William Albert envió la única invitación para su cumpleaños 15 a Lakewood. Solo Rosemary y Anthony lo conocían fuera de su círculo de tutores y sirvientes, pero ellos no se mezclaban con sus tíos y demás ancianos que conocían el secreto. Así que tenía una comida formal con los mayores y se permitía organizar algo más relajado con música, juegos y sorpresas con el resto del personal.
El magnifico trío, como le gustaba definirlos, compuesto por Georges, Rosemary y Albert, había estado en esas dos reuniones desde que fue nombrado sucesor de su padre. Sabía que Anthony no podía de momento ser parte de esa peculiar pandilla pero esperaba que en unos años, cuando desarrollara suficiente capacidad de discernimiento para guardar secretos, lo incluyeran.
Ideas fueron y vinieron sobre como iba a ser la estancia de Anthony y como evitarían que viera a Albert, sobre todo en una fiesta, finalmente Rosemary acordó que una fiesta de mascaras sería algo novedoso y quizá confundirían lo suficiente al niño para que no lo relacione con aquel muchacho por el que estuvo preguntando algunos meses después de su partida a Lakewood hasta que finalmente lleno su mente con las nuevas cosas que lo rodeaban.
- Probablemente a la tía Elroy no le va a gustar - contarle todo a Georges siempre era el primer paso de cualquier acción que Albert fuera a emprender. No solo porque era como su hermano sino porque nadie mejor que él para organizar y anticipar los problemas.
- Aun estamos a tiempo de cancelarlo - respondió Georges con su habitual impasibilidad.
- No. Cuando era niño debía ceder y someterme a todo lo que los ancianos dicen, pero no llegaré a tomar el papel que ellos quieren si solo soy un muñeco en sus manos.
- Haz lo que debas hacer, ellos no vivirán lo suficiente para estar tras de ti y te verás en medio de gente que no conoces y no sabes como confiar.
- ¿Qué me dices de ti?
- Fue deseo de tu padre que velara por ti y acepté encantado porque era una razón muy solida para permanecer cerca de ti y de tu hermana, que han sido la única familia que he conocido. Tienes mi fidelidad ahora, pero una vez que tengas el poder a lo mejor llegues a ser como uno de los ancianos del concejo a quienes tanto acusas.
- No quiero ese poder, de tener la capacidad de elegir me encauzaría al estudio de la naturaleza.
- Tomaste ya una decisión con la fiesta, mantente firme y sobre todo enfrenta las consecuencias de tus acciones.
- Me espera un futuro lleno de peleas ¿no?. Tal vez deba hacer algo de box y esas artes marciales que practicas.
- Tu bromeas, pero una de las máximas de un peleador es que te enfrentas solo a tus iguales, nunca usarás ese poder para someter a alguien que está en desventaja frente a ti. Eso sería abuso. Espero lo entiendas y lo respetes.
- Poder, poder, poder. Creo que hace más daño que bien.
- Me gusta que pienses eso. Tendrás en tus manos responsabilidades sobre muchas familias y por eso los ancianos son tan estrictos. No se trata de controlar lo que te rodea sino tengas control sobre ti. Creo que estás listo para entrenar artes marciales.
- ¿En serio? ¿Cuándo empezamos las lecciones?
- Serán mi regalo de cumpleaños, así que serán después de que Rosemary y Anthony regresen a casa. Además de que vas a estar tan adolorido.