Anexo y en éste sito en la Web, se comparte corta exposición patrocinada por la Revista Biosofía, sobre De La A a la Z Budhhi, de José Manuel Anacleto, quien brevemente expone lo siguiente:
1.- Que la triada superior o el Espíritu1,
está conformado en cada humano de la siguiente manera: 1.1.- El Padre; Vulcano o la 1º
Manifestación de Dios, simbolizada
por la voluntad y representada por el Espíritu Divino o Átmico. 1.2.- El Hijo; Cristo o la 2º
Manifestación de Dios, personificado
por el amor sabio o la intuición, que se halla encarnando por el Espíritu de
Vida o Búdico. 1.3.- El Espíritu
Santo; Jehová o la 3º Manifestación de Dios, interpretado por la actividad y
las ideas que están encarnadas por el Espíritu Humano, el Alma o el Pensamiento
Abstracto o Causal (Ver gráfica de la izquierda).
2- El cuaternario inferior; está constituido por los cuerpos2, convirtiéndose la mente (Del cuerpo mental concreto) en el foco o medio para conectar los cuerpos con el Espíritu, lo que colateralmente facilita: 2.1.- La curación, purificación y espiritualización de los cuerpos. 2.2.- Pensar, sentir y actuar con consciencia3; lo que colateralmente permitirá transmutar los condicionamientos sociales4 que se graban en la memoria5 desde la infancia hasta el presente, por el verdadero alimento del Alma que son los conocimientos6. 2.3.- Un mayor desarrollo y despliegue por entre los cuerpos; del Espíritu de Vida o Búdico, de quien proviene la real imaginación. De suerte que si se tienen los cuerpos purificados, sanos y aptos para el normal flujo de las energías espirituales; y a la vez se aprende a discernir transmutando o cambiando condicionamientos sociales por conocimientos, produciremos una mayor cantidad de razonamientos5 más elevados, impolutos y espiritualizados que coadyuvarán al crecimiento del Alma Intelectual, del Espíritu de Vida o Búdico o de una veraz y acertada imaginación (Ver gráfica de la derecha).
Cordiales saludos:
Jorge E. Morales H.
PD: Si buscas espacio seguro y amplio en la NUBE; para guardar, manejar, ver y utilizar en cualquier parte fotos, videos y archivos personales, se recomienda encontrarlo en los siguientes sitios: 1, 2, 3 y 4.
1. Átmico o Divino, Búdico o de Vida y Humano o el Alma.
2. Mental concreto o emocional, de deseos o astral y físico [Vital o etérico, químico o denso].
3. Conocimiento de causa y efecto extraído por el Alma o el Espíritu Humano, de las experiencias encaradas y superadas en todas las encarnaciones o vidas.
4. Familiares, culturales, raciales, educacionales, artísticos, deportivos, religiosos, políticos, militaristas, económicos, comunicacionales, geográficos, etc.
5. Del éter reflector, del cuerpo físico vital o etérico.
6. Buenos, útiles y verdaderos.
LO QUE SE NECESITA PARA TRANSFORMAR LA MENTE
Para que esto pueda ocurrir es necesario esforzarse.
No podemos pensar que nuestra mente cambiará si simplemente nos sentamos a
esperar que así sea. Si hacemos el inventario de los elementos negativos que hay
en nuestra mente, podemos resumirlos en tres categorías -deseo, aversión e
ignorancia- (Ver gráfica de la izquierda). Llamados también los tres venenos o
contaminantes. Durante mucho tiempo, nuestras mentes se han habituado e
inoculado estos tres venenos, que ahora están profundamente introducidos en
ellas. Por mucho que hablemos de «no tener ningún deseo», «no tener ninguna
aversión» o «no tener ninguna ignorancia»; o sea, estar libre de los tres venenos, éste es un estado que casi nunca
hemos experimentado. En realidad, no tenemos ni la menor idea de lo que se puede
sentir al estar así. Puesto que estamos tan poco familiarizados con el antídoto
que debemos fortalecer para transformar nuestra mente, necesitamos hacer un
esfuerzo proporcionalmente determinado. Si no, será muy difícil que la
transformación se haga con facilidad, o que ocurra por sí sola. Para llevar a
cabo este tipo de esfuerzo, necesitamos perseverancia y diligencia. Y antes de
que podamos desarrollar la diligencia, necesitamos contar con una fuerza de
voluntad tenaz ansiosa e inspirada, para poder decirnos a nosotros mismos: «Esto
es algo que debo lograr».
Si tenemos esta clase de incentivo en lo más profundo de nuestros corazones, seguiremos avanzando y perseveraremos a pesar de las dificultades. Una vez que hayamos entendido el peligro que significa no transformar nuestra mente, así como las cualidades y las virtudes de transformarla, tendremos las bases de una diligencia inspirada. Esto subraya la importancia de comprender; por un lado, la clase de desastres y de sufrimiento que los elementos negativos de nuestra mente nos infligen. Y por otro, la clase de beneficio que las cualidades positivas de nuestra mente pueden proporcionarnos. Si transformar la mente requiere de un esfuerzo, ese esfuerzo requiere de un interés y un compromiso; para que ese sentido de compromiso sea lo suficientemente fuerte, uno ha de sentirse motivado desde lo más hondo de su corazón. Si uno no tiene este impulso, es extremadamente difícil que algo externo o que alguien más nos obligue a transformar nuestra mente. De hecho, si lo intentaran, seguramente no harían más que empeorar las cosas. Después de todo; lo que llamamos esta mente nuestra, es una cosa muy curiosa. Por un lado, un hecho menor puede provocar un cambio en nuestras mentes. Al mismo tiempo, si alguien más trata de obligamos, por más que se esfuerce, nuestra mente sólo se volverá cada vez más terca. Pero si nosotros mismos nos sentimos motivados, tanto en nuestros corazones como en nuestras mentes, podremos seguir adelante con un esfuerzo infatigable y sin prestar demasiada atención a las dificultades (Ver gráfica de la derecha).
![]() |
El software de antivirus Avast ha analizado este correo electrónico en busca de virus.
|