Los ancianos del consejo siguen vaciando sus escaños pero los que restan aun votan unánimemente sobre la falta de preparación de Albert para enfrentar el embate que organizarían ciertas ramas de la familia por haber sido confundidos con la trama que se urdió para proteger al joven patriarca.
Sin embargo se le ha dado más agencia en la toma de decisiones que conciernen a la parte familiar, algunas son fáciles como que sus sobrinos construyan portales en la propiedad de Lakewood. Otras no tanto, como aceptar que el esposo de su prima Janice era el más apto para dirigir la avanzada para Medio Oriente. Debido a que no se podía sostener que sus hijos alcanzaran un buen nivel de educación allá, Alistair y Archibald se suman a Anthony al ser puestos al cuidado de la tía Elroy, quién ahora tenía bajo su responsabilidad nuevamente educar a la más joven generación de los Andrew.
No se siente del todo cómodo siendo quien determine el futuro de cada miembro de los Andrew. La sola idea de haber reorganizado la existencia de esta familia lo agobia. Tardará muchos años en pensar en formar una propia y muchísimos más para tener hijos, pero espera hacerlo mejor que como lo hicieron con él. Que cuenten con todas las alternativas para que ellos mismos elijan como afrontar su destino.
En algo puede darles la razón a los ancianos, solo el tiempo puede darle la preparación necesaria para no actuar precipitadamente y verse envuelto en situaciones que van más allá de su conocimiento. Como le paso con Pouppe, su mascota, que también es un zorrillo, que nadie en su sano juicio tomaría por animal de compañía. Pero lo hecho, hecho está, ahora que la ha malcriado no la puede regresar a su estado silvestre. No estaba en sus planes conservarla, pero su gran fascinación por los animales ha hecho que se ocupe de algunas de sus heridas cuando los encuentra en el bosque presos de las trampas o por otros ataques o accidentes.
En cuanto encontró el nido tuvo la intuición de que si no encontraba a la madre, los 5 bebes que lloraban de hambre y de frío no iban a sobrevivir así que recogió a los cachorros y los llevó a un lugar seguro. Por desgracia habían sido abandonados más tiempo del que calculó y solo una sobrevivió de la camada. Con el deber moral de que al salvar su vida ahora debía ocuparse de que la viviera bien, la llevó consigo mientras requería alimentación artificial.
En medio de viajes y escenarios diferentes, no tuvo tiempo ni el conocimiento para enseñarle como ser un zorrillo y ahora ambos se habían apegado el uno al otro para intentar cualquier otra cosa. Fue la compañera que tuvo para celebrar sus 24 años y la pasaron muy bien.