Una historia de Caro, para el tema de Libro de Hechizos
Albert salió de su habitación luego de escuchar la doceava campanada del reloj de la torre, cruzando el pasillo con gran sigilo y deslizándose por las escaleras como si fuera un fantasma en su recorrido eterno. Sabía que este conticinio era idóneo para retomar la búsqueda de esa respuesta elusiva.
Creía saber todo sobre las mujeres, sin embargo su cercanía reciente y muestras de afecto lo hacían sentir a veces torpe e imposibilitado de emitir palabra. Desde aquella noche que lo había encontrado solo en el parque, amnésico y sin rumbo, supo que era la joven más valiente que había conocido. Que no le habían importado las convenciones sociales con tal de protegerlo y cuidar sus heridas de cuerpo y alma.
Pasó el tiempo y el río regresó a su cauce. Tomó su lugar como miembro de esta sociedad y recuperó ese libro secreto que había guiado a sus antepasados para cerrar tratos, encaminar a la gente hacia el bien y alejar a los que no tenían remedio. Ahora, sin embargo, aunque la tentación es grande, se resiste a usarlo para obtener lo que su corazón anhela con vehemencia.
No cabe duda que esto del amor es una cosa muy complicada.
Acercándose a la biblioteca, vio luz en el umbral de la puerta y se sorprendió al encontrar a Candy sentada en el escritorio hojeando ese libro. El librero donde siempre lo guardaba bajo llave, abierto de par en par.
¿Cómo consiguió la llave? Pensó rápidamente.
Entonces recordó que la había guardado en el bolsillo de su saco, el mismo saco que le había prestado cuando salieron a caminar después de la cena.
Ella miró en su dirección, y suspirando profundamente, se puso de pie.
“Albert, perdóname.”
Viendo su pesar, quiso tomarla en sus brazos. “¿De qué debo perdonarte?”
“Me ganó la curiosidad. Quería saber si esta llave era de este antiguo librero. Y como dicen, la curiosidad mató al gato.”
Deslizó la llave dorada sobre el escritorio.
Albert la recogió, pasando el pulgar sobre la ‘A’ estilizada.
“Mi padre me la dejó junto con ese libro de hechizos.”
“Eso lo explica todo.”
“¿Qué quieres decir?”
“Tu capacidad para aparecer de la nada cuando los chicos necesitaban ayuda, cuando estaban en peligro. Cuando yo te necesitaba. Era… simple magia.”
Albert tomó el libro. “No todo eran hechizos. George contrataba detectives. Algunas veces eran golpes de suerte.”
“Te creo, pero-“una expresión de incertidumbre cruzó su rostro. “De unos meses para acá, cada que te veo siento mariposas en el estómago. No puedo dormir porque cada que cierro los ojos recuerdo cómo se sienten tus abrazos y tus besos. Sueño despierta en ti cuando debería estar trabajando. Me dan escalofríos al escuchar tu nombre, como si estuviera a punto de caer enferma. Ahora entiendo estos síntomas. Estoy enamorada de ti.”
Albert empezó a sonreír, pero se detuvo cuando vio su expresión.
“Candy…”
Sus ojos verdes se llenaron de lágrimas. “Dime la verdad, Albert. ¿Esto ha sido un juego para ti? ¿Usaste tu libro de hechizos para que yo cayera rendida a tus pies?”
“Yo quería ganar tu amor, Candy. No obligarte a que me amaras.”
Su corazón se le fue a la garganta. ¿Albert de verdad la amaba?
“Albert-“
Su sonrisa era suave y conmovedora. “Estoy enamorado de ti, Candy. Lo he estado desde aquel día que supiste mi verdadera identidad.”
“Estás seguro que-“
“Déjame terminar,” le rogó, dejando caer el libro sobre el escritorio. “La verdad es que siempre he sido bueno para entender qué necesitan los demás, olvidándome de lo que yo necesito. Finalmente me doy cuenta que no quiero tu agradecimiento. Que no necesito la aprobación de mi familia, o impresionar a la sociedad, y no necesito las cosas que mis tutores decían que yo necesitaba. Lo que yo necesito eres tú, si me aceptas.”
“Albert, yo quiero que seas feliz.”
“Yo también quiero eso, Candy. Que seas feliz.”
Una lágrima deslizó por su mejilla y puso las manos sobre su pecho, para evitar que su corazón escapara. “Te amo, Albert. Seré tuya si aceptas ser mío.”
“Ya soy tuyo,” respondió, tomándola entre sus brazos. Sintió sus manos delicadas moldeando su cuerpo más cerca, generándole nuevas tensiones. Y cuando no pudo resistir otro segundo, Albert movió su boca y capturó sus labios con los suyos.
“Nada de hechizos, Candy,” murmuró. “Solo amor.”
(Inspirado en la página 963 del Manga)
1 Sociedad secreta
Anabelle, me encantó tu fic. Buena explicación para esos avistamientos de Albert en callejones hablando con personas de dudosa reputación. De seguro iba saliendo de ese antro.
2 Aldea embrujada
Iris, con ese collage me haces pensar que cuando Candy aceptó irse con los Legan se ganó un boleto a las aldeas embrujadas de los Andrew. Cuántas cosas increíbles le pasaron.
3 Cambiaformas
Fran, con ese tablero ¿quieres dar a entender que Albert encontró una pócima similar a la que tomó Dr Jekill para transformarse en un tipo Mr Hyde? Espero que esa otra personalidad no haya sido malvada, solo traviesa.
4 Reunión de reliquias
Anabelle, tu relato me lleva a imaginar esos cuadros de los antepasados de Albert, lástima que en el manga/anime salen muy pocos, me hubiera gustado que incluyeran uno de Albert con sus papás y RoseMarie.
5 Ermitaño místico
Lily, muy bonito fanart. Cuántas personas habrá conocido Albert en sus viajes que le transmitieron sus conocimientos y experiencia para que se convirtiera en este gran hombre que adoramos.
6 Libro de hechizos
Gracias por leer Fran, Albert brujo enamorado sin saber cómo ganarse el amor de Candy sin trucos y aquella perdida de amor.
Una Historia de Caro para el tema de Espías Superdotados
Albert regresó a sus habitaciones en el Savoy antes del amanecer. Apenas tenía tiempo para darse un baño y tomar un desayuno rápido antes de irse al zoológico. Estaba molesto consigo mismo. No había sido su intención de quedarse en el festival de mayo más tiempo de lo que requería para cerciorarse que Candy si había recibido su regalo. Se dio cuenta en unos minutos que ella había escapado del cuarto de castigo vestida de Julieta para infiltrarse en el baile y estaba a punto de retirarse, cuando fue interceptado por George con una leve sonrisa y brillo retador en sus ojos, y tuvo que acompañarlo al auto que estaba a unas cuadras del Colegio San Pablo.
Una vez dentro del vehículo, no pudo escapar del sermón.
“Habías prometido que no te acercarías al colegio, William. Pero veo que has regresado a las andadas con tus disfraces. ¿Quién se supone que eres ahora?”
Suspirando profundamente, Albert se retiró los anteojos oscuros. “¿No es obvio? Soy un espía con mi gabardina, sombrero de copa y gafas oscuras.”
“Un espía superdotado que se brinca las bardas para ver a su pupila haciendo caso omiso a las órdenes de la directora de quedarse en el cuarto de castigo, sin importar que la joven cometió una falta muy seria, insultar a la Hermana Grey.”
Albert arqueó una ceja. “¿Y cómo sabes todo eso?”
“Yo también tengo mis espías.”
El joven se ajustó las solapas de la gabardina. “Candy no merecía ese castigo tan severo. Y no estaba dispuesto a permitir que se perdiera la oportunidad de disfrutar del festival.”
“Comparto tu opinión, William,” George empezó. “Sin embargo, la señorita Candy también requiere disciplina y estudios, para que se convierta en una linda y joven dama.”
“Disciplina y estudios,” Albert murmuró viendo el paisaje londinense. “Y un poco de diversión. Por eso estoy aquí.”
“Cuando tus obligaciones te lo permitan.”
“Y que pueda escaparme de ti.”
“Puedes intentarlo. Tarde o temprano te encontraré.”
Albert soltó una carcajada. “Lo sé, somos un par de espías superdotados.”
George lo vio de reojo y no pudo evitar sonreír. “Los mejores.”
Una Historia de Caro para el tema de Capa y Espada
Una hora después de ir de compras con Annie y Patty, Candy fue admitida por el mayordomo al estudio del maestro Zachary, a pesar de la inconveniencia de la hora y la costumbre del artista de recibir solo con previa cita, a pesar del hecho que el artista estaba trabajando frenéticamente porque estaba perdiendo luz solar. El mayordomo sabía que el maestro, siempre consciente de su riqueza y posición, cultivaba amistades con la alta sociedad de Chicago.
La habitación era enorme con un librero que ocupaba una pared completa, ventanas con vidrieras de diseño otomano en la pared este, mientras que las ventanas que daban al norte en las cuales trabajaba el artista eran altas, sencillas y con barras de acero.
El maestro se volvió de su caballete cuando entró Candy, saludándola con delicada urbanidad. Sin embargo ella apenas dio las buenas tardes porque su mirada estaba en el trabajo actual del maestro- un guerrero escocés en pose imponente, su kilt confeccionado con el tartán que identificaba a su Clan al igual que su capa y espada que habían portado varias generaciones. Su cabello leonino había sido sacudido por el viento, dejando unos rizos sobre su frente y rozando sus orejas y por supuesto su cuello.
Estaba parado ahí, con esa sonrisa leve e irresistible, que Candy no pudo evitar sonreír.
“Felicidades, Señor Zachary,” dijo asintiendo la cabeza hacia el caballete. “Está hermoso.”
El hombre pudo ver en sus ojos color zafiro la admiración por su talento y arte. No era como otras mujeres de sociedad que protestaban por boberías. Su falta de sofisticación era refrescante.
“Su reconocimiento es su mejor elogio, señora. Soy afortunado que su esposo hiciera un espacio en su agenda para venir al estudio.”
“Yo soy el afortunado, A. Hace tiempo que no andaba de incógnito.” La voz divertida de Albert vino de la derecha, y un momento después emergió de un vestidor. Andaba con pantalón de mezclilla, camisa negra que traía parcialmente abierta, su piel bronceada ocultándose rápidamente de la mirada de Candy cuando se abotonó los tres botones.
‘Qué poquito duró el encanto’, pensó con un suspiro.
El pintor los invitó a tomar champaña para festejar la conclusión de la obra y aprovechó para hacer el siguiente anuncio, Albert había solicitado que hiciera un cuadro para Candy.
“El señor Andrew me ha pedido que inmortalice su belleza,” dijo, recorriendo su cuerpo con mirada incisiva. “Usted hará de mi otoño una alegría, señora, porque no hay otra cosa que amo más que pintar a una mujer hermosa y encantadora.”
Albert sonrió divertido, viendo a Candy sonrojarse. “Pienso que será una modelo perfecta para tus manos expertas, Zachary. Ella es una guerrera de capa y espada.”
7 Viaje en el tiempo al pasado
Oh sí, Albert sería el candidato perfecto para viajar en el tiempo, con sus recursos y su búsqueda constante de la aventura.
8 Celtas
Entre los ancestros de Albert tienen que haber algunos guerreros celtas. Porque Albert no le sacaba la vuelta a las pleitos.
9 Caja de pandora
Qué magia contendrá esa caja de Pandora que no ha logrado escapar porque Albert ha escondido la llave en un lugar que ni siquiera Candy podría adivinar.
10 Reencarnación
Anabelle tu fic está bello, que el destino estuviera marcado para que Albert y Candy se reencuentren en el momento correcto, me encanta la premisa.
11 Espías superdotados
Gracias por leer Fran, si esos dos son la pareja perfecta e inseparable.
12 Ángeles entre humanos
Lili tienes razón sobre que Albert es un ángel entre humanos aunque no esté cerca sabes que está al pendiente.
13 Una vez cada mil años
Muy bonito collage Iris, disfrutando de Albert en diferentes etapas de su historia.
14 Capa y espada
Cuando encontré fotos del actor Sam Heughan de Outlander con kilt, capa y portando espada, dije así me gustaría que inmortalizaran a Albert en un retrato.
15 Laberinto encantado
En serio que Candy tuvo que cruzar un laberinto para llegar a los brazos Albert, bueno el tío abuelo William.
16 Cuento de hadas
La vida de Albert y Candy es un verdadero cuento de hadas lleno de encuentros y desencuentros y por supuestos los villanos que les hacían ver su suerte.
17 Espiritus del bosque
Lili ahora sabemos porque Albert pasaba tanto tiempo en el bosque, ¿cuánto secretos le habrán revelado?
Una Historia de Caro para el tema de Inmortales
Albert regresó de su último viaje donde había visitado una biblioteca especial que supuestamente albergaba lo que necesitaba. Luego de ordenar que no fuera molestado a menos que no fuera una emergencia, subió rápidamente a su habitación cerrándola con llave.
Abrió su portafolio y sacó el antiguo manuscrito escrito en latín. La traducción de esta cura no sería problema. Una de las ventajas de ser inmortal era la habilidad de viajar por todo el mundo, viviendo en diferentes lugares, aprendiendo su idioma y sus costumbres. Siendo testigo de cómo cambiaban las personas, los lugares y las cosas.
Albert ha vivido en muchos lugares en sus casi cuatrocientos siglos. Después de todo, moverse era la única solución de los inmortales cuando el resto empezaba a envejecer y así no levantar sospechas. Conociendo mujeres encantadoras a las cuales solo podía ofrecerles relaciones placenteras aunque efímeras. Estaba convencido que era mejor vivir sin ataduras del corazón. Sin embargo, ahora tiene una razón para usar este remedio contra la inmortalidad.
Candy. Su adorada Candy.
Albert se dejó caer sobre la cama. “Si quiero casarme con ella, no puedo ir a ella como soy. Candy no debe saber la tortura de envejecer mientras yo sigo igual. Y no quiero perderla o verme obligado a seguir viviendo cuando ella envejezca y muera. Tengo que cambiar por ella.”
Imaginando su próximo encuentro con ella, pronto se quedó dormido soñando en el día que la cortejaría como ella se lo merecía.
Candy terminó su turno en el hospital. Había trabajado toda la noche, actualizando expedientes de pacientes. Al día siguiente después de un sueño reparador, se dirigió a la biblioteca para retomar su investigación sobre sus orígenes y compararlo contra los documentos obtenidos en el registro civil y la biblioteca pública.
A pesar de que la señorita Pony y la hermana María le habían entregado la carta que venía en la canasta cuando la encontraron afuera del Hogar de Pony, no lograba asimilar que esa ‘extraña’ condición fuera la razón de que hubiera sido abandonada. Que dicho cambio se presentaa en algunos miembros de su familia con el estímulo apropiado.
¿Cómo podía ser verdad? Se preguntaba, tratando de dominar el miedo. Y si lo fuera, tarde o temprano se vería obligada a dejar la ciudad para no levantar sospecha.
Y eso significaría alejarse de Albert para siempre.
Cruzando el umbral, se detuvo al descubrir que había alguien más ocupando el recinto.
“Eres tú,” murmuró, su corazón acelerándose.
“¿Mmm?” Albert dijo, sentado en su escritorio, levantando la mirada. “Candy, ¿cómo has estado?”
“Bien, gracias,” respondió. “¿Cómo estuvo el viaje? ¿Encontraste lo qué buscabas?”
Qué platica tan trillada, pensó ella. Cuando todo lo que deseaba era correr a sus brazos como antes, y que esta vez no la dejara ir.
“¿Perdón?” Candy preguntó al darse cuenta que le había hablado y no había escuchado.
Albert, incapaz de resistir su necesidad de estar cerca de ella, se movió hacia ella. “¿Por qué me preguntas si no quieres saber?” preguntó, tocándole la nariz con el dedo índice.
“Supongo que buscaba una excusa para captar tu atención,” contestó, y entonces se ruborizó con sus palabras reveladoras.
“Yo encantado de dártela,” murmuró, distraído por sus mejillas sonrosadas.
“¿De verdad?” lo cuestionó, pensando cómo la había ignorado por semanas antes de su viaje al Lejano Oriente.
Albert sonrió. “Por supuesto, pequeña, aunque mi investigación debe ser primero.”
“Nunca has querido decirme qué andas investigando,” dijo, pensando que si ella lo ayudaba encontrar eso, entonces tendría tiempo para ella.
“No te vayas a reír de mis excentricidades. Últimamente me han dado curiosidad los temas esotéricos. Dicen que hay una cura, un procedimiento para que un ser inmortal se convierta en mortal. Me gustaría encontrarla.”
Candy abrió los ojos desorbitados. “Albert… yo también la ando buscando.”
“Pequeña, ¿qué estás diciendo?”
Ella le mostró su propia investigación, incluyendo la carta que había escondido la señorita Pony todos estos años esperando el momento adecuado para entregársela.
‘Su nombre es Candice White. Ella pertenece a una familia de rancio abolengo y gran fortuna que guarda un gran secreto- son inmortales. El cambio, cuando aparece en un miembro de la familia, ocurre durante la adolescencia con el estímulo adecuado. Si nuestra pequeña se convierte en una inmortal, rogamos que tenga la fuerza interior necesaria para vivir una larga vida con un futuro incierto. Por favor, cuídenla mucho.’
Albert entonces le contó su propia historia. Que también pertenecía a una familia de inmortales. Y le mostró el viejo manuscrito que encontró en su viaje. “Desde mi presentación oficial como jefe de esta familia, empecé a buscar el remedio para cambiar.”
“Y la has encontrado.”
“Así es.”
“Y pretendes usarla.”
Albert asintió y entonces movió la cabeza en negación. “Ansiaba ese cambio, pero ahora...”
“Albert, yo-“
“Candy, a menos que tú quieras regresar a lo que eras, yo encantado de esquivar esta tentación. Porque cuando empecé mi búsqueda, mis sentimientos no estaban claros. Y cuando lo fueron, pensando que eras mortal, creció mi determinación de encontrar este remedio.”
“Albert, ¿qué tratas de decirme?”
“Nunca podría aceptar ver a la mujer que amo envejecer, ayudarla a morir, mientras yo aparentaba ser joven.”
Sus ojos se abrieron levemente ante su admisión. ¡Albert la amaba!
“Yo también te amo. Te amo tanto, que la sola idea de alejarme de ti me rompe el corazón.”
“Candy,” murmuró aliviado, tomándola en sus brazos para besarla como lo había deseado por tanto tiempo.
“Pero ahora que sé de tu condición, la vida eterna ha adquirido otro significado. Pero si quieres que tomemos el remedio-”
Candy pensó por unos instantes en el posible cambio, regresar a la comodidad de lo conocido, la seguridad de los valores tradicionales y una vida finita. Entonces pensó en la posibilidad de viajar, de conocer nueva gente y nuevas costumbres, de vivir lo suficiente para aprender muchas cosas. Todo eso a lado de Albert.
“Albert,” dijo, deslizando las manos alrededor del cuello masculino. “Puede que llegue el día que desee terminar este ciclo… en un futuro muy, muy lejano. Yo te avisaré.”
19 Vacaciones sospechosas
Iris me hizo recordar con su collage sobre la escena donde Poupee saltó del tren y Albert fue tras ella. De solo pensar que podríamos haber perdido al wero, uff.
20 Elfos
Lili ya le diste una idea de disfraz a Albert para la próxima fiesta de día de brujas, le queda perfecto.
21 Alma errante
Fran, esa alma errante que todas las noches recorría la mansión, unos pensando que buscaba un tesoro perdido o quizás venganza por una supuesta ofensa. Y Candy materia dispuesta para creer los relatos.
22 Encontrar el complemento de tu poder
Fran, ¿encontrar un complemento de tu poder? En el caso de Albert podría ser su sonrisa, sus brazos abiertos para ti, bueno para Candy. Qué afortunada de tenerlo a su lado.
23 Inmortales
Gracias Fran, eso de la inmortalidad es tema recurrente entre los Highlanders, aquí por restricciones de tiempo pero me hubiera gustado incluirlo como una explicación de por qué el tío abuelo William no aparecía en público, para que no se dieran cuenta de que no envejecía.
24 Poderes elementales, aire, agua, tierra, fuego
Iris muy bonito collage aunque de los cuatro elementos creo que aire es el predominante en Albert por su necesidad de ser libre como las aves buscando su propio destino.
25 Raza antigua
Iris creo que tu collage significa que Albert quería escapar de esa vida predestinada e inflexible que sus mayores querían imponerle, y que con el paso del tiempo logró encontrar el balance perfecto entre seguir los lineamientos y disfrutar de la vida.
Una Historia de Caro para el tema de Amuletos de Protección
Albert y Candy subieron a sus habitaciones luego de despedir a los últimos invitados de del festejo por el acuerdo con el caudillo revolucionario, de respetar las grandes extensiones de tierra de la familia Andrew en el estado de Chihuahua.
Con el inicio de la Revolución Mexicana, los inversionistas estadounidenses que habían tenido buena relación con Díaz empezaron a preocuparse que sus inversiones fueran tomadas o nacionalizadas por líderes revolucionarios que buscaban redistribuir tierra y riqueza entre sus adeptos. Y el gobierno de Estados Unidos intervenía con frecuencia para proteger los intereses de sus compatriotas, algunas veces ejerciendo presión diplomática sobre diversas facciones revolucionarias.
El caudillo que había puesto el ojo en las tierras y cabezas de ganado de los Andrew, había concedido una entrevista exclusiva a Albert para llegar a un arreglo, y eso solo porque había escuchado y sido testigo del trato justo que recibían los trabajadores de las haciendas por parte de los capataces, incluso del propio García que había cambiado radicalmente luego de su interacción con la futura señora Andrew.
Salió del baño y vio Candy sentada en el tocador cepillándose el cabello.
“Te traje un regalo de cumpleaños, Candy.”
Candy se le quedó viendo a través del espejo. Traía un pijama azul cielo. Su pelo estaba húmedo, sus ojos alegres y brillantes.
Una sonrisita se formó en sus labios. “Bertie, mi cumpleaños fue en mayo.”
“En ese caso, es un regalo de bodas.” Fue a su valija de la cual sacó una cajita envuelta en papel de estraza.
“¿Qué podrá ser?” le preguntó con una sonrisa.
“Sólo hay una manera de saberlo.”
El regalo resultó ser un hermoso joyero de madera tallada con motivos florales y detalles ornamentales de alta calidad y singularidad. Dentro había una bolsita de terciopelo negro.
Candy jaló las correas de la bolsita y formó una pequeña ‘o’ con sus labios al ver su interior.
“Es un llamador de ángeles,” dijo complacido. “Esta esfera redonda es de plata pura y emite un sonido armonioso cuando es agitada.”
“Albert… está hermoso. ¡Gracias!”
Agitó la cadena y escucharon el sonido suave que recordaba a las campanas.
“Es encantador. ¿Me ayudas?”
Se paró detrás de ella para asistirla con el cierre de la joya. Entonces puso las manos sobre sus hombros y se vieron en el espejo por unos instantes.
“Los llamadores de ángeles son más que simple joyas.” Sus pulgares haciendo pequeños círculos sobre su piel suave mientras hablaba. “Son amuletos de protección, su sonido avisa a nuestro ángel que necesitamos de su guía y protección. Dice una leyenda que nos transportan a antiguas culturas que creían en la conexión entre los humanos y los seres divinos.”
“Albert, espero que hayas tenido tu propio amuleto de protección en tu viaje.”
“Por supuesto.”
Candy le dijo cuánto lo había extrañado, cuánto lo había necesitado, lo feliz que estaba que las cosas salieran bien en su viaje a México. Puso la mano sobre su pecho desnudo y sintió el latido de su corazón, la tensión de los músculos debajo de esa piel tibia. Levantó la cabeza y lo vio a los ojos.
Albert le tocó la mejilla, su pelo. Cuidadosamente, mientras observaba sus ojos, bajó la cabeza y tocó su boca con la suya.
Ella aceptó su beso suave. Abrió sus labios y pronto lo convirtió en algo cálido y delicioso.
Él se carcajeó, y con una risa profunda y llena de promesa la tomó en sus brazos para llevarla a la cama.
26 Subasta de sirvientes especiales
Podría ser una subasta para juntar fondos para beneficencia donde la condición es que Albert sea el sirviente especial o asistente personal de la ganadora por una corta temporada y por supuesto ella no le quitaría los ojos de encima.
27 Torneo mágico
Yo quiero asistir a ese torneo mágico para ver competir a Albert y echarle porras, estoy segura que saldrá vencedor. Me gustan las imágenes que usaste para el tablero.
28 Highlanders
Albert se ve muy apuesto con kilt. El color verde le favorece a nuestro muchacho.
29 Amuletos de protección
Gracias por leer Fran, estoy asumiendo que conservaron sus propiedades después de la revolución. Pero si le falló al no enviarnos aunque fuera por telegrama para ir a darle la bienvenida. Candy en serio es afortunada de tener a ese ángel dorado.
30 Viaje en el tiempo al futuro
Capaz que es otro secreto de nuestro Albert que en realidad es un viajero en el tiempo y el pobre sufre porque no puede intervenir en el hilo del tiempo, aunque que ganas no le falten.
A todas las participantes gracias por compartir su talento, ojalá la musa siga con ustedes.
Caro
Qué historia tan entretenida, hubiera sido genial preenciar algo así en el anime. Felicidades para Anabelle
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