En estos 2 años, una de las cosas más divertidas que ha descubierto es que, los pies no solamente sirven para meterse el dedo gordo en la boca, también son útiles para caminar e incluso para correr, aunque de vez en cuando pierda el equilibrio.
Se ha vuelto experto en el juego de “atrápame si puedes”, le causa tanto gozo ver cuantos se unen al juego corriendo tras él, pero no entiende la cara de congoja de la servidumbre, será porque no pueden meterse debajo de los sillones de la sala de té, o saltar tan alto sobre ellos, es una pena que no quieran entrar en la chimenea y acompañarlo, hay suficiente espacio y que me dicen de escaparse a la cocina y sacar cuantos trastos se puedan de los anaqueles bajos.
Debe reconocer que alguna vez le han ganado la partida, como en aquella ocasión que se escabulló a la biblioteca, he intentaba trepar la escalera, no precisamente para bajar un libro, si no que, ese artefacto tan alto resultaba muy llamativo e imposible de ignorar. En vano intento por subir al primer peldaño, lo encontró George, justo a tiempo para evitar que se fuera de espaldas.
Su ímpetu de exploración era tal, que Pauline temía el momento de sacarlo a pasear por el jardín, no por que el bebé fuera mal portado, al contrario, pero tenía tal energía que no había manera de mantenerlo entretenido en una sola cosa, todo era motivo de curiosidad para el niño, el sol, las ardillas, las aves, el viento, las flores, etc. En particular los árboles le llamaban la atención y la luz del sol colándose entre las ramas; ante este panorama Pauline suspiraba con resignación, pues de seguro algún día, lo encontraría trepado en un árbol, investigando nuevos territorios.
Las travesuras del pequeño William eran de regocijo para todos, incluso para la señora Elroy, por más que lo disimulara, hasta una sonrisa se le escapó, al verlo dejar plasmadas sus manitas llenas de hollín en la pared de la sala.
Después de la siesta, el niño permanecía en su habitación recreándose con sus juguetes, o bien hojeando libros mientras Rosemarie le leía cuentos, suelen pasar la tarde departiendo juntos.
Su bebé entra a su segundo año y se convierte en un niño pequeño, gatea con mucha fuerza, empieza a caminar, hasta habla un poco. Explorar las fronteras establecidas por sus reglas y sus propios límites físicos y de desarrollo ocupará mucho de su tiempo para los siguientes años.
A continuación encontrará otros logros importantes que debe observar.
Logros en sus movimientosEstoy segura que es un torbellino, tratando de conocer y descubrir el mundoLuz
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