El señor López caminó con la presteza que sus tantos años le permitían, lentamente llegó hasta la antigua fuente mayormente olvidada por muchos, a pesar de ser parte de un hermoso paraje del jardín. No era la primera vez que le veía en ese sitio, aún antes de fallecer el Sr. Andrew, para el señorito William era un lugar de su especial preferencia, sin embargo, los otrora instantes de bulliciosa felicidad se tornaron en momentos de silencioso llanto, pesadumbre y añoranza. Perder a un ser querido es algo devastador, cuanto admiraba el viejo jardinero, al niño que, apartándose del resto de la familia se permitía desahogar su tristeza para no preocupar , sobre todo a su hermana de frágil salud.
Nunca antes se había dirigido a él, más allá de responder un saludo, una cordial sonrisa o contestar alguna pregunta del curioso niño, pero ahora quería ofrecerle algo de consuelo. Habían transcurrido varios meses desde el deceso, tiempo, en el que el muchacho adoptó como su refugio de duelo el apartado paraje.
- Las lágrimas nos limpian de adentro para afuera, no tema llorar, son un descanso para el alma. –le dijo, mientras el pequeño se secaba la cara con la manga de la camisa.- Dese el tiempo, el que sea necesario y la sonrisa volverá.
Willian negó con la cabeza, con los ojos anegados contestó pesimista. – No volveré a ser feliz nunca.
-¿Me permite que le cuente una historia? – Ante el silencio del muchacho, Don José dio inicio al relato.
“Cuentan en un pueblo alejado, un señor al que todos llamaban Pepe. Hacía mucho tiempo que Pepe se encontraba muy triste, nada lo hacía sonreír, había perdido el brillo de su mirada. Siempre iba encorvado, arrastrando sus pies y mirando hacia abajo. Un día se le acerca una vecina con la buena nueva de que había llegado al pueblo un misterioso boticario, conocido mundialmente por vender pociones mágicas para ser feliz. Descreído, desanimado, pero con un poquitito de esperanza Pepe fue caminando con su pesar a cuestas hacia la tienda. Abrió la puerta, se dirigió al mostrador y sin perder más tiempo le preguntó al boticario: - ¿Venden aquí alegría? - ¡Claro que sí buen hombre! - le contestó el boticario mientas corría enérgicamente a la trastienda. El tendero volvió enseguida y dejó encima del mostrador una botella transparente, aparentemente vacía. La envolvió cuidadosamente y la introdujo en una hermosa y colorida bolsa de arpillera. - Aquí tiene - le dijo, ofreciéndole la compra con una inmensa sonrisa. Pepe le pagó y salió de la tienda con la sensación de que lo habían estafado. Cuando llegó a su casa, lentamente, sacó la botella de la hermosa y colorida bolsa de arpillera, rompió el envoltorio y descubrió dentro de la botella un papel en el que decía: Cuando lo embargue la tristeza, siga las instrucciones: 1.- Quitar el tapón y aspirar profundamente el aire de la botella. 2.- Taponar inmediatamente la botella. Se recomienda no hacer más de una aspiración al día. Ojo que puede ocasionar empacho de felicidad. Pepe decide seguir cuidadosamente las instrucciones. Destapó la botella y aspiró con fuerza. - Fiuuuuuuuuuuuu. Rápidamente, siguiendo las instrucciones, tapó la botella. A los pocos minutos empezó a sentirse muy contento. Cantaba y bailaba dando vueltas por toda la casa. Y estaba tan alegre que hasta salió a la calle para hablar con sus vecinos. A la hora de regresar, el efecto milagroso se iba pasando y, poco a poco, la tristeza iba apareciendo. Sin embargo Pepe se acostó pensando que hacía años que no se había sentido tan feliz. Al día siguiente, nada más despertar, destapó la botella y aspiró con mucha fuerza tapándola inmediatamente. - Fiuuuuuuuuuuuu. Al momento, le entró apetito: se exprimió unas naranjas y untó unas tostadas con mermelada casera de ciruelas, que le supieron a gloria. Se puso de muy buen humor. Se bañó y lo mismo que el día anterior empezó a cantar y bailar demostrando toda su alegría. No fue hasta el anochecer cuando notó que de nuevo la tristeza se apoderaba de su ánimo. A pesar de saber que no debía hacerlo, fue a buscar la botella, la destapó y aspiró con todas sus fuerzas tres veces seguidas. - Fiuuuuuuuuuuuu, fiuuuuuuuuuuuu, fiuuuuuuuuuuuu. Al momento, comenzó a reír cómo un loco. No paró de bailar, cantar y reír en toda la noche, hasta que estuvo tan cansado que cayó embriagado. No despertó hasta el atardecer del día siguiente. Efectivamente, había tenido un empacho de felicidad tan grande que estaba exhausto, le dolía la cabeza, el cuerpo y no recordaba nada de lo que había pasado. Se sintió tan mal, que decidió seguir las instrucciones y aspirar el aire de la botella solo una vez. - Fiuuuuuuuuuuuu. Ahora, solo una vez. Y de nuevo se puso muy alegre contagiando a todo el que veía. Así estuvo un tiempo. Fueron pasando los días y cada vez tenía menos necesidad de aspirar el aire de la botella, La tristeza fue transformándose en su amiga, ya no le tenía miedo, ya no lo paralizaba. La tristeza iba y venía y Pepe lo sabía. También sabía que cada vez que la tristeza venía era para contarle algo, así que simplemente la escuchaba con mucha atención y con ternura. Pepe había aprendido que la tristeza y la alegría son parte de la vida. Son como semillitas que tenemos dentro y que cada día podemos elegir cual regar. Y en caso de ser necesario podía recurrir a su botella cada vez que lo necesitara, la cual tenía muy bien guardada en la bolsa colorida de arpillera”. *
Cómo ve, señorito William, la tristeza es parte nuestra existencia y aunque pudiéramos comprar la alegría, esta no dura para siempre, debemos aprender a convivir con ambas, pero no dejarnos embriagar por ninguna. Dele tiempo al tiempo y cuando el recuerdo ya no duela tanto, esas lágrimas serán de alegría por haber tenido la bendición de conocer a tan bellas e inolvidables personas.
El rubio niño se echó en los brazos del anciano, sonrió con dulzura dándole las gracias y salió corriendo rumbo a casa, se sentía más tranquilo, eso le bastaba para dar buena cara y asistir al compromiso de la cena familiar, que en conmemoración de su noveno cumpleaños se celebraría.
*La botella de la alegría.
María Fernanda Blanco Cultivar la Alegría Noviembre 2019
Esta a punto de entrar a otra etapa de su vida y los cambios que vendran con elloLuz
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