiración e intuición que le imprimió la persona
fallecida. Y que posiblemente; tales átomos, no sean utilizados más
por el Alma o el Espíritu Humano que
desencarnó, pero que de acuerdo a su cualidad vibratoria
espiritual, van a aportar la tasa vibratoria necesaria (En el
mundo mental concreto), para crear nuevos cuerpos en la
próxima encarnación o vida.
3.- De suerte que quien logre mantener por mayor tiempo enfocada la atención en la mente en el Espíritu sublimizará, curará y espiritualizará con mucho más fuerzas sus cuerpos, incrementando las vibraciones espirituales de imaginación, inspiración e intuición en sus átomos del cuerpo físico denso. Pero la persona que mantenga enfocada la atención de su mente en su yo, ego inferior o en su personalidad; compuesta por sus cuerpos, estará fortificando las influencias luciferinas con la materialización o densificación de los cuerpos. Allí está el reto, en el conocimiento de sí y en realizar el esfuerzo en pro de espiritualizar los cuerpos; para no sólo estar en armonía con las Leyes del Universo y no generar karmas, sino para aprender a vivir en el mundo del Espíritu dentro de Su Luz (Sabiduría), Amor y Poder (Paz, dicha y prosperidad). Dado a que luego de la muerte física, habrán quienes con sus átomos corporales ayuden a la sublimación y espiritualización de la Tierra; y colateralmente faciliten el desarrollo espiritual de un Alma (Espíritu Humano), que requiera reencarnar y usar átomos sublimizados con las cualidades de imaginación, inspiración e intuición, para evolucionar espiritualmente en esa vida. Cabe aclarar, que los átomos de nuestros cuerpos son como un traje; que al finalizar cada encarnación el Alma o el Espíritu Humano se despoja de ellos, para usar otro nuevo traje con sus propios átomos en la próxima encarnación, de acuerdo al individual karma. Por lo que entre mejores y más espiritualizados átomos corporales dejemos en cada vida, superiores y con una crecida espiritualización serán los átomos corporales que podremos contar en la próxima vida, amén de elevar la tasa vibratoria espiritual de la Tierra.
Cordiales saludos:
Jorge E. Morales H.
PD: Si buscas espacio seguro y amplio en la NUBE; para guardar, manejar, ver y utilizar en cualquier parte fotos, videos y archivos personales, se recomienda encontrarlo en los siguientes sitios: 1, 2, 3 y 4.
1. Serafines, Querubines, Tronos, Dominaciones, Virtudes, Potestades, Principados, Arcángeles y Ángeles.
Recordar y olvidar
Pero juzgaremos erróneamente al Yo, si sólo tenemos
en cuenta los procesos mentales de cada día y limitamos su extensión a la medida
del conocimiento normal estando despiertos. No conozco ningún estudio que pueda arrojar más luz sobre nuestro verdadero Yo; que el estudio de
la memoria, ya que sus fenómenos nos demuestran que la conciencia es mucho más
amplia que el conocimiento del momento. Como la energía; en el mundo físico, es
algo más que las fuerzas que actúan en un instante dado del tiempo. Se emplea al
mundo la analogía de la luz que elimina los lugares oscuros; y así puede
servirnos aquí, los físicos definen a la energía como “cinética” y “potencial”,
la activa y la latente. Así el conocimiento puede ser activo o latente, y en la
división este último es; para cada individuo, el mayor de los dos. “Olvidamos”;
así se dice, más que “recordamos”. Pero lo “olvidado” no se ha marchado
realmente de nuestra conciencia; aunque esté en estado latente, así como la
fuerza está ausente del alud que se halla a punto de caer por la ladera de una
montaña. Lo olvidado puede pasar a la conciencia activa, y puede revivir como el
alud, puede liberarse y gastar su energía acumulada, destruyendo los hogares del
valle. Ninguna fuerza puede aniquilarse en el plano físico, y ninguna
experiencia destruirse en el plano mental. Lo que la conciencia normal de
vigilia retiene; depende de la atención, que es el nombre de una fase de la
voluntad. Lo que se recuerda mejor es lo que nos sorprende más vívidamente. Por
ejemplo, lo que ha frenado y fijado nuestra atención, o lo que se ha repetido
tan a menudo que nuestra atención ha estado dirigida frecuentemente hacia ello;
en todo caso la voluntad reside, en la raíz de la retención. Todo lo que penetra
en nuestra conciencia deja su huella; la mente queda modificada, como dijo
Patanjali. Siendo esto así; la huella debería ser recuperable, y por esto
debemos desafiar a los fenómenos de la memoria. Observemos; en principio, que la
memoria tiene dos principales divisiones: Reproducción y recuerdo. La
reproducción puede tener lugar sin el recuerdo; y entonces, no produce ningún
reconocimiento. La memoria reproduce la imagen de una percepción pasada; ésta
aparecerá a la conciencia como nueva, a menos que el recuerdo acompañe a la
reproducción y ejemplos de esto se hallan registrados como es debido. “Maury
refiere que en cierta ocasión escribió un artículo sobre la política económica
para un periódico, pero las páginas se traspapelaron y, por tanto no las envió.
Ya había olvidado todo lo que había escrito, cuando le pidieron que enviara el
artículo prometido. Al rehace el artículo, creyó haber encontrado un nuevo punto
de vista para el tema; pero cuando, unos meses más tarde halló las páginas
perdidas, descubrió que no solamente no había nada nuevo en su segundo ensayo,
sino que había repetidos sus primeras ideas casi exactamente con las mismas
palabras.”1
Du Prel, cita a Leibnitz por un caso semejante:
“Creo que los sueños a menudo nacen de antiguos pensamientos. Cuando Giulio
Scaliger celebró en verso a los hombres más famosos de Verona, se le apareció en
un sueño uno al que dio el nombre de Brugnolus; bávaro de nacimiento,
que se había establecido en Verona, quejándose de haber sido olvidado. Giulio
Scaliger no recordaba tal nombre, pero después de dicho sueño compuso una elegía
en su honor. Más tarde; su hijo, Giuseppe Scaliger, de viaje por Italia, se
enteró que en tiempos pasados habían vivido en Verona un célebre gramático o
crítico de ese nombre, quien había contribuido a la restauración de la enseñanza
en Italia”2. La explicación sugerida por Leibnitz, es que Scaliger
había oído citar a Brugnolus, pero lo había olvidado; en el sueño hubo la
reproducción del nombre sin ir acompañada del recuerdo, por lo que el nombre y
el personaje le parecieron nuevos a Scaliger, de manera que no reconoció la
imagen onírica presentada. Es imposible decir cuántos de nuestros sueños pueden
ser de este carácter, y cuán a menudo la ausencia de reconocimiento puede
otorgarles la apariencia de una revelación. Nos hallamos a veces en un lugar que
hemos soñado; y reconocemos como reales, los paisajes vistos en sueños. Buscamos
a veces en vano algún recuerdo en nuestra conciencia; y al final llegamos a la
conclusión de que el sueño describió, de forma misteriosa, un paisaje
desconocido para nosotros. Mientras que es mucho más probable que la memoria
haya reproducido en nuestra conciencia dormida las imágenes de percepciones
largo tiempo olvidadas; y al fallar el recuerdo, pasen por la mente como nuevas.
Flashbacks ante la muerte. Volvamos a la afirmación de “todo lo que penetra en
nuestra conciencia deja su huella”. En la sección “Memoria del moribundo” de
este libro, se dan algunos casos de la notable reproducción, al final de la
existencia, de sucesos y ambientes de la niñez, y casi todo el mundo debe de
haber sido testigo de casos de personas ancianas que recuerdan con extremada
viveza los sucesos triviales de su juventud. El doctor Winslow3, hace hincapié en algunos
casos en los que, “en una vida muy avanzada, la facultad de la memoria ofrece un
grado de elasticidad extraordinario y un sorprendente vigor… Una buena
ilustración de estas palabras se dio en la vida de Niehuhs, el célebre viajero
danés. Ya viejo, ciego y tan enfermo que solamente podían llevarlo de la cama a
un sillón, solía describir a sus amigos los paisajes vistos en su más temprana
edad con maravillo minuciosidad y vivacidad. Cuando sus oyentes se admiraban de
tan asombrosa memoria, él explicaba que estando en cama se borraban todos los
objetos visibles; y continuamente flotaban antes los ojos de su mente, los
cuadros de todo cuanto había visto en Oriente por lo que no era ninguna
maravilla que pudiera hablar de ellos como si los hubiera visto el día
anterior.
Con gran viveza, el intenso cielo de Asia, con su
brillante y parpadeante cortejo de estrellas, que tan a menudo contemplara por
las noches o la soberbia bóveda azul del cielo diurno, quedaban reflejados
durante las horas de quietud y oscuridad de su alma más interna”. Pero más
notable como prueba de que lo que ha surgido de la conciencia ordinaria no se
destruye, son los numerosos casos registrados, que describen las extrañas resurrecciones de la
memoria; justo cuando la conciencia se torna latente, lo cual es uno de los
fenómenos más notables de los ahogados. Elijo el siguiente caso relatado por Du
Prel4: “Al aproximarse la
muerte; asimismo, se ha observado con frecuencia una gran exaltación de la
memoria. Fechner5, narra
el caso de una dama que cayó al agua y estuvo a punto de ahogarse. Desde el
momento en que cesaron todos los movimientos corporales hasta que la sacaron del
agua unos dos minutos después; según su propio relato, volvió a vivir todo su
pasado, a su imaginación se presentaron hasta los más insignificantes detalles
de su vida. Otro caso de la misma acción mental en que los sucesos de muchos
años se presentaron conjuntamente lo describió el almirante Beaufot, según su
propia experiencia. Había caído al agua y perdido la conciencia (Normal). En
ésta condición “surgió pensamiento tras pensamiento, con una rapidez de sucesión
que no solamente es indescriptible, sino probablemente inconcebible para todo el
que no se ha hallado en una situación semejante”. Al principio, se presentaron a
su mente las consecuencias inmediatas de su muerte para su familia; y sus
miradas volvieron luego al pasado; repitió su último crucero, otro anterior en
el que había naufragado, y sus días escolares, sus progresos estudiantiles, y el
tiempo perdido con sus juegos y aventuras infantiles. “Así; viajando hacia
atrás, cada incidente de mi vida pasada apareció ante mí deslizándose en mis
recuerdos en sucesión retrógrada; no sin embargo, simplemente delineados, como
aquí se ha establecido, sino en un cuadro completo con cada minuto y aspecto
colateral. En resumen, todo el período de mi existencia parecía estar situado
ante mí en una especie de vista panorámica; y cada acto del mismo parecía ir
acompañado de un conocimiento del bien y el mal, o de un reflejo de sus causas o
sus consecuencias. Además, muchos sucesos triviales; desde largo tiempo
olvidados, se apretujaban en mi imaginación, con el carácter de una reciente
familiaridad.”6. En éste caso; también, sólo habían
transcurrido dos minutos hasta que sacaron a Beaufort del agua”. La cercanía de
la muerte; como la extremada vejez, a veces hacen revivir en la memoria las
impresiones de la niñez, con el olvido de las costumbres más recientes. El
doctor Winslow cita al doctor Rush, el cual recordaba una afirmación del
reverendo doctor Muhlenberg, de Lancaster, EE.UU, quien “aludiendo a los
emigrantes alemanes sobre los cuales ejercía sus cuidados pastorales, observó:
“Por lo general, la gente reza brevemente, antes de morir, en su lengua natal.
Este es un hecho que he hallado en innumerables casos entre mis feligreses
alemanes; aunque apenas se les oía hablar en su lengua natal, durante su vida y
gozando de buena salud”.
1. Maury, Le sommeil et les rëves, pag. 440, citado por Du Prel, Philosophy of Misticism, Vol. 2, pag. 13, trad. del alemán por C.C. Massey, Londres, 1889.
2. Ibid, págs. 14 – 15.
3. Diseases of the Brain and Mind.
4. Op. cit., Vol. I, Págs. 92 – 93.
5. Zentralbatt für Anthropologie und Naturwissenschaft, 1863, Pág. 774.
6. Haddock, Somnolism and Psychism, Londres, 1851, Pág. 213.
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