El viaje por medio oriente le mostró a Albert porque su tía Elroy había sido la indicada para ser la representante del tío abuelo William. Para Albert siempre había sido una pesadilla su actuar siempre crítico, nada le parecía y todo podía ser mejorable pero puso su inventiva a trabajar para llevarle el ritmo de cuantas cosas encontró deficientes en sus recorridos. Al final del viaje habían consolidado dos ideas de negocios donde las empresas Andrew podrían tener un buen futuro.
Gracias al canal de Suez se presentaba un flujo constante de personas y divisas de diversos países. El dinero era el negocio actual de la familia y era necesario ser parte de donde se controla un buen porcentaje del trafico comercial. El otro fue el petroleo, de tener una oficina en esta zona se podría tener información de primera mano sin estar limitados a otras dependencias en el negocio que parecía ser el que dominaría el siglo XX.
Apenas había vuelto a casa y Albert ya estaba elaborando planes para dicha expansión por presión de la tía Elroy. Una prueba de fuego para dar buen uso de todas esas teorías modernas que había estudiado en la universidad. Su preproyecto se pasó al consejo, del consejo a los diversos directores y en unos meses elaboraron el proyecto, hicieron las investigaciones, crearon los modelos, aprobaron las perspectivas a las que apuntaban y tenían candidatos para encargarse de montar un par de casas de cambio y una oficina de servicios financieros destinada a servir de enlace entre los productores de medio oriente y los consumidores de América.
El tío abuelo William estaba por anotarse otro éxito y Albert no tuvo nada más que hacer que admirar como la tía Elroy había creado ese equipo. Tenía unos zapatos muy grandes que llenar y entendió porque no iba a llegar y sentarse en la silla de la presidencia a esperar que todos le rindan devoción. Iba a tener que trabajar mucho para ser digno sucesor de ella y no una presa fácil para aquellos que intenten meterle el pie.
Por fortuna Georges es muy organizado y le facilitó mucho la logística para ir de una oficina a otra para estudiar como funcionaban. No iba a pasar a la siguiente sin hacer una mejora que aumente el rendimiento. A veces era el personal, a veces la competencia, a veces la distribución de tareas, a veces era que los servicios que ofrecían eran obsoletos. No siempre se requería la misma solución y para el fin de semana estaba deseoso de escapar de los números y las evaluaciones que se internaba en el bosque en búsqueda de tranquilidad.
De vuelta en Estados Unidos Albert esperaba sentirse mejor, más en casa, pero no pudo. Se habían hecho algunos cambios en la decoración y otras remodelaciones para adaptarse a las mejoras modernas. Era difícil conciliar lo que ahora veía con sus recuerdos, mientras que en el bosque todo seguía igual y era donde encontraba paz.